GRAN TRAIL ANETO POSETS 2022

Esta crónica se escribe entre lo más alto del Collado de la Forqueta y el Refugio Biadós, km 80 y pico, 20 horas largas de carrera; trataré de ser breve.

Entré en el ecosistema ultra hace 11 años, con una experiencia estelar -y un tanto kafkiana por la edad- en los 101 km de Ronda; aquí podéis ver mi imberbe posición escoltada por Ignacio García Pa Rato y el resto de mentores de A To Trapo (Jesús, Antoñito, Juanma, nunca olvidaré ese bautismo).

Y la vida ha ido pasando, con subes y bajas, sueños y sueño -literal-, piedras pirenaicas, senderos maravillosos, penurias recompensadas y lujos asiáticos, sol y oscuridad, viajes, km, más km, más zancadas, en fin, esta vida planteada con toques de Ultra.

El mencionado ciclo vital lo recuerdan Cuchi y Fede, cuando me regalan la oportunidad de compartir con ellos cómo se despiden de su padre a los pies del Aneto mientras amanece tras superar el Collado de Salenques.

Eso sí que son piedras, cerca de 3 horas de nocturnidad y alevosía en los que avanzamos no más de 5 km remontando peñascos cual cabra montesa -pegadas a nosotros, por cierto-.

La noche nos pone a cada uno en su sitio y el pobre David sufre de un mal de altura que le hace vomitar hasta la última piedrecita del Aneto. Con un arrojo propio de Anibal cruzando los Alpes hace más de 2.000 años, consigue cerrar el primer círculo y volver a Benasque para unirse en firme y sabia retirada con Pablo, cuya suerte tampoco le ha acompañado. Problemas menores, en menos de un mes estarían cruzando la meta de UTMB, ¡enhorabuena!

Y empieza mi soledad acompañada. Saboreo el desayuno de café malísimo y tostada fría de pan de casa con cecina fresquita, ¡home away from home!

A partir de aquí, cruzado Benasque, sólo pienso en el ejército de 4 que hemos montado para superar este reto: Alba, embarazada de casi 8 meses y con ánimo de saltar sobre el paso de Mahoma, Eva, la risas de la familia, y Helena, apéndice vital. Gracias, equipo!

El año ha sido complicado, la logística laboral y social me ha exigido de más y los entrenamientos, sinceramente, se me han hecho un poco bola.

Pero ahora toca subir de Eriste al lugar donde empieza esto, el Collado de la Forqueta. Con un calor del infierno (en serio, el mundo se va al carajo), recuerdo mis pasos entre sombras arbóreas y vacas que parecen hospedadas en el Refugio de Ángel Orus (btw, recomendable emplazamiento).

Sufro mi conocida crisis del sueño hasta que me hago amigo de una de esas vacas y conversamos sobre lo maravillosa que es la vida. Collado de la Forqueta, segundo café horrible que me sabe a Specialty Coffee finísimo y tostada de jamón; madre mía, ¿puede uno ser más feliz?

Y en eso pienso cuando empiezo a escribir mentalmente esta crónica. ¿Qué necesitas, Borja? Necesito agradecer lo conseguido, olvidarme de tiempos, kilómetros, desniveles y situaciones impostadas.

Volver al yo más egosintónico, conseguir la coherencia vital y disfrutar de todas las tostadas, frías o calientes, ante un cielo estrellado o bajo el techo de casa.

Entre los pensamientos, un poquito de relax en el Refugio Biadós y a por la última (dura, durísima) subida de la carrera. Con mucho esfuerzo (esto sí que se me ha hecho bola), toco el Refugio de Estós y dejo a un lado la cabaña del Turmo, en un claro homenaje a los Celtas Cortos y su 20 de abril del 90.

Y corro, sin dolor, sin sueño, sólo con sueños, el de ver cómo fluye el cuerpo en una segunda noche despierto, y el de saber que estás ahí, esperándome para entrar juntos en este recorrido infinito que hemos conseguido. Gracias, Helena, por ser mi bastón vital.

¡Terminé! 27 horas y 22 minutos de puro disfrute con alguna piedra atragantada (para volver a recordar lo que es la vida), una sorprendente posición 61 y dos cervezas a las 4 de la mañana, ¡yija!

Gracias familia (todos, padres, hermanos, sobrinos, cuñad@s, padres políticos, y allegados más que cercanos) por hacer de mi quien soy.

Gracias A To Trapo, por ayudarme a mantener el foco.

Gracias Alba y Eva por seguir el camino.

Gracias, vida, por lo que me estás dando.

Quizá cambie algo de turno (mi cuerpo me pide más de libertad), pero como siempre dice Jesús, nunca dejaré de trotar, ni mucho menos de soñar.

Borja, julio de 2022

Resultados

Corredores: 315 / Finishers: 135

Corredor

Tiempo

Posición General

Posición Categoría

Borja García

27:22:33

61º

Cuchi Balle

27:29:24

66ª

Fede Balle

27:29:24

67º

32º

David Gil

Pablo

 

XXXVI Volta a la Foia 2022

Ibi , 30 Octubre 2022.

Dos maravillosas CRONICAS para la ocasión, por un lado, la de los Trotadores a cargo de Jacobo & Nicolas y la de los Andarines, a cargo de La Bellea, pasen y vean, disfrútenlas.

Crónica Trotadores:

Después de mi experiencia del año pasado llego a la salida más relajado y habiendo pasado mejor noche (algo que todos agradecen…);
Este año toca salir de Ibi y mi yayo que se sabe el camino a la salida mejor que nadie se encarga del traslado.
Enseguida empiezo a ver caras conocidas en la recogida de dorsales y entre fotos y conversaciones nos damos cuenta que mi hermano Jacobo se ha quedado en casa cuando este año se incorporaba al equipo mosquetero asi que papa empieza antes de tiempo la carrera y se va a recogerle en un sprint para 5 minutos antes del inicio plantarnos los 3 en la salida junto al resto de la delegación de A To Trapo.

Aparentemente menos gente que otros años pero es solo impresión ya que solo se contar hasta 10 y se me hace imposible hacer el cálculo…

Salida y despedida de Jesus y Martina que seguirán a su ritmo constante y por delante Torregrosa, Tiki, Juan Enrique y alguno más que salen disparados;

Nosotros a ritmo similar que Jorge y María que se estrenaba este año.

A trote cochinero vamos avanzando y ya en Castalla adelantamos a los primeros paseantes y paramos a saludar a Fran, Conchi y Josele; en este grupo debería ir mi abuelo pero dos días antes se había dejado “engañar” por Papá y el Tio Borja y se había metido 6 horas de montaña por lo que prefirió descansar.

JACOBO
Cojo el testigo para relatar la carrera desde este punto según se ve desde la parte de arriba del carro :

Continuamos y entre conversaciones sobre la vida, los difuntos y Pocoyó llega el momento de encender a Pistacho (nuestro altavoz portátil) y empezar con la música que nos alegra cada domingo.
Saludamos a Pepe y Felete y seguimos avanzando a ritmo de Queen, Starman y otras piezas dignas del mismísimo Pirata para ir cambiando a algo mas festivo conforme nos acercamos a Ibi.
Nos encontramos con Cani la profesora de mi hermanito Nicolás los que nos da mucha alegría igual que a ella; Nicolas le da la almendra de la energía que le reservaba mas un fuerte beso y continuamos a nuestro trote cochinero.

