Galería de personajes. 20.

Hace ya muchos años que nos reuníamos para intentar mejorar el mundo. Los pocos resultados, el cansancio, las circunstancias, los cambios de opinión, fueron separándonos poco a poco, en muchos casos casi sin darnos cuenta, hasta que con el paso del tiempo aquella relación tan estrecha desapareció totalmente y la antigua camaradería se limitó a un tímido saludo cuando por casualidad nos encontrábamos por la calle. A uno de ellos lo veo con relativa frecuencia, la mayoría de las veces a lo lejos. Cuando nos cruzamos de cerca nos saludamos a secas, sin pararnos ni una sola vez. Sé que se separó hace tiempo y creo haberlo visto con otra chica a lo largo de estos años. También me he encontrado alguna vez con su ex mujer que asistía a aquellas reuniones del grupo político al que pertenecíamos. Él se deja ver mucho más que ella, al menos por los lugares por los que suelo moverme. En la barra de un bar o en sus proximidades por la acera conversando con alguien. Cuando se acercan las fiestas, con el pañuelo que identifica a algunas peñas y el pequeño bolso o mochila que han dado en llevar ahora para colocarse la cartera, el tabaco, los pañuelos, el móvil, y todos esos artilugios de los que no se puede prescindir. También suele llevar sombrero de un tiempo a esta parte. Estos últimos años lo he visto pasear con sus amigos, conocidos míos, por el pueblo y por la playa. Hasta hace unos meses con Edmundo, antiguo alcalde de la ciudad, muerto de un tumor cerebral galopante. Alguna vez con Rubio, muerto hace una semana, de un desarreglo generalizado del metabolismo y con cuyo hermano había compartido militancia. Era amigo común, sobre todo tiempo atrás, de Chimo el panadero, muerto hace unos meses de cáncer de colon.

Hoy nos hemos cruzado por la Rambla y, como habitualmente, nos hemos saludado. He comprado el periódico en el kiosco y mientras lo ojeaba de regreso lo he vuelto a ver, esta vez sentado en un banco frente al colegio público Cristo de la Paz. Desde hacía mucho tiempo no me había detenido a hablar con él y lo he hecho hoy.

–¡Vaya racha, Rafa, de amigos muertos: Chimo, Edmundo, Rubio…!

Él se ha incorporado del banco, me ha estrechado la mano y, asintiendo con el gesto a lo que acababa de decirle, me ha espetado.

–Ya lo creo, y no es eso lo peor, a los cuatro días de enterrar a Edmundo murió mi hija.

–Pero ¡qué me estás diciendo! ¿Cómo ha sido eso?

–Una enfermedad rarísima de la que apenas hay computadas unas sesenta en todo el mundo, una especie de tumor en los ovarios acabó con ella.

–¿Qué edad tenía?

–Treinta y cinco años.

Quedé enmudecido. Yo había intentado consolarlo y que me sintiera próximo por la pérdida de sus amigos, pero ahora no sabía qué decirle. Me dejó anonadado. Como si lo terrible de la noticia hubiera borrado de golpe tantos años de frialdad y distancia. Lo agarré fuerte por el brazo y dándole un apretón le dije que fuera fuerte. ¿Qué otra cosa podía decirle? Un día después lo he vuelto a ver, esta vez cogido de la mano de una niña minutos antes de entrar al cole. Seguramente será su nieta, un recuerdo vivo de su hija. Su rostro parece cruzado por una zigzagueante mueca de consuelo y amargura.

San Juan, 21 de abril de 2016.
José Luis Simón Cámara.

Un pensamiento en “Galería de personajes. 20.

Los comentarios están cerrados.