Desafío Lurbel Aitana 2015 (28-Noviembre-2015)

IMG_6523Este año la gente de Lurbel nos proponía para su Desafío Aitana tres pruebas con tres distancias muy diferentes:

  • Una maratón (40K) con 2600 metros de desnivel positivo acumulado que recorrería las zonas de Sierra Cortina, Puig Campana y Sierra de Orxeta.
  • Una ultra de 80 kilómetros con 4500 metros de desnivel positivo acumulado que recorría Sierra Cortina, Puig Campana, Comptador, Aitana y el Coll de Sacarest.
  • Una ultra de 120 kilómetros con 7200 metros de desnivel positivo acumulado que recorría Sierra Cortina, Puig Campana, Comptador, toda la Serrella incluyendo sus cimas mas significativas (Malla del Llop y Pla de la Casa), Aitana, Coll de Sacarets y para rematar la Sierra de Orxeta.

Un total de seis corredores de A To Trapo nos inscribimos a este desafío 2015. Alejandro lo haría en la modalidad de maratón y Josemi, Sergio, Carlos, Jesús S. y yo (Gosa) lo haríamos en la modalidad de 120K. Además Josemi participaría en la modalidad por equipos junto a Esteban de Nativos.

El día amaneció despejado, algo fresquito, ideal para correr. Conforme fueron pasando las horas pasamos del calor casi agobiante, al frío de la noche. La oscilación de la temperatura fue de los 26ºC a mediodía a los 3ºC del amanecer.

IMG_1033En cuanto a la organización de la carrera, para mi gusto ha estado bien. Los avituallamientos bien colocados y completos, incluso habían geles y botiquín en la mayoría de ellos. Se que alguno me podrá decir que faltaba café en algún avituallamiento, que los macarrones estaban fríos, que faltaba algún tipo de medicamento en determinado avituallamiento, ¡¡¡pero leches, esto es una carrera de montaña, no el Hotel Ritz!!! (aunque el precio de la inscripción lo pueda suponer). Para mí los avituallamientos de 9 sobre 10, excepto el del final. Una carrera que pretende ser el referente nacional de las ultras no puede dejarte en meta sin tu ración de plancha. Si no va a haber para todos, no lo pongas en la ficha técnica. Soy capaz de perdonar fallos en avituallamientos en los que es difícil llegar, pero en línea de meta, en un pueblo, que no puedan ponernos algo para acompañar a la cerveza “Dios…”. Lo que les queda que aprender a estos de la Lurbel de otras carreras… (com no vaig a estimarte Botamarges). Al año que viene que me descuenten la parte de la plancha de la inscripción o que les cobren a los primeros más, porque yo llegar antes para poder hacerme la cerveza acompañada, como que no.

IMG_3768Bolsa del corredor completita, camiseta, calcetines largos y calcetines cortos, por lo menos para los corredores de la 120K. Lo que tampoco me gustó es que, el único detalle de “finisher” fuera una visera de Lurbel. El año pasado nos dieron una medallita de plástico que he lucido de forma muy orgullosa en el comedor de mi casa. Este año no podré admirar el detalle de “finisher” de una ultra de 120K, porque mi mujer es comprensiva, pero una visera en el mueble del comedor… Creo que no va a colar. Y otra cosa, ¿saben los de Lurbel como nos queda una visera a los que hemos sido agraciados con cabezas bonitas y por tanto con poco pelo? Si por lo menos fuera una gorrita 🙂 🙂 🙂

Quiero hacer una mención especial a los voluntarios. Mil gracias, señoras y señores de los avituallamientos, porque cuando lo normal es estar hasta el moño, por no decir otra cosa, de pasar frío y estar toda la noche, nos recibían con ánimos y sonrisas, dispuestos a ayudarte en lo que necesitaras. Madre mía como les temblaban las manos a algunos cuando te ponían agua o coca-cola. Lo dicho ¡¡Mil Gracias!!.

Bueno, vayamos al grano. El viernes por la tarde partíamos de Mutxamel hacia Finestrat Jesús y yo, para recoger los dorsales e irnos a descansar a la caravana que teníamos instalada en un camping a unos 10 minutos de la salida, lo que nos permitiría descansar el máximo tiempo posible. Después de la cena de rigor hicimos una puesta en común sobre algunos puntos de la carrera, los tiempos de paso por cada avituallamiento, el tiempo que podíamos perder en cada uno, lo que teníamos que comer y beber, el ritmo medio que nos permitiría llegar dentro del tiempo límite que estaba fijado en 30 horas, etc, etc… Fue una noche larga, donde los nervios, por lo menos a mi, no me dejaron dormir mucho.

