XIV Mitja Marató Serra d’Oltà (16-diciembre-2018)

Estamos ante una de las clásicas de montaña de la provincia de Alicante, una carrera rápida, bonita y a la que denomino “limpia conciencias” … ¿por qué? porque se celebra justo antes de Navidad y ese cordero, el turrón y el alcohol parecen menos calóricos cuando has hecho unos días antes la media maratón d’Oltà…

¿Qué me estoy engañando? Sí, pero me gustan esas pequeñas píldoras de placebo psicológico.

Empieza a amanecer en Calpe cuando en un barecito pequeño junto a la salida, Eva y yo tomamos unas tostadas con aceite y un café con leche. Seguidamente la preceptiva recogida del dorsal que coincide con la salida de los senderistas 8h.

Tras las preparaciones de bebidas, geles, mochila, etc… empezamos el calentamiento en el que a los pocos metros nos encontramos haciendo también el ritual de la preparación de carrera a Jesús Jurado y los acompañantes de A to trapo… Eduardo, Juanma…  los valientes que han decidido hacer la prueba; otros están ya acumulando calorías en sus cuerpos… no diré el nombre de nadie para no dinamitar más su moral, pero sabrá quién es cuando lea esta crónica.

Llega la hora de la salida 9h, buen ambiente, muchos corredores en número de aproximadamente 350 y tras una sonora traca (como no podía ser menos en nuestra tierra) se da la salida a la prueba.

Por suerte, esta carrera tiene la “generosidad” de comenzar con un buen tramo de unos 4 km casi llanos, incluso con algún km de asfalto que permite ir calentando las piernas, aunque no es menos cierto que también te hace llevar un ritmo que quizás puedas pagar después; no es mi caso porque yo soy un máquina y controlo.

Cada uno se va colocando en su sitio en esta primera parte y tras atravesar la carretera general por un pequeño túnel que pasa por debajo de la autovía, comienza a picar hacia arriba la pista… llegó el momento de que la sangre pase a llenar las piernas porque esperan varios km de subida con alguna tregua de por medio, pero poca.

Pasado el primer avituallamiento, la carrera se introduce en plena Serra d’Oltà y entre pinos se van ganando metros de altura. La temperatura es buena… muy buena… incluso puede que algo alta para correr, porque pronto sobran manguitos, los guantes finos, el buff y casi hasta la camiseta, pero no es cuestión de quitársela, presumir de cuerpo escultural está feo en la montaña.

Con algún sube y baja llegamos hasta una pista bastante ancha y alcanzamos lo que para mí es la parte más bonita de la carrera, aproximadamente el km 6-7 … ya que, a una altura media de la sierra, la pista te lleva a tener a tu izquierda la maravillosa vista de la costa, el mar y el espectacular Peñón d’Ifach. Cierto es que la propuesta urbanística y arquitectónica de Calpe, bajo mi punto de vista, deja mucho que desear, pero el enorme y monumental Peñón y el mar azul tranquilo a sus pies camuflan las miserias de la especulación, lo cual unido a que uno se queda con lo que quiere ver… pues la fotografía es maravillosa, un tramo en el que disfrutas de estar en ese momento y en ese lugar.

Pero he aquí que el corredor que llevaba justo delante, observo que no ha movido la cabeza ni un milímetro, no ha tenido a bien ver lo que yo estaba viendo, ha decidido prescindir de llevarse el que probablemente es el momento más bonito de la carrera…  y sí, los que me conocéis sabéis que con facilidad escucho la llamada de “el lado oscuro del trail running” …. me han dado ganas de darle una colleja a mano abierta y con violencia en todo el cogote y decirle “espabila tío, deja de mirar al suelo, que no vas a llegar antes a meta y disfruta de este paisaje” … pero me he controlado, soy un blando… eso sí, le he pasado y no lo he vuelto a ver más, ero lo menos que podía hacer con semejante looser.

Continuamos bajando por una pista ancha que lleva a un giro a derecha que inicia una pequeña subida que alcanza el objetivo del siguiente avituallamiento situado justo antes de la subida a la cima de Oltà.

Pocos metros después, comienza el tramo que podemos decir el más duro de superar, una subida por una “canal” de roca y piedras a modo de pseudo escalones que cuesta ir subiendo. Una vez superado llega lo peor… la parte de transición hasta la última subida, que para los que habéis corrido “La perimetral de Benissa” sabréis de lo que hablo… un fondo marino pero sin agua. Roca afilada, huecos entre piedras y vegetación que camufla el peligro inminente de un fácil esguince como el menor de los peligros, porque una caída o un pie que quede atrapado en uno de esos huecos, provocarían una estampa que no quiero ni imaginar. Odio ese tipo de terreno… por momentos me sentía como en la película “Tigre y Dragón” tocando con las puntas de las zapatillas una mínima parte de la roca y dando saltos de una en otra…  pero con mucho menos estilo que en la película por supuesto…

Por fin acaba el suplicio y aparece lo que a los ojos de cualquiera podría decirse que es la alfombra de tu casa, una senda de tierra húmeda y marrón lisa, blanda y cómoda bajo la sombra de los pinos  … un respiro para los pies y acto seguido, el tramo final de subida que en unos minutos lleva a la cima de Oltá.

