ULTRA SIERRA NEVADA – Abril 2021

Las vueltas y giros que da la vida. Hace 1 mes aproximadamente, la Ultra Sierra Nevada no estaba ni de lejos en esas cosas que podrían pasar en mi vida… y aquí estoy hoy haciendo la crónica de la carrera. Parece que con lo que venimos viviendo en el último año y medio … casi cualquier cosa es posible.

Hoy estoy haciendo este relato gracias en primer lugar, a mi buen amigo Carlos (Carlos Ramos Cabrera) quien lamentablemente no ha podido asistir a la carrera y generosamente quiso que fuese yo quien estuviese allí. Después de haber podido hacer esta carrera no te puedo estar más agradecido Carlos, por proporcionarme un día que no olvidaré y un viaje extraordinario en Compañía de Elías, Josemi y Sergio.

A este último (Sergio García) tengo también que darle las gracias por insistir en que fuese a la carrera y no sólo eso… que quería hacerla junto conmigo, algo igualmente generoso por su parte habida cuenta de la diferencia de nivel entre ambos.

Pero vamos a todo lo ocurrido …  partimos hacia Pradollano (Granada) el viernes al mediodía para alojarnos en un hotel del que disfrutaremos más bien poco… porque el viaje es ir, cenar, levantarse, correr y volver… intenso sí, pero bien exprimido da para mucho.

Ocupadas las habitaciones, tenemos incluso tiempo para dejar casi todo preparado para la mañana siguiente, en la que a eso de las 4h nos tenemos que levantar. Nos vamos a cenar al lugar escogido por Sergio (un gran sitio…. lógico para quien gusta de comer bien y Sergio es de esos), pero para ser fieles con el relato, podemos acuñar el término “homenaje”, porque de cena comedida pre-carrera no se puede calificar … chuletones, pizzas, tartas, etc… que podría parecer una locura… pero al día siguiente fue un tanque de combustible y quedó perfectamente quemado en los 61 kms de la carrera.

A las 4h puntuales, nos levantamos, nos ponemos la ropa de carrera… unos con más gusto que otros… todo hay que decirlo, pero en líneas generales todos presentables para revista de trail, y nos marchamos ligeros hacia Beas de Granada (a unos 50 min.) de coche… que en el “Halcón Milenario” de Josemi se hace en menos tiempo y muy cómodos.

Cuando llegamos al pueblo, ya notamos que la temperatura es muy buena. Aparcamos a escasos metros de la salida y tras los últimos preparativos, nos vamos para la salida situada en un campo de futbol de tierra de esos de los que ya no quedan. Nos hacemos una lúgubre foto dada la escasa luz que hay en el lugar, en la que es incluso difícil saber quién es quién… porque llevar las mascarillas tampoco ayuda.

Pasamos un mínimo control de material y temperatura y entramos al lugar donde mediante conos, nos ponemos en filas y a distancia suficiente para cumplir los protocolos. En el propio sitio, calentamos, estiramos y van apareciendo sensaciones que habían quedado relegadas y en hibernación durante este casi año y medio. Los nervios pre-carrera, la emoción del momento, la incertidumbre, etc… a todo esto el speaker nos recuerda que seamos prudentes y respetemos todas las normas, puesto que esta prueba se celebra después de un año largo, duro y con la pérdida de muchas personas por culpa de la pandemia. Personalmente, viene a mi memoria un momento especialmente duro vivido el pasado año y se mezclan sentimientos de profunda tristeza con los de la alegría de estar ahí, en la salida otra vez de una carrera, con mis amigos, listos para volver a hacer algo que forma parte de nuestra felicidad, porque así es… nos hace muy muy felices disfrutar de la amistad, de la naturaleza, de lugares distintos, de momentos, olores, amaneceres, etc… Por último, la organización creo que de forma muy acertada, escogió para la salida un tema musical único (Viva La Vida – Coldplay) creando lo que para mi fue una atmósfera con una mezcla de respeto, recogimiento y a la vez exaltación de la alegría, de volver a vivir el trail. Un momento emocionante.