Llevamos desayuno aperitivo y en los avituallamientos alguna mandarina nos alegra el cuerpo mientras de fondo nos fundimos Despechados con el baile de Rosalía .
Estamos en Ibi y tras un poco de Halloween nos acercamos a la meta a ritmo Sanferminero donde nos espera mama y el resto de la familia de las montañas para animarnos en la llegada final.
En resumen una buenísima experiencia que esperamos podamos repetir el año que viene aunque no se si Papá tendrá piernas para seguir empujando el carro conforme crezcamos….. Por si acaso empezare a hacer algo de bici por si me tocara acompañar al equipo de comparsa,

Nos vemos en la próxima!!

Jacobo&Nicolas

Enlace clasificaciones = https://www.alcanzatumeta.es/resultados-express.php?e=667050&p=677122

Clasificación Corredores A TO TRAPO:

P.GEN. DORSAL NOMBRE Y APELLIDOS CLUB P.SEX. P.CAT. META T.CHIP RITMO DIPLOMA

71

122

FRANCISCO MARTINEZ CORBALAN A TO TRAPO

69-H

20

VBM

2:04:15

2:04:15

4:31

115

123

JOSE ANTONIO TORREGROSA TERUEL A TO TRAPO

109-H

32

VBM

2:13:39

2:13:39

4:51

116

201

JUAN PUNZANO MEDINA A TO TRAPO

110-H

18

VCM

2:13:41

2:13:41

4:51

179

368

JUAN ENRIQUE GARRIGOS GOMEZ A TO TRAPO

165-H

29

VCM

2:22:04

2:22:04

5:09

259

254

ERNESTO MIGUEL MARTINEZ IVORRA A TO TRAPO

224-H

31

VDM

2:34:02

2:34:02

5:36

272

199

IGNACIO GARCIA RATO A TO TRAPO

233-H

44

VCM

2:36:14

2:36:14

5:40

275

200

JORGE LOPEZ PEREZ A TO TRAPO

235-H

45

VCM

2:36:24

2:36:24

5:41

346

308

MARTINA SCHNEIDER A TO TRAPO

71-M

4

VFF

2:57:01

2:57:01

6:26

351

324

JESUS JURADO CARMONA A TO TRAPO

278-H

11

VGM

2:58:50

2:58:50

6:30

356

253

GUILLERMO FORNER MARCO A TO TRAPO

282-H

42

VDM

3:04:00

3:04:00

6:41

 

Crónica Andarines:

Quiero contaros como se vive la Volta la Foia desde el punto de vista de la “Marcha Senderista”. Este ha sido mi segundo año en esta vuelta, donde ha habido hasta una pandemia desde la primera a la segunda (2019-2022), espero que no ocurra nada y poder hacer la trilogía completa con la meta en Onil.

Domingo 30 de octubre, Ibi siete menos cuarto de la mañana y aparcando. Era de noche y estaban terminando de montar cerca del arco de meta. Una luz y un amable caballero nos indica donde tenemos que recoger el dorsal. Éramos de los primeros en llegar, nos esperaban con cara de sueño pero como una buena sonrisa. Con nuestra camiseta y nuestro número (el mío 606), nos fuimos tomar ese café y prepararnos para comenzar nuestro día. A las ocho en punto daban la salida a los caminantes, una hora antes que los corredores, y me pareció a mi, que este año había menos gente caminando, que tiene su explicación desde mi punto de vista que luego os contaré. Comenzamos frescos y a buen ritmo, aunque tengo que decir que es alucinante lo deprisa que puede llegar la gente a caminar, para mi están infravalorados, deberían tener su trofeo. Correr es duro, pero caminar a ese ritmo, lo es más, os lo digo yo que este año casi muero en los últimos kilómetros. Es un recorrido muy bonito, con una animación en los pueblos, que ya la quisieran muchas ciudades y este año para darle más alegría al asunto, un final con bien de cuestas. Si algún pero pudiera tengo que poner, es que hubo momentos que entre corredores, caminantes y bicis (que no lo entiendo) casi nos teníamos que tirar al arcén para no colisionar, pero por lo demás todo fue estupendamente. Gente súper amable por todos los lados, agua, fruta y quizás demasiado calor.

Terminamos con el reto que nos habíamos marcado y yo mejorando mi tiempo de 2019 en 3m:37s. Este año fueron 27.500m en 3h:51m:39s a un ritmo medio de 8.27, con las piernas como piedras, pero muy contentos. Y aquí viene la explicación que antes os comentaba. Mucha gente que piensa en hacer esta prueba caminando, ha pasado a inscribirse corriendo. Motivo, fácil, si pagas como marcha, se supone que no puedes correr (solo se supone) y es muchísimo más llevadera corriendo y caminando. De los corredores que nos cruzamos, muchos de ellos así lo hacían. Además que como he dicho antes, creo que la modalidad de “Marcha” debería tener sus categorías y trofeos, pues el esfuerzo que hacen es importante y hubo gente que caminando llego antes, que alguno corriendo.. así que, ahí lo dejo.

Nos vemos en 2023, que no tengo claro de donde saldrá, ni que modalidad hacer, todo un año para pensarlo. Y como bien dice nuestro sabio Jesús, salud para el año que viene, y nos vemos en la meta !!

P.D. Gracias a Raquel y Baldo, que el esfuerzo fue de los tres y no fue poca cosa 🙂

Aránzazu García Espinosa
La Bellea

Enlace clasificaciones andarines = https://www.alcanzatumeta.es/resultados-express.php?e=667050&p=677123

Clasificación senderistas A TO TRAPO:

P.GEN. DORSAL NOMBRE Y APELLIDOS CLUB P.SEX. P.CAT. META T.CHIP RITMO DIPLOMA

37

730

RAFAEL OLIVARES SEGUI A TO TRAPO

22-H

22

ABM

3:46:10

3:46:10

8:13

44

608

ANA PARADAS TRIANA A TO TRAPO

17-M

17

ABF

3:50:11

3:50:11

8:22

49

606

ARANZAZU GARCIA ESPINOSA A TO TRAPO

21-M

21

ABF

3:51:38

3:51:38

8:25

50

605

RAQUEL ESPUCH GARCIA A TO TRAPO

22-M

22

ABF

3:51:39

3:51:39

8:25

196

729

JOSE GIL POLO A TO TRAPO

102-H

102

ABM

4:36:06

4:36:06

10:02

251

607

CONCHI NAVARRO CANIZARES A TO TRAPO

129-M

129

ABF

4:54:25

4:54:25

10:42

252

737

FRANCESC TAVERNER TORRENT CLUB DE MONTANA A TO TRAPO

123-H

123

ABM

4:54:26

4:54:26

10:42

 

 

 

IV Gran Carrera del Mediterráneo Costa Blanca Half-Marathon

Siempre he pensado que la perspectiva lo es todo, no importa lo que vives ni lo que ocurre sino cómo lo percibes. Pues bien, ahí estaba yo, después de una noche tranquila, más relajada de lo habitual, dormí unas seis horas casi del tirón. Con el tiempo, me voy conociendo y curiosamente siempre que tengo eventos relativamente importantes descanso mejor, paradójico, la rutina me altera y la novedad me relaja, siempre he sido extraña.

Me levanto contenta por el descanso, me preparo y conduzco desde donde vivo en San Juan Playa a un piso que se encuentra cerca de la salida dela carrera. Llego una hora y media antes de que comience, tiempo de sobra para hacer mis estiramientos, comer algo, ir al servicio y respirar, respirar, respirar… respiro y quedo en apnea unos diez segundos mientras visualizo mi dorsal en el salón de mi casa en Playa San Juan… sigo en apnea otros diez segundos o más, es algo que también me suele ocurrir, supongo que por eso tengo esa capacidad para respirar cuando me falta el aliento. Pienso luego existo, pienso y sigo pensando, rápidamente miro el reloj, marca las 07:45, me hablo suave “tranquila …” me hablo agresiva “¡¡¡inútil!!!” Y mientras me hablo digo “corre, ¿no has venido a correr? ¡¡¡¡ Inútil!!!! “, bajo por las escaleras desde un sexto piso, a ver si hay suerte, tropiezo y quedo inconsciente evitando reconocer así mi estupidez (una de tantas…, pero no me habitúo a mi misma, soy difícil de prever incluso para mí, que creo conocerme, me sorprendo).

