Ruta de las fortalezas 2020/22, crónica de un sufrimiento anunciado

Esta carrera la teníamos pendiente del año 2020 cuando un dichoso bichito, que no iba a provocar mas que unos pocos casos en España de una “gripe rara”, paralizó el mundo entero. Así que, dos años mas tarde, con pocos entrenamientos y diez kilos de mas, nos presentamos el día 2 de abril en la linea de salida. Tres eramos los componentes del Grupo A To Trapo, Tomas Méndez, Juan Punzano y un servidor (Gosa), dispuestos a afrontar esta vuelta de unos 50Km y unos 1700 metros de desnivel positivo, que rodea la ciudad de Cartagena y que sube a las antiguas fortalezas que custodiaban esta ciudad. Una carrera bien organizada por la Armada y que en alguna de sus “cimas” nos ofrece unas espectaculares vistas de la costa Cartagenera.

A las 8:05, había que cumplir con la enseña nacional, se da la salida. Escalonada en cajones con salida cada 5 minutos, Tomás sale en el penúltimo cajón y Juan y yo en el último a las 8:20. No contentos con salir en el último cajón, nos ponemos también de las últimas unidades. Al ser una carrera multitudinaria, se agotan las 4.000 inscripciones, y poder realizarse en modo senderista, tuvimos que empezar a trotar a buen ritmo para empezar a adelantar unidades. Y eso hicimos, trotar y trotar y trotar…. Las cuestas arriba no eran muy pronunciada así que trotamos cuesta arriba, y cuesta abajo y en llano y conseguimos adelantar a mucha gente.

La única pega que le veo a la carrera es que se comparte demasiadas veces la subida y la bajada a las diferentes fortalezas. Todos en fila india, unos para arriba y otros para abajo y no te queda mas que seguir el ritmo del que llevas delante. En uno de estos cruces de gente, al principio de la carrera vemos a Tomás y hasta aquí. El “Tractor” puso la reductora y ya no lo volvimos a ver.

Poco a poco nos dirigimos al avituallamiento de mitad de carrera que está en la Plaza San Francisco de Cartagena (Km 27). Comemos y bebemos (madre mía como estaban los Donuts), y descansamos un poco. A la salida del avituallamiento ya empiezo a notar que las piernas no van da dar mucho mas de sí. Le digo a Juan que tire para adelante, pero decide quedarse y acompañarme el resto de la carrera. La verdad que gracias a su apoyo la pude terminar porque después de otros mas o menos 10 km de trotar y trotar por dentro del puerto, viendo submarinos (algunos en desguace) y barcos (no entiendo mucho de esto, así que no puedo decir si eran fragatas, buques o canoas), mis piernas dieron basta. Se terminó de correr y en la siguiente subida, pasado el km 35 empieza las primeras rampas en la pierna derecha.

A partir de aquí, un infierno, las rampas de la pierna derecha aparecen también en la izquierda. Cada cambio de terreno, de llano a subida o a bajada, de bajada a subida etc. es un sufrimiento. He hecho carreras de mas de 100 Km, con miles de metros de desnivel positivo y jamás he tenido el dolor que tuve en esta carrera. En las ultras normalmente se me suele pasar, pero aquí no había manera, La ultima subida, encima la mas dura, la hago muy poco a poco. Veo un puesto de ayuda y me lo reservo para la bajada. Allí un teniente (todavía recuerdo los rangos) empieza a hacerme un masaje. Poco a poco va poniendo mi pierna derecha en el sitio, pero, cuando empieza con la izquierda un corredor que había parado también a ponerse un poco de reflex, se marea. Gracias a Juan que lo sentó rápido no cayó al suelo, así que mi pierna deja de ser una prioridad y atienden al corredor (que se recuperó bien porque lo vi entrar en meta)

Así que entre ¡ays!, ¡uys!, ¡ostias! Y otros improperios que os ahorro, llegamos a la meta en 9 horas 10 min. Tomás ya había llegado hacia casi dos horas y no lo pudimos ver.

La conclusión. Sin entrenamiento, no hay carrera fácil.

El dolor es pasajero, la gloria, es eterna.

Salut i Muntanya.

VII Perimetral a Benissa (3-Marzo-2018)

¡¡¡A la tercera va la vencida!!!

Son las 3:30 de la mañana. Suena el despertador. Me hubiese levantado igual sin que hubiese sonado. He pasado una mala noche. Estoy nervioso. Tanto como si fuese mi primera carrera o una de esas “Gigantes” por tierras lejanas de las que no conoces el terreno y te crean muchas dudas. ¿Por qué? Es fácil de entender. Solo hay tres carreras que no he conseguido terminar, Zegama a la que no llegué al corte de mitad de carrera (cuando no llegas al nivel que piden solo queda entrenar más), Yeste en la que me quedé a 8 Km de meta y la Perimetral de Benissa. ¡¡¡La Perimetral de Benissa!!!

Dos habían sido mis participaciones en esta carrera. El año 2015 sobre una distancia de 65 Km me retiré a falta de 10 ante la insistencia de Conchi. Después lo entendí todo. Ese fatídico 30 de Mayo falleció Adrián, el hijo de unos amigos en un accidente de tráfico. Desde aquel día, para mí, la Perimetral de Benissa siempre irá unida a ese nombre. Al año siguiente aumentaron la distancia a 85 Km. Esta vez fue una pájara la que me dejó fuera. Decidí no obsesionarme y dejar pasar un tiempo antes de volverlo a intentar, porque estaba seguro que la Perimetral y Yo antes o después, nos volveríamos a encontrar.

Este año 2018 la Perimetral a Benissa se presentaba en las modalidades de 73K y 42K. También se celebraba la 4ª prueba del campeonato de liga de carreras por montaña de la FEMECV. Cinco representantes de A To Trapo corríamos en esta edición. Jesús Santana (Jesús Jr), José Castelló Asensi (Jota) y un servidor (Gosa) lo haríamos en la prueba de 73K, mientras que Cristian Aracil y Alberto Sanz (Maño) lo hacían en la prueba del maratón. (Cristian terminaría en un tiempo de 5:53, el 49º en la general y el 22º en su categoría (viento en popa hacia UTMB). Alberto desgraciadamente tuvo una caída que le provocó fuertes dolores de rodilla y al final tuvo que retirarse).

A las 04:00 de la mañana recojo a Jesús, Jota y a J.A. Méndez, hermano de Tomás y buen amigo, que vendrá con nosotros de animador. Nuestro club de fans habitual solo podrá estar en esta ocasión en la línea de meta, si conseguimos llegar. Mientras vamos en el coche establecemos la estrategia de carrera. El objetivo de Jota y el mío están claros, llegar a meta como sea. El de Jesús también está claro “llevarnos a meta”, y para ello ha traído los bastones cargados, por si necesitamos algún varazo en la espalda. Tengo claro, después de los últimos entrenamientos con ellos, que Jota y Jesús están bastante más fuertes que yo, es más, hay algo en mi interior que me dice que llego muy justito de entrenamientos y como siempre, pasado de peso.

