EL KILÓMETRO CERO: MADRID – TARIFA

Ya han pasado unos meses de esto y es ahora, a lo lejos, cuando empiezo a ser capaz de reconocer lo vivido.

Me cansé algo de la montaña (son muchos años en la ultra distancia) y mi hermano, guía vital deportivo, decidió aprovechar este bajón para generar en mí una necesidad imperiosa: entrar en el mundo Gravel.

Los inicios fueron complicados: más de 10 años sin tocar una bicicleta y las dificultades logísticas del tándem “vida en Madrid y entrenamiento sobre dos ruedas” no me lo han puesto fácil.

Gracias a mi terquedad, horas de adaptación y la gran idea de Boti ahí estábamos, embarcados en esta nueva aventura que consiste en recorrer los 750km y más de 7.500 D+ que separan el KM 0, en Madrid, del faro de Tarifa.

El formato de la carrera es muy nuestro: no competitivo, 100 horas para llegar, autosuficiencia absoluta y un ambiente inmejorable, de los más auténticos que he podido vivir en este tipo de eventos.

Integrantes: Carlos, súper placer volver a vivir experiencias deportivas juntos; Steve, un tipo muy muy fuerte; papá Boti, líder, gregario, ayudante, guía, apoyo y un ejemplo de vitalidad absoluta; e Ignacio, como siempre, apéndice y en este caso, sherpa y rueda de mis ruedas.

Cada uno plantea la ruta como quiere y/o puede: lo único fijo es que debemos salir el miércoles entre las 6:00 y las 7:00 de la mañana y llegar, como tarde, el sábado para cenarnos un atún regado de zumo de uva gaditano.

Etapa 1: muerte.

Salimos de la Puerta del Sol (KM0) con mucha emoción, atravesamos Aranjuez, pasamos Toledo y con 100km ya voy (muy) jodido. Las piernas no van, todos están más fuertes que yo, siento el peso de pasar de cabeza de ratón a cola de león y me queda… un huevo. Son 280km de etapa (aprox) y nunca he superado los 200km, ¿qué haces aquí?

A todo esto se le suma un problema técnico que hace que la cadena de la bicicleta se salga, sin exagerar, cerca de 25 veces al día.

Necesito calma, subo asfixiado el único mini puerto del día y un pinchazo viene en mi auxilio para darme ese parón que necesito. Hincho ruedas, respiro hondo, me sumo en la consciencia del sufrimiento y vuelta a la carretera, con Ignacio, como siempre, a mi lado. El dolor en silencio se mantiene pero mi lucha por acabar con los agobios está funcionando.

Ciudad Real (km 230), sigo mal aunque ya encuentro esa paz que me permite disfrutar del sufrimiento. Nos unimos con Carlos y hacemos los últimos 50km con un precioso atardecer y The Queen sonando de fondo en nuestro altavoz portátil (que se llama pistacho). Almodovar del Campo, 280km y 15 horas de bici, impresionante que haya podido llegar hasta aquí.

Cena en compañía de todos, risas, piernas en alto, y al sobre.

Etapa 2: voy mejorando.

Se plantea llegar a Córdoba (en el fondo sabemos que queremos cruzar esa barrera y acercarnos hasta Écija, a ver qué se cuece). Me levanto jodido, pero infinitamente más contento que el día anterior.

Ignacio y yo nos adelantamos para saborear el fresquito de la mañana y en muy poco nos alcanzan Boti, Carlos y Steve; ¡Que gente más fuerte! Ya no me importa, me encuentro cómodo, los dolores están asentados, las salidas de cadena ya no importan y la cabeza funciona, ¡Vuelta a la vida!

Tras Villanueva de Córdoba subimos el puerto que nos acerca hasta Obejo, ¡Guapísimo! Un poco más, y aprovechando la rueda de papá Boti e Ignacio, estamos en Córdoba. Evidentemente, Ignacio y yo decimos tirar pa’lante para meter 50 km más y acabar en Écija.

Sigo jodido, pero ahora sí, muy feliz. Entre conversaciones profundas cruzamos campos inmensos de girasoles (me quedo con ese sonido de la grava, el atardecer y el girasol escondiéndose) y a eso de las 10 de la noche, entramos en una preciosa ciudad de Écija. 15 horas de bici, hostel, cerve sin alcohol, jamoncito, piernas en alto, y al sobre.

Etapa 3: ya soy el que quería ser.

Amanece con lluvia y salimos del tirón; por detrás vienen Boti, Carlos y Steve, cada uno con sus km, cada cual con su propia carrera. Me vuelvo a beneficiar de mi condición de hermano pequeño y cojo la rueda de Ignacio hasta Osuna (inicio complicado). Aquí empieza el desnivel y lo más bonito del viaje.

