COSTA BLANCA TRAILS 103 KM (18 Noviembre 2023)

Reflexión: ¿Merece la pena tanto sacrificio, tantas horas de sueño, tantas horas quitadas a la familia, sudor, dolor y lágrimas por esta majestuosa carrera?

Esta carrera era una de las que tenía marcadas en mi calendario futuro, pero quizás no tan pronto y con tan poco tiempo de preparación.

El año anterior, los hermanos Méndez, se prepararon realizando la distancia de 65km y así es como nos propusieron ir a por los 103km. A pesar de que José Antonio Méndez tenía su dorsal, por un motivo u otro no pudo ir a la carrera, y así fue cómo me cedió su dorsal.

Pasó el tiempo y llegó el día, en el que los integrantes del Club A To Trapo estábamos esperando el pistoletazo de salida.

El primer reto era afrontar la subida al Puig Campana, fue una subida larga y en mi opinión dura y encima de noche. Empezamos todos juntos, para mí era una incógnita cómo afrontar esta subida, puesto que la carrera era muy larga y no tenía experiencia en este tipo de ultras. Como tenía que dosificar mis energías, coroné esta montaña unos metros por delante de mis compañeros de batalla. En la bajada, me dejé caer y me distancié más del resto de los integrantes. En el avituallamiento, esperé a Tomás a Gosa y a su hermano Fernando. El primero en llegar fue Tomás y decidimos ir los dos hacía delante sabiendo que Gosa y Fernando nos alcanzarían más adelante.

Dicho y hecho, en el siguiente avituallamiento nos alcanzaron. Pasan los kilómetros y empezamos la subida a Mallada del Llop. El fenómeno de Gosa se pone al frente del grupo y tira de nosotros toda la subida, una muy larga y pesada. Llegamos con los primeros rayos del sol, todavía las fuerzas nos acompañaban. Para mí, fue una gran experiencia correr por la noche en esta travesía. Hicimos gran parte del maratón de Confrides, que conozco bien de ediciones anteriores, sabía lo que me esperaba.

Como quién no quiere la cosa, ya nos encontrábamos en Confrides, estábamos a mitad de recorrido. Tomás y yo, llegamos por delante del resto de los integrantes, estuvimos esperando a que llegaran Gosa y Fernando. Cuando llegó Gosa nos avisa de que su hermano se va a retirar. Previamente, Tomás se empezó a encontrar mal con náuseas y tuvo que retirarse. Siempre estaré agradecido a Miguel, por estar pendiente de nosotros y sobre todo los bocadillos tan buenos que nos trajo de jamón serrano.

Solo quedábamos Gosa y yo en este reto tan duro, en el que íbamos controlando los tiempos de corte. A pesar de que ya se notaban los kilómetros tiramos para adelante. Seguíamos haciendo kilómetros y afrontamos la subida a Aitana. Gosa corona unos metros por delante de mí. En el recorrido de la cresta yo me quedo atrás, porque prefiero ir tranquilo ya que el tipo de terreno no era para correr mucho y más sabiendo, que en un rato habría un tramo en el que podría correr y alcanzar a Gosa.

Hasta este momento iba todo bien, cansados y dosificando las fuerzas para batirnos contra la bajada del Sella, ya que me habían comentado que era una bajada muy técnica y podría ser peligrosa hacerla de noche. Y eso fue lo que pasó, en la bajada Gosa, tiró para adelante puesto que ya conocía el terreno de ediciones anteriores, me bloqueé, estuve a punto de caerme en varias ocasiones, en las que me veía solo, de noche, con muchas ganas de llorar y de abandonar. Pero saqué fuerzas de donde no las había, llegué al avituallamiento sabiendo que allí vería a mi mujer, a mi perrete que me hicieron cambiar de opinión y así conseguir este gran reto.

De ahí a meta nos quedaban 20km, en los que ya se notaba el cansancio pero que aun así conseguiríamos terminar. Y así fue como metro a metro, kilómetro a kilómetro conseguimos cruzar la línea de meta.