IMG_1047A las 4:30 en pie, desayuno sin prisas y para la línea de salida. Llegamos, la verdad con el tiempo un poco justo, unos 15 o 20 minutos antes del pistoletazo. Veo la pancarta y por suerte localizamos sin problemas, justo antes de entrar en el corralito a nuestros compañeros en la 120K. Nos deseamos suerte, unas fotitos para la posteridad y repartimos las barritas energéticas de Chocolates Tonda. Josemi, capitán del equipo, marca una estrategia de carrera muy clara. No está permitida la derrota y todos, todos, tenemos que llegar a meta. Mientras nos dirigimos a la salida, me fijo en Josemi y Esteban y pienso que estos hoy van a volar. Al que no pudimos ver fue a Alejandro, que tomaría la salida dos horas más tarde. Después supimos que hizo una buena carrera para lo que le había sucedido el día anterior, ya que se hizo un esguince. Así y todo se presentó en la línea de salida y terminó en un tiempo que ya quisiera más de uno, entre los que me incluyo, poder alcanzar algún día, y es que los hay que tela marinera, no hay quien pueda con ellos. ¡¡¡Enhorabuena Alejandro!!!

IMG_6527Nos tomamos con tranquilidad la salida, lo que nos permite ver como las primeras unidades han salido como si de una media maratón se tratara. Entre ellos están Carlos y Sergio que han salido fuertes. Van a intentar hacer la carrera juntos. Carlos necesita los puntos para la UTMB y Sergio, igual que Jesús y yo, se estrena en una distancia superior a los 85 Kilómetros. Ya no los volveríamos a ver, aunque si que estuvimos informados de cómo iban en carrera. Vaya par de Titanes. ¡¡Enhorabuena!!

Intento localizar entre la multitud a los Mutxameleros del equipo objetivo, sobre todo a Joan Andreu y Marcos que también participaran en la 120K, pero no consigo verlos. Bueno, la carrera es muy larga y antes o después coincidiremos en algún punto.

El primer escollo a afrontar es Sierra Cortina. La subimos a buen ritmo, todos los corredores vamos en fila india, y la imagen de la serpiente de frontales es impresionante. Desde su cima, situada a unos 500 metros de altura, tenemos unas preciosas vistas de Villajoyosa, Benidorm y Calpe, sobre el reflejo del mar y bajo las estrellas. Una pena que ni fotógrafo ni cámara estén a la altura.

Una vez finalizada Sierra Cortina iniciamos la aproximación al Puig Campana, donde coincido con Nacho Bernabeu, Mutxamelero de corredores solitarios que participa en la modalidad de 80K y que tiene una cuenta pendiente con esta distancia. ¡¡Enhorabona Nacho, objetiu cumplit!!.

Antes del ataque al Puig Campana se encuentra el avituallamiento del km 15, donde cargamos agua y yo pruebo una de las barritas de Chocolates Tonda. Si te gusta el Turrón de Alicante seguro que te gustarán y llevando miel, almendras y azúcar la energía está asegurada. Falta testarlas cuando llevemos muchos más kilómetros a ver que tal se mastican y entran. Jesús toma uno de los geles de cafeína que lleva y que ya ha probado en varias carreras. Repuestos los líquidos y las fuerzas, a subir se ha dicho. La subida al Puig, brutal, como siempre. La hacemos a ritmo, Jesús va por delante, pero yo tengo claro que es el principio de la carrera, y no puedo forzar. Voy siguiendo el ritmo cómodo de los que llevo delante, pero poco a poco se van viniendo abajo y como en una escapada de ciclismo vamos dándonos relevos. Cuando llego a la cima está Jesús esperándome. Iniciamos el descenso y me viene a la cabeza el del año pasado. Por lo menos este año no está mojado, pero incluso en seco la bajada del Puig es complicada.

En el avituallamiento del km 21 vemos a Marcos y a Joan Andreu. Ellos van a salir ya. Nosotros cargamos agua y rápidamente nos unimos a ellos. Ya no nos separaríamos hasta el final de la carrera.

