Un ministro proletario

Por fin empiezo a encontrar significado a la denominación del partido que nos gobierna actualmente, el partido popular. Y es, sobre todo, esta ráfaga de luz, gracias al anteproyecto de ley de protección de la seguridad ciudadana. No se explica de otra manera la intención de Fernández Díaz de multar hasta con 600.000 Eu. a aquellos que se manifiesten sin permiso ante el Congreso, el Senado u otros edificios institucionales. Está claro que la cuantía de esas multas únicamente pueden pagarla los banqueros, y aun a algunos les puede llevar algunos días reunir esa cantidad para evitar la cárcel, pensión gratuita de la que no sé por qué todo el mundo huye.

No sabe el ministro lo tranquilo que me deja. El peso que me quita de encima porque tampoco mis amigos los parados están con sus ingresos como para irse de putas, que también será sancionado, sobre todo si el trato, supongo que carnal, se lleva a cabo delante de los colegios donde, en ausencia de clases de iniciación sexual, pueda servirles a los chicos de aprendizaje gratuito y en directo sin tener que asomarse a través de los cristales empañados de las casas sin ventana de sus barrios.

No hablemos de las drogas. Si no tienen para comer ¿cómo se van a drogar? ¿ Hay algo más adictivo que el pan, sin el que no podemos pasar sin consumir varias veces al día? Porque no querrá el ministro que emulemos a la cucaracha, la cucaracha, ya no puede caminar, porque le falta, porque no tiene, marihuana que fumar.

Lo del rayo láser ya me parece más rocambolesco y me deja también bastante tranquilo porque hasta ahora al menos no me he encontrado a ningún mendigo sentado a la puerta de un supermercado apuntando con el puntero de rayo láser a los viandantes huidizos que se cambian de acera para burlar su presencia y menos por supuesto yéndose a los aeropuertos para deslumbrar a los aviones.

Habrá igualmente sanción gubernativa para los que participen en un escrache. Primero creo que debería haber sanción lingüística por parte de la real academia de la lengua para quienes utilicen esa palabreja tan fea con la cantidad que tenemos más hermosas y rancias para significar el acoso a una persona, como dar la tabarra o el cancán, o contrariar, disgustar, enojar, fastidiar, importunar, burlar, incordiar, molestar, enojar, irritar, agobiar, acosar, hostigar, jorobar,.. y paro, pero aún quedan.  Me parece que el ministro proletario no ha ido a la escuela pública donde sin duda le hubieran hablado de Cervantes y su novela ejemplar “el coloquio de los perros” donde Cipión le dice a Berganza: “Nos podrán quitar el comer pero no el ladrar”. Señor ministro, lea un poco más y sancione un poco menos. ¿Qué les queda a los desheredados si se les quita hasta el derecho a insultar a la mano que los golpea?

La prohibición  de fotografiar a la policía pegando a los ciudadanos debe ser, pienso, por motivos de estética, porque parece tan feo ver a un policía que debe ocuparse del bienestar del  ciudadano, es un decir,  machacándolo contra el suelo con la porra, las rodillas y los puños hasta romperle los huesos y provocarle un derrame cerebral, que puede herir la fina sensibilidad de nuestros gobernantes.

José Luis Simón Cámara. San Juan, 21 de noviembre de 2013.

4 pensamientos en “Un ministro proletario

  1. lo bueno del caso es que ellos piensan que lo estan haciendo de p… madre. Y si no, que se lo pregunten a Anzar

  2. Apreciado Luís, en mi opinión la denominada eufemísticamente ley de ” seguridad ciudadana “, es justo todo lo contrario, una ley creada por el gobierno contra los ciudadanos. Debería llamarse ley de ” blindaje del gobierno frente a los ciudadanos”. Un afectuoso saludo.
    Javier Espadero.

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