Llega el momento, miro a mi izquierda donde está Sergio, a su lado Josemi y a la izquierda de éste Elías, nos miramos con ilusión y complicidad y nos deseamos lo mejor para las horas venideras de carrera.

Poco a poco y por filas de corredores en tiempo espaciado de no más de 15” vamos saliendo de forma ordenada y tranquila para pasar de nuevo por un arco de salida y comenzar a dar las primeras zancadas por el asfalto de las calles todavía de la población, disfrutando desde ese mismo momento, de todos y cada uno de esos primeros cientos de metros.

A eso del km 2-3 aprox. llegamos a la primera ascensión de este primer bucle de la carrera y en la oscuridad de la noche, sin la contaminación lumínica de la ciudad o incluso del propio pueblo de Beas de Granada… se produce otro momento especial y singular del trail… levantas la mirada y ves una serpiente de frontales y luces rojas traseras subiendo y creando una visual que ya no recordaba y que nos proporciona otra inyección de alegría. Preciosa la foto.

Este bucle lo hacemos al trote, por momentos hablando los 4, acompasados en el ritmo y hasta en las paradas técnicas. Muy tranquilos y disfrutando de correr, bajando por pista rodeada de masa boscosa, con una temperatura magnífica, sin lluvia y por tanto, sin tener que pensar en otra cosa que en correr.

Llegando al primer avituallamiento (Cortijo Aguas Blancas), se produjo algo inesperado, Sergio y yo que vamos unos cuantos metros detrás de Josemi y Elías, convenimos que no vamos a hacer parada porque llevamos líquido y comida suficiente y no nos hace falta de nada ya que estamos al principio de carrera. A la entrada, se pasa el control de cronometraje y si no quieres avituallamiento sales por el mismo sitio… no hay salida al final del avituallamiento; por lo que yo entro y salgo directamente, Sergio entra y mira a ver dónde están Josemi y Elías.. pero no los ve y sale igualmente del avituallamiento. Por un momento pensé que me había perdido de los otros 3, grité a Sergio que aparece por la puerta del avituallamiento y decidimos seguir, pensando que Josemi y Elías habrían hecho lo mismo que nosotros, no parar.

Bajamos por una pista ancha bonita con bosque y con el río a nuestra izquierda, en los primeros momentos de luz natural del amanecer y donde ya empieza a sobrar el frontal. Bajamos ligeros queriendo buscar y alcanzar a Josemi y Elías… pero no damos con ellos y lamentablemente ya no volveríamos a juntarnos hasta meta.

Cruzamos el río y comenzamos una subida entretenida, algo exigente pero que se hace bien, con terreno limpio, tierra oscura como barro pero seca y donde agarra bien la zapatilla. La mañana y el amanecer son perfectos para la carrera, sigue la temperatura fresca pero sin frío, por momentos algo de niebla pero que deja ver los paisajes y delante de nosotros zonas de extraordinaria belleza, lo cual nos sorprende a Sergio y a mí que esperábamos un recorrido más seco, menos frondoso… pero al contrario, el suelo presenta un verde digno de paisajes Asturianos o Gallegos, el monte bajo es de una variedad y colorido magnífico e incluso en algún punto, nos parece un paisaje pre-pirenaico.

En el km 15 vino el susto de la carrera… y es que como suele pasar… si vas con el espíritu de “Heidi” por las montañas mientras estás en una carrera, pues pasa que bajas la guardia, te relajas, disfrutas… y la zapatilla no apoya como debe y se gira hacia adentro y el tobillo realiza un ángulo nada natural que lanza una señal de dolor, con la consiguiente pérdida de equilibrio que hizo que me fuese sin control hacia adelante y si Sergio no llega a pararme… termino en el suelo y arrastrando algunos metros. Me repuse y tras unos metros dolorido continuamos la carrera, pero al final de la misma… cuando me quito el calcetín en la habitación, aparece un bulto del tamaño de media pelota de tenis, pero más aparatoso que grave.

