Transgrancanaria 2019 (22-Febrero-2019)

Historia de tres maratones

Hay experiencias que por mucho que te las cuenten, por mucha atención que pongas nunca eres capaz de entender. El narrar algo que has vivido intensamente no es como sentirlo en tus carnes por mucho empeño que pongas en la explicación, es como tratar de describir qué sientes al recibir una descarga eléctrica o la sensación de ahogo cuando te falta el aire, es como ver nacer a tu hijo o ver morir, ver como alguien muere no puede explicarse, son cosas que has de vivirlas en tu propio pellejo para saber lo que son, no se pueden contar.

Hace un año estuve en Gran Canaria disfrutando como espectador de la Transgrancanaria HG, 125 km de puro trailrunning con 7500 m de desnivel positivo. Entonces pude ver como alguien a quien admiro y considero amigo hizo la carrera con bastantes dificultades y el estado en que terminó, aun estando como está curtido en grandísimas batallas me hizo suponer que la Transgrancanaria no era cosa fácil.

Preámbulo

En junio pasado y justo después de nuestra aventura en tierras anglo-escocesas, con las piernas aún calientes a alguien de los allí presentes se le ocurrió plantear el siguiente reto que no resultó ser otro que el que hiciera Josemi hace un año y que a mí me dejara exhausto con sólo escuchar su narración.

Pues bien, una vez diseñado el plan ya no había marcha atrás y sólo nos quedaba organizar el viaje y preparar piernas y cabeza para algo que hasta entonces era nuevo para los tres, a saber: mi primo José Miguel, mi compadre Lisardo y el redactor del presente. Ahora sólo quedaba empezar a rellenar el cuaderno de bitácora y tratar de escribirlo hasta la última página huyendo a toda costa de tormentas y derivas.

Trazando estábamos ya las primeras coordenadas de la ruta cuando nos percatamos de que sin duda otro par de piernas sería de gran ayuda y muy bien venido y efectivamente, Miriam vino a sumarse al grupo con idea de correr la maratón, otra distancia de la Trans.

Preparación

Nunca antes había yo corrido una carrera tan larga y un desnivel acumulado de tantos metros era para mí sin duda un grandísimo reto. Al principio las dudas empezaron a asaltarme y ante las cifras a manejar llegué a la decisión de intentar no obsesionarme con los entrenamientos ya que como bien supuse en una prueba tan larga es más importante entrenar el músculo gris que el rojo y aparte de varios rodajes de más de 30 km, un par de salidas nocturnas y algún que otro entrenamiento con desnivel decidí que poco más podía hacer salvo cambiar la percepción del espacio-tiempo y que el día de la prueba sería la cabeza la que debía mandar.

Inicio

Llegamos a Gran Canaria el miércoles 20 de febrero. A esas horas la 360, la modalidad de 250 km ya había salido, Esteban ya estaba moviendo sus huesos por la isla. Sin palabras.

Esa misma noche ya en Las Palmas decidimos dar un último rodaje por la playa de las Canteras los cuatro solos, disfrutando de un momento íntimo, inhalando la brisa del Atlántico y terminando con un baño reponedor en el inmenso océano. Fue como un instante mágico, liberador, depurativo, un acto provocativo de sacar pecho, de pisar firme, de imprimir nuestras huellas sin miedo en la blanca arena de la playa que nos vería partir horas después.

La carrera

La maratón se celebró el viernes con el amanecer y para la salida hubimos de desplazarnos al Garañón, un paraje precioso en medio de la isla, de senda vegetación y altísimos pinos canarios, se trata de un campamento de recreo con unas instalaciones básicas e infraestructura adecuada para dar soporte a un evento deportivo.

La maratón decidía este año quiénes serían los primeros seleccionados para el próximo campeonato del mundo de Trail-running lo cual la hacía especialmente atractiva. Una carrera rápida y cruelmente engañosa ya que se trata de una prueba con mucho más desnivel negativo que positivo, hecho que en este terreno sólo es bueno si estás muy fuerte y has entrenado sobre escombros y tachuelas.