Consultamos la previsión meteorológica de la carrera y, excepto a partir de las 19:00 que dice que lloverá, dan buena temperatura y buen tiempo para correr.

Llegamos a Benissa, recogida de dorsales, desayuno, visitas varias a Roca, comprobación de material y para el corralito, pistoletazo de salida y madre mía!!!! ¿pero cómo puede salir la gente así de rápido?

El primer objetivo de carrera es pasar el corte de la Font del Bernia. Este corte está fijado en el Km 28 y la hora de corte son la 12:30 horas, pero antes de llegar hay que pasar por la Sierra de la Solana y la Sierra d’Oltà. En este tramo de carrera aparece un invitado con el que no habíamos contado: “El Viento” que en algunos tramos sopla con mucha fuerza y nos hace más complicado avanzar. Conseguimos llegar a este avituallamiento sobre las 11:00 de la mañana. ¡¡¡¡Una hora y media por delante del tiempo de corte!!!!. Como vamos bien de tiempo decidimos parar 10 minutos. Me siento eufórico. Parece que no voy a tener que estar pendiente de los tiempos de corte. ¡¡¡Pero que ingenuo!!!

Salimos del avituallamiento con las fuerzas renovadas y continuamos la ascensión. Hace ya algunos kilómetros que coincidimos con Sonia Weber, corredora del “Grup de Muntanya Calp” con la que hemos coincidido en varias carreras. Cruzamos el famoso “Forat del Bernia” y llenamos nuestra alma con las maravillosas vistas que nos ofrece la Montaña. Sonia va unos 50 metros delante de nosotros y de repente nuestros sentidos se ponen a mil. Una piedra de tamaño considerable impacta, entre ella y nosotros, justo en el centro de la senda que vamos siguiendo. Ese sonido seco, que espero no volver a oír jamás, nos recuerda lo vulnerables que podemos llegar a ser en la montaña. Si esa piedra hubiese alcanzado a alguien … Decidimos pasar lo más rápido posible ese tramo y poco a poco nos vamos tranquilizando.

Nos enfrentamos ahora a la parte, para mí, mas bonita de la carrera. Después de una fuerte subida nos plantamos ante el “Portixol”. Para salvarlo guardamos los bastones y empezamos a trepar. Si, lo he dicho bien, trepar, porque tenemos que utilizar manos y pies para poder avanzar. Una vez salvado el Portixol comienza el cresteo hacia la cima del Bernia. Cadenas, cuerdas, pasos de vértigo … ¿Se puede pedir algo mas? Pues sí, hay algo más, porque todo lo que sube baja y la bajada del Bernia es una señora bajada.

Llegamos al “Fort del Bernia”. Es a partir de esta zona donde tengo marcado que hay que empezar a trotar, pero tengo un fuerte dolor en la rodilla y las piernas no me responden. ¡¡Otra vez, y en el mismo sitio!! ¡¡¡Joder!!! Sigo caminando y mi cabeza empieza a buscar excusas para la retirada… “no estabas preparado”… ”la Bernia es demasiada montaña para ti”… “otro año será”… “no puedes correr y te van a cortar”…Vale, no puedo correr, pero puedo andar y andar muy rápido y esta vez no tengo las sensaciones de mareo que me llevaron a la retirada hace dos años justo en el avituallamiento al que me dirijo. Así que me pongo a caminar, Jesús y Jota hace tiempo que se han perdido por delante. Espero que se den cuenta que voy tocado y no pongan en riesgo su carrera. En el avituallamiento del Kilómetro 37 están los dos esperándome. Le digo a Jesús que voy bastante tocado, que lo voy a intentar pero sin correr tengo claro que no voy a llegar al corte del Kilómetro 44. El reloj dice que mi hora de llegada al punto de corte está prevista a las 16:10. Me faltan 10 minutos. Me tomo un paracetamol, un par de caldos calentitos y salgo antes que ellos. Me alcanzan pronto y Jesús me comenta que estará esperándome en el punto de corte hasta que le obliguen a salir.

A partir de aquí es una lucha constante contra el crono. Me voy forzando a “correr” pequeños tramos. Poco a poco se van haciendo mas largos. Ya estoy en tiempo de corte y tengo la ventaja que no hay cuestas arriba que ralenticen demasiado el ritmo. Sigo andando-trotanto a ritmo de “ultratrail”. Un par de kilómetros antes del corte veo a Jota. Está destrozado. Los pies le están matando. Le digo que se ponga detrás y que me siga pero le cuesta mucho. Me pide por favor que me vaya y sigo hacia delante con la esperanza de que pase el corte. En este momento el reloj marca que pasaré por el a las 15:45 y así es, llego al corte con 15 minutos de antelación. Allí, además de Jesús, está Méndez esperándonos. Le digo a Jesús que Jota viene tocado, que le espere hasta que pueda que yo voy a salir, pero mientras se lo estoy diciendo aparece Jota. Nos pide que salgamos, que no sabe que va hacer y que le quedan 10 minutos para intentar solventar lo de los pies y tomar una decisión. Yo salgo delante y Jesús se espera un poco. Jota está con Méndez y le ayudará en todo lo que pueda, así que Jesús sale también.

Comenzamos otra subida, vamos en silencio pensando que decisión habrá tomado Jota cuando desde abajo oímos una voz que grita “¡¡¡numerarse!!!” a lo que rápidamente Jesús contesta “uno” y yo contesto “último”. El número dos es Jota. (es el grito de guerra que nos acompañó toda la Perimetral). Que tío mas grande. Ha decidido continuar. Me comenta que cuesta arriba no le duele tanto y que se ha tomado un analgésico a ver como lo va. Me siento feliz y verle renueva las fuerzas del grupo. Así encaramos los tres Kilometros que separan el punto de corte con el avituallamiento que se situaba en el Kilómetro 47. Jesús esperándonos para no sacarnos mucha distancia, Jota, bastante recuperado, trotando apenas el terreno se lo permite y yo intentando que no se me vayan mucho. Llegamos casi juntos, me siento y pido un poco de caldo. Miro el reloj y me marca que, para el próximo avituallamiento y punto de corte en Senija la hora aproximada de llegada serán las 19:20. Le comento a Jesús que vamos bien, que el corte es a las 20:00 y que hemos recuperado mucho tiempo, pero entonces….. Jesús me saca de mi error. ¡¡El corte no es a las 20:00 es a las 19:00!! Y lo primero que tenemos después del avituallamiento es una subida que asusta.

