Diario

Martes,12 de Enero de 2021.

Al fin luce el sol. Inma sigue sin fiebre ya dos días. Ayer al atardecer comencé a sentir otra vez presión y desazón. 37.7 de temperatura. Un paracetamol me la alivió enseguida hasta el punto de que seguí un rato leyendo y tomando notas. Hacia las 7 de la tarde había notado frío. Me coloqué sobre la bata de casa una manta mulera y fui entrando en calor. Temía que por la noche subiera la fiebre. De la siesta me levanto inquieto. 37.7. Después de varios días, me quedo a ver la tele, “Doce del patíbulo” y me acuesto a las 12.30. No me duermo. A las 3 me pongo el termómetro: 37.1. Poco después 37.7. Paracetamol y gran sudada. Desayuno, lectura, almuerzo y a las 12.30 otra vez 37.4. Un aburrimiento.

Lunes, 18 de Enero de 2021.

Desde el día 10 de enero en que pasé la mala noche reflejada en una página del diario, no público, hasta hoy, 18 de Enero, no he tenido ganas ni ánimo para ponerme a tomar nota de la situación. Me he limitado a ir anotando como en un estadillo horario de cada día la evolución de la fiebre. De modo que, pasados los primeros días, casi podía adivinar cuánto subiría el termómetro a cada hora del día y de la noche. De todos modos lo confirmaba, pero casi podía hacer una proyección exacta. He dejado a un lado árboles, pájaros y nubes. Lo que ahora me importaba era la temperatura y su evolución. Harto como estaba de su monótona repetición día tras día, noche tras noche. Siempre igual. Subía la fiebre, paracetamol. A veces, otras no, gran sudada. Bajaba la fiebre. Y así una y otra vez. Si al menos funcionara como la gripe que sabes que es cosa de cuatro o cinco días. Pero no. Se hace interminable. Y no tienes parámetros comparativos. Hay que dar gracias encima porque has tenido la suerte, tú y toda tu familia, de pasar el mal trago en casa, sin necesidad de hospitalización, que, vamos, eso ya es la ostia. Entubados, con oxígeno, si hay, dormidos, muchos de los cuales no salen adelante.

Martes, 19 de Enero de 2021.

Ayer llegué incluso a tener la sensación de que era el primer día en que empezaba a encontrarme algo mejor. Así lo indicaban distintas tomas de temperatura y una sensación distinta. Me duché por la mañana para limpiar el sudor de la gran sudada nocturna. Todo parecía ir, si no bien, al menos algo mejor. Era todo un espejismo. Hacia las 8.30 de la noche comencé a experimentar presión y calor en la cabeza que presagiaba una subida de la fiebre como sólo había tenido una vez a lo largo de estos días. Efectivamente, 38.00 otra vez. Volví a ducharme largo rato para bajar la temperatura que me presionaba las sienes, “los pulsos”, como decía mi amigo de la mili, el gitano Antonio Fernández, paracetamol y un rato en el sofá hasta que fue bajando la fiebre. Tomamos la decisión, largamente aplazada, cualquiera que fuera la evolución, de visitar a la mañana siguiente, es decir, hoy, la Clínica Vistahermosa de Alicante para intentar que me hicieran una placa.

A las 10 de la mañana estábamos allí. Como en todos los centro hospitalarios de un tiempo a esta parte, los accesos y zonas ajardinadas, plagadas de carpas blancas de distintos tamaños y formas con sillas desplegadas a distancia. Se diría una reunión de tribus árabes con sus Jaimas del desierto. La gente por ahí, dispersa, he entrado a recepción de Urgencias sin dificultad y, como siempre, me han dado número. Espere usted en el exterior y le llamarán.

Minutos después me han avisado y allí en una esquina de recepción toma de temperatura y preguntas sobre la visita. Dicho el motivo de mi visita, lo primero que era positivo en covid, un enfermero, mientras me hacía meter el dedo en una cápsula para medir el oxígeno en sangre, me recriminaba suavemente que abandonara el confinamiento para ir por ahí difundiendo el virus. Después de 15 días he salido hoy por primera vez de mi casa y no voy por ahí difundiendo nada. Estoy aquí solo ante usted. No, si yo comprendo que tantos días en casa la cabeza da vueltas y no para de pensar. No he dicho nada. Sólo pensaba en voz alta. Espere usted otro poco y lo llamarán. ¿Quieren que se pudra uno en su casa sin buscar soluciones? Otro rato de espera y entonces me ha llamado una chica, la doctora, mucho más amable que el enfermero. Bajo una pequeña carpa me ha preguntado y le he contado que después de casi 15 días con fiebre y una neumonía en 2012, quería quedarme tranquilo sobre este tema. Me ha auscultado, me ha dicho que me harían una placa y, con mucha amabilidad, me ha acompañado a una pequeña dependencia del interior donde me ha dicho que esperara. Ha pasado algo más de media hora. Alguna vez me he asomado a preguntar. ¡No, no nos hemos olvidado de usted! Es que tenemos mucho lío. Poco después dos enfermeras armadas con un armatoste articulado- un aparato de Rayos X móvil-, han aparecido y allí en la habitación me han hecho la radiografía.

Vístase y espere usted en la calle. Lo llamará la doctora. Minutos después la misma doctora, siempre amable, me ha dado los resultados y me ha dicho que podía irme tranquilo a casa porque la posibilidad de neumonía era nula. Y que no desesperara con la fiebre porque en unos casos dura 5 días, 10 días o 20 días. Hemos salido de allí a las 13.30 desde las 10 de la mañana. Larga espera, pero merecía la pena.

La doctora era grande, morena, todo su cuerpo desprendía simpatía y su gesto serenidad que transmitía.

¡Y pensar que a muchas de estas personas durante un tiempo no lejano, y aun ahora algunos desalmados, les siguen llamando despectivamente sudacas!

Jueves, 21 de Enero de 2021.

Hoy, segundo día sin fiebre. ¡Qué casualidad! Justamente el día de mi cumpleaños. Hoy además, precisamente, cierre total de la hostelería en la Comunidad Valenciana. De todos modos no pensaba salir aún a la calle hasta que no se confirme el abandono del virus o me den el alta, si es que llaman, porque no parecen tener un método muy riguroso para controlar el estado de salud de los pacientes. Afortunadamente cuentan con la prudencia propia de los ciudadanos. Aun así ya vemos cómo están poniéndose las cosas. No sólo aquí, en casi toda España. No entiendo por qué razón, ahora que desde casi todas las comunidades y regiones de distintos colores políticos lo están solicitando, el Gobierno de la Nación está tan remiso a tomar decisiones nacionales para desmontar la cantidad de variantes horarias y confinatorias de cada autonomía. En cualquier caso hoy, solos Inma y yo, en casa, levantaremos alguna copa para brindar por nuestra mejora y la de todos los nuestros. Ya iba siendo hora.

San Juan, 21 de Enero de 2021.
José Luis Simón Cámara