Subidón hasta Setenil de las Bodegas que nos devuelve a mis inicios en el ultra fondo con los 101 km de Ronda que corrimos hace ya unos 13 años (qué recuerdos con Juanma, Antoñito, Jesús y el resto de los A To Trapo!). Paradita, porra antequerana y última subida larga hasta Ronda, ya estamos, ¡yija!

Seguimos un poquito más y disfrutamos de una noche romántica en un hotel de carretera en el pueblo de Atajate. Sorprendente eso de ir a mucho mejor.

Etapa 4: Finishers!

Madrugón para disfrutar del amanecer saboreando ya los olores de Cádiz y la Sierra de Grazalema a lo lejos.

Desayuno salao en el impactante Castillo de Castellar de la Frontera, rozamos Gibraltar y subida impresionante por el Parque de los Alcornocales (muy recomendable). Sensaciones indescriptibles ante este último puerto de la aventura que cruzamos con mucha calma, saboreando lo vivido y con el Estrecho y Gibraltar a nuestros pies.

Noto que me caen unas lagrimillas antes de bajar a Tarifa (aunque esperaba más); lo mejor, que no quiero que esto acabe. Cruzamos Tarifa y la emoción nos lleva ante una línea de meta natural, simple y muy soñada después de más de 83 horas de vida en plena consciencia.

Bañito en el atlántico con Pistacho sonando (¡gustazo acabar en pelotas este viaje!) y en pocas horas ya están todas las naves en puerto.

De la experiencia me quedo con todo. A nivel personal, reconozco que me ha faltado entrenamiento, aunque el cuerpo ha ido de menos a (mucho) más y he logrado aprender de mí (a veces es jodido, pero los momentos oscuros pueden ayudar a conseguir la máxima claridad).

Gracias papá Boti por cuidar de todo el equipo y llevarnos hasta aquí; gracias Carlos por los momentos compartidos; gracias Steve por enseñar tu fortaleza; gracias Ignacio por entenderme, hablar cuando se necesita, callar cuando el cuerpo lo pide y apoyar en cada km.

Gracias Helena, por supuesto.

Gracias vida por permitirme hacer estas cosas, que se que no son normales, aunque también soy consciente de que sin ellas no sería quien soy.

Nos vemos en las siguientes, sobre ruedas o en zapatillas, lo único seguro es que será en el camino. ¡Seguimos!

XX Marcha BTT Vias del Tren Potríes-Elx (25-Mayo-2013)

Este reto me lo he propuesto con un objetivo claro y con el listón muy alto. Terminar por mis propios medios y no tener que subirme al coche escoba… ya que mi relación con la bici es más bien escasa y menos con la de montaña. Tanto es así que tuve que pedir prestado desde ropa de bici, maillot, culotte y como no hasta la bici.

Mi historia con esta prueba comienza después de la maratón de Barcelona allá por marzo que mi hermano que le pega a la MTB bastante me convenció para que me apuntase bajo el lema ¡¡si tú estás fuerte haces maratones!! (ni que tuviese algo que ver los músculos que ejercitas al correr con los de la bicicleta) no suficiente con eso si la siguiente frase fue ¡si la carrera es llana y cuesta pa abajo!! total que cuando me di cuenta estábamos en el día de la prueba y habiendo entrenado cinco o seis veces de las cuales solo una con bici de montaña.

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Metidos en el ajo el día de la prueba empieza pronto 4:30 de la mañana, hay que desayunar bien y partir hacia Elche ya que la organización nos cita en la ciudad deportiva a las 6:00 para salir hacia Potries en autobús. Es una prueba con mucha participación y salimos nueve autobuses y dos trailers cargados con las bicicletas. La marcha empieza a las 9:30 después de un pequeño desayuno que pone la organización y de coger cada uno nuestra bicicleta.

Empezamos con 26 km de cuestas y algún rampón fuerte para hacer la primera reagrupación y parar a almorzar. Luego caen otros 30 km más hasta el siguiente punto de avituallamiento de agua y bebidas isotónicas con un desnivel positivo alto y algún rampón más que empiezo a dudar del llaneo y las cuestas para abajo que decía mi hermano. Reponemos fuerzas un poco de descanso y otra vez a la carga a por los siguientes 25 km que nos llevarán al restaurante que nos dan de comer con una organización perfecta y una atención de diez. Ahí empiezo a preguntar a la gente (nunca a mi hermano porque no me fio de él) y me comentan que han cambiado el recorrido y lo han hecho más técnico por quejas de que se apuntaba demasiada gente inexperta como yo y mucho ciclista de carretera.