Llegamos a Quentar (2º avituallamiento) donde rellenamos los bidones y salimos bastante ligeros porque decidimos comer algo en la transición desde el avituallamiento hasta la siguiente subida, una subida algo más exigente pero que igualmente hacemos con buen ritmo. Sabíamos que los 2 primeros bucles eran llevaderos y correderos, por lo que íbamos con un ritmo muy prudente y gestionando las fuerzas.

Llegamos a la parte alta de la montaña por donde recorremos todo el perfil por senda buena y con sube y baja suaves, hasta iniciar una bajada de unos 4 km creo recordar (que parecieron 10) larga, con bastante pendiente y que acababa en una dura pista asfaltada con bastante desnivel negativo que destrozaba piernas, cuádriceps, rodillas… porque bajando por ahí o retienes algo, o terminas mal… Bajamos unas últimas escaleras de entrada al pueblo de Pinos Genil (Km 37) y enfilamos una calle que nos muestra la belleza de este pueblo. El río a nuestra izquierda, árboles, casas bajas y un ambiente extraordinario, mucha gente en terrazas disfrutando del día y aplaudiendo en un gesto que (serán cosas mías) pero denotaba una complicidad especial, porque creo que todos estábamos encantados del reencuentro; los corredores de volver a correr y la gente de volver a ver corredores, deportistas, con sonrisas en los rostros sin tapar y mirarlos devolviendo ese gesto de felicidad y agradecimiento a todos ellos por estar ahí y compartir un pequeño momento de algo tan normal y sencillo como es disfrutar del deporte y naturaleza.

 

Entramos en el avituallamiento, muy amplio, emplazado en lo que creo que eran unas pistas polideportivas… Aquí teníamos la “bolsa de vida” pero como vamos bien, no nos hemos mojado ni necesitamos nada… decidimos no pedirla; llenamos líquido y nos separamos unos metros hasta una zona donde nos sentamos y comemos el bocadillo “gourmet” que había preparado la noche anterior Sergio. Quien me conoce e incluso quien ha corrido conmigo, sabe que soy muy mal comedor en carrera, pues bien, pocas veces me he comido un bocadillo con tanto gusto y en menos tiempo, un manjar (pan blandito integral, hummus, aguacate y salmón marinado) un “chute” de energía para cuerpo y mente. Sergio sabía lo que hacía… cuando llevas a tu lado a uno que está algún escalón por debajo de ti… más vale cuidarlo y mimarlo para que aguante.

Salimos del avituallamiento justo en el momento que pasan los primeros clasificados de la maratón, a ritmos que parece que estén haciendo series; otro nivel. Saliendo de ese avituallamiento vamos algún tiempo con un grupo de 3 franceses que hacían también la misma distancia que nosotros y con el que veníamos coincidiendo ya un tiempo atrás pasándonos y pasándolos, y sorprendentemente, (porque suelo ser yo el cascarrabias y el ofensivo de las carreras) Sergio me dice en voz baja algo así como: “….. esos 3 hincarán el pico y nosotros vamos a quedar por delante … Pablo, sólo te pido por favor que aguantes para quedar por delante de ellos, sí o sí ” … si no lo conociera… diría que le habían hecho o dicho algo… pero bueno… fue especialmente gracioso ver cómo parece que mis “padawan” empiezan a venir al lado oscuro del trail … en fin… lo mismo fue hasta motivador para lo que quedaba de carrera.

Este 4º bucle es donde sabíamos que empezaba la carrera de verdad, porque ya llevábamos 37 km “amables” pero 37, y porque eran no más de 12 Km y alrededor de 1400D+ que efectivamente no defraudaron… y sin embargo a mi particularmente me pareció un tramo con unas fotos preciosas.

Llegamos hasta la base de la presa del embalse (Embalse de Canales) donde las cintas de marcaje de la carrera nos meten por un canal seco que bordea la montaña y el propio embalse a una altura por encima del mismo, donde corremos varios cientos de metros por ese recorrido curioso y distinto, pasando un par de túneles donde tener a mano el frontal nos evita algún susto debido al golpe del cambio de luz.

El agua del embalse regala como digo fotos muy bonitas, azul turquesa y verde en el agua, reflejos de nubes y montañas.