Agradecer a Gosa por tirar de mi en los momentos más difíciles y duros del último tramo de la carrera, sin él, sin mi mujer y sin mi perrete no hubiera terminado esta carrera.

Ha sido una experiencia maravillosa correr esta carrera tan bonita y tan dura al mismo tiempo.

¿Volveré a hacerla…?

Juan Jose Punzano.

El enlace a los resultados:
https://www.mychip.es/m/655ca739e4819f8b7c3a00ed

El enlace al Track:
https://es.wikiloc.com/rutas-carrera-por-montana/gtcb-103k-151148232

Falcó Trail – Cehegín (2-diciembre-2023)

Dentro del calendario de pruebas de FAMU en la región de Murcia el club deportivo Quipar organizaba la Falcotrail con salida en la localidad de Cehegín la última de las cinco que consta. Estoy inscrito en la ultra que son 71 km y 4500+que transita por las sierras de Quipar y de Burete.

La prueba comienza a las cinco de la madrugada así que me desplazo en plena noche hasta Cehegín donde está situada la salida y meta. Recojo la bolsa de corredor, el dorsal y el GPS tras lo cual me acerco al arco romano donde se da la salida y me encuentro a Martin y a Abelardo del club El Altet con los que coincidí en La Vara trail y a María con la que terminé la misma prueba. Tras pasar al corralito me piden que enseñe el móvil y la manta térmica. No somos muchos calculo que unos setenta u ochenta así que se da la salida y tras salir del pueblo comenzamos la primera subida no muy larga hasta el km 6,5 Vaera de los Azules y tras un descenso rápido una subida pronunciada hasta el Merendero de la Hoya el segundo avituallamiento y se llega hasta Cerro de los Marianos. La temperatura no es muy fría sobre los 6 grados y me he quedado en tierra de nadie pues en las bajadas me lo tomo con calma que no quiero caídas además esta semana tuve una lumbalgia y tenía mis dudas de venir a correr. Me junto con los del Altet y otro chico gallego el cuál comenta la ultra de la Ribera Sacra por su belleza de recorrido, la bolsa del corredor y la comida fin de carrera excepcional. Tras una subida por pista llegamos a una cantera de mármol donde empieza a clarear y llego al avituallamiento tercero la Senda de Juan Cojo que es una torrentera donde se va cómodo.

La carrera se divide en tres partes diferenciadas, la primera hasta el km 20 que es mixta sin grandes desniveles después hasta el km 40 donde se llanea por senda boscosa y hay poco desnivel y la tercera donde están las subidas más duras y los tramos técnicos prácticamente hasta casi la meta.

Estoy en el tramo corredizo hasta llegar a La Asomadilla el cuarto avituallamiento y necesito comer solido pero mi sorpresa es que no hay bocadillos tan solo fruta y barritas así que tomo un gel, recargo bidones y continuo. Me noto sin fuerzas debido a tantos antiinflamatorios y relajantes musculares que he tomado así que hay que sacar las fuerzas de donde sea y tirar de cabeza.

Me encuentro en plena sierra de Quipar con altitudes que rondan entre los seiscientos y mil metros de altitud y corono su cima el Mirador de las Águilas En la siguiente parada nos dan migas que entran de lujo al estómago para afrontar la zona más dura y con más desnivel en la sierra de Burete. Me empiezo a cruzar con corredores de la maratón donde me junto con Gemma una catalana que está de paso por trabajo y se ha animado a correr por tierras murcianas además de ser una perfeccionista con el desnivel y el kilometraje en las carreras pues me va diciendo por tramos todo el positivo, altitud y km que vamos haciendo. En el km 50 afrontamos la primera de las subidas fuertes la ascensión al Campanario chico para acabar en el Campanario grande y comenzar una bajada técnica donde derrapo dos veces de culo. La organización ha puesto carteles para motivar a los corredores como “siempre parece imposible hasta que hace”, “no te rindas levántate y sigue”, “ánimo lo vas a conseguir”, ”la meta está a tu alcance“, etc.

