46 Berlin Marathon 2019 (29-Septiembre-2019)

Mi primera maratón de asfalto

Siempre hay una primera vez. A veces la eliges tú, a veces te elige ella. Mi primera maratón de asfalto tendría que haber sido en 2011 y además debía ser la última de mi padre. La maratón de París. Pero entre unas cosas y otras no pudo ser para ninguno de los dos. Sin embargo esto abrió una puerta diferente que fue empezar a correr por montaña y apuntarme sin pensarlo mucho a una ultra, la Transvulcania en 2014, junto a Ángel Parra.

Ocho años más tarde, después de haber corrido muchas maratones y ultras de montaña, me llegó un email del concesionario BMW Fersán, en el que sorteaban un dorsal para la maratón de Berlín. Eché mi candidatura y tuve la suerte de ser elegido.

En verano ya tenía planificada la G2H ehunmiliak 90k de montaña, así que la preparación de la maratón iba ser muy corta, ya que hasta el 29 de septiembre de 2019 solo tenía un par de meses para cambiar el entrenamiento. La base es la misma, pero son casi deportes diferentes. En una los cambios de ritmo son constantes, se anda mucho, se para mucho y en el asfalto, todo es mucho más continuo, regular, fijo…

Para preparar la maratón me puse en manos de David Grau de fisioterapia Lledó, me alejé de las montañas y empecé a seguir la línea blanca. Contacté con Jorge López que también corría en Berlín y con él y con el resto de gatopardos; Juan Enrique, Fer, Mark, empecé a adaptarme a nuevos ritmos. Fartlek, series, tiradas de 20-30k a 5 min/km… conseguí encontrar un ritmo en el que me sentía cómodo y pensaba que podía correr 42k seguidos: 5:10 min/km. Cada entrenamiento de los domingos, después de una tirada larga, acababa de la mejor manera posible; baños en el cabo y el desayuno, cómo lo echo de menos.

Por resumir la parte menos deportiva: viaje a Berlín, niños con los abuelos, recogida de dorsal, cervezas para hidratarnos y llega el día de la carrera.

Salimos casi los últimos porque mi cajón de salida era el de los que hacen la maratón en 6h (mi mejor tiempo en una maratón de montaña). Salir los últimos significa salir en posición 40.000, porque la maratón la corren casi 50.000 personas. Sí, 50.000 personas. No sé si os hacéis una idea, pero es como estar en una manifestación en la que todos vamos corriendo y hay gente, mucha gente desde el kilómetro 1 hasta el 42. Gente corriendo y gente animando a ambos lados de la carretera durante 42km, ni un solo hueco sin gente.

Salimos al ritmo marcado 5:10, cómodos, fácil y disfrutando, el primer 10k es felicidad, alucinar de la gente y empezar a adelantar corredores continuamente haciendo eses, tantas eses que al final de carrera me salieron 800m más. Pero empieza la lluvia, a veces débil a veces intensa, muy intensa. Creo que nos cayeron al menos dos chaparrones de los fuertes. La lluvia empieza a cansarnos, a debilitarnos poco a poco, no me molesta demasiado pero el cuerpo lo va notando. Hace algo de frío en ocasiones, los pies van mojados, las zapatillas pesan, pero intentamos no hacerle mucho caso. Seguimos al mismo ritmo, la lluvia no para, nosotros tampoco, ni para beber, que tenemos que coger el vasito e intentar beber sin parar. En un avituallamiento decido pararme en seco y hacer como hacemos en montaña: cojo un vaso, bebo tranquilamente, como un trozo de plátano y bebo un té (todo esto en no más de 10 segundos), que si no Jorge se me escapa, tiene el baile perfectamente ensayado y se le ve mucho más cómodo en estas lides.

Pasamos la media maratón en el ritmo previsto, seguimos más o menos bien, llega el kilómetro 30, las piernas se van tensando, los isquios son como un alambre, parece que la tensión va a romperlos, pero aguantan. El ritmo sigue siendo cómodo, pero el cansancio muscular se va notando. Voy mirando a los lados, buscando al hombre del mazo entre el público, pensando que llegará en el 33, 35, 37… los kilómetros pasan y no aparece. Continuo al mismo ritmo pero ya me cuesta seguir a Jorge, tira de mí, se podría haber ido y bajar unos cuantos minutos su tiempo, pero sabe que voy justo y me va empujando hasta que por fin vemos la puerta de Brandemburgo. Me siento como un personaje histórico que entra aclamado por la multitud a la ciudad por las hazañas conseguidas en guerras pasadas, me siento feliz, miro al cielo, abro los brazos y siento la felicidad, la inmensa felicidad de cruzar la meta en 3h 43 minutos, muy contento por haber aguantado toda la carrera el mismo ritmo (la segunda media maratón solo en un minuto más que la primera), muy contento por haber hecho “Mi primera maratón de asfalto”.