Miriam salió sonriente, se le veía contenta y ligera, nos desplazamos a verla a varios lugares del recorrido y puntual aparecía desde detrás de aquella piedra o de ese árbol. A pesar de hacer calor supo dosificarse y libró el compromiso con muy buen resultado. Considerando que se trataba de su primera maratón de montaña he de decir que aprobó con altísima nota, rozando el diez.

Una vez recuperada nuestra representación femenina, hecho que le costó poco, volvimos a Las Palmas con la mente puesta ya en las 23.00 h. en que llegaría nuestro turno.

Ya en el apartamento José Miguel optó por echar una larga siesta mientras que ni Lisardo ni yo fuimos capaces. Entonces fue cuando por primera vez las dudas empezaron a atacarme, no solo fui incapaz de dormir un solo minuto, sino que la indecisión me empezó a atosigar, comencé a temer lo peor, el no ser capaz de acabar algo que ya estaba a punto de terminar. Afortunadamente Maricarmen, mi mujer, estaba como siempre a mi lado y su ánimo me recompuso. Mi carrera ya había empezado.

El momento

23.00 h. en la playa de las Canteras. Este momento ya lo había vivido hace un año, pero como dije antes, como espectador y no es igual que te lo cuenten a que seas tú el que se esfuerce por poner la mente en orden, el que trate de no pensar y sobre todo intente convencerse de que no se ha equivocado.

La salida se dio puntual y pronto la arena amiga volvió a acariciar nuestras suelas, una hilera inacabable de luces blancas y rojas parpadeantes se dirigía a la negrura del campo a través y en las primeras rampas era como asistir a un festival de luciérnagas que amistosamente hicieran cola para avanzar de forma ordenada, en fila, cadenciosas, a ritmo.

A partir de este momento me di cuenta de que ya no había marcha atrás ni otro camino que el de las sendas, piedras y barrancos que como finos capilares cubren la isla en toda su extensión. Los primeros kilómetros sirvieron para que Lisardo fiel a su estilo pusiera la reductora y adoptase un ritmo homogéneo y constante mientras que José Miguel y yo anduvimos dudando hasta que la fuerza del primero y la realidad me llevaran a dejarme caer para recomponerme. Así mi primo se marchó con cierta facilidad y en alguna parte detrás de mí estaba el tercero. Los avituallamientos comenzaron a aparecer puntuales y bien abastecidos, las poblaciones siempre te regalaban con la presencia de espectadores animosos incluso a altas horas de la noche. Los cortes se iban librando holgadamente. Arucas, Teror, primera maratón, Fontanales.

La magia

Amanecía para mí en una zona de verdes praderas, húmedas por el relente y de una frescura agradable cuando alcancé por fin el lugar más alucinante que me podía imaginar, la bajada a la Presa de los Pérez. Ya me lo advirtió Josemi hace un año, pero claro, repito que no es igual vivirlo que te lo cuenten.

El descenso a la Presa de los Pérez es un zig-zag trepidante para disfrutar, el agua resbala por las paredes y las rocas cubiertas de musgo te hacen preguntarte dónde estás. El sol empezaba a esas horas a romper en el horizonte y el rocío de la densa vegetación reflejaba miles de lucecitas destellantes. En ese momento me paré, hinché los pulmones y recordé las palabras de mi amigo “J” que días antes me dijo: “disfruta de la carrera, si sientes que tienes necesidad de parar por parar, hazlo y disfruta del momento”, a esas alturas aún me faltaba más de la mitad, pero sentí más que en ningún momento que podía terminar.

Artenara, maratón y media

Artenara es el pueblo más alto de la isla, una población muy bonita y a la que prometí volver hace un año para tomarme un “leche-leche” como dicen por aquí y como siempre, cuando prometo algo intento cumplirlo.

A la entrada del pueblo estaban Margarita, Miriam y Maricarmen esperando. José Miguel hacía un rato que había pasado por allí y como no podía ser de otra manera nos tomamos el cafelito prometido. La verdad es que me vino muy bien, aunque mucho mejor fue encontrarme con nuestras acompañantes que se curraron una buena intendencia.