IMG_6568De camino al siguiente avituallamiento (km 32, subida al Comptador), sufro el primer contratiempo. El caso es que he intentado seguir el ritmo de mis compañeros y en una subida complicada hago mas esfuerzo del debido con la pierna derecha y sufro un tirón tremendo en la parte interior del muslo. Nunca jamás me había pasado. El dolor es muy fuerte y pienso que es el final. Estoy muy enfadado y me doy un par de golpes con la mano en el muslo maldiciendo mi mala suerte y….”voala”, no sé lo que he hecho pero el dolor desaparece poco a poco y cuando llego al avituallamiento ya estoy recuperado. Allí me están esperando mis compañeros de aventura. Les cuento lo que me ha pasado y me dan ánimos. Les pregunto como van. Es una pregunta retórica, pero Jesús no lleva la cara de siempre e intuyo que algo le pasa. Bueno en estas carreras tan largas todos pasamos por momentos complicados.

Nada más salir del avituallamiento me vienen a la mente las palabras que la tarde antes me dijo Jesús “El Jefe”. “Gosa, tu a tu ritmo, olvídate de los demás. Si quieren ir contigo que te esperen. A tu ritmo llegas seguro”, Así lo hago. Me olvido de ellos y a mi ritmo subo por la zona del Racó Ample, hasta alcanzar los 1000 metros de altura, para una vez alcanzada esta, empezar a bajar hacia Benimantell. Bajo feliz porque allí voy a encontrar a Josep, Conchi y Eva. Vaya equipo de amimador@s que tenemos. Sin ell@s las carreras no serían lo mismo. Gracias por estar ahí, y por sufrir tanto como nosotros. Solo decir que pasaron toda la noche de avituallamiento en avituallamiento, casi sin pegar ojo y pasando tanto frío como nosotros. Saber que en el próximo avituallamiento vais a estar ahí nos da fuerza para llegar.

Cuando llego al pueblo están todos sentados en una especie de plaza pequeña que tiene un parasol. Me quedo un poco fuera de juego viéndolos allí, comiéndose un bocata tan tranquilos. Me dan un montadito que como a regañadientes, unos tragos de Powerade fresquito, nos hacemos unas fotos y les meto prisa para ir al avituallamiento, ya que allí están las bolsas para cambiarnos de ropa. Así pues, avanzamos unos 200 metros por el pueblo y de nuevo avituallamiento. Allí nos recibe Mª Ángeles con una sonrisa inmensa y nos da muchos ánimos. Cambio de ropa, nos ponemos más fresquitos y le doy a mi mujer toda la ropa de frío, excepto el chubasquero, para aligerar el peso de la mochila ya que es considerable. Aquí me entero de que le pasa a Jesús, el gel de esta mañana ha causado estragos en su estómago y el pobre va todo el rato sufriendo y controlando mucho para no deshidratarse. Salimos del avituallamiento con dos horas de margen de cierre de control lo que nos da seguridad para afrontar la Serrella.

La Serrella se hace larga, muy larga y cada uno de nosotros pasa por su momento malo. Primero Joan, después Marcos, yo…. Jesús va delante, y aunque lo está pasando fatal no se le nota. Estos montañeros son duros de verdad.

IMG_3782A mitad de ascenso empiezo a sentir frío, mucho frío y echo de menos las cosas que le dejé a Conchi. Lección aprendida. Coronamos el primer pico de la Serrella la “Malla del Llop”, foto, chubasquero y cresteo, un par de bajadas duras, nuevo avituallamiento y para Confrides.

Segundo punto de cambio de ropa, nos abrigamos bien, descansamos un poco, hidratamos, comemos y hacia la Aitana. Llevamos cerca de 14:40 horas de carrera, son alrededor de la 20:40 horas y ya podemos intuir lo que nos espera esta noche. Frío, mucho frío.

La aproximación a la Aitana la hacemos todos juntos, andando a ritmo vivo y en un descuido se me cruza uno de los bastones por entre las piernas y se rompe. Me viene a la cabeza el gran Antonio con su bastón tuneado, pero yo no soy Antonio y la pérdida de un bastón será algo que pagaré más adelante. Conforme nos acercamos a la Font de la Forata vemos que la cima de la Aitana esta cubierta por las nubes. Iniciamos el ascenso. La humedad ha mojado las piedras y están resbaladizas. Ellos suben a buen ritmo pero yo empiezo a notar un vacío en mi estomago bastante sospechoso. Tengo angustia. Solo de pensar en tomarme un gel la cosa empeora. Decido parar un momento y entonces me vienen a la cabeza las gominolas que llevo en la mochila. Voy comiendo poco a poco y parece que mi cuerpo las acepta bien. El azúcar hace su efecto, voy cogiendo fuerzas y consigo llegar a la cima más o menos entero. La cima está completamente cubierta, y no tengo a nadie por delante que me sirva de guía. Miro hacia abajo y tampoco distingo ninguna luz para esperar y afrontar el cresteo en compañía. Conozco la zona y no tengo por qué tener problemas así que empiezo a seguir las marcas y cuando me doy cuenta voy por una senda, pero hace mucho tiempo que no hay cintas. Me cruzo con un sapo, al que le pregunto si voy bien, y empiezo a reírme solo. Si me llega a ver alguien hubiera pensado que tenía alucinaciones. Como suponía la senda lleva a otra donde ya encuentro alguna marca. Veo luces delante lo que significa que me voy aproximando a la gente. Es Marcos. Juntos vamos buscando el camino. De repente vemos luces por detrás, alguien nos está alcanzando, pero son Jesús y Joan. No sé por donde pero hemos cogido un atajo. Al final contactamos con más gente y hacemos un grupito de unos 10-12 corredores que poco a poco vamos buscando marcas y bajando. Al final conseguimos la senda correcta y llegamos al avituallamiento de Tagarina.