Afrontamos las primeras rampas de la subida juntos pero pronto tengo que bajar el ritmo. Tengo que regular, de nada serviría desfondarme en la subida, ya que una vez hagamos cima, el resto de camino hasta Senija es un sube-baja pero siempre en bajada (que difícil se me hace explicar con palabras algunos recorridos 🙂 🙂 ) y es aquí donde tengo que intentar comerle minutos al reloj. La estrategia es la misma que para el otro corte, ellos me esperaran en el avituallamiento todo lo que les dejen esperar. Poco a poco voy viendo como Jesús y Jota se van. En la lejanía veo como adelantan a una corredora. Llevamos cerca de 11 horas de carrera y temo que la batería del reloj me gaste una mala pasada. Lo necesito para poder controlar el corte, así que lo pongo a cargar sabiendo que tengo que darlo todo. Las bajadas las hago todas corriendo y, en los llanos y repechos, intento caminar lo más rápido posible. Cada vez veo más cerca a la corredora que han adelantado Jesús y Jota y eso me va motivando. Cuando el indicador de carga del Garmin me dice que está al 50% lo quito de la base de carga. En la misma medida que el ritmo medio de carrera ha ido mejorando las previsiones de llegada a corte lo han hecho también. Estoy en tiempo minuto arriba minuto abajo. Cuando quedan un par de Kilómetros para llegar a Senija alcanzo a la chica que llevaba delante. Me comenta que ella se va a quedar en Senija que no va a continuar y me pregunta que voy a hacer yo. ¿Qué que voy a hacer? Voy a darlo todo para llegar al corte y a partir de ahí llegaré a Benissa, sí o sí, dentro de tiempo o fuera pero si paso el corte llegaré seguro.

A la entrada de Senija esta Méndez esperándome. Me dice que Jesús y Jota iban a salir ya, y que me queda muy poco al avituallamiento. Vamos corriendo y consigo llegar al corte con 10 minutos de antelación y en el avituallamiento están, como no, Jesús y Jota esperándome. Me emociono al llegar y verlos, tengo que tragar saliva, no quiero que se me note. También hay muchos miembros de la organización dándome ánimos y diciéndome que este año sí. Sí, ahora sé que este año sí llegaré a Benissa y llegaré gracias a que dos titanes han estado todo el día cuidando de mí, esperándome, bajando ritmos, arriesgando su propia carrera para hacer que yo consiga la mía. ¡¡Muchas gracias!!

Salimos de Senija y le pregunto a Jesús como es el recorrido que queda. Me comenta que queda una subidita y un par de tachuelas. Oímos los aplausos que recogen a la corredora que he adelantado. Ha llegado a tiempo de corte pero su decisión ha sido quedarse porque a los pocos minutos tengo a los escobas pegados a mi espalda. Y por si nos faltaba algo, se cumplen con exactitud las previsiones y sobre las 19:15 comienza a llover y ya no dejaría de hacerlo durante el resto de la prueba. No es que llueva con mucha intensidad, pero si lo suficiente para hacer que el terreno se vaya mojando. Afrontamos la primera “tachuela” todos juntos, voy distrayéndome con la conversación que llevan los escobas. Son corredores y hablan de sus proyectos, sueños…. a mitad de la “tachuelita” ya voy acordándome de la familia de mi cuñado Jesús. Si esto es la tachuela ¿Cómo será la subidita?. Los escobas nos informan que vamos a hacer una bajada muy técnica y que conforme está el terreno puede ponerse un poco peligrosa. Y no se equivocan. Vamos los tres juntos, como toda la carrera nos numeramos, Jesús es el uno, Jota el dos y yo el último. La verdad que el terreno está complicado. Jota cae un par de veces. Yo intento quitarle hierro al asunto y me pongo a bromear. Voy soltando todas las chorradas que se me van ocurriendo y poco a poco conseguimos terminar la dichosa bajadita. A estas horas ya hemos encendido los frontales y las luces de los otros corredores delatan el camino que nos queda por recorrer. Por delante tenemos la “subidita”. Empiezo a subir a mi ritmo. Jesús y Jota se van, yo tengo que regular. A mitad de subida está Sonia. No había coincidido con ella desde que me adelantó en la bajada del Bernia. Está con su marido, comiendo y bebiendo algo. Necesita reponer un poco las fuerzas. Los escobas se quedan con ella y yo sigo mi camino, a mi ritmo. Voy mirando hacia atrás y las luces cada vez están más lejanas. Ahora estoy solo, ni luces por delante ni luces por detrás. Una nueva “tachuelita”, control de paso, y ya todo para “abajo” hasta Senija. Voy esforzándome. Me gustaría terminar la carrera dentro del tiempo establecido. Bajo andando pero muy rápido, correr sería una temeridad conforme está el terreno. El reloj me marca el paso por el último avituallamiento pero no está. Me viene bien porque así me marca la hora de llegada en meta y las previsiones son buenas. Me dice que a las 22:03 en meta, pero no me preocupa, sé seguro que esos tres minutos los voy a recuperar.

Paso por el último avituallamiento, casi no paro, repongo el agua les doy la alegría a los voluntarios de que soy el penúltimo, que el cierre de carrera está muy cerca y sigo. El terreno empieza a ponerse propicio para correr. La meta está cerca, las sendas se convierten en caminos y los caminos en carreteras. No paro de trotar todo el rato y alcanzo a otro corredor. Va muy tocado. Nos saludamos, animamos y seguimos cada uno como puede. Tengo Benissa delante, estos últimos Kilómetros me han puesto las emociones a flor de piel.

Veo a lo lejos la carretera que hay que cruzar para llegar a Benissa y me parece oír un silbido. Lo vuelvo a oír, sino fuera por que…. diría que es el que suele hacer mi hijo Josep y que a veces tanto me molesta. Ahora sí que tengo que tragar saliva. Ahí está él, solo, mojándose, esperándome a la entrada del pueblo, que más se puede pedir. Nos abrazamos y empezamos a subir una cuesta bastante empinada. Le pregunto si queda mucho y me dice que una vez subamos esa cuesta, callejearemos un poco y a meta. Miro hacia arriba de la cuesta y justo al final veo que están Conchi y Méndez esperándome. Me abrazo a mi mujer. La meta está muy cerca pero yo tendré que callejear un poco antes de llegar.

Por fin, y después de 15 horas y 53 minutos entro en meta, bastones en alto, gesto de rabia y la mirada al cielo. ¡¡¡Adrián, va por ti!!!

El dolor es pasajero, la gloria es eterna
Nos vemos en las montañas
Old runners never die

Gosa

73 km

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Jesús VETERANO 15:39:23 105 42
Jota MASTER-M 15:39:33 106 11
Gosa VETERANO 15:53:20 117 50

42 km

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Christian VETERANO 5:53:31 49 22

IX Botamarges – Forna (7-Octubre-2017)

Botamarges 2017.    ¡¡¡No hay quinta mala!!!

Un año más, y en mi caso ya van cinco consecutivos, volvíamos a estar en la línea de salida de la Botamarges. En este caso, los representantes de A To Trapo éramos Elías, Jesús Santana y yo (Gosa).

¿El recorrido? El mismo que el de los últimos años y que está descrito en todas las crónicas anteriores de esta carrera.

¿El día? Bueno, pues el día amaneció nublado y con previsiones de lluvia en algunos tramos, aunque estos de las previsiones no tienen ni idea del poder de mi chubasquero. No nos cayó ni una gota, aunque en todos los alrededores y en algunos tramos de la carrera cayera y de lo lindo.

Este año era el año que menos había preparado la carrera, ya que di por finalizada la temporada a finales del mes de julio, cuando terminamos el Gran Trail Aneto-Posets. Desde entonces hasta el día de la carrera había entrenado poco, en parte por el descanso merecido y en parte porque un dolor en el talón, que ha resultado ser fascitis plantar, no me dejaba entrenar con normalidad.

