VI Perimetral de Benissa (25-Marzo-2017)

La perimetral de Benissa es una carrera emblemática de la provincia que lleva ya 6 ediciones. Es una carrera de playa y montaña. Durante mucho tiempo ves el imponente Peñón de Ifach y el mar, sientes su brisa, pero al subir un collado y pasar al otro lado, estás en el interior, donde no sopla el viento y el calor aprieta. Y así te pasas toda la carrera, playa, montaña, playa, montaña.

Es una carrera tremendamente técnica, de lo más duro que puedes encontrar por aquí. Mucha piedra y subidas muy fuertes como al pico de la Sierra de Bernia, donde hasta un poco de escalada te toca hacer.

Este año 2017 fueron 74 km aunque cada año van cambiando un poco el recorrido. Yo los corrí como preparación para el UTMB como toma de contacto con la larga distancia después de unos meses tranquilos porque 2016 fue un año muy duro. Tardé 14h 20 min, 14 horas junto a Ramon García Ferrer un Master del universo al que agradezco tirar de mi cuando hizo falta.

Y enhorabuena a todos mis compañeros Cristian Aracil, Josemi Pérez Gomis, Elías Manchón López, Sergio García Ferrer y Ana Nevado Berenguer por su espectaculares carreras. Sobre todo a Sergio por su tiempo estratosférico y a Ana por demostrar día a día que no tiene techo.

Un saludo,
David

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Sergio VETERANO 11:17:05 43 20
Josemi VETERANO 11:59:01 60 27
Christian VETERANO 12:12:32 67 32
Ana VETERANA 12:31:52 79
Elías VETERANO 12:44:34 92 41
David 14:23:24 149
Ramón MASTER-M 14:23:24 150 12

Ultra Trail de les Valls d’Àneu (2-Julio-2016)

En 2015 me retiré con una sensación agridulce. Hasta el km 64 en Isil, donde me retiré, la carrera fue tremendamente dura tanto por el terreno es sí mismo como por la climatología: mucho calor, mucha lluvia y mucho granizo. En Isil me esperaban mis padres, y una vez con ropa seca y estómago lleno me dije ¿por qué me estoy retirando? Tengo ganas y fuerzas para continuar. Cierto es que ahora sé que quedaba un infierno por delante, pero esas no son formas de retirarse. Hay que hacerlo solo por causas que impidan llegar a meta, no por haber pasado un mal rato.

los 5 de vall daneuDesde el día siguiente de la retirada, después de haberme lamido las heridas, sabía que volvería, así que solo había que ir tirando anzuelos poco a poco para conseguir compañeros de viaje.

El primero en picar fue Sergio, atraído por la tecnicidad de la prueba y después Ángel, compañero de aventura en 2015, que se hizo mucho de rogar. Y al final se unieron Cristian y Hortensia. Así que hicimos un grupete de lo más variopinto y nos fuimos los 5 para Esterri d’Àneu.

Pero todo empezó mucho antes…

El 9 de enero nació Jurek, mi segundo hijo, y sabía que preparar la temporada iba a ser complicado. Lo primero fue buscar un entrenador que me permitirá maximizar el rendimiento del poco entrenamiento que iba a poder realizar. No quería malgastar esfuerzos sin saber que esa era la mejor forma de mejorar mi forma física. Así que después de darle vueltas me puse en manos de Benjamin Maestre.

El entrenamiento implicó cambiar los horarios, la forma de entrenar, la alimentación… La única forma de conciliar la vida familiar fue entrenar de 6 a 8 de la mañana, mientras el resto de la familia dormía, o lo intentaba. Además hicimos una pretemporada de fuerza, muchas más salidas pero más cortas, para acumular kilómetros semanales, introducimos los mesociclos y finalmente alimentos como la remolacha 😉

mochilaLos días antes de una prueba como esta se prepara la mochila, con mucho cuidado y atención. Como teníamos dos bolsas de vida, era todavía más complicado. Requiere planificación y visualización de la carrera. Además la climatología puede cambiar de una hora para otra, así que hay que tener en cuenta muchas variables. En fin todo un arte que se refleja en esta foto.

