Jesús nos había convocado para la kedada de domingo de siempre, pero esta vez para ir a entrenar a la nieve en la zona del Maigmó. Algunos no se habían creído que aquello iba en serio para todos, y acuden al punto de encuentro en zapatillas de asfalto y fresquitos para ir a la playa. Otros, que ya nos conocemos mejor a nuestro Presidente, llegamos bien preparados: como cebollas, envueltos en varias capas para protegernos del frío y del viento de las alturas del Maigmó. Acudimos Jesús, Juanma, Bauti, Mark, Jorge, Vicente, Josele, Nacho, Antonio y Ramón, los dos últimos nuestros guías, y yo.
Nos ponemos en marcha en 4 coches, ansiosos por pisar nieve, y por el camino podemos ver la salida de sol. Entramos en el Parque, conduciendo por la empinada pista que sube hacia el Maigmó. Llegados al punto de partida, todos fuera del coche: Hace fresquito, sí, pero ¿Dónde está la nieve? Quedan los últimos preparativos: que si los guantes, el cortavientos, el gorro, y el buff……
Empezamos a trotar, siempre cuesta arriba, por el Camino la Menta ¡Ay lo que cuesta arrancar con los músculos tan fríos! Pero el aire está tan limpio y fresco, que da gusto respirar y despejar la cabeza. Poco a poco hay más nieve, cada vez el paisaje está más invernal. Y ya en el primer rellano nos espera la recompensa por el esfuerzo: el viento de la noche anterior había limpiado el aire de manera que las vistas ahora son magníficas: el mar y todas las montañas que rodean el Maigmó se pueden ver tan nítidamente que parece que se pueden tocar. Los pueblos de la Foia están a nuestros pies: Ibi, Castalla y Onil, cubiertos por una fina capa de nieve delante del panorama de las montañas más nevadas del fondo. El depósito de agua está cubierto por hielo (¿alguien con ganas de bañarse?) y Bauti no puede resistir la tentación de comprobar personalmente el grosor de la capa de hielo.
Desde allí empieza el recorrido turístico por el Parque: La subida al Alto de las Chimeneas (las antenas) y a partir de allí, nos adentramos más en la cara norte del Parque, que está más nevada: Guiados por Antonio y Ramón, conocedores de la zona, subimos por un sendero hacia el Alt de Guisop, que está a 1250m de altura. Cada vez más nieve en los senderos por los que nos llevan nuestros guías, y cada vez hay que cuidar más por donde se ponen los pies para no resbalar. Así llegamos al Pou del Carrascalet, un nevero bien mantenido que da testimonio de la importancia del comercio de la nieve en Alicante.
De allí seguimos otro sendero, que nos lleva por un campo abierto que está cubierto de nieve preciosa. Por esta zona pasan varios senderos de PR y nos cruzamos con varios grupos de senderistas que al igual que nosotros, disfrutan de la naturaleza a tan buena hora de la mañana. Un poco más adelante, el paisaje se abre hacia el valle del Xorret el Catí, punto de partida para varias excursiones. Nuestro objetivo es llegar a la cueva de mosén Francesc, una amplia cueva a la que se accede por una estrecha hendidura.
Y ya toca regresar: volvemos por senderos hasta dar nuevamente con el Camino la Menta. Ahora todo es bajada, pero ¡ojo! que resbala y hay que evitar las placas de hielo. Después de más de 2 horas, volvemos a los coches. Antonio además nos ha preparado un gran termo con una infusión con salvia, tomillo y miel, que viene fenomenal para calentar por dentro e intercambiar impresiones sobre esta magnífica excursión. ¡Gracias a Antonio y Ramón por la iniciativa y por hacernos de guía! Para más de un@ ha sido la primera carrera de montaña – que si todas son así, desde luego bienvenidas sean.
Martina Schneider