Conduzco realizando el camino inverso para regresar a por mi dorsal, me alegra cruzarme, ya en la zona donde resido, con dos corredores que llevan la camiseta de la carrera y van trotando, significa que no voy mal de tiempo. Subo a casa, saco el dorsal del sobre mientras intento colocármelo, pero claro, velocidad y maña no suelen ser aliados, y me clavo un imperdible, doblo otro, el papel se gira, ajjjj, no entiendo cómo en la época de drones y vehículos eléctricos no entregan un mecanismo magnético para tan simple objetivo, ahí va todo el sentido de correr y la gente no está para maniobras in extremis. Pero bueno, así es la sociedad, lo simple se hace complicado y lo complejo se relativiza. Lo consigo, con resoplidos y mascullando todo el tiempo, entretanto mi marido nervioso en plan “vete que no llegas” mis hijos gritando “¡¡¡mamá no te vayas, un abrazo !!!”. Me llevo también su dorsal, ya que no puede asistir a la carrera, uno tenía que sacrificarse por el equipo y quedarse a cuidar de los peques.

Regreso a Alicante, control de la guardia civil en la autovía, ven mi cara y mi cinta mágica en la frente que pone “atotrapo” y simplemente realizan un gesto con la cabeza que creo descifrar como “proceda” y procedo, sigo a mayor velocidad de la debida y faltando al respeto a otros conductores mientras pienso “miradme, porfi, dejadme pasar” a su vez levanto la mano para agradecer que me hayan cedido espacio común y público. Gracias a ellos llego a tiempo, aparco y voy corriendo al punto de encuentro para la foto grupal, no llego por escasos minutos pero ahí estoy con el grupo, eso me hace sonreír. Saludo a los que conozco, Farid, Julián, Guillermo, Jesús, Lisardo, Ernesto, Jose. Me presentan a Pili, Martina, y no sé si alguno más me queda en el tintero, disculpad si es así, estaba ya noradrenalínica.

Y comienza la carrera, mi dorsal muy bien colocado y encima llevo también el de mi marido, siguiendo el consejo de Jesús, así haremos el mismo tiempo y nadie notará que falta un corredor. A la entrada veo a Julián y resto de miembros que van con un dorsal de color más avanzado y me dice “ven, métete en este cajón con nosotros” y yo pienso “está loco si cree que voy a cometer una ilegalidad y que voy a forzar velocidad”. Ya probé a ir con él y es de los fuertes y resistentes, no doblega y eso me da miedo.

Salgo en el último cajón, allí se encuentran Jesús, Martina, a la que conocí ese mismo día, pero es otra leyenda de las carreras en ATT, Guillermo, el fotógrafo, y Lisardo, mi anclaje con el grupo. Salimos juntos, voy a la par que Lisardo y decido ya en ese mismo instante terminar la carrera con él, me apetece recorrerla con quien me ha acercado a la gente. Los primeros diez kilómetros van bien, buen ritmo y buenas sensaciones, al llegar a ese punto, Lisardo se resiente un poco por un ligero decaimiento físico que probablemente fue acompañado del temible y odiado “No puedo”. Mientras yo al verle pienso “ya está, se lo ha dicho a sí mismo”, entonces me resulta difícil decidir si seguir adelante para no presionarle y no forzar o si acompañar e ir más suave. Soy egoísta y decido acompañar, lo cual supone que aún queda la mitad de camino e igual le estoy forzando, no lo sé, pero quiero correr a su lado. Intento dejar adelantar a un corredor por mi izquierda y cometo el error de cruzarme por mi derecha delante de una corredora, me disculpo y me justifico diciendo que no la escuché por su pisada silenciosa.

Seguimos, realizamos alguna que otra parada corta de recuperación, sonrío mirando al mar, siento el sufrimiento de Lisardo y suspiro. Nos alcanza Martina, nos da un poco de conversación agradable acompañada de buen humor y sigue adelante a paso firme. Le sigue a corta distancia Jesús, nos comenta que no quiere parar, que le da miedo no arrancar, al igual que coche que duerme a temperatura ambiente, y sigue su camino. Al poco viene Guillermo, corredor de paso constante, mirada baja y concentración, pronuncia un “vamos” y continúa adelante. Vemos a otro miembro del grupo al cual no identifico pero lleva la camiseta, está apoyado en una farola y ha terminado ya, está esperando a su nuera, todo un detalle de buen suegro.

A dos kilómetros de meta veo caminando a “pisada silenciosa”, me dirijo a ella tal cual, me sonríe, me cuenta que esta carrera es de las que más le gusta de España, ella no es de aquí, no identifico su acento, los que venimos de zonas profundas (gallegos y andaluces) tenemos mal oído, como un filtro selectivo donde solo entran los sonidos más graves y claros. Ya llegamos, unos metros, un poco más y ahí estamos. Y así, con muchas sensaciones positivas cruzo meta, de la mano de Lisardo, con mi marido en el bolsillo y mis hijos en mente. Lisardo me dice “gracias” y me asombro, ahí está la perspectiva de la situación, me dice gracias a mí, cuando es él el que se ha sacrificado en la carrera, el que ha tenido malas sensaciones corriendo y ha seguido hasta alcanzar meta. Seguramente si él hace la crónica de la carrera la historia sería muy diferente,
pero por suerte la hago yo y mi final ha sido más gratificante.

Mis dos medallas (mía y de mi marido) las grabo con el nombre de los dos hijos que me esperan en casa, gracias a que Lisardo me comenta que se puede hacer. Regreso en su compañía en el autobús y le veo desanimado porque no la ha disfrutado, un tiempo largo para él con demasiado sufrimiento. Así son las carreras, unos las viven y las sienten de una manera y otros de la contraria. Yo cuento la historia, por tanto, esas 02:12:55 horas que tardamos, es mi mejor tiempo, no sé si en números pero sin duda el más bonito.

Pd: Gracias por toda la compañía, es la segunda media maratón en mi vida y cruzarme con gente que me sonríe o me dirige alguna palabra de ánimo es de lo más gratificante, un gran grupo sin duda.

Salud y lo mejor
Uxia

IV Gran Carrera del Mediterráneo Costa Blanca Half-Marathone
Clasificaciones genereales
Clasificacion corredores de A TO TRAPO