El viaje a la Luna

Después del paso por Tejeda la siguiente subida era la que llevaba al roque Nublo, un descomunal monolito rocoso en el medio de una llanura de piedra que te hace sentir como un explorador en la luna, como un viajero del espacio. El roque Nublo es el mayor monumento natural de la isla, un regalo que te hacen en la Transgrancanaria, es como si te abrieran la puerta de su capilla más sagrada, de su rincón más secreto, del lugar más íntimo de su casa. Una vez llegas a los pies del roque sólo puedes mirar hacia arriba y sobrecogerte por la inmensidad, por la bravura de la naturaleza que formó estás islas tanto tiempo atrás. Es impresionante.

El Garañón, última maratón

Otra vez aquí, pero esta vez lo que Miriam hiciera horas atrás nos alcanzó ya con las fuerzas al límite, ¡ojalá hubiera estado ella allí!, al fin y al cabo, ya se conocía el terreno y me habría llevado de la mano, fuerzas le habían quedado de sobra.

En el Garañón decidí cambiarme de ropa y obligarme a comer un puñado de macarrones. Yo no soy de comer mucho en carrera, no me entra nada, rellenar la bolsa y a por la última maratón.

Fue al rato de iniciar este último tramo y coincidiendo con un descenso agresivo cuando empecé a sentir que algo no iba bien en el primer dedo de mi pie izquierdo y a partir de aquí un calvario me torturó sin compasión. Es muy duro correr más de 35kms. por montaña con un pie que te castiga dolorosamente a cada paso. La noche se me vino encima y al llegar a Tunte decidí parar un rato para resetear la mente. El momento que tanto temía había llegado, mi cabeza tenía que ser capaz de ganar al dolor así que faltando unos 30 km me pude convencer de que tenía que seguir.

Descenso, dolor, bajada, dolor, salto, dolor, Ayagaures.

Ayagaures

El corte en Ayagaures era la 1.00 h. y llegué sobre las 00.10 h., allí sin atreverme a descalzarme decidí esperar a Lisardo que supuse no debería andar muy lejos y así permanecí hasta las 00.45 h. donde finalmente pensé que no podía demorarme más puesto que sin darme cuenta estaba flirteando con una línea roja.

Este año subieron el kilometraje y su correspondiente desnivel con respecto al pasado, además en un comunicado de última hora anunciaron otra pequeña ampliación todo ello manteniendo los cortes de la anterior edición así que fueron casi 130 km Este hecho sin duda ahogó la zancada de mi amigo, le paró los pies que avanzaban firmes hasta que lo retiraron tras 100 km en sus piernas, no porque se rindiera sino porque le pillaron a traición. En todo caso, mi espera en Ayagaures nunca tuvo sentido, Lisardo sencillamente ya no estaba y yo no lo supe hasta horas después. A partir de aquí fui pillado de tiempo.

El cementerio

El Barranco de Ayagaures es conocido por “El Cementerio” sin duda porque los corredores a su paso parecemos zombies salidos de las tumbas, la gente se arrastra más que correr y millones de piedras sueltas parecen tener vida propia. Lápidas redondeadas por el tiempo. Piedra, dolor, piedra, dolor, piedra, dolor, me quería morir, descansar en paz en mi sepulcro, reposar en aquel cementerio maldito.

Maspalomas

Iba yo con el teléfono móvil en silencio por miedo a que me llamaran y con miedo a llamar, veía que el tiempo corría y que andaba tan justo que no podía perder ni un segundo siendo que me propuse llamar a mi mujer sólo cuando divisase la estatua de Colón que se halla a escaso kilómetro de meta y así lo hice. Mi esposa aguardaba en meta, me había llamado varias veces y estaba muy preocupada, aunque enseguida me regaló su alegría sabedora de que algo de lo que ella también formaba parte afortunadamente tocaba a su fin. El único trago amargo para mí fue el ver a mi fiel acompañante en tantas ocasiones esperándome bajo la escultura del navegante. Lejos de hundirse, decidió aguardar para acompañarme en mis últimos metros en un acto de generosidad.