IMG_6435Afrontamos las pistas para llegar al descenso de Sella cada uno un poco a su ritmo, conscientes de que no estamos muy separados y que en Sella nos volveremos a agrupar. El descenso de Sella es un infierno. La rodilla izquierda no es capaz de soportar mi peso y me falta un bastón. Lo paso mal, pero otra vez la visión de los míos en el avituallamiento me hace coger fuerzas. Entrando en Sella, están Josep y Eva esperando y me preguntan por Jesús. Les digo que venía delante y que seguramente ha tenido que parar. El pobre lleva todo el día haciendo paraditas. Conforme va pasando el tiempo me voy preocupando, pasados unos cinco minutos aparece y todos respiramos un poco aliviados. Los que conocéis la bajada de Sella sabéis de lo que hablo.

En Sella, último cambio de ropa. Camiseta de ATT para la llegada, pasta, coca-cola, descanso, vaselina 🙂 y en marcha. Queda mucho todavía pero yo ya no tengo duda. Vamos a llegar. Somos cuatro Mutxameleros con un fin común y al final de ese fin nos espera…… una CERVEZA. Quien podía dudar que llegáramos.

Este es el trozo más aburrido de carrera, pista, asfalto, pista y más pista hasta llegar a la subida del Coll de Sacarest. La subida no es muy dura pero la bajada. Insufrible. Es aquí que emulando a Superpaco, recojo un palo de pino bastante gordo pero efectivo que me sirve para ir apoyando el peso del cuerpo y no dejarlo caer sobre la rodilla. Llegamos al último avituallamiento. Allí siguen Conchi, Josep y Eva. Como un sándwich, para que no me ocurra lo del año anterior que llegué vacío a la cima de Orxeta, y salimos. Salimos todos menos Marcos que tiene un problema de rozaduras en los muslos y en el avituallamiento de Sella equivocó la crema y se puso antirrozaduras de los pies. Él se queda embadurnándose, esta vez si, de vaselina. No queríamos salir sin él, pero es más alto que nosotros y cualquiera no le hace caso.

IMG_6531Solo nos queda Orxeta. Si no tenemos un percance lo tenemos casi hecho, pero la experiencia del año pasado tiene que servirme para no equivocarme. Encabeza el grupo Joan que poco a poco se va adelantando. Esta vez Jesús insiste en que sea yo el que marque nuestro ritmo, señal de que está más o menos recuperado y se encuentra fuerte y no quiere reventarme. La subida es dura, muy dura para los kilómetros que llevamos en el cuerpo. Pero cuando los pies no van, la cabeza manda y cuando fallan los pies y la cabeza… cuando fallan los pies y la cabeza está el corazón que hace que no pares y que consigue que recuperes la cabeza, que vuelve a ordenar a tus pies que sigan y sigan. Así conseguimos, sin detenernos una sola vez subir Orxeta. Arriba está Joan, pletórico, sabiéndose finisher, pero con su amigo Marcos en la cabeza. Es lo primero que hace, preguntar por él. No lo hemos visto, pero le digo que es un tío duro, que una mierda de rozadura no podrá con él (tuve un profesor en el instituto que me enseñó que las palabras están para utilizarlas).