Gracias Jorge por haber sido el mejor compañero de carrera para mi primera maratón, tu llevas ya 20 y eso se nota. Gracias David Grau por tus entrenamientos. Gracias Sea97 por los 4 geles que tomé metódicamente cada 45 minutos, gracias Miriam de Match1 por las zapatillas y gracias a todos los que me habéis aconsejado y apoyado en esta nueva aventura, que no será la última, porque mi padre ya me ha dicho que él tiene mejor marca que yo, y eso no puede quedar así.

Enlaces sobre esta prueba

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Jorge M40 03:43:52 11483 2131
David M40 03:43:53 11487 2132

Carrera de Los Castillos – Alicante (6-Octubre-2019)

Carrera de Los Castillos. Sanitas-Marca o viceversa, una carrera mítica al menos para mí. ¿Qué se puede decir de esta carrera? Quien la ha hecho, la ha sufrido, la ha disfrutado. Día perfecto, temperatura agradable  y carrera con las mejores vistas de Alicante con visita a sus dos Castillos más emblemáticos, San Fernando y Santa Bárbara, aparte de pasar por calles muy conocidas, Rambla, Alfonso el Sabio, Avenida de la Estación, etc…

Un rato antes de que empiecen las dos carreras, llegamos al Estadio Joaquín Villar a recoger el dorsal. Allí vamos encontrando a compañeros, amigos y conocidos. Saludos de rigor, charla, fotos y en breve empieza la primera carrera, la 5k en la cual teníamos a Muffy representándonos. Nueve en punto y dan la salida. Esperamos a Muffy con impaciencia, sobre todo cuando vemos llegar al primer clasificado, el cual voló. Sobre el minuto 17 de carrera lo vemos entrar a lapista, lo animamos y directo a Meta…  10º de la general y 5º de su categoría, no decepcionó…  gatopardo total !!!

Por si fuera poco, al momento de terminar su pedazo de carrera de 5k, se cambió, e hizo doblete. pero esta vez vino de liebre de lujo para mí y para mi compi de batallas en esta carrera, Arancha.

A las 9:30 dan la salida el 10k. Allí estamos los gatopardos de A To Trapo preparados para darlo todo… Pablo, Álvaro, Majo, Torregrosa, Mejías, Muffy y yo. La carrera, como siempre, no defrauda con sus cuestas,que conforme pasan los km, se hacen un pelín más duras. Al final llevamos las naves a buen puerto, todos en meta y contentos de haber terminado otra edición de esta carrera, nuestra carrera. Un saludo. Ernesto.

Enlaces sobre esta prueba

5k

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Juan Carlos VetBM 0:18:12 10 5

 

10k

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
J.A.Torregrosa VetAM 0:46:01 91 44
MaJo VetBF 0:51:37 14 5
Pablo SeniorM 0:54:29 332 91
J.A. Mejías VetBM 0:54:43 345 74
Álvaro VetBM 0:58:32 461 103
Ernesto VetBM 1:03:55 544 137
Juan Carlos VetBM 1:03:55 545 138

Reykjavik Marathon (24-Agosto-2019)

Mi amigo Chuli es de los que planifica las maratones con año vista (o un par de años vista)… así que hace cosa de un año me propuso irme con él y su familia a correr el maratón de Reikiavik, con el objeto de conocer este bello país. Tengo que decir que en un principio no lo tenía muy claro, ya que son sus vacaciones familiares, y si bien que para mí son mi familia de Valladolid, pero hacer un viaje así, seguro que les iba a dar la lata (que me conozco)… pero lo cierto es que ese viaje era uno de mis sueños, y como yo no conduzco la posibilidad era hacerlo en bici, y no conozco a nadie que se apunte a una cosa así… así que para adelante…

Con una planificación exquisita, que hizo que viéramos casi todo lo que hay que ver en Islandia, nos desplazamos para allí Marisa (qué suerte tengo de tenerte en mi vida), Ángela la reportera más mejor, Chuli y yo…

Llegamos el martes y el miércoles ya estábamos en carretera, pues el viaje lo íbamos a hacer en autocaravana… que este país se presta a este tipo, hay muchísimas camper, y la mejor forma de asegurarse alojamiento es ir a un camping (que nada tiene que ver con los que hay en España, allí poco más que son unos prados, con un container para aseos y cocinas, y alguna toma de luz para la caravana) ..

