Una del Oeste

Como si todo el país fuera un plató de rodaje aparecen sólo los buenos y los malos.

¿Es verosímil que todas las decisiones del actual gobierno estén mal tomadas?

No ya una, sino todas.

¿Acaso subirían arteramente al poder para desintegrar la sociedad, la moral, la historia, el ejército, la propiedad, las costumbres, el país?

¿O es que deberían seguir los soldados españoles en el antiguo Edén convertido en infierno?

¿O es que deberían los homosexuales seguir queriéndose a escondidas?

¿O es que los papeles robados a la fuerza no deben ser devueltos a sus legítimos guardianes?

¿O es que no se puede oficializar la variada diversidad real?

¿O es que sólo se puede modificar la constitución para cambiar el sexo al  rey?

¿O es que hay que dejar a los espadones que sigan amenazando a quienes deben servir?

¿O es que hay que seguir ofreciendo nuevas víctimas propiciatorias para no traicionar a las del pasado?

¿O es que tan críticos con Mahoma hay que mantener la sumisión a  Roma?

¿O es que nos van a perturbar con sus insidias  los guardianes de las esencias de la patria y reserva de la civilización occidental cristiana en defensa, como siempre, del dinero, el sable y el hisopo?

¿O es que dudáis por un momento de que su ejercicio de la libertad de crítica obedece a un secreto intento de aherrojarla?

¿O es que el ansia del poder perdido obnubila la mente y siega la hierba bajo sus pies?

O ¿qué es?

 

José Luis Simón Cámara.

San Juan, 21 de febrero de 2006.