Crónica de un viaje de cuatro amigos

El viaje empezó varios meses atrás en el momento, casi improvisado de la inscripción a la maratón de 50 kilómetros al sur por la Sierra de Cazorla.

El viernes día 2 de junio salimos temprano desde Alicante Julián, Jota y yo, Lisardo, con dirección a Úbeda donde quedamos para juntarnos con José Miguel Moya, primo de Julián, que viajaba desde Cuenca. Aprovechando que estábamos en la ciudad de los cerros, Julián nos hizo un tour por la ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad, reconocida así por su arquitectura del Renacimiento muy bien conservada hasta nuestros días. Cuna de Joaquín Sabina, Muñoz Molina y del propio Julián Moya, entre otros y que según las últimas investigaciones testifican documentalmente a Úbeda como la ciudad más antigua de Europa.

Posteriormente continuamos viaje 40 km para llegar a Cazorla donde compartimos los cuatro el apartamento, ya reservado en tiempo por Jota. Fuimos a recoger el dorsal en la Feria del Corredor, mientras aprovechamos a recorrer el pueblo donde se respiraba ambiente de fiesta deportiva y que mostraban engalanadas sus calles y plazas para la ocasión, con gentes venidas de fuera que llegaron con el propósito y objetivo de recorrer su sierra en mayor o menor medida.

A las 12 de la noche, se dio la salida de la Ultra de 100 km. donde participó Cristian, al que quisimos darle un abrazo y desearle suerte. Emotivo fue, no solo la proeza que iba a emprender, sino el contar con la compañía que le han brindado ese fin de semana, dos amigos y su padre al desplazarse a más de 400 kilómetros desde su casa para poder animarle a la salida y recibirlo a la llegada, unas cuantas horas después, para regresar nuevamente a Mutxamel una vez terminada esta proeza.

A las ocho horas de la mañana del sábado se dio la salida donde participamos José Miguel, Julián, Jota y yo junto a más de 600 corredores. Emprendimos la maratón trail de los bosques del sur para recorrer 50 kilómetros en torno al segundo parque natural más grande de Europa y que transcurre por senderos y pistas forestales de la Sierra de Cazorla.

Nada más salir de las calles del pueblo se produjo un tapón que a los últimos corredores llegó a retenerles más de 10 minutos de espera mientras que de uno en uno y a paso lento comenzamos un sendero empinado y largo que no nos permite correr durante casi diez kilómetros que se eleva 1.000 m de nivel de los 2.430 de nivel positivo que tiene toda la carrera.

Aunque no nos encontramos con animales salvajes que pueblan el parque, sí que se oía con gran frecuencia, como si de la berrea se tratara, las voces, las risas y los chascarrillos a más de cien metros de distancia del amigo José Miguel que corría sin esfuerzo llevando alegría por donde pasaba y que junto a Jota se desplazaban más ligeros. A mitad de nuestra carrera comenzó una lluvia bastante persistente, provocando senderos resbaladizos, bajadas más peligrosas y produciendo más inseguridad, especialmente a Julián que por su lesión crónica en las rodillas (por exceso de kilómetros que lleva en el asfalto) le hizo llevar un ritmo diferente al habitual, con gran esfuerzo y sufrimiento. El recorrido de gran belleza natural entre pinos centenarios donde la hoja caída de los pinos forman un mantillo que permite correr amortiguando la pisada, me hizo disfrutar y recomendar esta maravillosa travesía, la cual la finalizamos como un equipo donde los más ligeros esperaron a los más lentos y entramos en meta todos a la par.

Los avituallamientos sólidos durante todo el recorrido fueron pobres y escasos, y en la llegada nos abastecieron solamente con un bote de cerveza o un vaso de gazpacho.

Una vez en meta y ya sin lluvia, con la alegría de la misión cumplida, disfrutamos del momento donde iban llegando corredores mezclados, los de la ultra con dorsales azules y los rojos de la maratón.

Con la medalla de madera en el cuello nos volvimos al apartamento donde nos duchamos, comimos y charlamos para emprender el viaje de regreso.

Ha sido un viaje de dos días que bien ha merecido la pena compartirlo entre cuatro amigos.

2 pensamientos en “Crónica de un viaje de cuatro amigos

  1. Cazorla siempre merece la pena y en este epoca si cabe aun mas, enhorabuena equipo y a seguir disfrutando trotando !!

  2. Ya lo creo que fue un viaje de amigos. Un placer correr contigo y ponernos al día. Repetiremos experiencia. Un abrazo

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