El mundo al revés

El mundo al revés.1

“La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero”2.
La verdad es la verdad, la diga la izquierda o la derecha. Esto no es un asunto de ubicación parlamentaria. Aunque pretendan interesadamente atribuir al bando de la derecha la oposición a la amnistía. Hay muchos votantes de izquierda también contra ella, y no, como dijo el candidato en su discurso de investidura, por rencor, sino por la aplicación de la ley. “La justicia, o es igual para todos o no es justicia” sentenció hace más de 500 años la Celestina.
El propio presidente en funciones y la mayoría de sus ministros se oponían abierta y explícitamente a la amnistía y al referéndum en los días previos a las elecciones generales, y que, ahora, con la intención de diluir hasta su olvido aquellas afirmaciones de las que da fe la hemeroteca, se las atribuyan a partidos como el PP o Vox en un intento de, mezcladas con los excesos en las protestas contra la amnistía, descalificarlas, es una forma burda de justificar lo injustificable, porque sin duda, muchos de los ciudadanos que dieron su voto al partido socialista, lo dieron confiados en que el partido socialista, un partido de más de 140 años, como insisten en recordar, respetaría su palabra. Porque, según afirmaciones de Sánchez, de Calvo y de la mayoría de próceres socialistas, ni la amnistía ni el referéndum cabían en la Constitución. Están por tanto haciendo un uso fraudulento de los votos que ingenuamente le proporcionaron sus votantes.
Se dice en el preámbulo de la ley que “la amnistía forma parte del pacto fundacional de la democracia y se presenta como una facultad de las Cortes Generales en las que está representado todo el pueblo español, titular de la soberanía nacional”. Pero no se dice que parte de ese pueblo dio el voto a un partido que no llevaba en su programa tal propuesta.
No son los partidos de derechas ni de izquierdas los que tienen el patrimonio de la verdad. La verdad no es patrimonio de nadie.
Se puede cambiar de opinión, ¡qué duda cabe!, pero lo que no se puede hacer es afirmar que algo no se ha dicho cuando hay constancia de que se ha dicho.
El complejo articulado de la ley se puede resumir en que todo lo hecho por los independentistas desde el año 2012 hasta el 13 de Noviembre de 2023 está amnistiado, sea delito económico, político, social, vandálico. Todo, todo. Y a aquellos a los que la mano de la justicia no los ha alcanzado porque huyeron como ratas, abandonando a la tropa, se les recibirá en olor de multitudes para premiar su heroicidad. En suma, un gran ejemplo a imitar por el resto del pueblo español:
Violad la ley porque se os premiará con el perdón. En última instancia se está dando la razón a todos aquellos que en el país vasco o en Cataluña, de momento, han insultado, presionado, arrinconado, amenazado, agredido, si no peores cosas, a los ciudadanos no nacionalistas de sus territorios a los que han considerado y ahora seguirán considerando aún más, como apestados por no comulgar con su ideario reaccionario, racista y xenófobo.
No imaginaba, señor Sánchez, señora Díaz y colegas, que bajo esa apariencia progresista, como decís, se escondieran personajes no ya conservadores sino reaccionarios paladines de la arbitrariedad, del amiguismo, del nepotismo y del lucro personal, porque no sólo existe el lucro económico, hay otros.
La obsesión y el ansia del poder son tan venenosos que llevan a violar las normas morales de las que se creen defensores.
Claro, para endulzar trago tan amargo, se suben las pensiones, se reduce la jornada laboral y otras mejoras irreprochables. Así, como dice el refrán, las penas con pan son menos.
¡Quién lo iba a decir! Después de tantos siglos sigue vigente el dicho romano: “Panem et circenses”.
Se diría el mundo al revés.
El PP, incluso Vox, defendiendo la igualdad ante la justicia, la fraternidad económica entre comunidades.
Y el PSOE y la otra izquierda propiciando la desigualdad ante la justicia, los privilegios económicos de unos territorios sobre otros y la disolución del internacionalismo facilitando la creación de mini-estados promovidos por las burguesías que dicen atacar.
El mundo al revés. Que alguien me demuestre lo contrario.
¿Y todo este cambio por qué?
Pues sí, señores, aunque parezca mentira en quienes dicen tener como único interés el bien de los ciudadanos, sólo y exclusivamente por mantenerse en el poder, por permanecer en la poltrona.
No le desearía a Pedro Sánchez, ni aunque se lo mereciera, la suerte de Rodrigo de Tordesillas3, pero ha incurrido en errores similares utilizando unos votos que no eran para el uso que les ha dado.
Así es si así os parece. El mundo al revés.

San Juan,17 de noviembre de 2023.
José Luis Simón Cámara.