Tras la comida empieza el tramo cronometrado y se ve la estrategia de cada uno y los que ni han comido postre para cuando den la salida tener una buena posición en la puerta con unos supuestos 70 km por delante de carrera que al final sería algo menos. Empezamos con el tramo más exigente de la carrera con un puerto de montaña que la gran mayoría de participantes subía la mayor parte andando del desnivel positivo que tenía. Ya metidos en el km 90 por fin llegan los deseados llaneos y descensos combinados con algún rampón pero sin mucha dificultad. Y sobre las 20:00 llegada a meta con sensaciones muy buenas después de ocho horas dándole a los pedales y diez horas y media desde que empezó la prueba entrando en meta en el puesto 210 sobre 600.

Ya para finalizar aconsejo esta prueba entrenando un poquillo más que yo por muchos motivos: organización, avituallamiento, señalización de la carrera, lugares por los que transcurre la marcha, túneles de las vías del tren etc…

Un saludo

Tomás

Enlaces sobre esta prueba

Un día duro

Amanecía un día espléndido a las 6 am para juntarnos Kaito, Sento y yo y lanzarnos a disputar lo que debería haber sido una marcha organizada por el grandísimo Vicente Belda en Cocentaina y que iba a coincidir con nuestro estreno en esta modalidad.

El distendido ambiente que reinante en la salida y la animación de la serpiente multicolor tras el pistoletazo de salida, no hacía presagiar lo que en el km 10 iba a ocurrir.

A pesar de ser una marcha neutralizada hasta el puerto de Tudons, la velocidad de la cabeza estiraba ya desde los primeros kilómetros el pelotón y nosotros para variar rodábamos en el grupo de cabeza cuando iniciamos la subida de una rampa tras una larga bajada y oímos a unos 500 metros por detrás un estrepitoso golpe seco al que seguía un chillido que me sigue poniendo los pelos de punta según escribo.

Lo que pensaba había sido un accidente por desgracia más o menos normal en este deporte, se convertía en el sonido de la despedida, el sonido de la muerte.

Tras rodar hasta Penáguila, la organización neutraliza la marcha y decide suspender la prueba; había habido una accidente de dos corredores, cayendo uno de los cuales por un pequeño barranco de unos 8 metros sin consecuencias importantes, pero impactando el segundo directamente contra un pino y golpeándose fuertemente el tórax; la bici había quedado partida en tres trozos y la ambulancia de la organización trataba de reanimarle sin éxito.

Un corredor de 42 años, novato como nosotros en esta lidia y con una hija de 8 años fallecía. El día ha continuado y cada uno habrá hecho su vida normal mas o menos afectado por el siniestro, pero una familia ya no volverá a esa normalidad.

A pesar de que cada día vemos en las noticias la cantidad de accidentes mortales, enfermedades, guerras y prácticamente te acostumbres a ello, cuando vives de cerca algo así, reflexionas sobre todo en la vida y te debe de enseñar a disfrutar al máximo de cada momento de esta vida que no sabes cuanto durará.

D.E.P.

Contrareloj Triatlética Gimnasio Stadio – Agost (16-Enero-2010)

El gimnasio Stadio organizaba una contrareloj de 27 km en Agost y dado que los sábados nos toca bici y la novedad de este tipo de carreras, decidimos asistir Bauti y yo, ya que Borja tiene que hacerse un hombre de bien y para eso debe cumplir con los exámenes.

Como nuestra tirada debía ser algo más larga, nos liamos la manta a la cabeza y nos fuimos en bici a Agost para poder completar 80 km (algo que más tarde pagaría..).

Una vez allí nos juntamos con el resto de participantes, la mayoría con un buen nivel pues todos compiten en el equipo de triatlón del gimnasio.

La prueba consistía en 27 km contra el reloj con salidas individuales cada dos minutos. El resto de bicis daban miedo y las extensiones del manillar unidas al viento hacían prever que la lucha iba a ser más dura de lo previsto.

Mi turno, foto de rigor, 3, 2 1 y palante, iba a buen ritmo y bastante homogéneo, recortando un minuto al de delante en 10 km. Me cruzo con Bauti al que también se le ve ligero, pero me empiezan a pasar hasta tres corredores perfectamente acoplados en las bicis de triatlón, al menos yo también remonto a dos, pero ¿dónde esta Bauti?. Me extraño por la tardanza hasta que me indican que ha pinchado, ¡¡en 2 ocasiones!!. Una pena, aunque mejor en esta prueba preparatoria que no en una de las importantes.

Al final quedé en la mitad de la clasificación con una velocidad media de 32 km/h aunque la vuelta se hizo durísima, mientras que Bauti finalizó en 1h:04, lo cual está realmente bien dadas las vicisitudes de la carrera.

Creo que ya estamos en condiciones de terminar de definir la temporada…

Nacho

Nombre Tiempo Puesto General
Francisco Hernández 0:47:18 7
Ignacio García Rato 0:50:34 10
Juan Bautista Ivorra 1:04:26 19