Una vez arriba dos voluntarias nos esperaban para dar el toque navideño disfrazadas de árboles de navidad, muy simpáticas pero a las que casi ni he visto, porque he comenzado a bajar rápido… los corredores normalitos como yo también nos flipamos y en ese momento piensas “si me distraigo saludando o parando aquí … perderé unos segundos de oro” … como si en algún momento de fantasía e ingenuidad runera, se fuese a dar el caso que peligrase el podio… en fin, uno cumple años pero se nota poco. En la meta me han dicho que las simpáticas voluntarias daban mistela en la cima… moooook… por flipado, ni me he enterado. No obstante, me cuentan que el presi y Cía. han degustado ese preciado caldo de la terreta disfrutando de las vistas.

La bajada afronta el rodeo a la sierra para llevarnos a la parte trasera de ésta y las vistas a la Sierra de Bernia, donde comienzan a asomar chalets y construcciones por la parte superior… a este paso en breve conquistarán también esta otra cara de la montaña, pero sin embargo vamos por un bonito paraje a este lado, senda disfrutona y bastante rápida entre pinos. A mitad de bajada escucho detrás de mí lo que parecía ser un jabalí persiguiéndome… era un corredor bajando a “tumba abierta”, le he dejado pasar… no había quien lo parara… ¡qué ritmo! … pero la carrera no acababa al final de esa bajada…

Desembocamos en una pista ancha en el que se encuentra el siguiente avituallamiento y tras el cual iniciamos el giro final a la sierra y comienza una última subida… aquí me reencuentro con el “jabalí”, estaba casi tan muerto como aquél que hace unas semanas encontraron David Gil y el grupo que lo acompañó al Puig Campana… la cara roja, el sudor cayendo a chorro como si se le hubiese roto una tubería de agua potable y ya no resoplaba, era la respiración de un pececillo sacado de su pecera, agónico… cuando llego a su altura me dice con un hilillo de voz ¿quieres pasar? … en fin… por fuera, le he dicho que sí y le he dado las gracias … por dentro he pensado “lo mismo tas pasao campeón, ¿ves lo que pasa por fliparse más de la cuenta?”, lo he adelantado y ya no lo he vuelto a ver… era lo menos que podía hacer con otro looser como este.

Continuamos subiendo por varios pedregales incómodos, si bien no son muy largos y donde vas intuyendo que queda muy poco para la bajada final que repite recorrido con los aprox. 5 km iniciales de la prueba.

Tras un descenso rápido por senda por momentos estrecha, se empieza a escuchar la música del grupo de dolçaineros en una bonita grabación reproducida en un equipo de sonido colocado justo antes del último avituallamiento y que lógicamente hace que pierda encanto el momento exaltación de la cultura musical de la provincia.

Llegamos a ese último avituallamiento en el que yo creo que no para casi nadie… todo el mundo va a cuchillo hacia meta… pero ojo… que los 4 km finales llanitos se atragantan a más de uno… después de 16-17 km y 1000+ las piernas frescas no van y mantener un ritmo sostenido en esos km llanos cuesta, a mí no, ya os he dicho que soy un máquina y controlo que te pasas.

Finalmente comienzas a escuchar al speaker de meta, aprietas los dientes y aguantas un tramo asfaltero de unos 500m para hacer un último giro a la izquierda y encarar la línea de llegada … la pose y la sonrisita molona de sobrao para salir guay en la foto ¡conseguido!

En un día espectacular típico de Alicante, hemos disfrutado de la clásica Media Maratón de la Serra d’Oltá, de buen ambiente, magnífica organización y de mejor compañía.

Poco a poco y con el permiso de Jesús… me voy integrando en la gran familia de A to trapo… hace años veía a corredores con la camiseta del club y pensaba “… menudos flipados ” … ahora ya pasados los años y dado que os conozco a muchos de vosotros, sigo pensando lo mismo… menudos flipados… pero bendita familia de flipados de la montaña… por todo lo que compartimos, por todo con lo que nos identificamos, es por lo que lo pasamos tan bien juntos y nos hace tan felices estar en la montaña.

Gracias a Jesús por compartir parte de la carrera con Eva al igual que ya lo hizo en El Coto, así como por pedirme hacer esta crónica y por transmitir siempre felicidad con su perenne sonrisa y simpatía.

Besos para todos.

Pablo Molina

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Pablo M. VETERANO 2:33:11 143 57
Marc 2:38:43 168
Juanma MASTER-M 2:49:47 222 28
Edu VETERANO 3:10:57 286 109
Jesús MASTER-M 3:10:58 287 43