7º TRAIL DE ONIL 2024 6 de Octubre

El pasado 6 de octubre, se celebró el 7º Onil Trails, prueba que organiza el Club de deportes de Montaña Trail Running de Onil y que al ir por la séptima edición, indica que es una cita que ya se está consolidando en el calendario de las carreras de montaña en la Provincia, que a los de Alicante nos viene bastante bien por la cercanía y por la fecha, al principio de temporada, para quitarnos las telarañas que durante el verano hemos ido acumulando.

El evento consta de varias pruebas: 14k, 25k y 40k, con 700, 1.300 y 1.800 metros positivos, respectivamente y además la de 14k permite también hacerla en modo senderista, lo cual, sin duda es atractivo para el que quiera dar un paseo por esta zona de montaña de Alicante. Hala!!, ya les he hecho la publicidad gratuita.

Como ya salir de casa por menos de 100k no compensa, tanto mi “gemelier”, Jaime, el “Marlon Brando” de las carreras y yo, nos inscribimos a la de 40k. Tengo que decir que Jaime me estuvo dando la “turra” desde que se apuntó con que iba a llegar muy justo de preparación y bueno a mí me da la risa, porque cuando dice eso me saca una hora y cuando va bien, me saca dos o tres de ventaja. En fin, lo que hay que aguantar!!

Salimos de alicante sobre las 6´15 de la mañana para llegar con tiempo, recoger los dorsales y prepararnos adecuadamente. Era aún de noche cuando nos dieron los dorsales, justo al lado del impresionante Palacio del Marqués de dos Aguas de Onil, una pequeña joya de la arquitectura medieval que recomiendo visitar si se va a esta localidad.

Allí ya estaba totalmente pertrechado el amigo Tomás, “Tractor” Méndez que corría esta prueba en su camino de preparación a la CBT en su distancia larga. Una alegría porque desde que le vi sabía que iba a ir con él todo el trayecto, puesto que ya daba por descontado que Jaime me iba a abandonar, una vez más, como es habitual ya en él, y que bien le recuerda su chica, Susana. Cría amigos… Además se encontró con otro de sus “conocidos”que también corría la prueba, Antonio Diéguez y ya claro, que queréis que os diga más, si te he visto no me acuerdo. En el poco trayecto que compartimos, unos 2-3 km, Antonio me dijo que cumplía 59 años, pero vamos, como subía el amigo!. Un ejemplo a seguir.

A las 8 en punto se dio la salida y los 107 corredores que allí estábamos, salimos cortando hacia arriba, por el casco antiguo de Onil y en dirección a lo que por allí llaman el Racó del Sastre, que al ir subiendo, nos deja ver el valle de la Foia de Castalla con el Sol creciendo por el horizonte, anunciando poco a poco, grado a grado, el calor que ya se esperaba iba a hacer en el día de hoy.

En el Km. 7 estaba el primer avituallamiento, alto del Somo. De los mejores que me he encontrado en carrera. Había un tío cortando jamón!!, como lo oís y chorizo, morcilla y dos porrones, uno de paloma y otro de vino!!. Increíble!!. Aquí ya vamos Tomás y yo solos. De Jaime y Antonio ni rastro. Comemos y yo le doy un buen tiento al porrón de vino, que no se diga que sólo venimos a correr y a seguir bajando, metiéndonos en una rambla algo técnica, que termina en el inicio a la cota más alta de la carrera, el alto del Reconco, con 1.210m de altura, con avituallamiento donde están las antenas. Aquí ya nos adelantan los primeros corredores de la prueba de 25k. Tomás y yo a lo nuestro, bien de fuerzas y de tiempo.

Comenzamos una bajada larga y corredera, que pasará por la Font de Fontalbres, un sitio muy agradable, con un estanque y una fuente. No me refresco en ella por miedo a perder tiempo y que me pase lo de otras carreras, que me quedé sin tiempo y me descalificaron. Menudas pesadillas con este asunto después de la experiencia de Luchon donde me quedé fuera por 5 minutos. Quita!!, para adelante sin parar y eso que el calor ya aprieta.