El final

Allí estaban José Miguel, que había terminado unas horas antes, Miriam con las piernas nerviosas y Margarita y Maricarmen, todos esperando por mí. No hay más que decir. Gracias.

Balance

  1. Si algo he aprendido con esta experiencia es que siempre somos capaces de más de lo que creemos, que sólo necesitamos preparación y que si te rodeas de buena gente nada puede salir mal.
  2. La gente que va a la Transgrancanaria sabe a lo que va y sólo el terminar es un enorme logro. El hecho de que en una carrera un tercio de los corredores son retirados o se retiran habla sobradamente de su dureza
  3. Miriam hizo una carrera impecable y es capaz de más.
  4. José Miguel tiene un futuro amplísimo por delante y fuerza suficiente.
  5. Lisardo no terminó porque no le dejaron no porque no hubiera podido.
  6. Se puede vivir sin uñas en los pies.

Julián

 

dorsal nombre prueba puesto puesto categoría club
2302 Miriam Maratón 139 16 El Trote Gorrinero
414 José Miguel HG-128 302 117 El Trote Gorrinero
602 Julián HG-128 516 66 A To Trapo
599 Lisardo HG-128 DNF DNF A To Trapo

Basque Ultra Trail Series. Bilbao-Gasteiz (22-Febrero-2019)

Lo que iba a ser una velada en familia se convirtió, por distintos avatares de la vida (correr ultras y la crianza de dos niños con pañales no siempre es compatible), en un viaje en solitario a lo más profundo de los bosques vascos.

Con cierta complejidad logística superada gracias a mi familia vascuence, vuelvo a estar en la línea de salida de una de las carreras que componen la Basque Ultra Trail Series. Recuerdo lo vivido hace ya más de dos años en el camino de Pamplona a San Sebastián y me digo que si estoy aquí, es para disfrutar.

00:00 de la noche del viernes 22 de febrero, Teatro Arriaga de Bilbao, dejo atrás a mi socio y cada vez más compañero de batallas – gracias Nacho por tu acompañamiento – y con mente meditativa, espero a que el típico baile Aurresku emita la señal de salida. 110 km y 6.000 m de desnivel positivo nos separan de Vitoria.

Sinceramente, empiezo mal. Parece que no encuentro sentido a lo que hago. No consigo deshacerme de los estreses y apegos cotidianos. A veces me cuesta explicar el por qué. Y, si ni siquiera yo lo sé, ¿cómo alguien pudiera entenderlo? Ante esto, no queda otra: corro, ando, sigo, y sobre todo, no paro. Empiezo a engullir kilómetros, la oscuridad me confunde, hasta que me auto repito: si estoy aquí, es para disfrutar.

Km 35, las horas van pasando y todo empieza a recobrar el sentido. Llegamos a Orozco con una noche más que estrellada, empieza la bonita subida al Gorbea, y ahora sí, me maldigo por todos esos pensamientos negativos que he tenido. Soy un privilegiado, lo sé, las piedras me lo dicen, la pisada lo confirma; y la luna llena está ahí para grabarlo todo.

Casi tocando el refugio que dará paso al Gorbea, la montaña me regala uno de esos momentos que marcan para siempre: el sol empieza a despertar los perfiles de la cordillera, atrás queda Bizkaia, por delante unos 60 km de Álava.

Y ya acariciando la cima del pico que separa ambas provincias, el astro luz baña totalmente nuestra visión. Ey, chipirón, todos los días sale el sol! y no puedo hacer más que gozar y sentir un cosquilleo en todo el cuerpo.

Coronamos Gorbea y pisamos provincia de Vitoria. Comida y cerveza rápida en Murgia – como dice mi madre, si el cuerpo te lo pide, no le digas no – y me encuentro con la sorpresa de la visita de Ainhoa y Aitor en Hueto Arriba. Abrazo, les insto a reservar sitio para cenar porque esto hay que celebrarlo y corro. Corro como nunca, no paro, me concentro en mí, en las sensaciones, en la ligereza.