Así, con pocos entrenamientos, 5 kilos de más y molestias en el talón, nos presentamos en la línea de salida para afrontar los 70Km y 3600 d+ de la Botamarges. Por desgracia no pudimos coincidir con Elías, al que me hubiese gustado saludar. Como siempre en Botamarges, la salida espectacular de la mano de Jaime, que nos recuerda la evolución de la carrera y la importancia de poder mantenerla. Sobre este tema haré una pequeña reflexión personal al final.

Ya en las primeras rampas de subida noto que este año va a ser complicado y cuando iniciamos la primera bajada hacia Villalonga empiezo a tener dudas si podré terminar la carrera. Me duele mucho el talón y, por si fuera poco, las zapatillas que utilizo (prestadas por Jesús Jurado) tienen mucha suela para protegerlo, pero no consigo estar a gusto con ellas porque se me doblan los tobillos. Llego como puedo al avituallamiento.

Ahora queda un buen trecho de carrera que es “llano” y la subida a La Safor. En estos tramos los tobillos no sufren, pero el sobrepeso y la falta de entrenamiento hace que la subida se me haga eterna y muy dura. Pero si eterna y dura se hizo la subida, no os podéis imaginar lo que fue la bajada. Los 7 km y 700 d- se convirtieron en un infierno, con continuas torceduras en los tobillos y un dolor cada vez más fuerte. En cualquier otra carrera, habría sopesado el retirarme, pero esto era la Botamarges y en lugar de pensar en la retirada mi mente se puso a cavilar. Tenía la esperanza que nuestros incondicionales (Conchi, Eva, Josep, Jesusín y Carlos) encontraran el avituallamiento de las antenas de Benisili que el año anterior no pudieron encontrar. La idea era poder vendarme los tobillos, cambiar de zapatillas y ver como respondía el cuerpo. Por suerte allí estaban, con cara de preocupados, Jesús S. había llegado hacía ya un buen rato. Les cuento lo que me pasa y manos a la obra, aunque al final los tobillos me los vendaron los servicios médicos de la carrera.

Así, con zapas nuevas, tobillos vendados y fuerzas renovadas salimos del avituallamiento. Jesús tiene molestias en el estómago, y cada cierto tiempo tiene que hacer una paradita, lo que hace que no se me escape mucho. Yo la verdad, como si me hubiera cambiado entero. Noto los tobillos mucho más seguros y me voy encontrando cada vez más cómodo.

Poco a poco van pasando los kilómetros. Sigo sufriendo mucho en las bajadas y por eso me toca esforzare más en las subidas y correr en los llanos. Creo que nunca he trotado durante tanto tiempo en esta carrera, pero si no lo hago no llegamos a los tiempos de corte.

No voy a cansaros con la dureza de la carrera y lo mal que lo pasé, tampoco ha sido la Botamarges en la que lo he pasado peor. Bueno pero ya se sabe, sarna con gusto no pica.

Durante toda la carrera fuimos coincidiendo en los avituallamientos con un grupo de corredores, entre los que se encontraba Félix San Juan de “Nativos”. Iban acompañando a un corredor. Ver como lo iban esperando, como lo animaban y como este luchaba por llegar a cada uno de los puntos donde le esperaban, me dio ánimos a mí también.

Al final 14 horas y 57 minutos. Quinta edición consecutiva de la Botamarges “a la saca” y con uno de los mejores tiempos que he hecho. Ya en meta nos enteramos de que Elías tuvo que abandonar a solo 10 km del final debido a un problema en el estómago.

No quiero dejar pasar la oportunidad para darle las gracias a mi cuñado Jesús. Sin él estas aventuras no serían lo mismo. Gracias por quedarte conmigo y sacrificar tus tiempos por acompañarme. Saber que estarás esperando en el próximo avituallamiento me da fuerzas para seguir y muchas de estas carreras las he conseguido acabar por estar tú ahí, controlando ritmos y esfuerzos. MOLTES GRÀCIES !!!!

Bueno, la reflexión viene de las palabras de Jaime “el speaker” en la salida contando la evolución en las inscripciones de la carrera. Hemos llegado a ser hasta 600 corredores, con inscripciones que se agotaban en tres días. El año pasado fuimos unos 300 y este año 250. Está claro que el nacimiento de nuevas e innumerables carreras hace que, aunque el número de corredores de trail haya aumentado, las carreras no llegan a cubrir inscripciones. Para mí la Botamarges es la carrera ideal.   Cerca de casa, buen recorrido, buenos avituallamientos, ideal para disfrutarla con la familia, para correrla con amigos, para sufrirla solo, y, por si fuera poco, para mi es donde empezó esta locura de las ultras y donde se me grabaron “a fuego” las palabras con las que siempre termino mis crónicas. Sería una lástima que desapareciera como les ha ocurrido a otras. Así pues, ya estoy esperando la Botamarges 2018.  Amunt Botamarges!!!!

¡¡¡El dolor es pasajero, la gloria es eterna!!!

Nos vemos en las montañas.

Gosa.

Enlaces sobre esta prueba

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Jesús S. Veterano 14:57:02 205 80
Gosa Veterano 14:57:26 207 82

VIII Transilicitana (11-Marzo-2017)

… y la madre que la parió

Esta carrera de 104 km discurre por el termino municipal de Elx. Una gran organización, a mi entender, con muy buenos avituallamientos y unos voluntarios preparados y dispuestos a ayudarte en todo lo que necesitaras.

La idea de participar en esta prueba partió de mi cuñado Jesús, yo no quería hacer este año la Perimetral de Benissa (no quiero obsesionarme con esta prueba que ya ha podido dos años seguidos conmigo), y un compañero de trabajo de él, Pepe, que es de Elche, se la planteó. Tuve mis dudas, 104 Km y solo 1420 metros de desnivel positivo, significa que la prueba es prácticamente llana, con lo que esto supone: correr, correr y correr, cosa que a mi no me va mucho, pero bueno, pensé que sería un buen regalo de cumple y que nos serviría para coger fondo. ¡¡Si yo hubiera sabido que en vez de ganar fondo perdería otra cosa….!!, pero, vayamos por partes.

El día 11 de marzo nos presentamos en la linea de salida Jesús S., Pepe y yo. Sabía que también participaba en la carrera Tomás Méndez, mutxamelero, hermano de mi amigo y compañero de batallas en la S.M l’Aliança José Antonio Méndez. Unas fotos rápidas en la salida (llegamos con el tiempo un poco justo), y a correr. Para variar salimos de los últimos. Normalmente no representa un problema, porque suele ser mi ritmo, pero la Transilicitana nació como una prueba senderista y sigue manteniendo esa esencia, con lo que hay mucha gente dispuesta a hacerla caminando. Somos unos 750 los participantes que nos hemos dado cita en la linea de salida. Jesús y Pepe empiezan a correr y a adelantar a todos esos participantes que van a hacer la prueba caminando. Adelanto a Tomás, nos saludamos y sigo para no perder a Jesús y a Pepe. Tomás sigue caminando. Su primera maratón ha sido en Sevilla y quiere tomarse esto con calma. Lo entiendo perfectamente.