Bajo Orxeta y lo hago llorando. No me importa decirlo. En parte por la emoción, en parte por el dolor que siento cada vez que apoyo la pierna izquierda. Y encima … bajo corriendo. Terminada la bajada nos reagrupamos. Mientras caminamos hacia Finestrat recuerdo a mis compañeros de entrenamientos Ángel, David, Juanma…. También de Cristian que está empezando y que tantas veces me ha dicho que lo iba a conseguir. Finestrat ya esta ahí y voy saboreando la meta. Soy feliz, muy feliz. Entramos juntos y nos fundimos en un abrazo. Solo nos falta Marcos, pero ya sabemos que ha salido del último avituallamiento y que va a llegar. Y así ocurre. Los cuatro en meta. Los cuatro “finishers”

IMG_6575Dar la enhorabuena a Josemi y Esteban que aunque subieron al cajón como segundos clasificados en realidad fueron Primeros.

Sergio y Carlos hicieron su carrera juntos y también entraron juntos a meta.

Y a mi cuñado Jesús decirle que lo que hizo tiene un merito grandísimo, que muy pocos están capacitados para terminar una ultra de 120Km y +7200m en las condiciones de carrera que el tuvo que padecer. Cualquier otro, estoy convencido, hubiera arrojado la toalla.

Trascurridos ya unos días desde la carrera me doy cuenta que lo que nos pasa en las ultras nos sirve para aplicarlo en la vida. Podemos tener bajones, ver que todo se derrumba, creer que no voy a llegar pero si estás convencido, si sigues un poco más, eres capaz de recuperarte y llegar a la meta. Ahora mientras ”lamo” mis heridas recuerdo mi primera ultra, aquel Botamarges del 2013 y el lema de aquella pancarta que tanto me ha marcado y con el que desde entonces termino todas mis crónicas:

“El dolor es pasajero, La Gloria es Eterna”

Nos vemos en las montañas

Old runners never die.

120k

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Josemi VETERANO 20:55:12 34 12
Carlos VETERANO 26:37:18 109 47
Sergio VETERANO 26:37:19 110 48
Jesús S. 28:42:51 140
Gosa VETERANO 28:42:58 141 61

 

40k

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Alejandro 7:43:20 272

[Puedes descargar este track en formato GPX y KMZ]

Este es el recorrido recogido con un Garmin Forerunner 310XT. Las marcas aparecen cada 10 kilómetros.

El perfil está dibujado con el programa Perfils. Haz clic sobre la imagen para ampliarlo.

Galería de personajes. 8.

Érase un hombre a una bolsa de plástico en la mano pegado.

No sé si arrastra los pies caminando por falta de energía o si lo hace como aquellos escuderos de la Edad Media, que, ufanos de pertenecer a la baja aristocracia pero en la pura miseria, sacando pecho, en la barba unas migajas de pan para mostrar que se andaba sobrado y la cabeza erguida, no los levantaban para que nadie viera sus zapatos sin suelas. Lleva chaqueta incluso ahora, en Mayo, que ya comienza el calor. Las primeras veces que lo vi me llamó la atención su caminar acompasado arrastrando los pies y con una bolsa de plástico, casi rozando el suelo de tan grande, en la mano. Arqueando ligeramente el brazo, como si en el oeste fuera a desenfundar, aunque nada más lejos, creo, de su intención ir cargado de cartucheras. El arqueo de su brazo hace contrapeso a la bolsa que lleva en el otro, llena de objetos inútiles que va recogiendo por las papeleras y que él cree útiles aunque no sabe para qué. Ya lo he visto más de una vez incorporándose para abuzarse en las papeleras en busca de algo aprovechable. No es que las papeleras estén muy altas, pero él es bastante bajo, con la camisa fuera de los pantalones, colgándole debajo de la chaqueta grande que lleva puesta. Lo de asomarse a las papeleras me obligó a desechar la posibilidad de asemejarlo a los escuderos, porque nada más lejos de ellos que aparecer como mendigos, aunque estuvieran muertos de hambre.

¿Quién podría sorprender una sonrisa en el rostro del hombre de la bolsa? Si, satisfechas las necesidades vitales, como el hambre y el sueño, es aún difícil sonreír en solitario, cómo diablos puedes suponerla ni por descuido en el suyo, ni siquiera como ejercicio para evitar el anquilosamiento propio de los músculos que no cambian de posición. Sí, parece que la sonrisa y la risa prolongan la vida. Pero ¿para qué quiere él alargar la agonía en que se convierte cada día que vuelve a despertarse y se ve obligado a echarse a la calle, como un ser arrojado al mundo, a este infierno que somos todos los otros, testigos inmisericordes de su pobre y triste destino? Muchas veces denunciamos la crueldad ejercida contra los animales en el coso taurino o al despeñar a la cabra desde el campanario o cuando echamos a la sartén a esos pececillos que aún pueden escaparse por los huecos de las redes, y yo no digo que esto no sea cruel, pero creo que esta crueldad palidece comparada con la que en silencio y día a día ejercemos por omisión hacia esos seres que, clamoroso grito silencioso, vemos pasar a nuestro lado, consumiéndose y sin despertar la compasión a la que tiene derecho cualquier humano en esa triste situación.