Pos. Dorsal Nombre Club T. oficial T. Real
140 603 FRANCISCO MARTINEZ CORBALAN A TO TRAPO 01:28:06 01:27:56
242 1098 ALBERTO CORDERO FORT A TO TRAPO 01:33:18 01:33:12
257 300 FARID MAMMADOVA HUSEYNGULIYEV A TO TRAPO 01:33:50 01:33:41
278 232 JOSÉ ANTONIO TORREGROSA TERUEL A TO TRAPO 01:34:57 01:34:47
389 988 JOSE MIGUEL PEREZ GOMIS A TO TRAPO 01:39:15 01:38:57
398 1146 JUAN ENRIQUE GARRIGÓS GÓMEZ A TO TRAPO 01:39:30 01:39:12
427 2027 FERNANDO PÉREZ CÁRCELES A TO TRAPO 01:40:38 01:40:19
690 605 PILAR MAHAMUD ISIDRO A TO TRAPO 01:47:44 01:47:22
734 1660 JAIME CASTELLS A TO TRAPO 01:48:48 01:48:01
738 1717 JULIÁN MOYA JURADO A TO TRAPO 01:48:56 01:48:09
748 349 DIEGO PÉREZ FERRÁNDIZ A TO TRAPO 01:49:12 01:48:18
831 1346 TOMÁS MÉNDEZ CARRASCO A TO TRAPO 01:51:23 01:50:35
841 1122 JOSÉ CASTELLÓ ASENSI A TO TRAPO 01:51:37 01:50:50
1047 1209 JORGE JUAN FEBRERO JUAN A TO TRAPO 01:56:33 01:55:46
1081 1086 VANESA NAVARRO GAÑARUL A TO TRAPO 01:57:34 01:56:47
1082 1088 ALEJANDRO BOTELLA A TO TRAPO 01:57:35 01:56:48
1131 503 ERNESTO MIGUEL MARTINEZ IVORRA A TO TRAPO 01:58:54 01:58:09
1368 463 ANA MARÍA MARTÍNEZ RUIZ A TO TRAPO 02:04:35 02:03:50
1393 2151 TOMAS GARCIA GIMENEZ A TO TRAPO 02:05:38 02:04:50
1394 2150 NATALIA GANDIA GUILLEN A TO TRAPO 02:05:39 02:04:50
1514 1894 MARTINA SCHNEIDER A TO TRAPO 02:10:21 02:09:14
1527 1258 MARK KNAGGS A TO TRAPO 02:11:03 02:10:16
1544 2042 ARMANDO MIGUELEZ MARTINEZ A TO TRAPO 02:11:40 02:11:01
1547 579 JESUS JURADO CARMONA A TO TRAPO 02:11:59 02:10:52
1574 606 GUILLERMO FORNER MARCO A TO TRAPO 02:13:19 02:12:11
1590 488 MARÍA EUGENIA PÉREZ VIEITEZ A TO TRAPO 02:14:03 02:12:55
1591 1218 LISARDO POLLÁN VALDERREY A TO TRAPO 02:14:03 02:12:55
1592 490 LUIS ARCE GARCIA A TO TRAPO 02:14:03 02:12:55
1694 321 MARGARITA AYUSO GARCIA A TO TRAPO 02:22:27 02:21:14
1833 1227 GERARDO LÓPEZ SALAS A TO TRAPO 02:58:51 02:57:43

 

MARTINA 60, primera SENADORA de A TO TRAPO.

Queridos amigos,

Menuda sorpresa más maravillosa me habéis organizado para mi cumple! Ha sido muy emocionante entrar en la sala y encontrármela con tantos amigos, y los senadores esperándome para que pueda formar parte de tan ilustre grupo. Os habéis volcado en organizar toda una serie de sorpresas, cada una preparada con cariño, ilusión, arte y creatividad que me han llegado al corazón. Nuestra cena sin duda formará parte de mi Tesoro de recuerdos más valiosos, por la alegría, felicidad, amistad y el calor humano que me habéis brindado y que hemos compartido como grupo de amigos que somos.

Os doy las gracias a cada una y a cada uno por los kilómetros compartidos, los ánimos, los viajes, los abrazos, las carreras, las risas, las fiestas, el compañerismo, los chistes, los consejos, y ante todo por hacerme sentir como una más de esta terreta y de esta familia del tap tap tap.  LLegar así a los 60 es un gran privilegio.

Soy muy afortunada por haberos conocido, y orgullosa por ser la primera senadora de ATT. Gracias por formar parte de mi vida, y a por mucho más!

Vivir la vida – ¡A To Trapo!

Martina

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Imposición de la corona de olivo (60 años) .

El olivo ha sido en la historia de la humanidad:

Símbolo de la paz, recordad a Noé enviando después del diluvio a la paloma que volvió con una rama de olivo en el pico.

Símbolo de fertilidad, las mujeres con dificultad para engendrar dormían bajo su sombra.

Símbolo de fuerza e inmortalidad, porque es capaz de resistir en condiciones extremas de sequía y se renueva desde hace miles de años.

Con aceite de oliva ungían y lubricaban los cuerpos de los atletas y con una rama de olivo coronaban a los vencedores en los juegos olímpicos.

Esto es la historia y la mitología.

Hoy lo cierto y real es que nuestra amiga MARTINA ha cumplido 60 años.

Esperamos que, con la imposición de esta corona, cuyos atributos acabamos de referir, MARTINA siga alumbrándonos y acompañándonos en este camino por muchos años más y para ello le exigimos que doble la rodilla para recibir de manos del más anciano de los senadores esta corona que solo se consigue con el lento paso del tiempo.
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Cumpleaños de Martina (Josele)

Cuando algún desconocido me pregunta de dónde soy, aunque por educación le diga dónde he nacido, en el fondo me pregunto a mí mismo qué importa eso realmente en la vida de un ser humano porque eso es en muchos casos fruto de la casualidad.

Es cierto que a ese hecho suelen estar después vinculadas la lengua, la cultura, la religión y otras circunstancias que llevaron a Ortega y Gasset a decir “yo soy yo y mi circunstancia”. Mi tierra, tu tierra, nuestra tierra. Pero ¿qué mérito tiene haber nacido en una u otra tierra, en una u otra cuna? Ya lo decía El Lazarillo en el prólogo de su historia.

“Escribo a vuestra Merced para que tenga entera noticia de mi persona y también porque consideren los que heredaron nobles estados cuán poco se les debe, pues Fortuna fue con ellos parcial, y cuánto más hicieron los que, siéndoles contraria, con fuerza y maña remando salieron a buen puerto”.

Y ya metidos en la arena de la historia de la literatura me viene a la mente aquel discurso que Don Quijote, cogiendo en la mano un puñado de bellotas, dijo a los cabreros después de ser invitado a cenar por ellos bajo una encina:

“Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de TUYO Y MÍO. Eran en aquella santa edad todas las cosas comunes: a nadie le era necesario para alcanzar su ordinario sustento tomar otro trabajo que alzar la mano y alcanzarle de las robustas encinas.

Las claras fuentes y corrientes ríos, en magnífica abundancia, sabrosas y transparentes aguas les ofrecían… Todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia. Entonces sí que andaban las simples y hermosas zagalejas de valle en valle, en trenza y en cabello, sin más vestidos de aquellos que eran menester para cubrir su honestidad. No había la fraude, el engaño ni la malicia mezclándose con la verdad y llaneza”

Si echamos una mirada por la historia, pasada y reciente, vemos que las únicas fronteras buenas son las inexistentes. Todas las demás son fuente de guerra, de invasión, de muerte, de conflicto. Quizá uno de los objetivos más importantes en estos tiempos que vivimos sea justamente ése: borrar las fronteras de la tierra. Todas las fronteras: las geográficas, las de las lenguas, las de las religiones, las del hambre y la abundancia, las del norte y el sur. Pero hay poderes a la vista, con intereses ocultos, que dicen estar al servicio del pueblo y sólo se dedican a servirse del pueblo. Dicen servir a su país y sólo se sirven de su país. En el fondo les interesa un bledo el pueblo y el país. Hasta que esta gentuza despreciable siga al frente de los gobiernos de la tierra, todo será miseria, pobreza, guerra y destrucción. Y esto seguirá ocurriendo mientras consigan mantener al pueblo en la ignorancia, en la incultura. Luchemos porque nuestros jóvenes crezcan con un espíritu crítico que haga imposible envolverlos en el engaño. Entonces, sólo entonces, podremos librarnos de la opresión y acercarnos más a la ansiada libertad. Me parece, por estas razones, que es digna de elogio y apoyo la actitud solidaria de Martina y Uve con Uganda en un proyecto de ayuda a la educación y cultura en pueblos que luchan por alcanzarla. Un abrazo y muchos años más para disfrutar juntos de la amistad, del amor y de la libertad.