Después de esto y tras pasar por el siguiente avituallamiento comenzamos una bajada muy agradable de pista, en la que Jaime después me contaría que se cayó, dándose un buen golpe que le dejó dolor en las costillas. No sé, yo no quiero decir nada, será el karma…

Entramos en una zona de llaneo, como una especie de cauce seco, bastante agradable. Tomás, que se había quedado atrás, me comenta que ha tenido una pájara en la bajada anterior y reducimos el ritmo de manera que le dé tiempo a recuperarse. Una vez que salimos de este “cauce”, tenemos otra subida corta hasta el siguiente avituallamiento que justo está a espaldas del anterior, por lo que al final me doy cuenta de que hemos hecho un bucle. La verdad tengo que decir que los avituallamientos fueron correctos, pero es que el buen ambiente que había en ellos podría compensar que algunos fueran justos o repetitivos. Se lo estaban pasando “pipa” y ese ambiente se contagia a los corredores, como no.

Tomás llega al poco y entonces ya me preocupa porque me dice que ha vomitado todo lo que llevaba dentro. Mal asunto. Encima no le entra nada más. En ese momento me traslado a la misma situación que me tocó vivir en Penyagolosa: angustia, no poder meterme nada en el cuerpo y una sensación de debilidad total. Como te entiendo, querido Tomás!. Bueno, seguimos adelante, pero veo que Tomás se me va retrasando. Llegamos a un alto y a una pista que parece una autopista, incluso con algún tramo de camino asfaltado, todo en bajada. Voy lento, esperando que Tomás aparezca, pero cuando llego a la penúltima subida de la carrera me extraña que con el buen terreno que hemos dejado, Tomás no esté ya aquí. Decido empezar a subir y esperarle en el siguiente avituallamiento, ese donde estaba el jamón y digo estaba porque ya no queda ni el hueso, pero el ambiente sigue siendo de cachondeo total. Allí uno de los voluntarios que estaba en el avituallamiento anterior me informa que Tomás me espera más adelante, que ha decidido abandonar. Me lo encuentro hundido literalmente, dándole vuelta a la idea de que igual esto no es lo suyo. Intento transmitirle que no pasa nada, que esto es así, unos días te encuentras bien y otros no y que lo que hay que hacer es ver donde hemos fallado, no dejarlo, pero que te quedan ganas de mandarlo todo a la porra, eso sin duda.

A partir de este punto de carrera empieza la última bajada hasta meta, casi 7 km. Con solo una tachuela de unos 200 metros de costarrón, que inicialmente no estaba y menos se lo esperaba, pero que tuvieron que incluir al variar el recorrido inicial porque éste no estaba bien para correrlo, por las últimas lluvias de la zona. Tras 6 horas y media de carrera y con 30 grados, ya cayendo a plomo, se me hicieron de duros como si subiera el collado de Salenques. Pero bueno, este era el último capítulo. En un kilómetro y poco, me veo entrando ya en el pueblo, de nuevo por la parte alta y al final de la última calle me encuentro a mi gemelier y a su hermano Juanjo, que ha venido con sus niñas. Enfilo los últimos 200 metros y entro en meta con 6 horas 54 minutos (Jaime una hora menos, lo que yo diga) feliz por haber acabado una carrera, que no es poco, después del añito que llevo. Sin duda una prueba para repetir, con una buena organización y un gran ambiente.

LO MEJOR: Seguir compartiendo momentos con mi querido amigo Jaime, aunque me abandone, jejeje, y acabar una carrera y estar escribiendo esta crónica. ¡Ya era hora!

LO PEOR: No poder entrar en meta con Tomás, pero seguro que lo haremos, porque vamos a seguir, ¿verdad Tomás?

¡Salud y Montaña!
Jota

Enlace clasificaciones: https://www.mychip.es/m/65d49a06bcb1e9bc906857bd

XXX CARRERA 9 D´OCTUBRE ALTEA. 9-10-2024

Altea celebra con su carrera 5k 10k, 9 Octubre la fiesta de La Comunidad Valenciana que conmemora la entrada del Rey Jaume I El Conquistador en la Ciudad de Valencia en el año 1238. Además, este año cumplía 30 años convirtiéndose así en una de las pruebas más longevas de la comunitat.
Y como nos gusta la fiesta y también correr, pues lo juntamos y sale esta carrera.
A las 9 de la mañana, desde la Plaza dels Esports, después de las fotos correspondientes y de saludar a los amigos, salimos unas 1200 personas entre los 5K y 10K. El recorrido nos lleva por la calle principal de Altea, dirección al paseo marítimo y de allí hacia El Albir. Con unas vistas espectaculares nos adentramos en la bocana del puerto, paseo marítimo, polideportivo y de ahí a meta. Día perfecto para correr, sin calor, con un poco de sol. Luego hubo carreras infantiles para que los más peques se unieran a la fiesta. Un día perfecto para celebrar el 30 aniversario de esta carrera.
Ernesto.

