Sueños. 26.

En la plaza de Vía Manuel, hermoso enclave junto a la subida al Seminario, se concentra desde hace un tiempo gran parte de la numerosa comunidad árabe, esencialmente marroquí, que malvive de trabajos esporádicos en la agricultura, de pequeños hurtos en huertos y establos o no se sabe muy bien de qué, porque la mayoría del tiempo se les puede ver conversando indolentes en las plazas y calles de la ciudad. Aprovechan mucho más que los nativos estos espacios al aire libre en esta tierra de clima tan benigno. Una de las razones por la que se aglomeran por este entorno es que por allí pasa un autobús o guagua que comunica la ciudad con las pedanías en las que viven muchos de ellos. Pero además, una vez a la semana, sale de allí un autobús que va directamente a distintas localidades del norte de Marruecos, como tiempo atrás ocurría con Callosa, desde donde salía un autobús semanal a París, lugar de concentración de la población emigrante cuando se hundió la industria del cáñamo en esta localidad. Esta zona de Orihuela alberga los barrios más antiguos de la ciudad, a la izquierda del río Segura, pegados a la sierra que le sirve de protección de los fríos del norte y de las periódicas inundaciones del río que se desborda por su margen derecha. Rodeando la sierra se encuentra el Rabaloche, la Calle Comedias, la Catedral, la plaza de santa Lucía, la calle Arriba, donde nació el cabrero poeta y el colegio de Santo Domingo. Por esta parte de la ciudad paseo a veces con mi amigo Vicente. Pegado al palacio de Vía Manuel, que da nombre a la plaza, se encuentra una vieja taberna, “El Chaquetas”, donde aún se puede tomar café de puchero y donde años atrás nos reuníamos algunos amigos para desde allí hacer auto-stop en dirección a Murcia, en cuya Universidad estudiábamos. Aunque no teníamos mucha relación con la población magrebí, sus caras, al menos las de los más asiduos de la zona, nos eran conocidas y también las nuestras para ellos. Una de las tardes se nos acercaron tres o cuatro de ellos y sin más preámbulos nos dijeron que a uno de ellos,  Alí, le habían quitado la cartera con 2.000 Euros, ahorrados durante varios meses y que llevaba a su familia en Marraquech. Pensaron que nosotros podíamos tener influencia como para conseguir que recuperara su, para él, gran fortuna. Sin darle mucha esperanza nos pusimos manos a la obra y lo primero que hicimos fue dirigirnos al chófer del autobús. Simultáneamente fuimos por distintos corros de los que se forman en la plaza, junto al bar y frente a las antiguas caballerizas del palacio, informando de la desaparición de la cartera con el dinero. Aún faltaban varias horas para la salida del autobús y en la consigna de la pequeña portería que servía de Administración de la línea de autobuses se iban acumulando bolsas y maletas de los viajeros. Vicente y yo dimos el paseo acostumbrado que nos llevaba por la calle Mayor desde el puente del Casino al puente Viejo y, a veces, prolongábamos hasta Santiago y Monserrate, donde un viejo amigo, ”El niño Simón”, poseía una taberna en la que se podía tomar patatas hervidas con ajo y alguna loncha de hueva con un buen vaso de vino. Hasta allí llegamos aquel día. Al regreso y ya casi olvidados de la desaparición de la cartera, se nos acercó Alí para darnos las gracias por nuestra ayuda. Minutos antes el conductor del autobús había encontrado la cartera bajo un asiento con la documentación intacta y casi todo el dinero.  El Mohamed no parecía darle importancia a la falta de 500 euros por la alegría que tenía con la aparición de los documentos, sin los cuales no hubiera podido regresar a su tierra, y de la mayor parte del dinero. A la sombra de la torre de Santa Justa y observados por sus viejas gárgolas fuimos perdiéndonos por las callejuelas que atraviesan la nueva Universidad de esta vieja ciudad.

San Juan, 27-Diciembre-2016.
José Luis Simón Cámara.

¡Feliz Navidad desde el Cabeçó! (25-Diciembre-2016)

dsc_0625a2016 años después del nacimiento de Jesús, aquí estábamos otra vez, A To Trapo celebrando este peculiar cumpleaños en familia en la ya mítica última subida del año al Cabeçó.