Otra sorpresa, km 90, la familia Montoya ha venido a apoyarme. Todo esfuerzo tiene su recompensa, alegría inmensa que comparto con Fer durante algún kilómetro que otro de dura subida, y llego al último avituallamiento, km 100. Sólo queda bajar. 8 km en los que me siento mejor que nunca.

Los devoro, no quiero que acabe, Fer me grita enseñando que ahí delante tengo Vitoria. Sorprendentemente, no me duele nada, las articulaciones me permiten saltar, reír y poner las piernas donde yo quiero.

Y toco la ciudad, y no sé por qué, empiezo a llorar. Casi 15 años después de mi primera carrera y nunca lo había hecho. Pienso que pararé, pero no. 300 metros, huelo la meta; y la cara es un baño de lágrimas. Insisto, no sé por qué, pero me gusta. Me desahogo, pienso en mi familia, en mi hermano, que bien seguro compartiremos otro momento de este estilo, en tod@s, en mí.

Cruzo la meta y sigo, lloro desconsoladamente. Quizás el esfuerzo por tanto correr, quizás el haberme dado cuenta del sentido vital de esto que hacemos, quizás el sentirme en esta tierra (casi) como en mi casa, quizás la simpleza de la vida. El caso es que estoy más feliz que una perdiz.

Otra conseguida, aun queda mucho camino pero, tierra vasca, nos volveremos a ver las caras este verano.

Agradecimiento especial a Ainhoa, Aitor y a los Montoya; difícil describir la increíble sensación de tener una familia norteña. Y a Rodri por hacer las veces de mi madre, el pan casero me dio la vida!

Y bueno, dedicatoria a Marta, han pasado 3 años desde que te fuiste a no sé muy bien dónde; pero estoy seguro que has formado parte de los caminos recorridos.

Nos leemos en la próxima.

Agur!

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Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Borja Masc 17:44:57 56 53

56 de 220 (66 retirados)

IX Maratón de Castellón (24-Febrero-2019)

“YO VOY DE LIEBRE CON UNOS AMIGOS A 3.30, POR SI TE QUIERES VENIR”. Así empieza mi historia en la Maratón de Castellón.

Nos ponemos manos a la obra después de la Maratón de Valencia y veo que los tiempos y las sensaciones se acercan a la intención de ir a 3.30 como me propuso Pili, ¿20 minutos menos que en mi mejor marca?, ¡Estoy loco!

Una semana antes la liebre me dice que se queda sola y me dice “Tomás ya tienes liebre”. Pili en exclusiva para mí, un privilegio, un honor y una responsabilidad.

El sábado salimos para Castellón Sonia y yo. Pili ya estaba allí esperándonos, recogida de dorsal y paseíto por Castellón antes de ir a descansar, me espera un gran día.

Como es normal, no puedo dormir antes de una carrera de esta envergadura. Nos levantamos, desayunamos y nos acicalamos.

Nueve de la mañana, puntual empieza la carrera. Nos ponemos a ritmo enseguida, el que llevaremos durante prácticamente 30 Kilómetros. En este, por mi cabeza y unas pequeñas molestias en mi isquio izquierdo (o excusas mías) empezamos a bajar el ritmo.

Llegamos al km 33 y mi cabeza me dice: “Tomás, hasta aquí has llegado”, Pili sorprendida me dice que qué hago y le digo que no pare que siga que yo llego (eso sí, más tarde de lo previsto). Me pongo a andar durante unos metros, recapacito y empiezo a correr, pero repito esto durante unos kilómetros.

En el km 38 definitivamente me pongo a correr hasta el km 42.195 y durante estos últimos kilómetros empiezo a animar a la gente y esta me anima a mí, muy buen ambiente. Eso sí, tengo que hacerme notar y entro en meta haciendo el avioncito y besándome el anillo acordándome de Sonia y la forma de hacerla padecer en mis aventuras.

Aun así, he hecho mi mejor marca en una maratón 3.43, bajando 7 minutos mi mejor marca.