El primer día ya fuimos a ver una de las cosas importantes, antes de nada para el que no lo sepa de formación y de vocación soy bióloga, lo digo porque igual cosas que a mí me parecen muy interesantes otros dicen pues son piedras 😉 ,  y es la separación de las placas tectónicas, una zona de géiseres (no había visto ninguno así), y cascadas al atardecer que eran impresionantes… el segundo día volcanes, cráteres, más cascadas (en donde Gollum se refugia), y el glaciar negro (espectacular) y terminamos viendo una playa que sale no sé si en Vikingos o Juego de Tronos (no he visto ninguna serie), pero donde vimos algo que me hacía especial ilusión, los frailecillos, una especie de ave que solo existe en esa isla… bueno y focas…

Para no alargarlo, paisajes espectaculares y en compañía inmejorable… llegamos el viernes a Reikiavik y nos vamos a recoger el dorsal, una feria del corredor más que aceptable, pues el maratón es de unas 3000 personas, aunque como hay dos pruebas más, media y 10, sí se junta bastante gente.

La recogida es rápida, le echamos un ojo a la feria, que no tenía nada de la carrera, donde nos regalan unos calcetines muy graciosos, aunque tengo que decir que la bolsa del corredor no es que sea nada del otro mundo, y yo convencida que la camiseta chula (esta prueba la patrocina Adidas) la darán en la meta… pues ya adelanto que no… y visto todo nos vamos a dar una vuelta a la capital de Islandia, que poco tiene que ver, aunque las calles están muy animadas.

Pero vamos al maratón que es lo que importa por aquí. Sábado salida a las 8:40, no sé por qué esa hora… día un poco fresco y con una lluvia fina, pero lluvia. Chuli se va para delante y yo me quedo por en medio, llevo tiempo que no ando muy bien, así que mejor cada uno su carrera. La salida es en una avenida cerca del lago que hay en el centro de Reikiavik… la salida es genial con muchísima animación, me sorprende ver a un señor por el km 2 que ha salido de su casa con el saxofón, hay varios grupos que tocan música a pesar de la lluvia… me hacen gracia los limitadores de velocidad que cuando pasamos ponen 13 km/h y una carita sonriente… pasamos por zonas de casas bajas, por el centro, vemos el Harpa (centro cultural precioso de Reikiavik), por la estatua del barco vikingo… y para mí esta carrera está muy bien hasta que nos separan de los de la media… hay globos con los tiempos de la media (no vi del maratón) que hacen sus grupos y de repente en el km 19 ya no hay globos, no hay animación, bueno sí, justo cuando nos separan veo a Marisa y Angela 🙂 … yo voy mucho mejor de lo esperado, pues sin haber entrenado para ello paso la media en 1:41 y voy muy bien… avituallamientos cada 4 km, y esta vez en vaso de papel así que bien … hay agua y powerade azul (que manía, que uno de los patrocinadores era Acuarius), y creo que ví plátanos y no sé si algo más…

La segunda parte, nos mandan a las afueras y ya no es tan cómoda, es un constante sube y baja, con muchos giros, con coches en varios trozos… y en el km 25 noto como que me tuerzo el pie (no ha sido eso, el cuboides se ha unido a las piezas de mi cuerpo que no están bien)… y de repente la pierna no tiene fuerza, así que toca tirar de experiencia, apoyando el pie más de punta para no apoyar la parte del empeine, va más o menos, en el 28 o así me paro aprovechando que hay un aseo, como 3’ a ver si estirando un poco se me va… y bueno algo hace… así que hay que continuar, aunque la cabeza empezó a pensar que me quedan poco maratones, empiezo a no disfrutarlos, y no me gusta esa sensación (cosa que se pasa al día siguiente 🙂 )… así que a descontar km, en el 30 pasamos por una zona de casas de colores súper bonita donde hay gente que anima, y pienso en que llegar llego sí o sí aunque nada de acelerar en el 32 porque con el pie no podía… así hasta el 40/41 que nos vuelven a meter en la ciudad y vuelvo a ver a Marisa y Ángela, esta maratón va por ellas… se me pasa todo y hago el km más rápido de la carrera… llegó a meta y ahí están (estas chicas corren más que nosotros), y Chuli que ha llegado genial dijo 3:20 e hizo 3:20… yo me fui a 3:26 que me da igual… llegada para mí un poco pobre, pues te ponen una capa de esas metálicas, una botella de agua, un trozo de chocolatina y para casa… luego vemos que me he quedado primera de mi categoría, pero como el premio lo dan el martes va a ser que me quedo sin (dicen que lo mandan… ya veremos).