1- Escrito el 17 de noviembre de 2023 y guardado por decepción. Lo envío ahora que el ataque a los disidentes de la llamada línea políticamente correcta ha arreciado.
2- Sentencia de Antonio Machado en boca de Juan de Mairena.
3- Procurador ahorcado por sus paisanos segovianos al saber que había cambiado el voto contrario al impuesto especial solicitado por Carlos I en las Cortes de Santiago y la Coruña el año 1520 para ser coronado emperador.

La Investidura tenía un precio.

Todos los gobernantes invocan a la patria como el bien supremo para justificar sus intereses particulares, sobre todo la permanencia en el poder. En el breve plazo de unos años, actos de insubordinación a las leyes de las que nos hemos dotado democráticamente, pasan de ser delitos graves contra el orden establecido a ser merecedores no sólo de perdón, ya aplicado con la concesión de los indultos, sino que pasan, con la amnistía, a ser considerados como un agravio a aquellos que los han perpetrado.
Hechos que fueron objeto de la aplicación del artículo 155 de la Constitución, por el Partido Popular en el Gobierno y el PSOE en la oposición, se esfuman como si no hubiera pasado nada.
Que dirigentes políticos, ávidos de poder para controlar más allá de sus atribuciones constitucionales a los ciudadanos de su territorio hasta el punto de sembrar la división, la discordia y el enfrentamiento entre ellos, vuelvan, después de cumplir parte de sus penas en la cárcel o después de su vergonzosa huida de la justicia, erigiéndose en salvadores de la patria que han sumido en la ruina económica con la fuga masiva de empresas, en el desorden ciudadano, rompiendo escaparates, incendiando contenedores, interrumpiendo con graves altercados la movilidad ciudadana, parecería una ópera bufa si la proximidad de la amnistía no la convirtiera en poco menos que una tragedia.
Que el gobierno en funciones esgrima como argumento el espantajo de que gobierne la derecha es otra manera de enconar aún más la rivalidad política. Cualquier partido autorizado por las leyes tiene el derecho de poder gobernar si obtiene el apoyo de los ciudadanos.
Que se llame progresista de izquierdas a un presunto gobierno que se apoya en las derechas más rancias del país vasco y de Cataluña, es un juego malabar que no se cree nadie, empezando por quienes haciendo un deshonesto e interesado uso del lenguaje pretenden hacerlo tragar a los ciudadanos que siguen creyendo en esos gobernantes que dicen tener como único interés el bien de los ciudadanos.
Que en defensa de la unidad de la patria el presidente en funciones se apoye precisamente en quienes, violando las leyes, quieren su disolución.
Que en defensa de la igualdad busque los votos de quienes quieren establecer territorios con privilegios económicos sobre el resto de territorios.
Que en pro de la concordia, bien supremo en las últimas semanas, se pida perdón a los que en los últimos años han ahondado la fosa de la división y utilizado la lengua como factor de discriminación.
Nadie, ni siquiera el rey, está por encima de la ley y menos aún los reyezuelos.
Todo parece un meditado y cínico plan a gran escala de quien, a pesar de los presagios, comenzó el espectáculo estos últimos años gobernando con quienes le quitaban el sueño y boicoteaban decisiones del consejo de ministros del que formaban parte.
En este previsible segundo acto se añaden además de los actores conocidos, otros ausentes, huidos de la justicia, que ayudarán sin duda, así es el teatro, a que se cumplan las leyes que ellos han violado y están dispuestos a seguir violando.
Señoras y señores, ancianos y niños, empieza la función:
“Se puede gobernar a cualquier precio”.

San Juan, 31 de oct. de 23.
José Luis Simón Cámara.

Locura

Se acaban los adjetivos para calificar esta dinámica infernal. Asesinos unos y asesinos otros. La intensidad sólo depende de la capacidad. Ocupas y ocupados.

Eso por allá, en la tierra del Cristo, aquel judío que pregonaba perdonar al enemigo hasta setenta veces siete, la misma tierra de los fariseos que defendían la ley del Talión, “ojo por ojo y diente por diente”, siglos después asimilada por el Islám.

Por aquí, todavía y siempre la misma miseria guerra-civilista con corbata y, por ahora, sin pistolas que podrían volver a aparecer si llegara el momento.

¿Cómo pretenden nuestros (por decir algo) líderes políticos ejercer su función educativa sobre los ciudadanos cuando sus discursos respectivos son casi siempre, con contadas excepciones, descalificativos, insultantes, despectivos?

¿No están alimentando así los bajos instintos, las turbias pasiones de los ciudadanos cuando ellos parecen entregados a ver quién va más lejos en los exabruptos?

Que si tú te reúnes y pactas con ultraderechistas.