Pero disfrutado el momento, no podemos olvidar que iniciamos una subida por una senda con mucho monte bajo y con bastante desnivel hasta llegar a la valla de una finca que rodeamos e iniciamos la “bajada de las culebras”, creo que el punto más técnico de la carrera. Una bajada de senda estrecha con terreno de piedra suelta y donde había que extremar la precaución por caídas.

Seguidamente una pista asfaltada nos lleva al mismo embalse que cruzamos por el arenal (la cola del embalse) y desde aquí unos metros más adelante comenzamos otra subida dura siempre en paralelo con el embalse hasta llegar arriba para bajar de nuevo hasta el río otra vez y desde aquí iniciamos la aproximación a lo que se empezaba a oír entre corredores … “ las zetas” … un tramo largo y duro, muy duro, que parece que no acabe nunca. Yo pensaba en las zetas del Cabeçó y pensaba que serían algo así… pero estas con lo que llevas en las piernas y con lo largas que son… se hicieron especialmente duras.

Superado la parte más dura, llegamos a una pequeña zona de transición de carretera para llegar a una senda a izquierda y subir los 50m de desnivel para llegar al último avituallamiento, en el que ya se escuchaba a mucha gente desde la distancia. Cuando ya vemos a unos metros el Hotel donde está ese avituallamiento, se ve igualmente a no menos de no sé, 20-30 personas animando, pero parecían 100. Sergio que iba delante de mi… afronta ese último repechón arrancándose a correr con una fuerza sorprendente… incluso el corredor que iba detrás de mi dijo: “ … qué máquina el tío” … y la gente que se encontraba allí empezó a aplaudirle y animarle entusiasmada y contagiada de esa fuerza, y de una forma que, salvando las distancias, me recordó a algún vídeo de Zagama.

Entramos en el avituallamiento y rellenamos líquido para afrontar el último bucle de la carrera. En este avituallamiento es en el único que me acerco a pedir comida… no por nada… sino por comer algo distinto. Pido un trozo de manzana y medio plátano, que me sirven en un plato de plástico respetando las medidas sin contacto… cuando escucho a mi izquierda la voz de Sergio decir: ¡Vamos Pablo, Salimos ya! (Al final de la carrera me dijo me que mi mirada no fue de cariño precisamente…) y no lo era… sólo pude decirle: “dame un respiro” … pero estaba desatado; en su mejor momento; … manda narices que en el km 50 tuviese que pasarle, estaba exultante …

Engullo el trozo de manzana y el medio plátano junto al cubo de basura para incluso no perder tiempo ni tirando los restos, y salgo caminando con lo que parecían dos pelotas de tenis una en cada carrillo.

Me tomo un último gel y arrancamos a trotar por el asfalto y por la propia carretera que lleva a Pradollano.

Este tramo es lo que no nos gustó nada a ninguno … unos 6 km de asfalto picando desnivel positivo, conviviendo con los coches y motos, coincidiendo con el momento en el que el sol calentaba más y por tanto la sensación de calor, dureza del asfalto, lo aburrido que es, etc… pues demoledor. Caminando y corriendo conseguimos llegar hasta el desvío en la carretera donde a la izquierda se toma una senda para rodear el último tramo de carretera y evitar no más de 2 km de ésta. Curioso que, justo antes de tomar dicha senda… y a nuestra derecha, sentado en el piso de su furgoneta y comiendo algo, se encontraba tranquilo y siguiendo las carreras el gran Miguel Eras.

Sergio lo saluda y seguimos nuestro camino comentando lo sorprendente que este deportista… sencillo, humilde, amable y apasionado de las carreras de montaña, capaz de estar viendo a corredores del montón en un lugar cualquiera y que además luego se desplazó a meta para ver llegar a todos los corredores. Un personaje extraordinario.