DORSAL PUESTO POSICIÓN CATEGORÍA TIEMPO APELLIDOS NOMBRE NOMBRE EQUIPO CATEGORÍA
65 91 11 00:45:27 DE CABO BLASCO JUANCARLOS A TO TRAPO M50
159 163 19 00:49:36 MARTÍNEZ IVORRA ERNESTOMIGUEL A TO TRAPO M50
10 271 9 00:59:23 Alcaraz Baeza MariaPaz A TO TRAPO
F55

COSAS DE HERMANOS

El pasado año se celebró la primera edición de la marcha cicloturista “Hermanos Herrada” que para quien no los conozca explicaré someramente quienes son.

A saber. Fernando es el que nunca sale porque fue eclipsado por sus hermanos. De entre los otros dos uno ha destacado aún más. Quedan pues José y Jesús, el segundo es el más joven, pero el que mejores logros ha obtenido. Son como los Ingebrigtsen de Mota del Cuervo salvando las distancias. El último logro de renombre que obtuvo el pequeño tuvo lugar en la Vuelta con etapa con final en alto, concretamente en la Laguna Negra. Jesús dio una clase magistral de cómo han de hacerse bien las cosas.

Hace doce meses, como digo, inicié la marcha con mi hermano – de hermanos va la cosa – porque nos hacía ilusión por celebrarse en Cuenca, nuestra tierra y por que la organización corría de manos de una familia muy querida y admirada por aquellos lares. Desafortunadamente la desgracia quiso que a media carrera se suspendiera por el fallecimiento accidental de un participante así que todos nos volvimos a casa con el estómago vacío y hecho un nudo.

A pesar del mal comienzo los Herrada decidieron seguir con el proyecto y este año hemos repetido terminando encantados con la organización y cómo no con la marcha en sí. Para quien no conozca esa tierra bastará con decir que discurre por buena parte de la serranía conquense y atraviesa parajes de enorme belleza como son los Callejones de las Majadas, el embalse de la Toba, la población de Uña y su preciosa laguna, la Ciudad Encantada y otros lugares similares.

Para mí lo importante consistía en participar acompañando a mi hermano mayor, terminar los dos juntos y hacerlo dentro del corte, lográndolo finalmente y quedando muy satisfechos.

Para el año que viene ya tenemos marcada la fecha en el calendario, creo que no debemos faltar.

Marcha Hermanos Herrada. 120 km. + 1700 m.

Cuenca, 5 de octubre de 2024
Julián

Evocación.

Una de las muchas flores que caen del jazminero se posa sobre mi taza de té.