Llegó el día y sabíamos que estábamos muy fuertes, mucho mejor entrenados y más confiados. La carrera era diferente al año anterior, la nieve casi nos obliga a llevar crampones e hizo modificar el recorrido haciendo la carrera sensiblemente más dura, más kilómetros, más desnivel y terreno más complicado.

13537667_10209621242347317_4971515840536607972_nDesde los primeros kilómetros los cinco que íbamos nos separamos. Nos íbamos cruzando en los primeros avituallamientos, pero prácticamente desde el km 20 no volvimos a vernos.

La carrera es sencilla hasta que empieza el km vertical. Hasta allí el terreno es cómodo y todavía están intactas las fuerzas a pesar de los 2000m de desnivel positivo que acumulas casi sin darte cuenta. Pero en el km 25 llega el primer muro, 1200 d+ en 4km. Una subida al cielo por una pared vertical a través de un prado sin senda definida. Miras hacía arriba muchas veces y ves a gente intentando encontrar la mejor senda para llegar al final de esta montaña. Después de 2h sin descanso, llegué arriba, me senté, respiré, comí y disfrute del tremendo paisaje que dibuja la cresta de la montaña. Guarde los bastones, uno de ellos ya roto desde el km 18, aunque puede seguir utilizándolo, y empecé el sube y baja por la cresta de la montaña. bajada despues de la bonaiguaComparé el tiempo con el año pasado, 15 min menos, pero sobre todo mejores sensaciones y hacía mucho menos calor.

En el avituallamiento del km 30 en Coma Negra me puse a hablar con un chico con el que me iba cruzando en los avituallamientos anteriores y después de cruzar varias varias conversaciones nos dimos cuenta de que al año pasado ya hicimos parte de la carrera juntos y nos retiramos juntos. Seguimos cada uno a nuestro ritmo, pero la montaña nos iba juntando hasta que finalmente decidimos unirnos hasta el final de la aventura. Sinceramente creo hicimos un equipo perfecto, cuando a mi me fallaban las fuerzas él tiraba de mi y viceversa.

13584954_1742549296001175_311505616611806163_oDespués de una larga bajada por preciosos parajes llegamos al Port de la Bonaigua, que a estas alturas ya se estaba escondiendo entre la niebla. Llegué casi 2h antes que el año anterior. Cogí la bolsa de vida, me cambié por completo, rellené los bolsillos de geles, me abrigué un poco y otra vez a la carrera.

Aquí empezaba el recorrido diferente al año anterior, y claro, no iba a ser más sencillo. Bien es cierto que ni llovió ni granizó, pero a cambio nos metieron un par de repechos de 200m de regalo. Justo antes de llegar al refugio de Arioto tuve una pequeña pájara. Me tumbé 2 minutos, bebí un par de vasos de cola cola, algo de sandía y parece que se pasó. Ya solo quedaba un repecho y 10km de bajada a Isil.

IMG_6185Una vez en Isil, donde estaba la segunda bolsa de vida, me vuelvo a cambiar por completo y me preparo para la noche, no hacía frío, pero volvíamos a subir hasta casi 2.700m y el tiempo podía cambiar repentinamente. Tanto Jose como yo íbamos ya tocados, pero como dije al principio, con ganas y fuerzas no podíamos retirarnos. Recuerdo llegar al avituallamiento y alegrarme de que hubieran macarrones con tomate frito, normalmente me cuesta mucho comer sólido, pero eso me entró de maravilla.

Salimos de Isil camino de Borda de Pina en paralelo al río durante unos cuantos kilómetros y después cogemos una carretera de asfalto durante otros tantos. 13528908_871967329602341_4015270915659543121_nTenemos la suerte de ver que los lugareños están celebrando las fiestas de una forma peculiar, llevando a la espalda troncos de grandes dimensiones ardiendo… Pero no estamos para fiestas, sonreímos y continuamos.