Darle las gracias a Pili por llevarme durante esos 33 kilómetros, ERES MUY GRANDE y disculpa por no haber confiado en mí mismo como lo hacías tú. Espero que haya otra carrera en la que podamos ir juntos.

Y no se me podía pasar dar las gracias a MI COMPAÑERA DE VIAJE que siempre me acompaña en estas mis locuras.

TOMAS MENDEZ

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Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Pili VET F50 3:24:42 282 1
Tomás M. VET M40 3:43:19 485 127

VII Blasca Trail – Banyeres de Mariola (24-Febrero-2019)

Carrera corta – 10 km

Aquí estoy con mi primera crónica de una carrera. Primera crónica y primera carrera de montaña. Todo al mismo tiempo para que me vaya acostumbrando a estas lides.

La carrera para mi empezó el día antes. No pegué ojo en toda la noche de los nervios. “¡Diez kilómetros! ¡Y DE MONTAÑA!”.

Había quedado con mi gran amigo Gosa y con más compañeros de A to trapo para ir a Banyeres, donde se disputaba la carrera. Carrera perteneciente al circuito Xixarra Trail.

Bajé con una mochila con “todo” por recomendación de Gosa y después de recoger a todos nos dirigimos a Banyeres.

Allí nos acercamos a recoger los dorsales, nos cambiamos para la carrera y hacia la línea de salida en un manojo de nervios. Consejo de todos, que ya son veteranos de esto, “tú, a tu ritmo”. Y allí estaba yo, con ambientazo de gente, música (daban más ganas de bailar que de correr), animador (ahora creo que lo llaman “speaker”) dando ánimos a todo el mundo por los altavoces, en medio de una barbaridad de corredores cuando dan la salida y todo el mundo sale como loco corriendo. Yo, siguiendo las pautas, a mi ritmo, que era bastante lento, por cierto.

Bajamos una gran cuesta y a continuación empezó la primera subida. Muy poco desnivel por lo que opté por subirla a trote sin bajar el ritmo. Para mi sorpresa iba adelantando a corredores.

Llegó la primera bajada y ahí sí aceleré, seguí adelantando corredores. Muy pocos porque no había espacio y las piedras dificultaban el adelantamiento. Pisé una de esas piedras, causando un dolor instantáneo que mermó mientras seguía corriendo.

Cuando me di cuenta estaba en el avituallamiento. ¡Ya llevaba más de la mitad de la carrera y no me había enterado! Un poquito de carrera en plano y empezaba la ascensión un poquito más dura que la anterior. Esta sí que la subí andando, a buen ritmo, pero andando. Ahí empecé a notar molestias en el pie pero eso no me paró. Aunque parezca increíble, seguía adelantando a corredores.

Las sensaciones que tenía eran muy buenas. No me encontraba agotado, mis piernas me respondían,… Llego a la cima más alta de la carrera donde sé con certeza que la acabo. Disfrutar de las vistas y asimilar todo lo que he hecho. Unas corredoras me piden que les haga unas fotos y aprovecho para que me hagan otras a mí.

A partir de ahí todo descenso excepto al final que hay que superar el ascenso de unos bancales en terraza y llegar al asfalto. Doblar la esquina y la línea de meta con varios corredores que ya han acabado, el animador,… ¡Qué satisfacción más grande! No me lo creía ni yo.

Recojo el bocadillo que me da una niña justo cuando paso la línea de meta y me dirijo tranquilamente al coche.

Después de la ducha es cuando noto dolor cada vez más intenso en la planta del pie.

Ahora toca esperar a todos los compañeros de A to trapo.

Debo de reconocer que el correr por la montaña tiene otras sensaciones distintas a las de correr por asfalto que a mí, personalmente, me satisfacen muchísimo más.

Ha sido la primera pero no será la última. ¡Esto engancha!

Méndez

Trail 25 km

Bien pues me tocó resumir la Blasca Trail en su modalidad larga 25km +1000. Una carrera que discurre por el Parque natural de la Sierra de Mariola, por una de las zonas paisajísticas y de recursos naturales más rica de nuestra provincia, donde nace el río Vinalopó y cuyo punto más alto el Montcabrer se encuentra a 1200 mts.