San Juan, 21 de octubre de 2022. José Luis Simón Cámara.

Capítulo 11 de la 1ª parte del Quijote.

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Permitidme por favor las comparaciones, a mi criterio (Julian) y disculpad mi osadía al colocarme junto a los maestros.

Cuando escucho a nuestro Josele siempre lo veo un poco como al maestro Gastón Castelló: de trazos rectos, limpios, precisos, simétricos, de suaves colores pastel. Agradable al oído y de fácil digestión.

Rafa en cambio se me antoja más como el grandísimo Andy Warhol: atrevido, instantáneo, colorido, simple y profundo a la vez, refrescante como un chicle de menta.
Yo en cambio me identifico más como el irreverente Bansky: grafitero, artista urbano, espontáneo, autodidacta, aprendiz sin formación académica, pintor de paleta en blanco y negro.

Yo estudié la E.G.B. y no me enseñaron a estos tres pintores pero sí otras materias. Aprendí a cambio algo de Historia, Geografía, cuentas, problemas y otras cosas, como gimnasia. Doña Sagrario nos hacía dictados y nos obligaba a escribir textos y los leíamos todos. Mi seño nos decía que todas las redacciones tienen valor y que por eso había que ponerles un título y como también aprendimos a respetar y hacer caso a nuestros mayores pues, ahí va.

CONOZCO A UNA ALICANTINA

Esto que hoy os cuento me vino una mañana a la cabeza de una tirada, en una tirada más bien.

No sé si a vosotros os pasa como a mí. Correr en mi caso particular suele convertirse casi siempre además del hecho físico en sí, en un acto mental que no logro dominar conscientemente. Correr para mí, habitualmente es sinónimo de algo más, de dedicarme a aclarar mis ideas y pensar en mis cosas. Como no la puedo sujetar, no pocas veces la mente se me escapa más allá, lejos, en un ritmo frenético que mis piernas son incapaces de seguir. Esta asincronía cuerpo-mente, a veces incluso me lleva al agobio, a la frustración debido al miedo a perder algo valioso por la falta de un lápiz y un papel pues temo olvidar lo que me pasa por la cabeza en ese momento de seguido, a gran velocidad mientras miro por donde piso. Esa sensación me visita recurrentemente y así fue que el otro día de súbito me dispuse a bajar el ritmo de mi carrera y poner en orden un par de ideas que tengo sobre alguien, mientras corría, agarrando los pensamientos bajo el brazo y llevándomelos bien sujetos hasta casa, cuidándome de no perder ni uno en el camino.

Hay quien dice que un idioma no se domina hasta que eres capaz de traducirlo de corrido, es lo que viene a ser leerlo y decir lo que pone. Incluso hay quien afirma que lo verdaderamente importante es llegar a ser capaz de pensar en ese idioma, o sea ir un paso más allá que la impersonal traducción. Yo soy de los que creen que ambas afirmaciones son falsas o al menos mejorables. Me explicaré. Pienso que de nada sirve ser un gran traductor si no eres capaz de comprender lo que estás leyendo y tu única habilidad se limita a repetir lo que otro dice. En el segundo caso incluso me parece más desacertado el suponer que pensar, siendo como es el pensamiento algo relativo, puede universalizar un acto de por sí independiente de cada uno, pues el pensamiento es libre.

Yo entiendo que me apaña más una tercera hipótesis, sea ésta la del entendimiento, es decir, entender que un idioma ha de ser entendido entendiendo que si entiendes por ejemplo que repetir un verbo en diferentes tiempos hasta su entendimiento -o no- ha de entenderse como un recurso literario bien entendido, al menos eso es a lo que llegan mis entendederas.

Una persona auténticamente dominante -de un idioma-, sabe que si no espabilas no te comerá el oso como te dijeron una vez, entenderá otra cosa. Cualquier paisano que hable castellano sabe que no se pueden disparar balas de goma ni a dos pájaros con un solo tiro y que el arma la carga el diablo, que a nadie le amarga un dulce y que las tortas no siempre son peores que el pan; que “si hay colillas es porque han fumado” es una frase mucho más compleja en su significado de lo que pueda parecernos. Sabe incluso que hay a quien le encanta el agua aunque sea de borrajas y por supuesto sabe lo que es un comino porque de verdad le importa. A esa persona sin duda y llegado el momento le gustaría que le echaran un capote cuando le hiciera falta incluso si su necesidad surgiera por una imprudente porta gayola y por supuesto mamar, mamar sin necesidad de llorar a pesar de que te hayas levantado meado por dormir con tu hijo que teme la oscuridad. Por un hijo se hace todo, se aguanta todo. Un dominante -de una lengua- sabe que existe una gran diferencia entre los años y la edad, la vida, lo vivido y lo que queda por vivir, entre algo cotidiano y algo excepcional, sabe que la palabra que ha de usarse en ese caso no es otra que “acojonable”, entiende la diferencia entre el mar y la mar (que no son lo mismo) y sabe sin duda que los gatos huyen del agua, que no llevan guantes y si no cazan es por otra cosa, a lo mejor porque sólo tienen tres pies o simplemente porque están demasiado ocupados entrenando porque, no lo olvidemos, los gatos de noche en A to trapo, siempre son gatopardos.

Un buen entendedor sabe y aquí empieza la anáfora, otro recurso, que una alicantina no tiene por qué ser borracha y fina.

Una alicantina no duda sobre cuál es la millor terreta, aunque no sepa de dónde viene ese dicho porque eso ya es para nota.

Una alicantina siente arraigo a su barrio, a sus vecinos y a los que sufren y ríen con ella.

Una alicantina sabe que es mentira que el sol pase los inviernos en Alicante, aunque no sé si esto es verdad.

Una alicantina comprende que el carácter de sus paisanos es como es y no por eso es malo.
Una alicantina degusta, respira, mastica y traga con deleite la brisa y el olor a mar.

Una alicantina se integra y disfruta del idioma aunque sus raíces vengan de lejos, porque lo domina.

Una alicantina, una buena alicantina escucha música cuando el tap tap tap tap de sus pisadas se funde con las mías mientras corremos sin hablar, porque a veces hablar no es preciso.

Hace ya bastante tiempo que conocí a una alicantina que tengo en mi libreta de contactos guardada entre hojas de pan de oro. Ella ha llegado a aprender, no sin esfuerzo, a hacer malabares con el lenguaje. En realidad habla dos idiomas que se complementan y que de entrada pueden parecernos fáciles porque prácticamente todos nacemos con ellos, pero no es así. Nada hay tan complejo como dominar la gramática de la simpatía, el vocabulario del saber estar y las conjugaciones caprichosas de la tenacidad, la alegría y la amabilidad. Podría parecernos por otro lado que es muy sencillo que lo que hace esta alicantina en sus ratos libres sea simplemente hablar el segundo idioma a que me refiero y que de normal nos sale de forma natural cuando somos niños pero que desafortunadamente olvidamos al cabo de un tiempo. Correr es algo lúdico, instintivo en un patio de preescolar entre la algarabía de los gritos y las risas, pero no lo es tanto cuando pasas de los cuarenta y cincuenta y sesenta y setenta y ya ríes menos y no alzas la voz y ese idioma se convierte en una lengua muerta.