Y seguimos nuestro viaje, viendo cascadas, glaciares, uno lo vimos en barco y otro caminamos sobre él, espectacular aunque mi rodilla no pensó lo mismo, piscinas de agua caliente por erupción volcánica, kilómetros de carreteras sin nada ni nadie, géiseres, aviones de la segunda guerra mundial en medio de la nada, formaciones volcánicas, cañones que visitó Justin Bieber y menos mal que lo vimos porque era increíble…

Una experiencia de las que no se olvidan, muchas gracias a Chuli, Marisa y Ángela, por brindarme la oportunidad de ver con mis ojos uno de los lugares más espectaculares del mundo, en donde la gente está preocupada por el Calentamiento Global, ya que ven como sus glaciares se derriten (dos semanas antes había habido un funeral por el primero que ha desaparecido completamente 🙁  )…. Con vosotros hasta el infinito y más allá…

Gracias a los que siempre están, Pepe, y Chus que los llevo mareados, pero ahí están todas las semanas con mi entreno, mi familia, Juanma, Martina, Jesús, Idoia,  Ana, Arantxa, Aless, Demo, Maribel, Damián, Liana… y no sigo que siempre hago una lista muy larga… gracias a todos por los mensajes y por preocuparos/interesaros por las correrías de una que no tiene nada especial, pero se lo pasa genial 🙂 …

Os dejo unas fotos a modo de muestra de lo que hay por allí…. La próxima especial por la fecha 🙂

Ehunmilak 2019 – Beasain (12-Julio-2019)

12 de julio de 2019, 17:50, Plaza de Beasain (Guipuzkoa)… Espera, no, esto empieza mucho, mucho antes. 23 de enero de 2005, 9:50, Puerto de Santa Pola; ahora sí. Manolo (Papá), Ignacio y yo apostamos por mi estreno como corredor amateur en la primera media maratón. Casi 2 horas de eterno sufrimiento que marcan el inicio de lo que hoy contamos: una vida zancada a zancada.

Luego llegaste tú, montaña, opiácea de mis entrañas, a su vez fuente de sabiduría, energía y, como no, vía de escape de las obligaciones diarias. Sin siquiera poder ni imaginarme cómo, después de miles de horas y kilómetros sufridos/disfrutados, aquí estamos.

Ahora sí: 17:50, Plaza de Beasain. Sergio, Josemi y yo entramos en el arco de salida preparados para afrontar los más de 170 km con 11.000 metros de desnivel positivo en una de mis tierras favoritas: mi país vasco.

¿Estás nervioso? No, estoy temblando de miedo. Ya no hay vuelta atrás; somos un equipo indisociable de 3 que tiene que volver a este punto de salida en, como tarde, un par de días. Nos despedimos del grupo de los 90 km (David, Ángel, Enri, Elías y Carlos – ¡gracias por estar ahí! -) y con lágrimas en los ojos espero con ahínco el empiece de esta aventura.

Pelos de punta al recordar los primeros pasos. No puedo evitar bañar mi cara de lloro relativamente controlado al ver que el pueblo refleja lo que iba a ser la tónica de la carrera: calles y familias volcadas junto con voluntarios que te hacen sentir mejor que en casa.

Muchas horas y más distancia. Intentaré ser breve al describir los momentos más reseñables de la carrera. La primera tarde se hace cómoda y al pasar Zumárraga el atardecer nos recuerda lo impresionante de estas tierras. La noche se espesa y entre risas, anécdotas y – por qué no – miedos internos, después de una ración de flan y bizcocho de 10 preparado por una familia entera (en serio, nunca había visto tal disposición voluntaria), un amanecer de escándalo nos da los buenos días tras la dura subida a Zelatun (km 66).

Vamos bien; que coño, vamos muy bien. El calor empieza a apretar pero se mitiga con algún que otro manguerazo que encontramos por el camino. Pese a los dolores de pies de mi amigo Sergio, conseguimos el objetivo de llegar vivos y con ganas al que se dice que es el inicio de la carrera: km 96, Amezketa, base del Txindoki. La visita de los Aitores y Eder a este remoto lugar me llena de fuerza y hace sentirme un afortunado por lo vivido (¡eternamente agradecido!).

Subida muy dura, el sol insiste en que son las 3 de la tarde (21 horas de carrera) y echamos el resto para llegar arriba. Pero como siempre, llegamos. Pasamos la casa del pastor (me flipa que alguien pueda vivir en soledad con sus cabras a 1200 metros en un terreno tan escarpado) y coronamos el Txindokiko Lepoa. Algo más de sufrimiento y bajamos a uno de mis lugares favoritos: Lizarrusti.

A través de un ensoñador bosque de hayas que me traslada años atrás alcanzamos el km 116 donde nos espera Ignacio y Jako: ¡vamos Tío Borja! Ver a Jako con esa sonrisa respaldado por papacho me dice que esto tiene que salir bien. Bocata, cerveza sin alcohol y salimos hacia la – temida – segunda noche.

Crisis. Crisis absoluta. El sueño empieza a invadir el cuerpo y mi cabeza me dice que ya basta. Intento no pensar, mirar al suelo y tirar; pero la forma de los árboles se torna distinta y veo cosas que creo que no debería. “¡Hey, Sergio, no me jodas, pero eso es un hombre!”, “¡Sí, un señor con una capa!”. Me acerco y el árbol me mira fijamente diciendo que no, que coño, que no es más que un árbol.