Que si tú lo haces con terroristas, extremistas e independentistas.

Vamos a ver.

¿No han decidido los tribunales de justicia que todos ellos, los de uno y otro signo, cumplen los requisitos para formar partidos legales con posibilidad de presentarse a las elecciones y de ser votados por los ciudadanos?

Si todos ellos son legales y están, por tanto, dentro de los lindes de la Constitución, ¿es reprochable que conversen unos con otros?;¿es censurable que lleguen a acuerdos siempre que respeten la carta magna?

¿Es civilizado que se establezcan cinturones sanitarios con determinados partidos porque sus planteamientos no coinciden con los de los otros?

¿Acaso no hablan y negocian entre sí partidos o países tan enfrentados políticamente que llegan a las manos y se declaran la guerra?

¿No es más deseable que incluso en situaciones de guerra se abandonen las armas y sean sustituidas por las conversaciones, por las negociaciones?

¿Tienen que acabar, según ese punto de vista, las diferencias y las guerras con el aplastamiento del adversario? ¿Es eso lo que queremos ahora que ocurra en Palestina, que la situación se resuelva con la aniquilación del enemigo? Sabemos que ésa no es la solución. La sangre derramada sólo sirve de abono para el odio. Y el odio es el veneno que antes o después volverá a levantar las armas para seguir derramando más sangre. Y sangre de quienes quieren luchar y de quienes se ven arrastrados a la lucha y de quienes no quieren luchar y de sus hijos y de sus ancianos y de tantos que acaban derramando también la suya por esa dinámica de locura que ha llevado siempre en la historia a la desgracia y a la destrucción de los pueblos, de los ciudadanos, de los seres humanos, más allá de sus patrias, razas y religiones.

La solución no está en las armas. Bien lo sabían el músico judío Daniel Barenboim y el crítico palestino Edward Said cuando, como contribución a la solución del conflicto, crearon la West-Eastern Divan Orchestra con jóvenes músicos israelíes, palestinos y árabes para que convivieran cultivando la música, el respeto y la amistad.

Deberían nuestros (es otro decir) políticos y los de más allá, asistir todos los días a unas clases de aprendizaje cívico y desterrar de una vez el uso de las palabras como balas.

Y aprenderse y practicar el viejo poema de Machado:

“Tu verdad, no, la Verdad; / y ven conmigo a buscarla. / La tuya, guárdatela”

 

San Juan, 15 de octubre de 2023.
José Luis Simón Cámara.

Entre Peluquerías

Digamos que no son muy afortunadas las palabras que la siempre viperina lengua de Alfonso guerra ha dedicado a Yolanda Díaz.
Pero de ahí a condenarlas como machistas me parece disparatado. Eso mismo se puede decir de la cabellera de Puigdemont o del ministro portavoz de la presidencia sin que por eso se incurra en abuso feminista.
A este ritmo ya no vamos a poder abrir la boca para nada. Ni piropos ni bromas ni críticas ni burlas ni…..
A este ritmo acabaremos dando la razón a los integristas islámicos que sembraron la muerte en París porque unos deslenguados periodistas habían divulgado unas caricaturas de Mahoma.
A este ritmo vamos a alinearnos con el Papa Francisco cuando, demasiado comprensivo con los fanáticos islamistas, dijo que, claro, si a él le mentaban a su madre….
A este ritmo nos estaríamos aproximando a los oscuros tiempos de la dictadura cuando los carteles en los bares prohibían el cante y la blasfemia.
A este ritmo volverían a los tribunales quienes profirieran insultos al Rey o a las autoridades.
A este ritmo volverían a las cárceles quienes quemaran efigies de mandatarios o las sagradas banderas de la nación.
A este ritmo habría que estudiar cómo se besa, dónde se besa, cuándo se besa y a quién se besa por si hay un posible delito de agresión sexual.
A este ritmo habrá que calibrar a quién y cómo se abraza, cuál es la presión muscular ejercida, cuál la presión sanguínea, aparte, claro está, de si a esas manifestaciones físicas acompañan o no intenciones o impulsos eróticos o sentimentales ocultos o manifiestos.
Volvemos a la vieja dicotomía entre fondo y forma.
Que si Yolanda va más o menos a la peluquería.
Que si Yolanda se viste de pantalón o falda.
Que si Yolanda lleva zapatos romos o puntiagudos.
Todo esto, creo, no tiene la menor importancia. Ella puede hacer lo que prefiera.
Esto son cuestiones superficiales. Son cuestiones de forma, de apariencia.
Eso puede ser objeto de broma, de burla o de rechifla.
Pero que la Vicepresidenta 1ª del Gobierno vaya a suplicar sus votos a un huido de la justicia, que aparte de denostar, menospreciar e insultar a España, infringe sus leyes.
Eso no son cuestiones de forma.
Que, a cambio de esos votos, se abdique del uso de la lengua común para privilegiar el de las autonomías, que, a cambio de esas migajas, que, a cambio de ese plato de lentejas, se vislumbre la concesión de una amnistía para quienes, según la legislación del momento, cometieron el delito de sedición poniendo en peligro la integridad del país y el sistema democrático, saltándose las leyes básicas del Estado representadas en la Constitución.
Eso no son cuestiones de forma. Eso son cuestiones de fondo, muy de fondo.
Y a esas cuestiones, los que se rasgan las vestiduras por burlas sobre peluquerías o ropajes o besos, no les dan, por el momento, ninguna importancia.