Cuando a principios de año empiezo de nuevo a retomar mis entrenamientos de montaña, desde el GRUPO Ñ  nos animan a apuntarnos a esta carrerita que tantas veces había oído y que forma parte del cirucito Txitxarra Trail. Así, con la ilusión de recorrer los senderos que discurren por el precioso Parque Natural de la Sierra de Mariola y encontrar allí amigos con los que entreno y algunos otros que hacía tanto no veía, lancé a Ginés también a venir conmigo. Se trataba de una carrera con una distancia prudente que seguro afrontaría y disfrutaría tanto como yo.

En un día que amenazaba soleado y muy buena temperatura que en el mes de Febrero siempre se agradece, allí estábamos media horita antes de su inicio, en Banyeres, el grupo de ATOTRAPO que entre bromas y risas hacíamos fotos para el recuerdo. A las 9 am con la animación de la gente del pueblo daban el pistoletazo de salida, empezando un recorrido de amplias sendas entre pinares y abundante flora que predomina en la Sierra de Mariola. Ginés, a pesar de estar más fuerte que yo, me quiso acompañar todo el trayecto haciéndome prácticamente de liebre avanzando siempre un paso delante de mi, cosa que agradecí y disfruté muchísimo. Y es que todo iba de maravilla cuando de repente a mitad de carrera tuve el primer tropezón, el cual me hizo ir con un poquito más de cuidado… sin mucho acierto puesto que 10 minutos más tarde de nuevo vuelvo a tropezar haciéndome una herida algo fea en la mano, pero sin perder las ganas de seguir corriendo para poder terminarla. De este percance fueron testigos Juanma, Jose Pablo y Jota que al parecer venían detrás, y con los que continuamos un rato llegando finalmente a meta a las 3 horitas.

Una vez allí, con el resto del equipo Cristian, Ulises, Jesus, Kike etc.. entre cervecitas empanadas y el buen ambiente espermaos a Gosa y el Presi, que llegaban riendo y pasándoselo en Grande!

UN PRECIOSO DIA que ya queda grabado en el recuerdo.

Aquí os dejo algunas fotos que plasman lo bonito de este trail. Enhorabuena a la organización y a todos los que participamos en cualquiera de las dos modalidades de este trail.

#atotrapo#.

Ana N.

10 km

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Méndez Master Masc 1:13:59 133 13

 

25 km

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Ulises Veterano 2:49:37 50 19
Kike Veterano 2:54:57 65 27
Cristian Veterano 2:57:56 72 29
Jesús S. Veterano 3:04:45 88 34
Ana Senior Fem 3:27:41 137 6
Jota Master Masc 3:28:02 139 17
José Pablo Veterano 3:31:14 149 58
Juanma Master Masc 3:31:14 150 20
Gosa Veterano 3:53:00 173 67
Jesús J. Master Masc 3:53:00 174 22

VI EDP Murcia Maratón (27-Enero-2019)

Pasico a pasico, breve crónica de la maratón de Murcia 2019

Estoy hecho de material de desecho, esa es la conclusión a que he llegado recientemente, de chatarra oxidada.

Cuando nací no se estilaba lo del reciclaje así que mis venas y arterias, los músculos que me mueven y la osamenta que me mantiene erguido no puede provenir más que de un vertedero ilegal de las afueras.

Con esta crónica no quiero dar pena, sólo certificar algo, el hecho de que hasta el que mi cabeza se mantenga sobre mis hombros se debe a que hay un pescuezo que la sujeta en su sitio.

Fotos cortesía de D. Alberto Costilla (el Sombrilla)

Mi último paso reciente por el taller me descubrió mi enésima  anomalía, resulta que tengo, dicho en román paladino,  algo así como una canalización demasiado estrecha para los nervios que transmiten la corriente eléctrica que me activa, en concreto he pasado mes y pico de parón atlético por dolores en mi brazo y hombro izquierdos además de la espalda, amén de que la mano se me echaba la siesta cuando le venía en gana, todo ello junto me impedía correr. Lo que digo, otra lesión para mi curriculum.