Hacemos el último tramo de senda por bosque de unos 2 km aprox. agradables y salimos a la entrada del pueblo de Pradollano, ya no nos queda casi nada, aunque la organización tiene a bien darte un último “regalo”. Cuando entras en Pradollano, ya ves el ambiente, a otros corredores que han finalizado, cuando escuchas al speaker con un volumen que sólo puede hacerte pensar que vas a entrar en meta, las cintas van guiando estos “últimos metros” hacia el final del pueblo, atravesando terrazas de bares abarrotadas de gente con cervezas sobre las mesas y nosotros por el contrario enfilamos nuestro “fin de fiesta”, que no es otra cosa que una pala de nieve que no sabría decir ni lo larga ni el desnivel que se supera en ese tramo corto… pero puedo reconocer que la subí sin mirar; como cuando de pequeño te comías algo sin respirar para que pareciera que no te lo habías metido en la boca… pues igual. Clavo la mirada en la nieve y para arriba, un paso tras otro siguiendo los de Sergio. Supongo que no serían más de 300m y unos 50D+, pero como digo, de esos que no quieres ya ni mirar. Rodeamos la pista y bajamos por la otra parte igualmente otra pala de nieve para ahora sí, pisar la piedra del suelo del pueblo, subir unas escaleras metálicas y afrontar la recta de meta de la mano de mi querido Sergio al que tengo que agradecer la magnífica carrera que nos salió para lo justitos que llegábamos ambos.

Solo puedo decir que uno de esos días de felicidad plena.

Pero además… el día nos iba a regalar más noticias buenas. Cuando ya bajábamos con el coche, Sergio nos anuncia que Jota ha mandado una foto informando que había acabado su carrera (Maratón Sierra Nevada) lo cual fue otro momento de entusiasmo, con llamada telefónica incluida a Jota para felicitarle por tan extraordinaria noticia, y por el mérito que tiene haber ido solo, hacer la carrera y acabarla, siendo una prueba muy exigente. El esfuerzo, sacrificio y sufrimiento que ha tenido que superar sólo él lo sabe, pero sirva esta oportunidad que se me brinda para decir que tienes toda nuestra admiración y cariño Jota, por tu fortaleza física y mental. Enhorabuena y a compartir kms de montaña.

No sé si habré podido reflejar en estas líneas lo que ha significado esta primera ultra después de tanto tiempo y de lo que hemos y estamos pasando. Estoy acercándome a los 50 años de edad… y todavía a día de hoy me pongo nervioso con las carreras, me emociono en la salida, disfruto de los entornos, paisajes, olores, colores de la montaña… es extraordinario, y lo que queda… porque los que tienen más años que yo, también siguen así… con la ilusión del principio. Que no se pierda hasta el último suspiro de vida.

Pero además, compartir todo ello con este grupo de amigos/as es lo que en conjunto creo que a todos y cada uno de nosotros nos da una parte importante de nuestra felicidad. Espero y deseo que no tengamos que volver a pasar por algo como lo que vivimos en estos días, que sigamos disfrutando día a día, año tras año de todo esto y hasta que nuestros cuerpos aguanten.

Besos para todos.

Pablo Molina

ULTRA
Clasificación:

Nombre Categoría Tiempo Posición General Posición Categoría
Sergio Vet-M 9:16:23 105 48
Pablo Molina Vet-M 9:16:24 107 50
Josemi Master- M 9:36:40 140 8
Elias Vet-M 9:43:24 151 71

Track:

https://es.wikiloc.com/rutas-carrera-por-montana/ultra-sierra-nevada-2021-trail-67519582

Maratón
Clasificación:

Nombre Categoría Tiempo Real Posición General Posición Categoría
Jota Master-M 7:31:44 272 23

Track:

https://es.wikiloc.com/rutas-carrera-por-montana/ultra-sierra-nevada-2021-maraton-67519619

5 pensamientos en “ULTRA SIERRA NEVADA – Abril 2021

  1. No dudes que has reflejado lo que sentías. Es emocionante leerla. Gracias por tus palabras. Un abrazo

    • Gracias Jota. Me alegro mucho que te haya gustado y de verdad que, tal como he reflejado en la crónica, nos llevamos una alegría inmensa al leer tu mensaje y cuando hablamos por teléfono. Espero poder compartir kms en breve en algún entreno o carrera. Un abrazo.

    • Muchas gracias Jesús. Un placer y una gran responsabilidad hacer la crónica para este gran grupo/familia. Un fuerte abrazo.

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