Hoy, después de varios meses, lo he vuelto a ver caminando cada vez más lento y ¡quién lo diría! parecía llevar un móvil en la mano. Como nuestros caminos iban confluyendo lo he observado al acercarme y he comprobado que se trataba de un pequeño y viejo transistor. Él, barba irregular, mal afeitada, pelo a jirones, a la vez que se asomaba a la papelera que había en su camino y tosía con carraspera, no podía creerlo, iba tarareando la música que sonaba en el viejo transistor.

San Juan, 29 de Mayo-12 de Octubre de 2015.
José Luis Simón Cámara

38 Maratón de San Sebastián (29-Noviembre-2015)

42 años y 165 días (… casi, casi)

Desde hace un par de años, en una cena del grupo, en la que nuestro amigo Fran Calores me relató lo bien que lo pasó en el Maratón de Donostia, me rondaba la idea de acudir algún día.

Tras darnos un tiempo el Maratón y yo, por haber abandonado en los dos intentos de 2013, el año en que cumplía 42 años se me reveló como señal inequívoca de que era el momento de volver a preparar la prueba reina de los corredores de fondo y, de paso, quitarme la espinita de los abandonos.

2015-11-29 08.44.47Después del verano, Pili aceptó de nuevo apoyarme con su sabiduría y experiencia enviándome semanalmente un plan de entrenamiento que empezó con cuatro sesiones semanales y acabó con cinco, no porque las necesitara físicamente (según ella), sino para que me sintiera más seguro y mi coco no me hiciera abandonar en el tramo final de la carrera.

Me inscribí allá por Julio, por lo que ya no había marcha atrás y aproveché para organizar unas vacaciones familiares que, aunque breves, nos están permitiendo una visita fugaz, insuficiente a todas luces a San Sebastián, Hondarribia y Suances, en Cantabria, en una visita a unos fantásticos amigos que tenemos en la zona, degustando pinchos, vinos, carnes y pescados que, aun sin correr, merecería la pena probar, pero a lo que voy….

La salida del Maratón a las 9:00, quedo media horita antes con Pili y Juanma cerca de la salida para hacernos la foto de rigor, Pili me comenta que no está bien, lo que me deja más tranquilo, (ya que eso significa que está a tope) y a nuestros cajones, cada cual teniendo claro el objetivo. Pili y yo con la idea de hacer la carrera a 4’50’’ y Juanma, que me confesó que, nunca había entrenado tanto una carrera (he de confesar que yo tampoco) a hacerla cómodo y bajar la marca que venía de hacer en Chicago, pero sin presión.

Esta edición hace coincidir la prueba del Maratón con una media y un 10 k.

El recorrido del maratón son dos vueltas iguales, comenzando en la Avenida Madrid, cerca del estadio de Anoeta, remontando la desembocadura del rio Urumea en la que disfrutamos de maravillosas vistas de fachadas y puentes sencillamente espectaculares, durante los primeros cinco kilómetros y vuelta hacia el mar, llegando a la playa de La Concha allá por el kilómetro 9 recorriendo el paseo marítimo y dirigiéndonos hacia la zona conocida como Antiguo, pasando por túneles y amplias avenidas.

Captura de pantalla completa 01122015 144007.bmp

Foto de la organización www.maratondonostia.com

El día acompañaba, unos diez grados y cielo nublado, Pili y yo íbamos muy cómodos, charrando y bromeando al ver a un chaval corriendo con pantalón de chándal. En varias zonas nos cruzamos con Juanma, profiriendo alaridos de ánimo de ida y vuelta. En el kilómetro 10 pasamos junto al hotel donde yo me alojaba y veo a mi mujer y mis hijos a los que saludo y ya volveré a ver en el Estadio de Anoeta, donde se sitúa la meta. En el kilómetro 11, cosas del maratón, Pili tiene que hacer una visita para aliviar fluidos y me pide que no pare. Me cuesta no hacerlo, trato de bajar un poco el ritmo, pero tengo fe ciega en ella y no paro. Tras salir, tuvo que hacer un kilómetro a 4’14’’ para alcanzarme de nuevo. Volvemos hacia la playa frescos, primer tercio superado, y ya estamos enfilando un tramo de avenidas de tres kilómetros de vuelta al estadio, en cuyos alrededores se concentra la mayor parte del público y familiares. Cuando entramos por primera vez en el estadio, al salir, kilómetro 22 le digo a Pili lo bien que vamos, que lo estoy pasando bomba y seguimos al lío.