Tiempo antes de lo acaecido y relatado en los párrafos anteriores decidí apuntarme a  la maratón de Murcia. Ya la corrí en su primera edición y me gustó, así que ¿por qué no rodar 42 kms. y disfrutar de paso de un fin de semana con mi mujer? (tiene ganado el cielo conmigo). Hasta aquí todo correcto hasta que con esta inscripción ha vuelto a quedarme claro el por qué no me gusta hacer planes a medio plazo.

Fotos cortesía de D. Alberto Costilla (el Sombrilla)

Una vez decidido a correr y con unas piernas con menos kilómetros que las de un amputado me dispuse a mantener el plan y ¡acho, pijo!, un pat-telico de canne y un platico michirones y…a tirar millas.

Todo pintaba bien, normal, como otras muchas veces. Feria del corredor muy justita que se compensó con una camiseta chulísima. Al día siguiente todo marchaba según lo previsto, yo estaba recuperado de mis nervios (físicos, los mentales a esta altura ya me dicen poco) y de la forma más tonta, no podía ser de otro modo, al vestirme, como digo, ¡zas! me quedo más enganchado que la Amy Winehouse (es que también tengo una protusión discal, cosas mías, no me falta de nada), lo que digo, una piltrafa de tío.

Allí me hallaba yo a las 7.00 AM maldiciendo mi suerte agachado junto a la cama, mientras las palabras de mi mujer me intentaban confortar. En cuclillas como un niño jugando a las canicas, estudiando la jugada temeroso de cualquier movimiento vertebral mirando al vacío cuando de repente como si me hubieran hecho una carambola me sonó el teléfono móvil con una notificación de facebook. Una grandísima jugadora, la campeona del mundo de canicas a tres bandas, la que nunca falla me había mandado un mensaje de ánimo.

Con este impulso tenía que ponerme en pie aunque sólo fuera por la inercia del soplo de energía, o al menos intentarlo.

Pues eso, me incorporo lentamente, me termino de aviar con más miedo que destreza y ya en la calle me propongo calentar muy despacio, largo, suave, con tiempo y afortunadamente pude notar cómo si no torsionaba y pensaba cada movimiento de la espina antes de llevarlo a cabo, todo podía acabar bien.

La salida se dio puntual, con media maratón y 10 k. simultáneamente. La de Murcia es una de esas pequeñas maratones que puedes disfrutar si te lo propones, un estilo a Zaragoza o Castellón por ejemplo ya que no hay masificación, los organizadores le ponen empeño y lo hacen con mucho cariño. El circuito es en dos vueltas y el único punto despreciable es el paso en cuesta por los kms. 9-11 que por desgracia se repite en los kms. 30-32, es decir que al tío del mazo le dio tiempo de sobra para repartir mandobles a placer, ¡menuda escabechina!

Yo me decidí a salir con el práctico de las 3.30 h. y ver qué tal me encontraba. Todo fue muy bien hasta el km. 30 más o menos donde por obligación más que por elección decido bajar el ritmo y terminar rodando.

La meta en la plaza de la catedral es todo un acierto.

En definitiva, una maratón interesante para disfrutar y además cerca de casa.

Hoy aun tengo que escribir acoplado en la silla, las vértebras van poco a poco a su sitio y la cabeza sigue en su lugar, que no es poco. ¡Qué os voy a contar!, todos tenemos algo a estas alturas:  algún cartílago erosionado, contracturas, roturas, desgastes. No quiero dar pena repito, más bien al contrario, sólo quiero dar ánimos y que el material de desecho no os pare, que las articulaciones oxidadas no os chirríen y si lo hacen no les hagáis caso. A mí hasta ahora me va funcionando.

Mientras la cabeza os acompañe, el resto le seguirá.

PD. Gracias Pili por la carambola.

Julián

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Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Julián M50M 3:48:50 179 15