Salimos de Borda de Pina y nos avisan que nos preparemos, nos queda el segundo km vertical de la carrera y las fuerzas ya no son las mismas. Al principio la subida es tendida y muy bonita, pero poco a poco se va complicando hasta llegar a “EL MURO”. No creo que sean más de 200-300m, pero tan verticales que no puedes echarte hacía atrás por miedo a caerte. Tenemos que parar unas cuentas veces en ese tramo porque no nos dan las fuerzas. En una de esas veces, Jose y yo apagamos los frontales, apoyamos la espalda contra la pared y miramos a nuestro alrededor: estamos en medio de un circo de montañas, totalmente a oscuras y con un cielo estrellado que nos recuerda lo pequeños que somos. Pero todas las montañas tienen un techo, un punto geodésico, el lugar más alto donde acaba el sufrimiento. Allí nos esperan unos voluntarios pasando la noche en una tienda de campaña y nos dicen que el próximo avituallamiento está a poco metros, y que tengamos cuidado y nos agarremos a las cuerdas.

bloques de granitoHaceros a la idea: kilómetro 75, 20h de carrera, unos 6000m de desnivel positivo acumulado y para llegar al avituallamiento del Estany de la Tartera exhaustos después de El Muro, 30-40m de caída libre, agarrados a una cuerda para no bajar rodando por la montaña. Recuerdo acordarme de mis compañeros que llevaba por detrás, pensar en ellos y desearles que se hubieran retirado antes de llegar a esta punto. Llegamos al avituallamiento y hablamos uno minutos con los voluntarios, nos dan caldo caliente y les transmitimos nuestro enfado porque nos parece que “se han pasado” que el riesgo es demasiado alto para el cansancio que llevamos. Nos dicen que este tramo es diferente al año pasado y que han tenido que cambiarlo por el tema de la nieve, que el año pasado no era tan duro, pero que la gente que llega allí llega con mejora cara. En fin, estamos a 2400m de altitud, 75km por detrás y solo 20 por delante, no nos queda otra que seguir, ahora ya no hay otra opción, no tienes más que dar un paso en dirección a la meta, y después de ese otro. la crestaMe acuerdo de Joel, cuando me dice que está cansado y que le coja en brazos, yo siempre juego con él a este juego: “- Joel, ¿Puedes dar un paso más? él dice que sí, después le vuelvo a preguntar ¿Puedes dar solo un paso más?, se ríe y da otro más, y yo le digo ¿ves como sí que puedes? Siempre se puede dar un paso más.”

Por esta zona atravesamos varias lenguas de nieve, se ve una línea de pasos que los atraviesan, es parecido a los equilibristas que van de un rascacielos a otro, un paso en falso y te deslizas por ese tobogán hacía abajo sin forma de parar. Clavo bien los bastones, doy un paso, otro, otro y ya estoy al otro lado.

Ya solo nos queda la última ascensión, otra vez un pequeño muro demasiado vertical, estamos demasiado cansados, es demasiado de noche, todo es demasiado. Empieza la bajada.

15 kilómetros de bajada, sin senda, por el camino que cada uno inventa por entre los agujeros de una montaña erosionada por el agua. Fueron horas de mucha tensión, cada paso que daba pensaba que me iba a romper un tobillo, pero por suerte esto no pasó y llegamos a los últimos 10 kilómetros, que pensábamos iban a ser un paseo. Seguramente lo eran, si no lleváramos a las espaldas lo que llevábamos, pero como siempre en las ultras, los finales tienen regalos ocultos en los perfiles que te hacen acordarte del que ha diseñado el recorrido.

La meta es un lugar feliz, es el edén, el paraíso, un oasis donde solo hay sensaciones agradables.

Y para finalizar la crónica los agradecimientos. A Benjamín Maestre por guiarnos en el entrenamiento. A mis compañeros de viaje y en especial a Ángel y Carlos, con los que entreno a diario. A todos con los que comparto kilómetros por asfalto y montañas. Y por su puesto a Belén, Joel y Jurek, que me permiten y motivan para seguir haciendo esto que ahora me hace feliz.

perfil_personal

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Sergio VE H 24:54:00 57 19
David SE H 27:25:54 77 40

UltraTrail Bosques del Sur – Cazorla, Jaén (26-Septiembre-2015)

Esta carrera la elegimos por los puntos. El objetivo de esta temporada es conseguir los 9 puntitos que te exigen para poder ir al Mont Blanc, así que buscando carreras encontramos esta que tenía pinta de ser facilita a pesar de los 125 km, mucha pista y poco desnivel.