Tenía claro que mi carrera empezaba en el kilómetro 30 y así fue. Los kilómetros empiezan a pesar y la frescura de la primera parte a partir de ese kilómetro se torna un esfuerzo titánico por mantener el ritmo y seguir a toda costa a pesar de los mensajes que le envía el cerebro al cuerpo de pararse a un lado. Hoy no tocaba, iba decidido a terminar como fuese, tenía mil motivos para seguir. Trataba de ralentizar un poco el ritmo y seguir, vamos, tú puedes era el único mensaje.

Llegamos al kilómetro 38, y de ahí al final fue Pili la que me hizo no desfallecer, no paraba de hablarme, de gritarme, de decirme que ya lo teníamos, que arriba, que yo podía, en fin, de todo, su compañía fue la que me hizo seguir apretando los dientes hasta entrar en el estadio y cruzar la meta juntos y fundirnos en un abrazo.

Pili se quedó a esperar a Juanma, que menudo carrerón que hizo. Yo habría querido esperarle para darle un abrazo, pero mi físico no me permitía más que ir a por la mochila al guardarropa para abrigarme cuanto antes, ya que los temblores y vómitos aparecieron de nuevo.

Al rato de estar en el Hotel, por fin pude comer algo y tranquilizar a todos aquellos que se preocupaban por mí, tanto en Donostia cómo en Alicante.

Al grupo completo de A TO TRAPO, mil gracias por vuestro apoyo, tanto gatopardos como “cabras montesas”, y un agradecimiento especial siempre a Minerva, mi mujer, por su apoyo y paciencia infinita y muy especial a Pili y Fernando, personas que se cruzan en tu camino y te demuestran la verdadera cara de la amistad.

Enlaces sobre esta prueba

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Juan Enrique V40M 3:20:18 989 286
Pili V45F 3:20:18 990 5
Juanma V55M 3:30:54 1544 38

Galería de personajes. 7.

Los gemelos del psiquiátrico.

Como si fuera uno la sombra del otro, van trastabillando pasos por la calle, tambaleándose o balanceándose como si fueran marinos que caminan por la cubierta de un barco en permanente vaivén, traído y llevado por las olas. Difícil si no imposible distinguirlos incluso juntos, porque ni siquiera los actos individuales, como por ejemplo fumarse un cigarrillo, son inconcebibles si no lo hacen los dos simultáneamente. Uno delante del otro van moviéndose por las aceras del pueblo a esas horas en que les dejan salir de su residencia. Las mismas gafas, la misma ropa, los mismos zapatos, la misma envergadura, la misma cara, los mismos gestos, van como enredándose con los que se encuentran por la calle, entreteniéndose con quienes les dan palique, sin perderse de vista nunca uno al otro y sin prestar mucha atención al interlocutor, como si estuvieran solo pendientes uno del otro, y entre ellos se interpusieran los contactos con los viandantes, necesarios para sus fines, como conseguir unas monedas o un cigarrillo, también les gustan los puros, pero con los ojos siempre puestos en el otro, en su referente, en el hermano, en la copia casi exacta hasta el punto de que yo no sé si cada uno es o se siente o se reconoce en el otro. Todo el contorno del psiquiátrico, que va desde Santa Faz a San Juan (todo son santos por estas tierras), los conoce. Tiene de peculiar esta pareja que, aunque vayan juntos, te aborden juntos y te pidan juntos, no despiertan ningún recelo ni temor, ni siquiera rechazo o antipatía. Su inocuidad es tal que más bien despiertan simpatía o compasión o incluso ternura. Su presencia provoca más bien el esbozo de una sonrisa, y en ocasiones, lamentas no llevar algunas monedas sueltas para regalárselas, consciente de que en ningún caso van a gastarlas en drogas o alcohol, como ocurre muchas veces cuando, a sabiendas del uso que van a hacer de inmediato, les dejas caer una moneda a algunos que, por su nerviosismo, excitación, ansiedad, sabes que van a meterse un chute. No, no es su caso. A lo sumo algún cigarrillo suelto o algún vaso de limonada, ni siquiera coca-cola, que no les conviene por ser algo excitante. Y claro, no vamos aquí a remontarnos a la valoración que para nuestros antepasados griegos tenía la locura, vamos, lo contrario a la cordura, como toque o chispa de los dioses que hacen incomprensible a los humanos juiciosos los ininteligibles rumbos o designios de los llamados locos o enfermos mentales o enajenados o lunáticos, como luego en la cultura cristiana el fenómeno de la posesión tanto del maligno, recordemos los casos de posesión diabólica narrados por Marcos en su evangelio. Preguntado por Cristo el nombre del poseso, éste responde: “Mi nombre es legión”. Expulsados por Jesucristo se lanzaron sobre una piara de cerdos que, enloquecidos, se despeñaron por un acantilado y se ahogaron en el lago. Pero también está el éxtasis o posesión de la divinidad, como atestigua la experiencia de Teresa de Jesús, en la escultura de Bernini, con los rasgos y gestos propios de la relajación que sigue al acto sexual. El poseso, del diablo o de dios, no sigue las reglas de la razón, sus parámetros se alejan del comportamiento aceptado como normal, hacer contorsiones, o echar espumarajos por la boca o poner los ojos en blanco o arrojarse al suelo y tirarse de los pelos y la ropa, todo eso propio de los posesos no es muy común que digamos. Nada más lejos de todo esto que los dos gemelos de que hablo. En el peor de los casos tocados por el dedo divino, no del diablo, desde luego. Nunca he visto que nadie quisiera reírse o burlarse de ellos. A lo sumo amagos de compasión y simpatía. ¡Qué menos con seres tan poco acariciados por la fortuna!