Y mientras me voy recreando en su exótico sabor, esa flor, sólo esa flor, no los miles que se arremolinan por el suelo del patio caprichosamente transportadas por el aire del otoño, sólo esa flor me recuerda aquellas inolvidables tardes de París en el barrio latino por la estrecha calle de la Huchette, junto a aquel pequeño teatro donde ininterrumpidamente se seguía representando noche tras noche La cantante calva de Ionesco durante tantos años. Paralela al Sena, entre el bulevar Saint Michel, sus librerías, su fuente y la calle de Saint Jacques, por cuyas ventanas se escapaba el sonido de trompetas y saxos con tristes melodías de jazz, la vieja y mohosa iglesia de San Severin, en medio del río Nôtre Dame, esa hermosa y antiquísima iglesia gótica que aún no sabía que sería devorada un día por el fuego, calle llena de pastelerías árabes, de carnes piramidales giratorias y de cafeterías, aquél, ahora pequeño, entonces inabarcable cuadrilátero formado por la calle Huchette, enfrente el bulevar Saint Germaine con sus ruinas de otros tiempos en medio de la ciudad, y por el otro lado el bulevar Saint Michel y enfrente la calle Saint Jacques, en este entrañable laberinto tomé por primera vez en mi vida, no fue mi única experiencia, un té al jazmín. ¡Cuántos recuerdos encerrados en ese ring de inciertos asaltos, de encuentros inimaginables, un desarreglado Sartre saliendo de un café enfundado en sus gafas y larga gabardina junto a su poco atractiva Simone de Beauvoir, allá tras las cristaleras Carlos Saura y la delgadísima Geraldine o caminando por Saint Jacques, desenvuelto, arrollador, casi gigantesco Ives Montand de quien aún cuelga en mi imaginación la frágil y menuda figura de Edit Piaf, mi amigo Pinki me enseña riendo aquella foto de Georges Moustaki montado sobre una moto con cara de velocidad y poco después, vestido con el viejo abrigo de mi padre, solapas levantadas, pidiendo unos céntimos apostado a la entrada del metro donde yo rasgueo la guitarra y sólo Madeleine echa unos céntimos al pañuelo sobre el suelo, para comprarnos una botella de vino y bebérnosla, como los viejos clochards, sentados a la ribera del río los pies colgando casi a la altura del agua ajena al canto monótono de los butaneros adoradores de Hara Krisna emergiendo o desapareciendo por las escaleras del río, negros con escobas barriendo por las cuevas del Metro y por la calle, árabes endulzando el asfalto con sus olores, allá caminando con su cazadora de cuero un joven y todavía desconocido Paul Auster embebido en sus lecturas por la calle, las concentraciones de los innumerables exiliados sudamericanos en la Mutualité para protestar por el golpe de Pinochet el 11 de septiembre de 1973 con la lectura de aquellos versos, los últimos, de Pablo Neruda y otra vez con Pinki caminando por los bosques de Marly-le-Roi, rodeados de frías nórdicas y norteafricanas cariñosas, por suerte desconocedoras de Mahoma, subidos o bajo los árboles al ritmo de La historia de una Pradera, en el bar junto al bosque discutiendo sobre el bien y el mal con un joven alemán, estudiante de teología y ligón, aquel ciego capaz de coger entre muchas su botella de cerveza sobre la mesa sin confundirse, sin derramarlas, ¡qué sorpresa cuando tras varios días supimos de su ceguera!

Sí, sólo una flor del jazminero posada sobre mi taza de té.

El Siscar, 28 se septiembre de 2024.
José Luis Simón Cámara

ULTRA TRAIL SIERRA DEL SEGURA – “El despertar de la fuerza”

Dos años y medio hace que me rompí la meseta tibial, en un entrenamiento en Onil preparando la maratón de montaña de esa localidad que tenía lugar unas semanas después.

Dos años desde que corrí la última carrera de ultra distancia (UTMB), ya que acabé muy tocado, cojo y con un edema óseo importante.

Tanto fue así, que tocó pasar por quirófano para tratar de irrigar el edema, quitarle tensión e inyectar plasma rico en plaquetas.

En definitiva, 2 años de “travesía por el desierto” y de no poder disfrutar de la montaña, de carreras por la montaña y de compartir kms en la naturaleza con tantos amigos que disfrutan de esta misma pasión por el deporte y las montañas.

Pero bien… tras un proceso de rehabilitación, readaptación y de entrenamiento de fuerza y propiocepción, poco a poco… las molestias disminuyeron y comencé el camino que me ha llevado a volver a hacer ultradistancia.

Decidí lanzarme con una carrera, a priori, muy corredera y de baja tecnicidad para evitar problemas y así poder testear cuánta carga era capaz de aguantar la pierna. Pues bien, la carrera no fue lo que parecía, si bien, comenzó con un trazado inicial hasta el km 20, que podría describir como uno de los más bonitos en los que he corrido.

Un paisaje que me recordaba una combinación de Montsant, Calar del Río Mundo, incluso alguna zona era comparable a algún lugar especialmente bonito de la Sierra de Biar, y que hace unas semanas descubrí o me lo hizo descubrir Esteban, al cual por cierto, debo de agradecer la ayuda y los entrenamientos juntos, que me han hecho mejorar muchísimo en las últimas semanas. Cuando entrenas con deportistas mucho mejores que tú, tu nivel aumenta y ha sido un lujo compartir km con él.

Tras este primer tramo, un cresteo similar al que podemos encontrar en la Sierra de Oltá no llevaba a bajar al mismo collado por el que habíamos subido unos kms antes y cerraba el bucle de la primera parte de carrera.

