Como preparación para mi segundo Ironman, que será el 1 de junio en Hamburgo, decidí correr la Maratón de Roma. Me junté con el Arena Running Team, ya que estoy entrenando con ellos de vez en cuando y varios también van a hacer el mismo Ironman.
Roma no es una maratón para hacer marca, al menos sobre el papel, pero sí una maratón recomendable. No se corre siempre entre monumentos tan impresionantes como el Coliseo, ni se pasa por la plaza del Vaticano, entre atractivos.
Según mi entrenador Adrián Peris, mi tiempo previsto estaba entre 3:05 y 3:10, pero como he dicho antes, es una maratón dura, no es el mejor sitio para intentar hacer marca personal, ya que te encuentras con dos elementos en contra por lo menos: cuestas y adoquines. Y en esta ocasión no fueron los únicos.
Este año la salida es desde el Coliseo. Es realmente sorprendente salir de un lugar así, la historia se te viene encima y le da una épica especial.
La maratón empieza con pequeños sube y baja, pero con la adrenalina inicial y las fuerzas intactas se llevan bien. Salgo con 4 compañeros del Arena, al ritmo previsto 4:25. Sobre el km 10 pillamos al globo de 3:10, así que pensando que siempre salimos con un par de minutos de retraso en la salida, estábamos en un tiempo de 3:08 que era mi mejor marca en una maratón, el año anterior en Barcelona, como preparación para el IM de Vitoria.
El grupo con el que iba decide quedarse ahí. Yo iba manteniendo el ritmo y sintiéndome muy cómodo. Aguanto hasta el km 18 a ese ritmo, pero el flipadito que llevo dentro y recordando las palabras de Carlos Ramos, “A las pruebas se va a competir”, decido arriesgarme bajando el ritmo 5 segundos e intentar ir a por marca.
En varios puntos del recorrido estaba Belén dándome ánimos, lo que me ayuda a desconectar un poco la cabeza y coger fuerzas.
Empiezo mi andadura solo y me pongo en modo trabajo. Mantener el ritmo, comer y beber, sin fallar en nada. Gel cada 6km de 25gr alternando cafeína y sin cafeína, un poco de agua en cada avituallamiento y pastilla de sales cada hora. Sigo el plan previsto por mi nutricionista Leticia Bravo.
La cosa no estaba fácil, empieza a soplar el viento en contra y del km 18 al 30 se hace duro. Pero todavía quedaba lo peor. A partir del 35 empieza a llover, a ratos con intensidad, y llegamos a la zona centro, que es donde más adoquines hay. Adoquines y lluvia… no es el mejor agarre.
Voy mirando el reloj, el ritmo y veo que es posible. Aprieto los dientes y sufro bastante en los últimos 5km, que para más inri acaban con una subida corta, pero fuerte, para luego bajar al circo máximo y cruzar la meta.
Tiempo: 3:06:00 MMP
David Gil