San Juan, Mayo de 2015.
José Luis Simón Cámara

CRÓNICAS ORWELLIANAS. La Corre Four.

Corría el año 2055 de nuestra era cuando Joan, recién cumplidos los cuarenta, decidió poner en su perfil de Facetwitgram -la super red social que fusionó a todas las existentes anteriormente- una foto en la que se le veía, a los pocos días de nacer, con una camiseta celeste y una extraña inscripción junto a un no menos absurdo dibujo.

La supercomputadora Very Big Brother, que controlaba e interrelacionaba todas las acciones del planeta, emitió al momento la localización de otros tres usuarios, Carlota, Manuel y Luz, de edades similares, con orígenes cercanos y con idénticas camisetas en instantáneas de sus tempranos días, poniendo en conocimiento de los cuatro tales coincidencias.

Picados por la curiosidad, se cruzaron mensajes tratando de conocer cuál era el origen de tan extraña coincidencia y, sobre todo, de averiguar qué significado podía tener la leyenda «A To Trapo» y la imagen parecida a un extraterreste que la acompañaba.

Tras arduas pesquisas, rebuscando en webtecas y archivos olvidados de padres y abuelos, llegaron a la conclusión de que podía tratarse de una especie de secta, formada por gente con alguna carencia de materia gris, que se reunía con cierta frecuencia a realizar una serie de ritos, a cuál más asombroso. Por ejemplo, se desplazaban en grupo moviendo las articulaciones inferiores de forma secuencial y acelerada. Sí, sorprendentemente no utilizaban los impulsores talonares que desde hace tiempo se implantan a todo mortal a partir de que se mantiene erguido. También se sumergían en el agua del mar justo cuando más frío hacía, saludaban al sol con posturas ridículas o comían sandía en noches de luna llena. Además, parece que creían que todo aquello podía ser beneficioso para su salud. Joan, Carlota, Manuel y Luz llegaron a descubrir que el impulsor de todo aquello era una especie de Sumo Sacerdote, de pelo dorado, mirada azul y nariz aguileña que, mediante alguna pócima o conjuro mágico, conseguía de cada miembro lo que quería: poner una pancarta, escribir una crónica o un microcuento, hacer las fotos o ponerse una pinza en el pelo. Las últimas noticias que consiguieron de este personaje, le perdían la pista tratando de recorrer los ochomiles del Himalaya, aunque no se está muy seguro de si se trataba de él o del mismísimo Yeti.

Carlota, Luz, Manuel y Joan decidieron rendir homenaje a aquella secta organizando la I Corre Four, de «correr» que parece que era como se llamaba lo que hacían aquellos antepasados, y claro, de «four», cuatro, el número que sumaban ellos. La prueba, durísima, consiste en recorrer los pasillos de un gran centro comercial, sin activar los impulsores talonares. Y se sigue celebrando cada año con una altísima participación, casi cien mil, aunque muy pocos consiguen terminarla.

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