Y con esta celebración, hemos querido honrar a una de nuestras mejores amigas: la montaña. Lugar de distensión y de diversión donde unos cuantos trotadores y andadores nos hemos juntado para, siguiendo las palabras del presi, eliminar los malos augurios pasados y dar la bienvenida a un 2017 cargado de ilusión, positivismo y kilómetros, muchos kilómetros para todos.

Gracias Cabeçó por estar siempre ahí, prometemos cuidarte como parte nuestra que eres y, dios mediante, aquí volveremos en un año para seguir rindiéndote el culto que mereces.

Ha sido una mañana perfecta en gran compañía, Feliz 2017 a todos!

Retazos. 8.

Viajar o “ser viajado”

Cuando te encuentras en España con gentes de orígenes tan lejanos y distintos como los polacos Agnieska y Robert, con su pelado de indio metropolitano, ausente unas semanas en el mar del Norte, girando embarcado en torno a plataformas petrolíferas con olor a brea y a vientos fríos.

Como Nefissa, regresando de su convulsa Argelia con un racimo de dátiles quizá rozados por las balas de la intransigencia,

Como Rait, de viaje en Estonia, acudiendo a la llamada del amor, que necesita combustible para no apagarse,

O Rachida que se apoya en las palabras como si saltara sobre piedras para cruzar un riachuelo.

Como Samia, inquieta buscando la atención médica necesaria para su padre que quiere visitarla y está aquejado de diabetes y con heridas gangrenables.

¿Y Tabib, la saharaui, que quiere, llena de colores, romper la dorada monotonía de la arena solitaria?

O Chou, menuda, haciendo presente la inmensa y populosísima China,

O el divertido Marco, desbordando italianidad por los poros.

O Abdulá, imponente y serena, que nos trae su tierra desparramada por los ojos.

¿Y el mastodonte georgiano que mueve su humanidad como un paquidermo y escribe con una diminuta letra de hormiga?

O la pareja silenciosa venida de los misteriosos bosques de Transilvania, donde emerge desde la bruma el castillo de Drácula.

O los persas de cuyos ojos cuelgan las historias de “las mil y una noches”.

O Colette, siempre los vecinos franceses confundiendo inevitablemente “ser y estar”, desde “estoy abuela” a “soy enferma”.

Cuando te encuentras con estas gentes no sabes bien si estás viajando a esos, en muchos casos, lejanos lugares, o si estás “siendo viajado”.

Como si tú fueras un pequeño trozo de tierra, lo que eres, llamémosle polvo o barro, por el momento animado, y gentes venidas de lejos te visitaran.

Marco Polo, al llegar a las tierras del Gran Khan en la lejana China, se sorprendía viendo cómo sus gentes bebían vino de arroz o curaban la sarna de las caballerías frotando sus heridas con un líquido viscoso[1] que recogían en grandes charcas y servía también para calentar la comida bajo las perolas, a la vez que sorprendía a aquellas gentes que observaban con curiosidad las, para ellos, raras facciones de su cara, sus costumbres y ropajes.

Así yo no salgo de mi asombro observando la variedad de rostros, de gestos, de sonidos, de formas tan distintas de pronunciar los mismos sonidos que yo creo tan claros y precisos y son para sus órganos bucales, habituados a otros sonidos, a otras modulaciones, tan difíciles de pronunciar por más que yo, exagerando los movimientos de labios, lengua y dientes, intente hacérselos sencillos.

La presencia simultánea de todas estas gentes forma como un arcoíris multicolor, lleno de matices, de visiones, de acentos, de ropajes, de aspiraciones, de esperanza, de nostalgia. Y todo eso destila como un perfume que se extiende por el espacio que compartimos hora y media dos veces por semana mientras van aprendiendo con mi ayuda la lengua de Cervantes. Es la clase de español para inmigrantes.

San Juan, 15 de diciembre de 2016.
José Luis Simón Cámara.


[1] El  petróleo.