Poco describiré el recorrido de la carrera. Sabía a lo que venía, mucho camino, mucho asfalto y poca montaña. La idea era correr el mayor tiempo posible y así va transcurriendo la carrera. Jesús y Pepe tirando y yo, “xino, xano”, todo el tiempo a mi ritmo.

Tomás se ha decidido a correr, nos alcanza y llegamos todos juntos al avituallamiento número 3, kilómetro 28 de carrera, donde está marcada la comida. Allí, como si de una comida campestre se tratara, nos sentamos sobre la hierba a la sombra de una olivera y a comer y beber. Nuestros/as “supporters” (Conchi, Eva, Josep y los peques de Jesús, Carlos y Jesús S. Jr) están todo el rato pendientes de nosotros y nos van trayendo lo que vamos necesitando. Después de unos 35 minutos (mas que un avituallamiento ha sido un comilona) salimos. Cuesta un poco arrancar, pero poco a poco cogemos el ritmo.

Jesús y Pepe siguen tirando, Tomás y yo a la nuestra, un kilómetro corriendo, otro andando. Un par de kilómetros antes del avituallamiento del polideportivo del Altet (Km 39) empiezo a notar molestias en el estómago. Le digo a Tomás que siga y bajo el ritmo. Los dolores aumentan y no veo el momento de llegar al avituallamiento. Podría parar detrás de cualquier matorral, pero me cuesta y prefiero esperar. Llego al avituallamiento y directo al baño, pero me quedo con la sensación de que esto no ha terminado, como que ha sido una “faena” a medias. Les pido a todos que salgan y me quedo comiendo algo. Barajo la posibilidad de retirarme. La molestia en el estómago sigue ahí. Treinta minutos después de entrar en este avituallamiento decido salir, el próximo está a 10 Km.

Me pongo a caminar. Sigo con la sensación de querer ir al baño y sigo con los dolores. Dejo de tomar pastillas de sales y geles. Paso toda la zona de arenales y sigo “penando”. Las estoy pasando putas, pero ya queda poco para el avituallamiento del cementerio del Altet, Km 49, donde tengo previsto cambiarme de ropa. Por si fuera poco, paso por una nube de mosquitos que me están acribillando. Cuando llego al avituallamiento veo la cara de alivio de Conchi. Jesús ha decidido esperarme, pero después de amenazarlo con los bastones sale en busca de Pepe, que también esta teniendo problemas en el estómago, pero justo al contrario que yo. Yo no puedo y él no para. Me cambio de ropa. Sigo con la molestia y sopeso la posibilidad de ir a los baños portátiles, pero no puedo. Salgo y a por el próximo avituallamiento.

Sigo caminando, me va adelantando gente, pero ya no tanta como antes, es más, empiezo a alcanzar a algunos que ya no pueden correr. El ritmo que llevo caminando no es el que suelo llevar cuando estoy bien, pero alcanzar a gente me anima un poco. Sigo sin tomar sales ni geles, pero no olvido tomar agua.

En el avituallamiento del Km 58 ya no está Jesús S. esperándome. Ha hecho bien y ha seguido. Conchi me cuenta que ha hablado con el Presi Jesús Jurado y que estará en el próximo avituallamiento. Ha hablado con un médico y le ha dado algo para mi estomago. Me tomo un par de caldos calentitos, unas gominolas y salgo con el ánimo renovado. Paso de los 10:40 min/km a los 9:30 min/km que ya se acerca más a mis ritmos de caminar. No nos adelanta nadie, y hablo en plural porque detrás de mi hay una luz que ha cogido mi estela y vamos los dos al mismo ritmo. En estos momentos pienso que en ningún momento me he sentido solo. Siempre he visto a alguien delante o detrás (y así fue durante toda la carrera).

A falta de dos kilómetros para el avituallamiento del Km 66 parece que la molestia ha remitido bastante, pero ya no me preocupa. El “Presi” estará en este avituallamiento con su remedio mágico. Entro en el avituallamiento y ahí lo veo, con su sonrisa y saludando a todo el mundo. También están, ademas de nuestro club de fans, Jesus S. su hermano Antonio y María José. Pepe no ha podido resistir, es lo que tiene pasar al lado de casa y estar hecho polvo. El estómago ha podido con él. A la próxima seguro que lo consigue. Me acerco y saludo al Presi y me dice que Conchi tiene lo que le ha dado el médico para mi. Veo que me lo dice con una sonrisita que….Conchi me lo enseña y me dice que es un enema. ¿Enema? ¡¡La madre que me parió!!, ¡¡Que Cojones!! Una LAVATIVA de toda la vida. Buff, no lo veo yo, no lo veo. Al final me convencen y… allí, detrás de un gran matorral, junto al muro de una fábrica en Elx, perdí parte de mi virginidad. Menos mal que fue Conchi la que me ayudó a perderla que si no….”bien corramos un tupido velo y no seamos mas explícitos, pero vamos, allí quedo todo”.

Una vez terminada la operación “Evacuación” salimos de nuevo. Esta vez se que no voy a convencer a Jesús S. para que se adelante. Se quedará conmigo le diga lo que le diga. Esta parte del recorrido ya la conocemos porque la semana anterior estuvimos entrenando por aquí. Cada vez me voy encontrando mejor. Como hace tiempo que no tomo ninguna pastilla de sales, tomo una y enseguida vuelven las molestias. Empiezo a pensar que algo ha cambiado en la composición de las sales que me ha afectado al estómago. Decido que ya no tomaré más en el resto de carrera y poco a poco la molestia se va.

A estas alturas de carrera ya tengo alguna llaga en las plantas de los pies y en algún dedo que otro. Molestan, pero las llagas en los pies es algo que suelo soportar bastante bien. Estamos en el avituallamiento del Km 78. Un par de caldos calentitos, que se convierten otra vez en el mejor gel, cargamos agua y yo algo de isotónica para suplir las sales, nos despedimos de las chicas a las que ya no volveremos a ver hasta la meta y a seguir.

A partir de aquí se concentra gran parte del desnivel de esta prueba. Caminamos a buen ritmo, a muy buen ritmo diría yo. Vamos cogiendo a gente y sólo nos adelantan algunos que corren, pero como las fuerzas están al límite, cuando paran a caminar los volvemos a alcanzar y así van transcurriendo los kilómetros. El objetivo es llegar a una antena donde está la altura máxima de la prueba. Cuanto más hacia arriba tira la carretera, mas gente cogemos. Los que corrían ya no pueden y nosotros no bajamos el ritmo con lo que los dejamos bastante atrás. Es nuestro terreno y cuando llegamos arriba….. ¡¡¡Por fin comienza la montaña!!! Es el único pedacito “técnico”, de bajada y como si de un milagro se tratara puedo correr. Estamos en el Km 90 ¡¡¡y puedo correr!!!. Ahora si es la nuestra. Seguimos adelantando a gente sin parar. En el avituallamiento del Km 92 casi no paramos, reponemos agua y salimos pitando.