Siguieron unos cuantos kms en suave descenso donde se disfrutaba del correr por senda bonita, en umbría, entre pinos, donde el tiempo y los km pasaban rápido.

En los km centrales, el descenso y recorrido junto al río, resultaba un trote agradable, aunque no exento de la leve dificultad de ir esquivando las zarzas que nos dejaron brazos, piernas e incluso cara, con marcas visibles de arañazos… llegando al punto de verme con sangre por todas partes cuando llegaba al avituallamiento… más escandaloso que otra cosa.

En el km 48, se llega a la pequeña y bonita localidad de Pontones (donde además estuvimos alojados) y tras el avituallamiento, comenzaba una suave subida por unas praderas, donde ingenuamente pensé y pensábamos todos que estábamos a las puertas de los últimos km de ascenso y además de escasa dificultad.

Fue aquí donde nos dimos de bruces con la realidad de una organización de carrera “floja” queriendo ser sutil, puesto que habían cambiado el trazado 2 días antes de la salida y no se envió mensaje alguno, no se avisó ni en recogida de dorsal, ni en la propia salida e incluso ni en los avituallamientos sabían lo que quedaba, o cómo era esa parte final… un fallo que podría haber sido un problema de haber salido un día algo más caluroso… nada extraño a estas alturas del año y en esa zona.

Pues bien, en el km 56 aprox. (último avituallamiento de carrera) recargamos líquido y pregunto ¿qué nos queda? A lo que me responden 10 km a meta (lo previsto según la descripción inicial),1 km de bajada, 3 km de subida de piedras algo sueltas y el resto bajada al pueblo.

Pues no, salvo lo del km de bajada… el resto no fue lo descrito y resultó un tramo complicado de subida a lo que siguió una bajada de nuevo con terreno al que casi todos nos hemos encontrado en La Perimetral de Benissa, Sierra de Oltá, etc… es decir, como si coges el mar le quitas el agua y corres sobre las piedras del fondo marino… Roca perfilada, en la que no encuentras apoyos buenos para la zapatilla y donde el esguince está casi garantizado o donde un fallo y una caída… podría ser el fin de la carrera y un problema para la integridad física.

No obstante, a mí no se me da mal bajar y en este terreno me defendí muy bien y conseguí superar con nota el examen de la pierna, que aguantó todo el movimiento y exigencia de la zona.

Por fin, llegan los últimos km donde se suponía que eran bajadas… A estas alturas ya no hacía caso del track del reloj y sólo buscaba cintas naranjas para no perderme. que ya lo había hecho un par de veces unos kms atrás.

Bajo a ritmo vivo y con piernas, ya satisfecho de una gestión de carrera muy buena y que me hace pensar que, tras 2 años, no he perdido facultades para la gestión de la alimentación, hidratación y ritmos de ultra, que me hacen llegar a la parte final con ritmos que casi extrañan a los que voy adelantando.

Tras una parte final de nuevo larga y con alguna subida innecesaria y desconcertante… por fin llego al pueblo de Santiago de la Espada (bastante feo por cierto) y encaro los metros finales con la mente llena de alegría por ver la luz al final del túnel, por volver a estar 10 horas en la montaña disfrutando/sufriendo y porque además, obtuve un resultado incluso inesperado para mí después de todo este tiempo de parón.


No siempre se consigue salir de una situación mala por lesión o enfermedad, no voy a caer en ese mensaje de optimismo exaltado, pero hay situaciones en las que si se tiene paciencia (yo no la tuve inicialmente) si se escucha, se “pelea” y se trabaja con constancia, se consigue salir y en este caso, volver a hacer una de las cosas más importantes de mi vida y uno de los pilares de mi felicidad.

Así que, mientras que el cuerpo aguante, vamos a seguir disfrutando de la naturaleza de la forma en la que podamos, de las carreras mientras podamos y de compartirlo con amigos… que son ya casi familia.

Gracias A TO TRAPO por formar esa familia y que compartamos nuestros momentos… buenos, regulares, malos… pero siempre siendo un apoyo de unos y otros. Yo así lo he tenido todo este tiempo de mis grandes amigos de esta familia a los que siempre he sentido cercanos y trasladándome cariño y ánimo. Gracias!

Pablo Molina