II Ultra Maratón Costa de Almería (10-Diciembre-2016)

A estas edades, las Ultras hay que tomarlas sin prisas, como si fuera una romería, y disfrutando del ambiente y el paisaje, que al final es lo que nos queda. Con ese plan, y el privilegio de correr junto a Jesús, que ya la conocía del año pasado y es garantía de animación, me decidí a hacerla. Así que a las 6:15 h salimos de Rodalquilar para llegar justitos a Agua Amarga y encontrarnos con Pa (Santiago), que venía de Albacete, y tener cinco minutos de saludos, así que frontales en on, y pistoletazo de salida.

Nada más salir empezamos a subir, el reguero de luces que se forma en zizagueo en la oscuridad es llamativo, hasta que justo al amanecer, cambiamos de vertiente y aparece al fondo la Cala de San Pedro, momento sobrecogedor y de extremada belleza, aunque con una bajada peligrosa en picado, allí vemos algún asceta haciendo yoga, y vuelta a subir. Vamos bordeando la costa por unos acantilados recorriendo calitas hasta acercarnos a Las Negras, primer punto de avituallamiento, reponemos, y giro hacia el interior, atravesando alguna plantación de palmito y subiendo por un carril que conduce a las minas de oro, ya abandonadas. Así hasta Requena, km 23.3, donde reponemos para afrontar la subida más compleja y dura, vamos los tres juntos, aunque Pa se va rezagando un poco, coronamos junto a unos repetidores, con vistas inmensas a los campos de Níjar (500 m s.n.m.), y nos lanzamos a tumba abierta buscando la Isleta del Moro, disfrutamos en la bajada, aunque con algún sobresalto, yo me caigo de bruces y aterrizo en un matorral, pero una chica (Rocío) que viene junto a nosotros, unos metros más adelante aterriza en las piedras con la frente y el costado, moratones y algún corte, la acompañamos hasta la Isleta, la dejamos que la curen, y seguimos, nuevamente bordeando la costa subiendo y bajando por un paisaje virgen y de ensueño, se nos atraganta un poco la llegada a San José (km 43.9) y nos pilla Rocío, que viene como una moto. Así llegamos al avituallamiento sólido, yo me como la pasta, pero a Jesús no le entra nada, parece que se le ha cerrado el estómago, en esto Pa se retrasa en llegar porque en la bajada lo perdimos de vista.

Salimos con raras sensaciones, Jesús con malestar estomacal, yo un poco pesado, y vamos pasando junto a las playas de Los Genoveses y El Monsul, nos encontramos con David, que entró en meta junto a Jesús el año pasado, y vamos conversando hasta subir a la Vela Blanca, penúltima subida, desde ahí, se baja en picado por un carril asfaltado, me dejé llevar, y les dije que los esperaba en el avituallamiento del Aula del Mar (km 55.3). Ya venía Jesús escaso de fuerzas, tomó varios trozos de piña que devoró y era lo único que le entraba, y a seguir, vamos andando, última subida y va recuperando. Subimos bien y en la bajada comenzamos a trotar, aunque Jesús me dijo que prefería ir más despacio y que siguiera a mi ritmo porque se agobiaba un poco si lo esperaba, estábamos en La Fabriquilla, desde ahí todo llano hasta meta, pero quedaban 30 km. Jesús los haría andando, yo trotando, y así nos pilla el atardecer, el Mediterráneo se va tragando al Sol, vamos por la playa junto a las Salinas de Cabo de Gata y San Miguel (km 63.9), después nos enteramos que aquí se tuvo que quedar Pa porque llegó 5 minutos tarde al control, una lástima porque iba bien. Se hace de noche y con el trote voy cazando a gente, entre ellos, nuevamente a Rocío que iba con un grupo, me encuentro bien a este ritmo y voy pasando por El Toyo, Aeropuerto, Universidad y Paseo Marítimo, éste ya se estaba haciendo largo, pero en un plis-plas, tengo delante el Estadio de los Juegos Mediterráneos y la Meta. Jesús, que es incombustible, llegaría una hora después. Al día siguiente, paseo por la Playa de Los Muertos (Carboneras), en honor a nuestro estado, y no podía faltar la bañá de Jesús.

Una gozada, he disfrutado mucho y tengo que decir que, aunque me pareció un poco cara la inscripción, ha valido la pena, patearte el Parque Natural Cabo de Gata de arriba a abajo es una oportunidad única.

Diego

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Diego Master B-M 13:31:36 173 10
Jesús Master B-M 15:24:33 260 15