2015-09-25 15.47.54Finalmente el equipo que se trasladó a Cazorla fue: Borja y Nacho para correr la prueba de 92km, la larga, y Ángel, Carlos y yo (David Gil) para correr la prueba de 125 km, la muy larga. Recalco lo de larga, porque durante la carrera se oían cosas como “¿Tu cual corres?, La corta”… y la verdad decir que 92 km es una carrera corta, es que nos estamos volviendo gilipollas. Así que, LARGA Y MUY LARGA.

El viernes llegamos a Cazorla y nuestra primera gran sorpresa es que teníamos el hotel a 10 metros de la meta de la carrera, lo cual nos dio un plus de motivación. A veces es más difícil llegar de meta al hotel que hacerte la carrera.

La primera sensación es que en Cazorla no tenían ni idea de que había una carrera, había poco ambiente deportivo en el pueblo. Comparado con otras carreras en Pirineos o incluso Botamarges en las que el pueblo se vuelca en la carrera, aquí la sensación era justo la contraria. Luego fue mejorando, pero tampoco demasiado.

En la salida parecíamos todos tullidos: Nacho se quejaba de su poco entrenamiento, Borja de su reciente estado febril, Carlos de su calor en las rodillas, yo de mi dolor en el glúteo y Ángel ya no me acuerdo de qué se quejaba, pero seguro que lo hacía de algo. Pero ya sabéis, en cuanto suena el pistoletazo de salida los dolores se olvidan y a correr como galgos.

IMG_1414Carlos, Borja y Nacho desde el inicio se adelantan unos metros, mientras que Ángel y yo empezamos a un ritmo un poco más relajado. Callejeamos por el pueblo, atravesamos el túnel y empezamos la bonita ascensión de 10 km al pico Gilillo 1.848 m. Subida fácil, constante con buen terreno. Luego una bonita bajada que en algún cartel ponía “Zona peligrosa”, pero que en realidad eran bajadas muy sencillitas.

Al terminar la bajada llegamos al parador, donde había una piscina que brillaba y nos decía “ven, ven a mi…”. Hacemos oídos sordos a los cantos de sirena, comemos algo y continuamos. Se puede decir que desde el km 15 hasta el 64, son 50 km prácticamente de pista, todo de subida, con contados kilómetros que transcurren por sendas. En estos kilómetros, sobre todo en los primeros 30 nos cruzamos con demasiados coches que transcurren por la pista y nos hacen tragar demasiado polvo lo cual afea mucho la carrera.

Sobre el kilómetro 40 Ángel, hasta los huevos de mí, me dice que me vaya para adelante, cansado de que le vaya marcando un ritmo un poco más alto del que él quería seguir. Así que pongo mi ritmo y poco a poco me voy yendo. Nos vamos viendo en los siguientes avituallamientos, cuando él llega, yo me voy.

Ultra Cazorla 2-173Llegando al km 64, donde está la bolsa de vida, nos empieza a llover, no con mucha fuerza, al menos a nosotros porque a otros les cayó granizo, pero nos obliga a sacar el chubasquero y a apretar el paso. En el km 64 con un frío de pelotas, nos cambiamos enteritos, reponemos fuerzas y empezamos una bajada de 20 km. Primero una bajada bonita, con senderos y un terreno más técnico y luego ya cogemos nuestra querida pista que nos lleva hasta la Torre del Vinagre, km 92, donde se me ocurre preguntar “¿Cuándo pasó un tal Carlos Ramos?”… “Hace 3 horas justas”, y yo le dije a la voluntaria con todo mi corazón… “Será hijo de puta!”.

En la torre del vinagre parece que se me empezaron a acabar las pilas, hasta entonces había ido muy bien y entero, pero empezamos una interminable subida de 10km por pista y luna llena, que nos merma las fuerzas y el ánimo, seguramente un cóctel de cansancio y aburrimiento. Afortunadamente me junté con un tío que se dedicaba a conducir una tuneladora y otro que no sé lo que hacía pero tenía mucha pasta según sus comentarios. Vamos juntos hasta 10 km de meta dónde nos meten dos tachuelas de esas que te duelen en el alma. Teníamos la meta a 500m de bajada por asfalto, pero en lugar de eso nos hacen subir para coger el río y luego bajar por donde habíamos subido.