El reloj me avisa. Km 100. Quedan cuatro y mi cabeza empieza a hacer cálculos. Cuatro kilómetros a 8 min/km más o menos… media hora… y entonces es cuando no puedo mas y grito “Me cage’n la….tinc els peus fotuts….m’han picat els mosquits…estic fins els “ous” de correr i caminar per l’asfalt….. he tengut mal de panxa…i per si tot això fora poc, m’han clavat gairebé mig litre d’aigua per el cul!!!…. Transilicitana, la mare que ta parit!!

Cuando cruzo la meta con Jesús, siento la satisfacción de cuando se consiguen los grandes retos. Justo delante de nosotros ha entrado un chico de amarillo y cuando nos damos cuenta resulta que es Tomás. Al final hemos entrado casi juntos.

Bien pues ya sabéis, si queréis una carrera para coger fondo y no os importa pasar horas y horas corriendo por asfalto y caminos, esta es vuestra carrera. Ahh!! eso sí, si en algún momento os duele el estomago, no llaméis al Presi, que aparecerá con una sonrisita picarona a solucionar el problema 🙂 🙂

El dolor es pasajero, la gloria es eterna

Old Runner Never Die

Nos vemos en las montañas.

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Tomás Méndez Masc. 17:25:20 180 166
Jesús S. Masc. 17:25:32 181 167
Gosa Masc. 17:25:32 182 168

Desafío Lurbel Aitana 2015 (28-Noviembre-2015)

IMG_6523Este año la gente de Lurbel nos proponía para su Desafío Aitana tres pruebas con tres distancias muy diferentes:

  • Una maratón (40K) con 2600 metros de desnivel positivo acumulado que recorrería las zonas de Sierra Cortina, Puig Campana y Sierra de Orxeta.
  • Una ultra de 80 kilómetros con 4500 metros de desnivel positivo acumulado que recorría Sierra Cortina, Puig Campana, Comptador, Aitana y el Coll de Sacarest.
  • Una ultra de 120 kilómetros con 7200 metros de desnivel positivo acumulado que recorría Sierra Cortina, Puig Campana, Comptador, toda la Serrella incluyendo sus cimas mas significativas (Malla del Llop y Pla de la Casa), Aitana, Coll de Sacarets y para rematar la Sierra de Orxeta.

Un total de seis corredores de A To Trapo nos inscribimos a este desafío 2015. Alejandro lo haría en la modalidad de maratón y Josemi, Sergio, Carlos, Jesús S. y yo (Gosa) lo haríamos en la modalidad de 120K. Además Josemi participaría en la modalidad por equipos junto a Esteban de Nativos.

El día amaneció despejado, algo fresquito, ideal para correr. Conforme fueron pasando las horas pasamos del calor casi agobiante, al frío de la noche. La oscilación de la temperatura fue de los 26ºC a mediodía a los 3ºC del amanecer.

IMG_1033En cuanto a la organización de la carrera, para mi gusto ha estado bien. Los avituallamientos bien colocados y completos, incluso habían geles y botiquín en la mayoría de ellos. Se que alguno me podrá decir que faltaba café en algún avituallamiento, que los macarrones estaban fríos, que faltaba algún tipo de medicamento en determinado avituallamiento, ¡¡¡pero leches, esto es una carrera de montaña, no el Hotel Ritz!!! (aunque el precio de la inscripción lo pueda suponer). Para mí los avituallamientos de 9 sobre 10, excepto el del final. Una carrera que pretende ser el referente nacional de las ultras no puede dejarte en meta sin tu ración de plancha. Si no va a haber para todos, no lo pongas en la ficha técnica. Soy capaz de perdonar fallos en avituallamientos en los que es difícil llegar, pero en línea de meta, en un pueblo, que no puedan ponernos algo para acompañar a la cerveza “Dios…”. Lo que les queda que aprender a estos de la Lurbel de otras carreras… (com no vaig a estimarte Botamarges). Al año que viene que me descuenten la parte de la plancha de la inscripción o que les cobren a los primeros más, porque yo llegar antes para poder hacerme la cerveza acompañada, como que no.

IMG_3768Bolsa del corredor completita, camiseta, calcetines largos y calcetines cortos, por lo menos para los corredores de la 120K. Lo que tampoco me gustó es que, el único detalle de “finisher” fuera una visera de Lurbel. El año pasado nos dieron una medallita de plástico que he lucido de forma muy orgullosa en el comedor de mi casa. Este año no podré admirar el detalle de “finisher” de una ultra de 120K, porque mi mujer es comprensiva, pero una visera en el mueble del comedor… Creo que no va a colar. Y otra cosa, ¿saben los de Lurbel como nos queda una visera a los que hemos sido agraciados con cabezas bonitas y por tanto con poco pelo? Si por lo menos fuera una gorrita 🙂 🙂 🙂

Quiero hacer una mención especial a los voluntarios. Mil gracias, señoras y señores de los avituallamientos, porque cuando lo normal es estar hasta el moño, por no decir otra cosa, de pasar frío y estar toda la noche, nos recibían con ánimos y sonrisas, dispuestos a ayudarte en lo que necesitaras. Madre mía como les temblaban las manos a algunos cuando te ponían agua o coca-cola. Lo dicho ¡¡Mil Gracias!!.

Bueno, vayamos al grano. El viernes por la tarde partíamos de Mutxamel hacia Finestrat Jesús y yo, para recoger los dorsales e irnos a descansar a la caravana que teníamos instalada en un camping a unos 10 minutos de la salida, lo que nos permitiría descansar el máximo tiempo posible. Después de la cena de rigor hicimos una puesta en común sobre algunos puntos de la carrera, los tiempos de paso por cada avituallamiento, el tiempo que podíamos perder en cada uno, lo que teníamos que comer y beber, el ritmo medio que nos permitiría llegar dentro del tiempo límite que estaba fijado en 30 horas, etc, etc… Fue una noche larga, donde los nervios, por lo menos a mi, no me dejaron dormir mucho.

IMG_1047A las 4:30 en pie, desayuno sin prisas y para la línea de salida. Llegamos, la verdad con el tiempo un poco justo, unos 15 o 20 minutos antes del pistoletazo. Veo la pancarta y por suerte localizamos sin problemas, justo antes de entrar en el corralito a nuestros compañeros en la 120K. Nos deseamos suerte, unas fotitos para la posteridad y repartimos las barritas energéticas de Chocolates Tonda. Josemi, capitán del equipo, marca una estrategia de carrera muy clara. No está permitida la derrota y todos, todos, tenemos que llegar a meta. Mientras nos dirigimos a la salida, me fijo en Josemi y Esteban y pienso que estos hoy van a volar. Al que no pudimos ver fue a Alejandro, que tomaría la salida dos horas más tarde. Después supimos que hizo una buena carrera para lo que le había sucedido el día anterior, ya que se hizo un esguince. Así y todo se presentó en la línea de salida y terminó en un tiempo que ya quisiera más de uno, entre los que me incluyo, poder alcanzar algún día, y es que los hay que tela marinera, no hay quien pueda con ellos. ¡¡¡Enhorabuena Alejandro!!!