Borja, para. Fíjate en tus mentores Sergio y Josemi y ya verás como todo pasa. Y pasó. La noche se hace frondosa y encendemos el frontal a sabiendas de lo superado. A pesar de las sensaciones extremadamente opuestas, mi mente disfruta.

KM 130. Etzegarate. Ciertos problemas de rozaduras solventados – permitidme evitar que narre la experiencia de cura de trasero por el médico de referencia -, ducha, cena amenizada por la incombustible seguidora Rosa (¡gracias por el apoyo!) y hacia San Adrián.

KM 140, tocamos la mítica cueva de San Adrián y no queda otra que echarnos una siestecina de 15 minutos para afrontar lo que queda. ¡Arriba! Dice el voluntario. Encaramos el Aizkorri y a eso de las 5 de la mañana del domingo coronamos uno de los techos del País Vasco. Exhaustos, Josemi nos espera y recibo a Sergio con un abrazo que nunca olvidaré. Vuelvo a llorar: si hemos llegado aquí, llegamos a meta.

Pero aun queda mucho. Los metros se hacen millas y todo cuesta un mundo. No sin esfuerzo, a las 6 de la mañana picamos algo en Oazurtza y empieza el infierno para Sergio: el mazo ha llegado en forma de pájara. Quedan unos 25 km y 1500 de desnivel positivo que se harán muy duros. Admiro tu entereza, amigo.

Entre risas provocadas, este equipo que salió hace más de 40 horas supera el último escollo y gracias a la fuerza de Josemi – eres un gladiador – y al espíritu de superación de Sergio, volvemos a pisar Beasain.

Ahí nos espera la incombustible Rosa, todo el grupo A To Trapo y las fuerzas de Enri con su maltrecho tobillo (¡ánimo que en nada estás dando guerra!). ¡Agradecimiento por esos últimos kilómetros en compañía, gracias! Y un poco más adelante, Dama, Jako, Nicolás e Ignacio hacen lo propio.

Y, 43 horas y pico después, entro en meta de la mano de mis mentores de esta distancia, de mi padrino deportivo y de uno de mis sobrinos preferidos (nótese la falta de agravio comparativo). EHUNMILAK, eres nuestra!

Carrera muy muy dura. Sergio me dijo que “Euforia” (la locura andorrana que estos jabatos superaron el año pasado) le cambió la vida. No sé si llega a ese punto, pero bien seguro que este fin de semana me ha dejado una huella profunda.

Ehunmilak es el ejemplo del puro significado de montaña: libertad, paz, compañerismo, individualismo, subidas, bajadas, en fin, vida. Lejos de marketing, merchan y florituras, esta carrera ensalza la realidad y lo salvaje de la naturaleza.

Gracias a Sergio y Josemi. Dos días de aprendizaje continuo, risas y, también algún momento complicado, son causa y consecuencia de consideraros parte de mí: no pude elegir mejores mentores para iniciarme en esta distancia.

Gracias a Ignacio, Dama, Nicolás y Jako. Fieles seguidores de este trotamundos sin cabeza.

Gracias a los firmantes de las pinzas. No os separasteis de mi cabeza (literalmente) en todo el fin de semana.

Gracias a la familia del golf, esa llamada el sábado noche fue motivo de remontada. Y gracias, gracias, gracias a Papá y Mamá: poco sentido tendría esto si no hubiera aprendido lo aprehendido.

Muchos (me) preguntáis, ¿Por qué? Sinceramente, no lo sé. Supongo que estar un fin de semana sin móvil, disfrutar de atardeceres y amaneceres de ensueño y seguir explorando el cuerpo podría ser una respuesta; pero esta claro que no es suficiente. ¿Por qué? Sólo el poder escribir esta crónica recordando cada momento vivido, hace que merezca la pena.

Y ahora, ¿qué? A seguir. A seguir en busca de experiencias y momentos que puedan ser narrados. A seguir explorando esta aventura que es la vida.

Borja

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Equipos
Borja Por equipos 43:43:05 233 de 510
Sergio Por equipos 43:43:05 234 de 510
Josemi Por equipos 43:43:06 235 de 510

(231 retirados)

Gran Trail Aneto-Posets – Benasque (19-Julio-2019)

Sinceramente el sabor que queda es un poco agridulce. Fueron muchas salidas  juntos,  Jota y yo, durante muchas mañanas, tardes y noches, con muchos de vosotros también, para que una ampolla maldita (y algo más) le obligara a quedarse en Benasque tras completar la Vuelta al Aneto. O lo que es lo mismo 55k. A su vez yo hice mi primera ultra de 105k con 6750 d+. Pero como decía Jack El Destripador, vayamos por partes.