“Yo antes corría”, “Yo jugaba en los infantiles del Mutxamel” o “yo me compré una bici del PRYCA y aun la tengo…el el trastero”, me dicen algunos que conozco y no saben que su problema no es ese, el vivir de un pasado que en realidad añoran, su carencia es muy básica, su defecto es simplemente que no dominan el idioma, nuestro idioma. Yo los miro inapetente y les esbozo una sonrisa de compromiso de medio lado y pienso y me formulo siempre las mismas preguntas y me termino respondiendo invariable lo mismo: en una tirada larga te da tiempo a pensar, a resolver, a socializar a menudo contigo mismo, te da tiempo a hablar un idioma que otros no traducen ni entienden ni interpretan y eso sólo se comprende cuando dominas una lengua a la perfección, como una alicantina que conozco. Correr para mí es eso, es hablar un idioma y acordarme sin aviso y sin saber por qué de Martina mientras mi mente vuela. Y sentirla a mi lado sonriendo, siempre sonriendo, callados ambos, escuchando la música del tap tap tap tap y sentirme un hombre afortunado porque hablamos el mismo idioma. Somos afortunados. Gracias.

Julián Moya Jurado

UTMB MONT BLANC

25 de agosto de 2022, una fecha cualquiera para casi todo el mundo, salvo que sea el día de tu cumpleaños, el de alguno de tus hijos o el día que le diste puerta a tu parienta. Pero no para nosotros, no para el Escuadrón Tortuga (o casi todo), que cosas del destino o de los astros o simplemente porque nos dio la gana, participamos nada más y nada menos que en la CCC de Mont Blanc de 100k, que me hará recordar y supongo que a todos los demás, ese día cualquiera como uno de los días más increíbles de mi vida, porque sí, Yo, Jota y Jaime y Javi Lombilla (un tío tamaño XXL) y todos los amigos que conquistaron, con sufrimiento, con sudor y lágrimas, la UTMB de 167k… Voz en off: “Venga Jota no te ralles, que te estás viniendo arriba”. Pues eso, que fue un gran día.

Situémonos en el tiempo y a modo de cronología de la carrera, en agosto, septiembre de 2021, cuando tras haber sido finishers en la UTMB Val D´Arán, o como alguno recordará: “dónde nos dieron agua de pato”, decidimos dar el salto a otro país, primera vez para mí, e inscribirnos en la UTMB Mont Blanc en la modalidad de 100k y algo más de 6.000 m. de desnivel +, ya que teníamos segura plaza, sin sorteo (cuando le digo a mis amigos no corredores que para una carrera de 100k o más, hay sorteo, se “descojonan”). Rápidamente, Javi Lombilla, el “Gigante Cántabro”, que después de esta carrera es aún más grande, en todos los sentidos, que se nos pegó, literalmente al empezar en Val D´Arán y no nos lo hemos quitado de encima, ni ganas; reservó alojamientos en Chamonix, lugar de concentración de nuestra expedición. En octubre ya estábamos apuntándonos a la carrera, los tres “Tortugas”, con Jose Pablo incluido (tranquilo amigo, no te olvido). La suerte, por tanto estaba echada, sobretodo porque el precio de la inscripción, más los billetes de avión, más el alojamiento, y más, como dice un amigo, dinero para coca-colas, era para como arrepentirse.

Confieso que esta carrera no era mi primera opción, que sí, vale, que es Mont Blanc, el TOP de las carreras de montaña, donde se da cita la élite mundial y también los “mataos” como nosotros y muchos más de otros países, pero no, no me convencía la idea, prefería ver qué opciones tenía en España, Aneto, por ejemplo, o cualquier otra. A toro pasado, confieso que, si me hubiera quedado en Alicante, lo hubiera lamentado siempre.

Por en medio, muchos meses de entrenamientos, de madrugones, de calor y más calor, alguna carrera de preparación: Sierra Nevada y cómo no, el Trail de Confrides. Todo pensando en ese objetivo final, terminar en condiciones decentes los 100k y no morir en el intento. Siempre con mi amigo y gemelier, Jaime “Cangrejo” Castells, con el que cada día me siento más a gusto. Lástima que se me casó este año, si no… (emoticono de carita colorada). Y en ese camino que empezamos tres, se nos quedó José Pablo. Primero las lesiones, luego el covid, luego el estómago, en fin, JP, menos mal que no te has quedado preñado. Una lástima porque los tres nos lo pasamos de traca. Te echamos de menos, en serio, tío.

Dicho todo esto, comencemos con la cronología de esta aventura:
23 de agosto: salida de Alicate dirección Ginebra. Todos los que corríamos algo en Mont Blanc partimos juntos. Nos hicimos la foto grupal con las camisetas del Tral de primavera de Confrides. Grandes embajadores para una gran carrera: Confrides A round the World. David, Ángel “Pirri”, Pablo Molina, con su bonita familia, “Terminator” Enri, Miriam y María y las tortugas Ninja.

Al llegar a Suiza no separamos para ir por nuestros medios a Chamonix. Jaime y yo, lo hicimos en bus y en poco más de una hora nos plantábamos allí. Ya nada más bajar del bus empecé a alucinar con el paisaje que me deparó Chamonix, rodeado de cumbres nevadas, agujas afiladas (más tarde descubrí que se trataba de las Agujas de Midi a las que se puede acceder en teleférico, caro eso sí y con reserva previa). No podía dejar de mirarlas, de maravillarme. Por fin pude cerrar la boca que se me había quedado abierta, cual tonto y ponernos a buscar cómo llegar al alojamiento. Recogimos las llaves e hicimos una parada para reponer líquidos en forma de cerveza en una plazuela coqueta y tomar contacto con la gente del lugar. Desempolvé mi francés de bachillerato y con eso empezamos a tirar para entendernos, aunque durante todo el viaje fuimos encontrándonos con mucha gente que hablaba castellano, que residía y trabajaba allí o que estaba en el propio staff de la carrera.

Nuestro pisito de pareja, distaba del núcleo urbano de Chamonix, unos 4 km. que podíamos recorrer en los buses urbanos que, y esto fue todo un detalle, eran gratuitos para los corredores. Un apartamento muy apañado en una zona, digamos residencial, llamada Les Tiñes, con vistas a esa cumbres maravillosas a las que me refería antes. Empezaba bien la cosa. Sin problemas para llegar, buen ambiente y un nido acogedor.

La tarde de este día la dedicamos a empaparnos bien del ambientazo que se vivía en Chamonix, a visitar la feria del corredor y, cómo no, el mega stand de la organización de UTMB, donde, a precios de escándalo, la gente compraba y compraba como si no hubiera un mañana. Recorriendo las calles del pueblo nos encontramos con algún que otro famosillo de este mundo, como Javier Ordieres, el de los vídeos de preparación al Trail, con el compartimos unos minutos y como no, cayó una foto. ¡Madre mía, para lo que hemos quedado!.

Buscamos y encontramos el sitio de “culto” para comer hamburguesa, buena, bonita y barata de Chamonix, el “Poco Loco”y allí cenamos haciendo tiempo para recibir a Javi Lombilla y a su chica, Tamara, que venían en coche desde Cantabria, con una alegría compartida y es que van a ser padres por primera vez.

El día siguiente, 24 de agosto, fue un día de transición, sin más que la recogida del dorsal, de paseo y de compras, en ese lupanar del negocio que he nombrado antes y es que no nos pudimos resistir, porque, al fin y al cabo, esto sólo se vive una vez y no nos íbamos a ir de allí sin engordar la maquinaria de hacer caja de UTMB. Qué se le va a hacer, la carne es débil.

La tarde fue para descansar, preparar el equipo, y serenar nervios, que en mi caso ya empezaban a pasar factura en forma de dolor de estómago, aunque nada que ver con lo que les pasó a los compañeros Pablo Molina y sobre todo a Enri, que se nos pusieron malísimos por una intoxicación alimentaria. En el caso de Enri, hasta tuvo que ir al Hospital, pero como está hecha de algún tipo de aleación indestructible, se recuperó bien y pudo llevar a cabo su aventura particular.