Un saludo,

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Carlos VET MASC 17:38:02 31 11
David ABS MASC 21:58:45 88
Ángel ABS MASC 26:24:54 147

[Puedes descargar este track en formato GPX y KMZ]

Este es el recorrido y el perfil de la organización. Las marcas aparecen cada 10 kilómetros.

Haz clic sobre la imagen para ampliarlo.

3ª Edición La Puebla-Maratón Javalambre (14-Septiembre-2014)

En un entrenamiento Verena me comentó que la habían invitado a correr la Maratón de Javalambre. Era una prueba a la que le tenía muchas ganas porque está muy cerca del pueblo de mi padre, Corcolilla. Lo comenté con Carlos y aprovechando que teníamos casa, nos fuimos a pasar el fin de semana a Corcolilla con nuestras mujeres e hijos. Verena el día antes se encontraba mal, así que decidió no venir ¡te echamos en falta!

La carrera sale de un pueblecito llamado la Puebla de San Miguel y allí nos desplazamos para encontrarnos con no llega a 200 participantes. En las Tucas, Carlos se fue para adelante en el km 4, así que me propuse aguantar su ritmo hasta que me fuera posible.

Durante el inicio de la prueba no paramos de adelantar gente, más bien, Carlos iba adelantando y yo pegado a él como una lapa. Sin darnos cuenta y todavía con fuerzas coronamos el Pico Gavilán 1.712 m, km 9 aprox. Desde ahí hasta el km 15 tenemos una preciosa bajada con zona de bosque en la que aún me es más difícil seguir el ritmo de mi compañero, pero al final me espera un poco y seguimos juntos.

Aquí empieza una de las zonas preciosas de la carrera, cruzamos el río 4 o 5 veces para acto seguido empezar a remontarlo y llegar a una cascada que nos dejó sin aliento, por lo bonita y por las escaleras que había que subir. En el avituallamiento del km 18 le digo a Carlos que tire para adelante que me lo iba a tomar con un poco más de calma.

Justo después subimos un cortafuegos al que habían denominado el “cabroncillo” o algo por el estilo, hizo honor a su nombre, me dejó tocado, pero por fin coronamos el pico Calderón 1.838 m. De ahí a la cima más alta de la carrera, Javalambre 2.018 m, ascendemos sin mucha pendiente y con alguna bajada por un paisaje precioso, que es precisamente la imagen promocional de la carrera.

A menos de un kilómetro de Javalambre me encuentro con Carlos que ya ha coronado y ha empezado la “bajada”, cojo ánimos ya que pensaba que me sacaba más tiempo y doy el último arreón hasta el pico.

Empieza la bajada, por llamarlo de alguna forma, ya que durante 5 km, subimos y bajamos bordeando un barranco bastante peligroso y que me tomo con mucha calma. Del km 35 al 45 si que disfrutamos de una bajada no muy técnica en la que, si no fuera por mi bloqueo en este terreno o por el cansancio acumulado, se puede ir muy rápido.

A 200 m de meta me cruzo con Carlos que salía de la ducha limpito y perfumado… Él parece que si tenía fuerzas para hacer la bajada en condiciones.

Una prueba de 46 km, 2.600m D+ muy bonita, no demasiado técnica en la que se puede correr todo lo que las fuerzas te den.

Volveremos.

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Fotos de Lola Sánchez, Vicent Medina, Mikel Exposito y Paula, Raúl Zurriaga, Eduardo Aguilar Villalba y Miguel Bañón




Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Carlos R. VET-M 6:37:29 42 16
David G. ABS-M 7:14:47 66 37

[Puedes descargar este track en formato GPX y KMZ]

Este es el recorrido y el perfil registrado con un Garmin Edge 705. Las marcas aparecen cada 5 kilómetros.

El perfil está dibujado con el programa Perfils. Haz clic sobre la imagen para ampliarlo.