San Juan,22 de septiembre de 2023.
José Luis Simón Cámara.

Haciendo amigos

Vaya por delante mi respeto, no admiración, por las fiestas llamadas populares. Digo llamadas porque populares implicaría la participación o aceptación, si no de todo el pueblo, sí al menos de la mayoría del pueblo. Y vengo observando que en la mayoría de los casos si no en todos, es sólo una parte más bien pequeña, en absoluto representativa de la mayoría, la que celebra, disfruta o participa en esos festejos “populares”. No tengo nada contra ellos en principio, si esos festejos tampoco tuvieran nada contra gran parte del pueblo que ni celebra ni participa ni disfruta de los mismos. Al contrario, los sufre. Uno de los derechos de los ciudadanos es el derecho al descanso y el derecho a la libre circulación. Ambos, si no más, son pisoteados por estas llamadas fiestas populares en honor, nada menos, que del Cristo de la Paz.
Tal como están ahora organizadas las fiestas suponen la instalación de muchas barracas que inutilizan las calles correspondientes impidiendo la circulación peatonal y de vehículos y a veces también de garajes de los que no se puede sacar vehículos ni meterlos. No es éste el mal mayor. Lo más grave a mi juicio es que la aglomeración humana en las barracas y su entorno, los petardos y, sobre todo, la música a volúmenes endiablados a lo largo de la noche y hasta la madrugada impide que miles de familias, incluidos bebés, niños, ancianos, enfermos y adultos en general no puedan disfrutar del merecido descanso. Y eso un día tras otro. ¿No tienen derecho acaso los jóvenes y adultos a divertirse, bailar, cantar, vociferar, escuchar música en pandilla?
Claro que lo tienen. ¿No tienen acaso derecho niños, ancianos, adultos, a descansar en su casa sin ruidos, estridencias y músicas a todo volumen? Claro que lo tienen. Si unos tienen derecho a la diversión, que cada cual entiende como quiere, y otros tienen derecho al descanso, a la paz, sobre todo en estas fiestas del Cristo de la Paz, que cada cual entiende como quiere, ¿dónde está el problema? Está claro que todo es un problema de espacio o de tiempo. Es un problema filosófico que nos lleva a las “categorías a priori de la sensibilidad” del espacio y el tiempo de Kant. En el mismo lugar no puede haber a la vez ruido y silencio. Y puesto que a nivel temporal es un problema insoluble ya que son coincidentes las horas de diversión y descanso, la solución quizá esté en la cuestión espacial. Es decir, habría que encontrar un espacio distinto para cada actividad, sea descanso o diversión. La primera alternativa sería que los miles de vecinos que viven en las calles o proximidades de las barracas abandonaran sus hogares para que los festeros pudieran libremente ejercer su derecho a la diversión. Esto obligaría a los poderes públicos, es decir, al Ayuntamiento, a costear el hospedaje durante una semana en hoteles de las proximidades para garantizarles su derecho al descanso. A los responsables municipales corresponde decir si el erario público puede asumir dicho dispendio. La otra alternativa sería que el entramado y montaje de las barracas, que es móvil por constitución, no como los hogares, se desplazara a lugares del municipio donde la fiesta pudiera prolongarse noche y día, hacerse, ¿por qué no? Ininterrumpida. De manera que ambos grupos, festeros y no festeros, pudieran divertirse o dormir a pierna suelta sin límite, sin restricciones. En algunas localidades se ha intentado. Y, a veces, se ha conseguido, como por ejemplo en la feria de Sevilla donde la diversión está fuera de la ciudad. Hubo un intento, no sé si fallido, en Torrevieja, donde el Ayuntamiento nombró una calle dedicada a esos festejos, la Calle de la Alegría. Esperando contribuir a la solución del conflicto de intereses se despide quien también fue joven y donde hubo siempre queda.

San Juan, 10 de sept. de 23.
José Luis Simón Cámara.