IMG_6527Nos tomamos con tranquilidad la salida, lo que nos permite ver como las primeras unidades han salido como si de una media maratón se tratara. Entre ellos están Carlos y Sergio que han salido fuertes. Van a intentar hacer la carrera juntos. Carlos necesita los puntos para la UTMB y Sergio, igual que Jesús y yo, se estrena en una distancia superior a los 85 Kilómetros. Ya no los volveríamos a ver, aunque si que estuvimos informados de cómo iban en carrera. Vaya par de Titanes. ¡¡Enhorabuena!!

Intento localizar entre la multitud a los Mutxameleros del equipo objetivo, sobre todo a Joan Andreu y Marcos que también participaran en la 120K, pero no consigo verlos. Bueno, la carrera es muy larga y antes o después coincidiremos en algún punto.

El primer escollo a afrontar es Sierra Cortina. La subimos a buen ritmo, todos los corredores vamos en fila india, y la imagen de la serpiente de frontales es impresionante. Desde su cima, situada a unos 500 metros de altura, tenemos unas preciosas vistas de Villajoyosa, Benidorm y Calpe, sobre el reflejo del mar y bajo las estrellas. Una pena que ni fotógrafo ni cámara estén a la altura.

Una vez finalizada Sierra Cortina iniciamos la aproximación al Puig Campana, donde coincido con Nacho Bernabeu, Mutxamelero de corredores solitarios que participa en la modalidad de 80K y que tiene una cuenta pendiente con esta distancia. ¡¡Enhorabona Nacho, objetiu cumplit!!.

Antes del ataque al Puig Campana se encuentra el avituallamiento del km 15, donde cargamos agua y yo pruebo una de las barritas de Chocolates Tonda. Si te gusta el Turrón de Alicante seguro que te gustarán y llevando miel, almendras y azúcar la energía está asegurada. Falta testarlas cuando llevemos muchos más kilómetros a ver que tal se mastican y entran. Jesús toma uno de los geles de cafeína que lleva y que ya ha probado en varias carreras. Repuestos los líquidos y las fuerzas, a subir se ha dicho. La subida al Puig, brutal, como siempre. La hacemos a ritmo, Jesús va por delante, pero yo tengo claro que es el principio de la carrera, y no puedo forzar. Voy siguiendo el ritmo cómodo de los que llevo delante, pero poco a poco se van viniendo abajo y como en una escapada de ciclismo vamos dándonos relevos. Cuando llego a la cima está Jesús esperándome. Iniciamos el descenso y me viene a la cabeza el del año pasado. Por lo menos este año no está mojado, pero incluso en seco la bajada del Puig es complicada.

En el avituallamiento del km 21 vemos a Marcos y a Joan Andreu. Ellos van a salir ya. Nosotros cargamos agua y rápidamente nos unimos a ellos. Ya no nos separaríamos hasta el final de la carrera.

IMG_6568De camino al siguiente avituallamiento (km 32, subida al Comptador), sufro el primer contratiempo. El caso es que he intentado seguir el ritmo de mis compañeros y en una subida complicada hago mas esfuerzo del debido con la pierna derecha y sufro un tirón tremendo en la parte interior del muslo. Nunca jamás me había pasado. El dolor es muy fuerte y pienso que es el final. Estoy muy enfadado y me doy un par de golpes con la mano en el muslo maldiciendo mi mala suerte y….”voala”, no sé lo que he hecho pero el dolor desaparece poco a poco y cuando llego al avituallamiento ya estoy recuperado. Allí me están esperando mis compañeros de aventura. Les cuento lo que me ha pasado y me dan ánimos. Les pregunto como van. Es una pregunta retórica, pero Jesús no lleva la cara de siempre e intuyo que algo le pasa. Bueno en estas carreras tan largas todos pasamos por momentos complicados.

Nada más salir del avituallamiento me vienen a la mente las palabras que la tarde antes me dijo Jesús “El Jefe”. “Gosa, tu a tu ritmo, olvídate de los demás. Si quieren ir contigo que te esperen. A tu ritmo llegas seguro”, Así lo hago. Me olvido de ellos y a mi ritmo subo por la zona del Racó Ample, hasta alcanzar los 1000 metros de altura, para una vez alcanzada esta, empezar a bajar hacia Benimantell. Bajo feliz porque allí voy a encontrar a Josep, Conchi y Eva. Vaya equipo de amimador@s que tenemos. Sin ell@s las carreras no serían lo mismo. Gracias por estar ahí, y por sufrir tanto como nosotros. Solo decir que pasaron toda la noche de avituallamiento en avituallamiento, casi sin pegar ojo y pasando tanto frío como nosotros. Saber que en el próximo avituallamiento vais a estar ahí nos da fuerza para llegar.

Cuando llego al pueblo están todos sentados en una especie de plaza pequeña que tiene un parasol. Me quedo un poco fuera de juego viéndolos allí, comiéndose un bocata tan tranquilos. Me dan un montadito que como a regañadientes, unos tragos de Powerade fresquito, nos hacemos unas fotos y les meto prisa para ir al avituallamiento, ya que allí están las bolsas para cambiarnos de ropa. Así pues, avanzamos unos 200 metros por el pueblo y de nuevo avituallamiento. Allí nos recibe Mª Ángeles con una sonrisa inmensa y nos da muchos ánimos. Cambio de ropa, nos ponemos más fresquitos y le doy a mi mujer toda la ropa de frío, excepto el chubasquero, para aligerar el peso de la mochila ya que es considerable. Aquí me entero de que le pasa a Jesús, el gel de esta mañana ha causado estragos en su estómago y el pobre va todo el rato sufriendo y controlando mucho para no deshidratarse. Salimos del avituallamiento con dos horas de margen de cierre de control lo que nos da seguridad para afrontar la Serrella.

La Serrella se hace larga, muy larga y cada uno de nosotros pasa por su momento malo. Primero Joan, después Marcos, yo…. Jesús va delante, y aunque lo está pasando fatal no se le nota. Estos montañeros son duros de verdad.

IMG_3782A mitad de ascenso empiezo a sentir frío, mucho frío y echo de menos las cosas que le dejé a Conchi. Lección aprendida. Coronamos el primer pico de la Serrella la “Malla del Llop”, foto, chubasquero y cresteo, un par de bajadas duras, nuevo avituallamiento y para Confrides.

Segundo punto de cambio de ropa, nos abrigamos bien, descansamos un poco, hidratamos, comemos y hacia la Aitana. Llevamos cerca de 14:40 horas de carrera, son alrededor de la 20:40 horas y ya podemos intuir lo que nos espera esta noche. Frío, mucho frío.