Nos presentamos muy temprano para la revisión de material y recogida de dorsales ya que nos juntábamos 3500 corredores en total de todas las carreras (Gran Trail, Vuelta al Aneto, Maratón de las Tucas, Vuelta al Pico Cerler y Vuelta al Molino de Cerler) y no era plan de estar mucho tiempo haciendo el ganso teniendo que correr en unas horas. Cumplido el trámite, nos fuimos a nuestro alojamiento en Sahun, a unos 7 km de Benasque, bien apartado del bullicio. Tras comer  bien y descansar mejor, asistimos a la charla técnica que nos confirmaba la escasa nieve en los neveros, dejando fuera del  material obligatorio los crampones y pantalones de lluvia. Tras cenar y descansar, nos preparamos los bártulos y sobre las 23:00  nos plantamos en Benasque para tomar la  salida a las 00:00.

El ambiente era increíble. Todo el pueblo está en el Paseo de los Tilos, lugar de la salida y llegada de todas las carreras. Pero esa noche solo salíamos los del Gran Trail. Se notaban los nervios y tras entrar en el corralito, las fotos de rigor, nos dimos los abrazos de ánimo necesarios para afrontar la primera de las 2 noches (los cracks se ahorran 1, pero no creo que disfruten del paisaje, jajaja). El speaker anima el cotarro faltando escasos minutos y nos arremolinamos hacia la línea de salida con los nervios de punta…y comienza!!!! El griterío es ensordecedor, todo Benasque está en la calle que nos lleva dirección al primer punto de corte en la Refugio de la Renclusa, a unos 20 km. La gente no deja de animar con cencerros, pitos, aplausos…pelos de punta. Incluso cuando ya vamos unos kilómetros siguiendo la estela de frontales, los situados en el camping Aneto montan otro pollo digno de los Uruk-Hai (léase el mogollón de tíos feos y  escandalosos de El Seños de los Anillos). Ya sorprende que en esos primeros momentos empiezan los abandonos, 4 en los primeros 20k. Nosotros llevamos, recordando los consejos de Gosa y Ángel, un ritmo rumboso y sabrosón que nos permite llegar sin demasiado desgaste al Refugio de Renclusa y avituallarnos bien (3h 20’).

Nos dirigimos al Collado de Salenques en un mar de piedras, de todos los tamaños existentes, que se hacía interminable. La imagen ascendente de los frontales hasta el collado era espectacular. Yo ahora puedo confesar que esa parte me gustó mucho. El ir de roca en roca, me pareció muy divertida, aunque a mi querido Jota se le estaba atragantando tanto pedrusco…cuando uno parecía que había avanzado, surgía otra subida de piedras y más piedras e incluso nieve de los neveros. Así coronamos el collado de Salenques justo para ver amanecer por todo su valle, con ibones incluidos: 6h45’. Ver salir el sol tras aquellas montañas merecía la pena integrar el escuadrón tortuga.  De ahí, una bajada con partes de cuerda y partes de rocas hacia Refugio de Cap Llauset, cresteando por el collado a 2706 metros, que nos regalaban unas vistas inolvidables. Foto por aquí y por allá, faltaría más, viendo el lugar en donde nos encontrábamos. Por allí identificaron el pañuelo de ATOTRAPO y nos dieron recuerdos para Sergio y Abel. Al Refugio de Cap de Llauset llegamos a las 9h03’, escuchando a los voluntarios del siguiente punto a alcanzar, el Collado de Vallibierna (2732mts), que parecían recordarnos  que no nos durmiéramos en los laureles, que ellos estaban allí arriba para saludarnos y por allí había que pasar. Así es que después de avituallarnos bien y recuperar fuerzas, ascendimos al collado (9h54´) para enfilar la penúltima bajada antes de aparecer por Benasque. De nuevo piedras y alguna senda que nos permitía correr un poco. Las vistas del valle por dónde íbamos eran tremendas. En ese tiempo Jota empezó a no sentirse bien, la bajada al Refugio de Pescadores (11h25`) se le estaba haciendo larga, no tenía buenas sensaciones. Aun así, llegamos a tiempo para coger impulso con los voluntarios que allí nos animaban. Ese fue un punto donde llenaron un bus con compañeros/as que se retiraron, y aun les faltaba alguno lesionado que llegamos a cruzarnos mientras descendíamos. Ya “sólo” nos quedaba la subida a la Tuca de Estiba Freda, que con un poco de lluvia (muuuuy escasa) intentó suavizarnos el camino. Para entonces cualquier rio, ibón o charco que teníamos a mano, era como un oasis para nosotros. Meter la cabeza, la gorra o incluso los pies era un lujo.

Dejando atrás el Refugio de Pescadores comenzamos la calurosa y larga subida a Estiba Freda (2694 mts), un paisaje que comenzó entre escasos árboles y algún que otro rio cargado de hierro (no beber-si refrescar) y terminó como un valle lunar que nos indicaba a lo lejos el punto a alcanzar. Aquí creo que con los pies mojados empezó el calvario de Jota, que le hizo una ampolla en su pie  y que estaba por acabar siendo definitiva. Con muchísimo calor, aunque en las fotos de la organización salgamos pintureros, llegamos a la cima (13h03’) a tiempo para cargar agua y comer un poco antes de la larga bajada a Benasque. Recordé beber del porrón de cerveza que los compañeros Ñ de ATRAPO me apuntaron y resultó ser lo más parecido a beber de un análisis de orina…liquido amarillo y caliente, un horror…encontraré al culpable.