25 de agosto: por fin llega el día señalado, la hora de la verdad.

El despertador sonó a las 4 de la mañana, pero como es habitual, cuando participo en una ultra, desde hacía al menos media hora ya estaba dando vueltas en la cama, nervioso, repasando mentalmente si se me olvidaba algo.

A las seis estábamos mi gemelier Jaime y yo saliendo del apartamento, camino de Chamonix, andando para estar a las 6´45 en el lugar en el que el bus nos trasladaría a la localidad donde estaba la línea de salida, Courmayeur. No teníamos con qué bajar al pueblo ya que los buses urbanos no circulaban a una hora tan temprana, así que debíamos hacerlo a pie y la parte final al trote, si el tiempo se nos echaba encima.

Entre chistes y risas flojas, por los nervios, comenzamos a caminar, pero como todo estaba predestinado a salir bien, a los 20 minutos, un vehículo paró unos metros más adelante, se abrió una puerta y una chica nos preguntó, en inglés, si íbamos a la carrera. No entendimos todo, pero sí suficiente para asentir y subir al coche. Se trataba de una pareja de la que el chico participaba en nuestra carrera. Un buen presagio, pensé y un alivio por eso de llegar a tiempo y descansados al punto de partida.

La salida estaba, como he dicho, en Courmayeur, que aunque suena francés, está ya en Italia y para llegar hay que cruzar el túnel de Mont Blanc. Es el túnel más largo que he cruzado, más de media hora y unos 11 kilómetros y medio de longitud que unen Francia e Italia.

Como salimos muy pronto llegamos también, demasiado pronto, ya que la salida era a las 9´30 de la mañana. El tiempo de espera se me hizo eterno, había ganas de empezar y darlo todo. Bueno, era a las 9´30 para nosotros, que íbamos en el pelotón de cola, a las 9 se daba la salida de los buenos, los que iban a ganar y cada 15 minutos un cajón de corredores.

El tiempo amenazaba lluvia, el día estaba fresco, lo cual agradecí porque el día anterior habían caído nada más y nada menos que 32 grados en Chamonix. Pero este día no sé si llegaríamos a los 20.

Nos situamos los tres, Javi, Jaime y yo en nuestro sitio a esperar nuestro turno, amenizados con la música sabrosona del speaker y oyendo como empezaba la carrera y debían salir los primeros, porque verlos no había forma, ya que éramos unos 1.900 participantes inscritos.

Y por fin, nuestro turno. Empezamos al trote, por las calles de Courmayeur, subiendo las primera rampas, animados por todo el pueblo, volcado a esa hora en ver pasar el gusano de color que formábamos los corredores, los pelos de punta, la emoción a flor de piel, empezando a sudar y a quitarnos ropa ya nada más salir del pueblo, en dirección al primer alto, Tête de la Tronche, por una pista ancha, adentrándonos en el bosque, con el ruido de los primeros truenos a nuestras espaldas. Como en todas las carreras, estos primeros tramos son de mucho bullicio, los corredores hablamos, gastamos bromas, tiramos para adelantar a ese que se va quedando atrás, pensando: qué bien estoy, sin tener en cuenta que esto es muy largo y que quedan horas y horas por delante.

Jaime y Javi se me han separado un trecho al quedarme un poco rezagado, por la cola que se va formando en alguno de los tramos más estrechos y me cuesta enlazar con ellos. Cada retraso mío supone aumentar mi ritmo y añadir un plus de cansancio. Me doy cuenta, ya pronto, que me va a costar seguirles. No obstante, subo las revoluciones del motor en la subida e incluso me pongo por delante de ellos en algún momento.

Comienzan a caer las primeras gotas, el terreno zigzaguea, para salvar un buen desnivel. Al fondo y entre las nubes que se quedan abajo, se puede ver Courmayeur. Vamos pasando corredores más lentos. Me encuentro bien, pero como he dicho antes, empiezo a ir forzado. Cuando llegamos al alto, las gotas se convierten en lluvia. Rápidamente echamos mano del Chubasquero y casi sin tiempo para acomodarlo la lluvia arrecia y comienza a caer granizo. Ya no veo a Javi y Jaime y pienso, ya está, ya los he perdido, pero en ese momento me alcanzan porque se habían quedado atrás. Seguimos bajando por una pista embarrada, lloviendo y granizando. Mi fuerte no son las bajadas y si encimaes en estas condicionesacabáramos. Las gafas se me empañan, pero no me las puedo quitar porque entonces no me veo. La capucha del chubasquero se me baja y me tapa la visión. ¡Qué desastre!

Bueno al final y conforme descendemos de altitud la lluvia empieza a ceder y acaba escampando. Un rayo de Sol asoma tímidamente. Llego al primer avituallamiento en donde me espera Jaime. De Javi ni rastro, ha preferido seguir porque se quedaba helado. Lo entiendo, soy el lento de los tres, me hago cargo. Casi sin tiempo para comer algo frugalmente y reponer bidones, Jaime me insta a que sigamos. Él también se enfría. Pues allá vamos.

El siguiente tramo de unos 6-7 kilómetros nos llevará al refugio Bertone. El terreno es un sube baja sin rampas demasiado fuertes y llanos en los que se puede correr bastante bien. El atasco de corredores es importante y eso añadido a que me tengo que quitar y poner ropa porque llueve, deja de llover, vuelve a empezar, hace que mi gemelier se vaya despegando. En una subida algo más dura me quedo definitivamente solo. Ya no tengo ganas de intentar seguir el ritmo de Jaime. En este trayecto adelanto a una chica india que va con algo de miedo en las bajadas pronunciadas. El terreno está resbaladizo y sin bastones la veo algo asustada. Me pide ayuda y la tengo que coger literalmente de la mano para ayudarla a bajar. De verdad, estas cosas sólo pasan en la montaña. Estoy con ella unos diez minutos, hasta que ya la veo más segura y continúo. Llego al siguiente avituallamiento, tras una bajada súper chula, disfrutando. Hay mucha gente en la carpa, esto va a ser la tónica en todos los puestos de control. Busco a mis compañeros, pero al no verlos, definitivamente asumo que lo que me queda me va a tocar hacerlo solo. Les mando un WhatsApp donde les deseo suerte y que nos veremos en meta.

Tras reponer fuerzas y volver a colocarme ropa, salgo para enfilar la subida al Grand Col de Ferret. Cruzamos un cauce y enfilamos por un valle que me parece increíble. El tiempo empieza a darme una tregua y definitivamente el Sol se impone. Me paro, hago alguna foto, disfruto del paisaje. Creo que quitarme la presión de tener que seguir a Javi y Jaime me ha hecho tomarme la carrera de otra manera. Así que ahora estoy yo solo, con todo un mundo por delante.

La subida a Col de Ferret se hace lenta más que dura. Hay mucha gente y la pista es estrecha y antipática para subir, con piedra suelta. Me cuesta coger un ritmo porque cada vez que me quedo detrás de un corredor más lento que yo (repito a mí las subidas no se me dan mal) tengo que frenarme. Cuesta adelantar por el terreno y porque a la gente no le gusta que le adelanten. Parece que se ensanchan para no dejarte paso. Me vino a la cabeza en ese momento el grito del Presi en Confrides, un año de estos: “el que no pueda correr que se aparte”. Yo solo me iba partiendo la “caja”.

Por fin llego a la cima y empiezo a bajar, ahora sí, a ritmo, disfrutando, porque este es una de las bajadas más chulas de todo el recorrido y la última que voy a hacer con luz este día. Larga, suave, entre valles. Qué maravilla. El próximo punto es la Fouly ya en Suiza. Son unos 10 kilómetros, que hago sin demasiado problema. Cuando llego al avituallamiento leo los mensajes y Jose Pablo me informa que llevo a Jaime muy cerca y en eso me entra un mensaje de él. Me dice que va al trote, que me va esperando, pero yo necesito parar y reponerme y que queréis que os diga ya a estas alturas ni quiero cogerle.

