Nocte pluit tota

A pesar de mi escasa formación clásica[1], la persistente lluvia de estos días, y especialmente en las últimas horas, me ha recordado aquella hermosa historia vinculada a los versos latinos que encabezan este escrito. La cuenta Tiberio Claudio Donato.

Nocte pluit tota: redeunt spectacula mane.
Divisum imperium cum Jove Caesar habet.

(Llueve toda la noche: por la mañana se reanudan los espectáculos.
César tiene su imperio  compartido con Júpiter.)

Estos dos versos, anónimos, (un dístico) aparecieron una mañana de sol radiante en la puerta del palacio del emperador Augusto,  después de que hubiera llovido torrencialmente toda la noche, presagiando que habría que suspender unos juegos en el Circo. El emperador los elogió y quiso saber quién era el autor. Un poeta mediocre, Batilo,  se los apropió diciendo que eran suyos y fue agasajado.  Virgilio, su verdadero autor, debajo de los dos versos escribió, sin que nadie lo viese, otro verso que decía:

Hos ego versículos feci, tulit alter honores.

(Estos versos los hice yo, otro se llevó los honores).

Y a continuación escribió el principio de otros cuatro versos que empezaban así:

Sic vos non vobis……  (así vosotros no para vosotros…..)
Sic vos non vobis….
Sic vos non vobis…..
Sic vos non vobis……

Los cuatro hemistiquios eran ininteligibles si no se completaban. De esta manera desafiaba al poeta plagiador, Batilo, a que los completara. Augusto lo mandó llamar para que así lo hiciera pero no consiguió hacerlo, quedando en ridículo. Entonces Virgilio, su autor, los completó del modo siguiente:

Sic vos non vobis mellificatis, apes;
Sic vos non vobis fertis aratra, boves;
Sic vos non vobis nidificatis, aves;
Sic vos non vobis vellera fertis, oves.

(Así vosotras, no para vosotras, hacéis la miel, abejas; así vosotros, no para vosotros, lleváis los arados, bueyes; así vosotras, no para vosotras, hacéis los nidos, aves; así vosotras, no para vosotras, lleváis los vellones, ovejas).

De esta manera quedó demostrado que era Virgilio el verdadero autor de los siete versos. Algunos consideran apócrifa o falsa esta anécdota. Otros consideran que es histórica como aparece en la Vita Donatiana de Virgilio. En cualquier caso son unos hermosos versos y una historia propia de aquel gran poeta, por lo demás amigo y protegido de Augusto y de Mecenas.

[1] Obtenida en los antiguos planes de estudio que incluían la cultura y lenguas griega y latina, más acentuada aún por mi permanencia durante 10 años en el seminario diocesano de Orihuela.