¿Correr por montaña con zapas minimalistas?

Hasta hace unos meses no lo tenía muy claro. En medio de mi «transición», me pareció más sensato comprarme unas XT Wings 2 de 400 grs (11 americano), con suela de 20/9,5 mm (talón/punta, caída de 10,5 mm). ¿Resultado?: Todo lo que había aprendido sobre la técnica para «correr descalzo» (breve resumen aquí) no me sirvió para mucho, además de cosechar un dedo a la virulé —a pesar de los refuerzos—, y un esguince en el tobillo bueno. 😀

Estaba claro que tenía que intentar algo nuevo, así que volví al guión de la «transición» y me hice con un par de minimalistas (reviú aquí).

Se acabó lo de talonar bajando. Hay que dar mil pasos cortitos, sin olvidar doblar las rodillas «un poco más de lo que consideras necesario», recordando a nuestro gurú.

Reconozco que aún tengo que mejorar mucho, porque de cintura para arriba los brazos no van al mismo ritmo, y tendré que relajar más los hombros porque parecen un par de trozos de mojama.

A Juanma no se le ocurre otra cosa que hacerme bajar —y subir— varias veces desde el faro del Cabo de las Huertas. Él mismo os comenta sus impresiones…

– Eduardo, recuérdame que despidamos al localizador de exteriores y le bajemos el sueldo al de la cámara

En un alarde técnico sin precedentes, Juanma se aventura a seguir mis pasos, —cámara en ristre—, pero por más que lo intentamos, no conseguimos librarnos de una espantosa manguera, que siempre sale en los vídeos.

– No tenemos nada que envidiarles a Killian Jornet y Seb Montaz

Las conclusiones corriendo minimalista entre pedruscos son muy buenas: la sensación del terreno, aunque mejorable, es mucho mejor que con zapatillas convencionales; una vez interiorizada la técnica, todo es mucho más fácil, y te das cuenta que la fatiga tarda más en llegar; aunque pueda parecer lo contrario, y siempre y cuando respetemos usar la técnica de «correr descalzo», ganamos una mayor estabilidad del tobillo al llevar el pie más cerca del suelo.