Después de laFouly y hasta el kilómetro 60 más o menos, el terreno discurre paralelo a un río de aguas bravas, terreno muy “corrible”, con algún repecho y tramos con piedras como de cauce de río seco. Salgo a la localidad de: Praz de Fort, de casas de madera, jardines con estatuas de gnomos, un lugar idílico. Por primera vez vuelvo a pisar asfalto varios kilómetros y tras cruzar un pequeño caserío donde la gente nos recibe, a pie de carretera haciendo sonar un cencerro tamaño XXL,digo nos recibe porque me he juntado con un chico de Barcelona. Compartimos kilómetros hasta que nos adentramos en una pista que empieza a picar, internándose en otro monte y que me llevará al siguiente punto importante de la carrera: Champex-Lac. Allí hay mucha expectación, mucho público animando y allí sigue Tamara, la chica de Javi, esperando para darme una bolsa de vida (este es un punto de los que la organización fijó como de asistencia externa). Me informa de que los dos me llevan 15 minutos y que si salgo ya les pillo. Pero de nuevo tengo que pararme y esta vez cambiarme de ropa. Ya apenas queda luz y empieza a refrescar en serio.

En Champex-Lac me quedo unos 45 minutos. Como lo que puedo, porque lo que nos dan no me entra en el cuerpo (punto negativo para la organización). Me obligo a comer algo de pasta y un café caliente, pero ya el estómago empieza a protestar después de todo el día de mal comer. Ya de noche con el frontal, continúo, primero por una pista agradable, ancha, bajando. Y de nuevo para arriba, sin avisar, poco a poco, sufriendo más o menos. Me encuentro con gente muy cansada, sentada, tomando fuerzas, o gente muy mal, vomitando incluso. Tengo un pequeño momento de pánico y es que se me agota la primera batería del frontal y cuando cargo la de recambio, el frontal no se enciende. Batería muerta. “Juro ante Dios que jamás saldré sin revisar las baterías”. ¿Pero cómo puedo haber caído en este error de principiante? Gracias que llevo el segundo frontal de pilas. A oscuras, aprovechando la luz de otros corredores que me pasan, consigo encajar correctamente las pilas y encender el frontal. A partir de ese momento, la posibilidad de quedarme sin luz porque se me agoten las pilas, antes de que amanezca, se hace muy presente, vamos que en ocasiones me llega a obsesionar.

Yo voy bien me repito. El resto de la noche va a ser así, bajadas muy largas y subidas muy fuertes. Hablé mucho con mi padre. Para los que no lo sepan, falleció en febrero. El hombre sufría cuando me metía en una de estas carreras, me llamaba, se preocupaba de que estuviera bien. Incluso en una carrera cerca de Alicante quiso venir a recogerme por si no podía conducir a la vuelta. Le pedí fuerzas y me las fue dando porque fui lento, pero fui. Y así con mis pensamientos como única compañía, fue avanzando la noche, haciéndole quiebros al dolor muscular, al cansancio y al sueño que ya hacía rato que había dado la cara y a los pensamientos negativos que, siempre y de forma inexorable aparecen como una sombra negra, invadiendo la mente. Es aquí donde la cabeza es la que manda, la que tira de todo el resto.

Pasé por el alto de La Giete, con su bajada larga, tediosa, dolorosa para mis pies. En el avituallamiento de Trient había una marcha que era para quedarse allí y no seguir: voluntarios y asistentes bailando a ritmo de merengue, comida, calorcito. Toda una tentación de la que me costó salir, de hecho, creo que fue donde menos tiempo estuve. Siguiente alto: Catonge, bajada con más pena que gloria. A estas alturas ya me empieza a dar un poco todo igual (bajonazo del 7 y medio). Llego al avituallamiento de Vallorcine. La perspectiva de que sólo me queda una subida me anima bastante y tras ponerme más ropa porque son las 5 y media de la madrugada y me he quedado literalmente como un cubito de huelo, salgo con el ánimo repuesto.

Enfilo la subida a la Tête Aux Vents, último obstáculo serio, una subida de más de 800 metros positivos. Este alto tiene la peculiaridad, de que cuando te crees que estás arriba, aún continúa subiendo. Un falso llano es el culpable de esto. Sin embargo, es un momento mágico, cuando por fin llego arriba, porque está amaneciendo y al fondo la luz matinal se refleja en la nieve de las cumbres que tengo justo enfrente de mí. El momento vale la pena y me paro, respiro, doy gracias por estar aquí justo en ese instante. Es lo que tiene no ir a por pódium, que puedes pararte a saborear este instante con calma. Lo de ganar se lo dejo a otros.

Comienza la bajada. Ya sólo me quedan 6´9 km para meta. Pero es una bajada molesta, muy poco corredera para todos a los que ya no nos quedan piernas a esas alturas. Llego por fin al último avituallamiento en La Flégère, tras una rampa de apenas 100 metros que no sé quién nos la ha puesto ahí pero que ya le vale.

A partir de aquí todo bajada hasta meta. Las piernas la llevo que ni las siento y el terreno empieza ya desde la salida a bajar de forma acelerada. Es seguir caminando o empezar a correr a ver qué pasa, si me aguantan los cuádriceps. Y sí, aunque el principio todo es dolor, se me van calentando y poco a poco voy aumentando el ritmo. Es larga esta bajada. Ya veo Chamonix pero de repente estoy corriendo en llano bordeando la montaña y esto que no baja. Pues nada, paciencia.

Por fin cojo la vertical. Paso por las primeras casas. Salgo ya a una carretera. La cruzo y también un pequeño prado. Otra carretera y un puente para cruzar el río. Ya estoy en la zona donde recogimos ayer el dorsal, casi desmantelada. Siguiendo paralelo al cauce del río entro en Chamonix. Ya estoy pisando sus calles. Empiezo a saborear el premio que supone acabar la carrera. Ya hay ambientazo a pesar de que no son las nueve aún. Recibo aplausos, gritos de “ánimo España”, “ánimo José”. Me siento un Kilian cualquiera. Trescientos metros y en meta. Por fin la alfombra azul, el arco de meta, el speaker que me da la bienvenida: Jaime, Javi y Tamara esperándome. Los brazos en alto, una sonrisa de oreja a oreja. ¡Lo he conseguido he acabado mi carrera, soy Finisher en MontBlanc, chicos! Jajajajaja.

Me cuesta acabar las crónicas porque no sé qué decir al final, después de haber narrado lo vivido. Tan solo deciros que tras lo que supone una carrera de este tipo siento un bienestar personal inmenso. La satisfacción de haber hecho las cosas bien. No me planteo si he hecho más o menos tiempo, sino que valoro si he podido disfrutar e incluyo también el sufrimiento como parte ese disfrute y saco una nota media. En este caso bastante alta. Me vuelvo a casa feliz y pletórico.

LO MEJOR: seguir compartiendo momentos con mi querido amigo Jaime. Me siento muy afortunado de estar entre sus amigos. Y seguir aquí, caminando hacia adelante, deseando poder vivir otra experiencia y otra y que no me fallen las fuerzas.

LO PEOR: seguro que ha habido cosas, pero para qué nombrarlas.

Muchas gracias a todos los que estuvisteis pendientes y los que me animasteis: Jose Pablo, Torregrosa, Gosa, Cristian, Jesús, como no. Lo repito siempre: sin vosotros no sería lo mismo.

¡Salud y Montaña!

Jota