La aproximación a la Aitana la hacemos todos juntos, andando a ritmo vivo y en un descuido se me cruza uno de los bastones por entre las piernas y se rompe. Me viene a la cabeza el gran Antonio con su bastón tuneado, pero yo no soy Antonio y la pérdida de un bastón será algo que pagaré más adelante. Conforme nos acercamos a la Font de la Forata vemos que la cima de la Aitana esta cubierta por las nubes. Iniciamos el ascenso. La humedad ha mojado las piedras y están resbaladizas. Ellos suben a buen ritmo pero yo empiezo a notar un vacío en mi estomago bastante sospechoso. Tengo angustia. Solo de pensar en tomarme un gel la cosa empeora. Decido parar un momento y entonces me vienen a la cabeza las gominolas que llevo en la mochila. Voy comiendo poco a poco y parece que mi cuerpo las acepta bien. El azúcar hace su efecto, voy cogiendo fuerzas y consigo llegar a la cima más o menos entero. La cima está completamente cubierta, y no tengo a nadie por delante que me sirva de guía. Miro hacia abajo y tampoco distingo ninguna luz para esperar y afrontar el cresteo en compañía. Conozco la zona y no tengo por qué tener problemas así que empiezo a seguir las marcas y cuando me doy cuenta voy por una senda, pero hace mucho tiempo que no hay cintas. Me cruzo con un sapo, al que le pregunto si voy bien, y empiezo a reírme solo. Si me llega a ver alguien hubiera pensado que tenía alucinaciones. Como suponía la senda lleva a otra donde ya encuentro alguna marca. Veo luces delante lo que significa que me voy aproximando a la gente. Es Marcos. Juntos vamos buscando el camino. De repente vemos luces por detrás, alguien nos está alcanzando, pero son Jesús y Joan. No sé por donde pero hemos cogido un atajo. Al final contactamos con más gente y hacemos un grupito de unos 10-12 corredores que poco a poco vamos buscando marcas y bajando. Al final conseguimos la senda correcta y llegamos al avituallamiento de Tagarina.

IMG_6435Afrontamos las pistas para llegar al descenso de Sella cada uno un poco a su ritmo, conscientes de que no estamos muy separados y que en Sella nos volveremos a agrupar. El descenso de Sella es un infierno. La rodilla izquierda no es capaz de soportar mi peso y me falta un bastón. Lo paso mal, pero otra vez la visión de los míos en el avituallamiento me hace coger fuerzas. Entrando en Sella, están Josep y Eva esperando y me preguntan por Jesús. Les digo que venía delante y que seguramente ha tenido que parar. El pobre lleva todo el día haciendo paraditas. Conforme va pasando el tiempo me voy preocupando, pasados unos cinco minutos aparece y todos respiramos un poco aliviados. Los que conocéis la bajada de Sella sabéis de lo que hablo.

En Sella, último cambio de ropa. Camiseta de ATT para la llegada, pasta, coca-cola, descanso, vaselina 🙂 y en marcha. Queda mucho todavía pero yo ya no tengo duda. Vamos a llegar. Somos cuatro Mutxameleros con un fin común y al final de ese fin nos espera…… una CERVEZA. Quien podía dudar que llegáramos.

Este es el trozo más aburrido de carrera, pista, asfalto, pista y más pista hasta llegar a la subida del Coll de Sacarest. La subida no es muy dura pero la bajada. Insufrible. Es aquí que emulando a Superpaco, recojo un palo de pino bastante gordo pero efectivo que me sirve para ir apoyando el peso del cuerpo y no dejarlo caer sobre la rodilla. Llegamos al último avituallamiento. Allí siguen Conchi, Josep y Eva. Como un sándwich, para que no me ocurra lo del año anterior que llegué vacío a la cima de Orxeta, y salimos. Salimos todos menos Marcos que tiene un problema de rozaduras en los muslos y en el avituallamiento de Sella equivocó la crema y se puso antirrozaduras de los pies. Él se queda embadurnándose, esta vez si, de vaselina. No queríamos salir sin él, pero es más alto que nosotros y cualquiera no le hace caso.

IMG_6531Solo nos queda Orxeta. Si no tenemos un percance lo tenemos casi hecho, pero la experiencia del año pasado tiene que servirme para no equivocarme. Encabeza el grupo Joan que poco a poco se va adelantando. Esta vez Jesús insiste en que sea yo el que marque nuestro ritmo, señal de que está más o menos recuperado y se encuentra fuerte y no quiere reventarme. La subida es dura, muy dura para los kilómetros que llevamos en el cuerpo. Pero cuando los pies no van, la cabeza manda y cuando fallan los pies y la cabeza… cuando fallan los pies y la cabeza está el corazón que hace que no pares y que consigue que recuperes la cabeza, que vuelve a ordenar a tus pies que sigan y sigan. Así conseguimos, sin detenernos una sola vez subir Orxeta. Arriba está Joan, pletórico, sabiéndose finisher, pero con su amigo Marcos en la cabeza. Es lo primero que hace, preguntar por él. No lo hemos visto, pero le digo que es un tío duro, que una mierda de rozadura no podrá con él (tuve un profesor en el instituto que me enseñó que las palabras están para utilizarlas).

Bajo Orxeta y lo hago llorando. No me importa decirlo. En parte por la emoción, en parte por el dolor que siento cada vez que apoyo la pierna izquierda. Y encima … bajo corriendo. Terminada la bajada nos reagrupamos. Mientras caminamos hacia Finestrat recuerdo a mis compañeros de entrenamientos Ángel, David, Juanma…. También de Cristian que está empezando y que tantas veces me ha dicho que lo iba a conseguir. Finestrat ya esta ahí y voy saboreando la meta. Soy feliz, muy feliz. Entramos juntos y nos fundimos en un abrazo. Solo nos falta Marcos, pero ya sabemos que ha salido del último avituallamiento y que va a llegar. Y así ocurre. Los cuatro en meta. Los cuatro “finishers”

IMG_6575Dar la enhorabuena a Josemi y Esteban que aunque subieron al cajón como segundos clasificados en realidad fueron Primeros.

Sergio y Carlos hicieron su carrera juntos y también entraron juntos a meta.

Y a mi cuñado Jesús decirle que lo que hizo tiene un merito grandísimo, que muy pocos están capacitados para terminar una ultra de 120Km y +7200m en las condiciones de carrera que el tuvo que padecer. Cualquier otro, estoy convencido, hubiera arrojado la toalla.

Trascurridos ya unos días desde la carrera me doy cuenta que lo que nos pasa en las ultras nos sirve para aplicarlo en la vida. Podemos tener bajones, ver que todo se derrumba, creer que no voy a llegar pero si estás convencido, si sigues un poco más, eres capaz de recuperarte y llegar a la meta. Ahora mientras ”lamo” mis heridas recuerdo mi primera ultra, aquel Botamarges del 2013 y el lema de aquella pancarta que tanto me ha marcado y con el que desde entonces termino todas mis crónicas:

“El dolor es pasajero, La Gloria es Eterna”

Nos vemos en las montañas

Old runners never die.

120k

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Josemi VETERANO 20:55:12 34 12
Carlos VETERANO 26:37:18 109 47
Sergio VETERANO 26:37:19 110 48
Jesús S. 28:42:51 140
Gosa VETERANO 28:42:58 141 61

 

40k

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Alejandro 7:43:20 272

[Puedes descargar este track en formato GPX y KMZ]

Este es el recorrido recogido con un Garmin Forerunner 310XT. Las marcas aparecen cada 10 kilómetros.

El perfil está dibujado con el programa Perfils. Haz clic sobre la imagen para ampliarlo.