Con fuerzas algo renovadas y algún que otro ibuprofeno nos lanzamos a correr por la senda semidesértica que nos introduciría en un bosque largo y con bajadas muy inclinadas. Los consejos de Gosa fueron no cebarnos mucho en esta bajada, porque aún nos quedaban más de 60k y había que ser cautos. Un voluntario nos gritaba que redujésemos el ritmo para guardar cuádriceps, pero bajábamos a buen ritmo sólo alterado por los líderes de la Vuelta al Aneto, que nos pasaban como flechas para terminar su carrera. Tras una senda algo desértica, llegamos a un bosque que se hizo especialmente largo dado el calor y las horas que llevábamos en carrera. Con las fuerzas algo mermadas llegamos al siguiente punto de control, el Camping Aneto (14h40’), para enfilar lo que sería la entrada a Benasque. Allí estaba esperando todo bicho viviente a los ganadores de la Vuelta y a los que seguíamos en carrera del Gran Trail. El paso por meta fue un espectáculo. Los que iban paseando, los que estaban comiendo y todos los presentes gritando para insuflarte las  fuerzas suficientes para no quedarte allí  debajo de un árbol y continuar al pabellón donde nos esperaba la bolsa de vida y un descanso merecido y así afrontar la segunda mitad del paseo pirenaico. La llegada a las 15h11’, tiempo de sobra para pasar por boxes, ducha (solo de piernas), cambiar ropa, recargar mochila y pasar por el botiquín. A Jota tardaron un poco en atenderlo porque había un mochuelo que necesitó la ayuda de 2 goteros por un golpe de calor. Mientras yo ponía en orden todo para salir y leía el cuaderno de Bitácora del grupo Ñ del whatsapp. Muchos consejos, ánimos y alguna que otra risa, lo normal en los seguimientos en vivo. Con el visto bueno de mi gran amigo Jota, y tras el betadine y un compeed, salimos (16h48’) para el siguiente destino en el Molino de Cerler. A poca distancia de la salida Jota comprobó que la ampolla del pie era un auténtico calvario y que no podría correr los 50k restantes. Con toda la pena del mundo decidió retirarse. Está claro que en carrera surgen cosas inesperadas a pesar de haber entrenado todo lo posible. Con un gran abrazo nos despedimos y nos citamos para la vuelta. Su desanimo me sirvió a mí para seguir adelante y terminar, se venía conmigo en la mochila.

Toda la subida suave a Cerler y su bajada, me hizo recordar lo que Ángel me contó. Terminaban la carrera del Maratón de las Tucas y al verme en sentido contrario con el dorsal rojo del Gran Trail, los ánimos y gritos de los que por allí pasaban se hacían constantes. Fue un subidón tras separarme de Jota. Iba junto a un corredor de Caspe, Luis, que al ser de la “zona”, no hacía más que encontrarse conocidos, por lo que decidí coger mi ritmo y esperar que me alcanzase en la subida al Refugio de Ángel Orús.

Llegué al punto de control en Eriste (km.65 18h58’) y tras mi habitual avituallamiento (sándwich de pavo, membrillo, plátano y galleta de chocolate) salí en solitario para Ángel Orús. El goteo de los del Maratón seguía cayendo e incluso algunos que se retiraban del Gran Trail, mientras yo subía por la pista de asfalto hasta alcanzar la senda de montaña.  Me esperaban 1000d+ más los siguientes 900d+ hasta el Collado de la Forqueta. Pasé por la cascada de Espigantosa, espectacular, gracias que aun tenia luz. No fue hasta mitad de subida al refugio cuando empecé a notar la falta de sueño. Para luchar contra ella metía la cabeza en cualquier rio que encontraba e intentaba mantenerme activo, como recordaba de los consejos de Pez. Pero seguía durmiéndome. Ya casi alcanzando el refugio me encontré con un grupo que hablaban menos que los gatos de escayola y que no me sirvieron de mucha ayuda. Ya en el Refugio (21h27’) leí la infinidad de ánimos del grupo, con alguna amenaza de recibir 2 hostias si me retiraba (Gracias David Gil), los mensajes de voz de Pez e incluso la llamada de Ángel, imborrables recuerdos estos. No puedo más que agradecer a todos aquellos mensajes que me supieron a gloria. Sólo me quedaba solucionar lo del sueño, porque ganas y fuerzas tenía todavía. Así es que con un poco de miedo intestinal por cómo me podría sentar un café y viendo que era la única opción, tras 2 sorbos me fui para la Forqueta, mano de santo lo del café. Con la noche ya encima, solo conseguía distinguir las marcas de la organización y algún que otro frontal. A duras penas se distinguían los ibones y cascadas del Forau de la Llardana, aunque tanta agua me serbia para beber y refrescarme de subida. Conseguí alcanzar a un grupo de 3 corredores de Castellón, algo escatológicos por cierto. De esta forma al pasar por el collado de la Forqueta, me lancé para el Refugio de Biados. En la bajada me pude soltar un poco y tras 4 caídas nada dignas, decidí bajar un poco el ritmo,  con lo que también disminuyó el número de accidentes. No había nadie por allí que se descojonase, gracias a dios.

Entre piedras, algo de nieve y muchos saltos, alcancé la entrada a la parte del bosque que me llevaría a Biados. No había ni un alma a varios cientos de metros a la redonda, ni rastro del macizo de Posets, así es que solo me quedaba correr a buen ritmo y rezar que no apareciese ningún oso hasta el refugio. Esta parte estaba un poco menos señalizada y me hizo dudar en algún momento de si había perdido el camino, ya que veía en un punto extraño el lugar donde estaba situado el avituallamiento. Recordé por la charla que ese refugio estaba situado de forma que había que entrar y salir por el mismo punto, aunque esto fue cuando estaba allí sentado ordenando el recorrido mentalmente (25h48’). Habían bastantes participantes recuperando fuerzas y tapados con mantas, pero yo no me entretuve mucho sabiendo que me que restaba la última subida al collado de Estós. Hice el avituallamiento habitual y tras rellenar bidones y descansar unos minutos seguí mi camino, como en el 90% de esta parte, solo.

La subida comenzó muy tranquila. Estaba muy bien de ánimo y de fuerzas, y de sueño ni rastro. Así que como no veía más que lo que me enseñaba el frontal, cogí un buen ritmo que me permitió adelantar a algunos compañeros. No conseguía localizar el alto del collado, con lo que mi único entretenimiento era identificar las balizas, pasar algún rio, esquivar algún insecto nocturno y cruzarme con algún corredor. Alguno de ellos iba algo desorientado y tuve que guiarle para seguir la subida. Fue la parte más complicada para mí. Empezó a soplar un viento bastante frio de cara que me obligo a sacar la  membrana y a abrigarme. De esta forma, con más de 28 horas, se me hizo interminable, pero sabía que era la última subida y que no debía parar. Alcancé el collado de Estós a las 4:13 de la mañana, 28h13’ de carrera. Allí arriba los voluntarios no hacían más que decirme que ya estaba casi en meta, que era bajar hasta el último refugio y dirigirme a Benasque. Aun así esta bajada, curiosamente más corredera, se me hizo algo larga. No serían más de 5km pero el refugio de Estós no aparecía por ningún sitio hasta que lo alcancé a las 29h39’. Unos corredores franceses, ahora no recuerdo si llevaban dorsal, se quedaron allí a dormir. Las voluntarias de este último punto me ofrecieron una manta, que si llego a aceptar allí me habría quedado y un sándwich de pavo XXL que creo que ha hecho que no pueda ni volver a olerlo. A los pocos minutos ya enfilaba tras un compañero los últimos 13k corriendo a buen ritmo. Empezaba a clarear y el frontal pronto no sería necesario.

Con la llegada de la luz y la cobertura avisé a Jota, desperté mejor dicho, de que me encontraba a poco más demedia hora. Ahora podía disfrutar de un poco de bosque y de senda para correr y pasar, por tercera vez, el Camping Aneto (31h03). Ya solo quedaba reunirme con Jota en Benasque, que para sorpreson mío, me esperaba en el puente de entrada. Me recibió con un abrazo enorme y me llevó hasta la meta (31h25’). Creo que estaba tan cansado que ni se me ocurrió pedirle que la cruzara conmigo, así es que aprovecho para pedirte disculpas por no haberlo hecho, querido amigo. No habrían más de 40 personas en meta, pero allí estabas tú para acompañarme en mi primera gran ultra, así es que gracias infinitas.

La verdad es que os he soltado un rollazo importante, pero para el que no la haya hecho, os la aconsejo 100%. Recorrido, ambiente y voluntarios de 10. Y gracias a todos/as:  Ángel, David Amantium, Pez, Carlos, Sergio, Cristian, Elías, Esteban, Pablo, Enri, Victor, Gosa Anika, Borja-Nacho, Jesús Jr, José Pablo, JA Torregrosa…alguno me dejaré en el tintero, seguro.

HASTA LA PRÓXIMA, CANGREJOS Y CANGREJAS

HASTA EL INFINITO….Y MAS ALLÁ

Jaume

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Jaime VETERANO A 31:25:04 121 60