Llego a la umbría de Alarcón y subo al As de Copas y bajada con tramos de cuerdas donde estoy atento porque un mal paso puede pasar factura. Llego a La Hoyaleja II donde pase por la noche, para acometer los últimos once km donde toca la subida al Relojero y tras la bajada llego a Casa Vieja y solo quedan cinco km y como casi siempre nos tienen reservado un regalito pues cuando se divisa Cehegín y crees que vas directo nos suben hacia un último puntal donde se pasa pegado a la cruz de Cehegín. Me dice Gemma que si corremos podemos bajar de las trece horas pues nos queda un km y medio así que apretamos a ritmo de carrera de asfalto como si nos fuera la vida y entramos en meta casi anocheciendo y exultantes de alegría pues hemos conseguido acabar decentemente. Ya en meta me ofrecen las migas de la zona y empanadas que las acompaño como no con unas cervezas. Me pregunta uno de los organizadores que como ha ido la prueba y le contesto que el entorno es precioso y los voluntarios, el balizaje y la organización perfectos pero le hago hincapié en que faltó bocadillos en los avituallamientos y me comenta que lo tendrán en cuenta para siguientes ediciones. Otra experiencia por tierras murcianas donde he disfrutado conociendo sus montañas.

Un saludo

Ramonet

Crónica Peñalara

La verdad es que fue toda una alegría que a mi querido tortuga Jota le diesen un dorsal con todas las carreras cerradas desde hacía meses. Hablando de su Aneto-Posets le comenté la opción de preguntar a la organización del Gran Trail Peñalara si tendrían un dorsal debajo de alguna carpeta y después de un tiempo en la lista de espera…BINGO, el Escuadrón Tortuga (menos JP) se embarcaba en otra aventura. Y más viendo el panorama que se avecinaba, salir hacia Madrid el mismo viernes de la carrera y meterse entre pecho y espalda 105k con 5100+. Si le sumamos una semana cargada de trabajo, un dedo del pie roto y una infección respiratoria (que ahora sé que es un poco de neumonía) la previsión era poco optimista. Pero allí que nos fuimos pertrechados para una nueva ultra.

Llegamos con ilusión a la recogida del dorsal en el Polideportivo de Navacerrada y posiblemente fue la recogida más desangelada a la que me he presentado. Imagino que el cotarro jugoso y mullidito se montaría en Madrid, pero en Navacerrada, lugar de la carrera, ni feria del corredor, ni chabola del corredor ni siquiera una caja del corredor, ambiente de carrera rosco pirolo… Dorsal, pulsera, etiquetas para la bolsa de vida, camiseta y fin.

La llegada a casa hay que comentarla porque parecía la choza del hijo de Rodolfo Sancho… Al lado de la piscina a medio vaciar había un serrucho, una pala y una fosa abierta… Nada que temer 🙂 El hijo de la dueña de la chocita donde íbamos a pernoctar era un poco raruno, pero descubrimos a la llegada del Trail que lo que le molaba era ponerse morado a agua de fuego y otros licores y danzar como los Cherokees, ¿verdad, Jota? Bueno, de casta le venía al galgo, porque al padre lo despedimos camino de la salida e iba con una castaña que ríete tú de una barra libre de Massiel.

Descansamos algo antes de preparar la mochila y la bolsa de vida, hasta que Jota se dio cuenta de que le faltaba la manta térmica, que tuvo que bajar a comprar en Collado Villalba, y menos mal, porque vinieron muchos árbitros de Madrid a revisar todas y cada una de las mochilas. Manta, frontales, baterías y bastones. Algo de cena a base de bocadillos, fruta, agua y algo más de descanso. Todo Ok y para el corralito bajamos andando después de dejar la bolsa de vida un poco más lejos. Vamos descontando minutos y suena una canción “Recuerda de dónde vienes” decía una estrofa recordando los madrugones y días de entrenamiento, mientras vemos el montón de bestias con los frontales encendidos que se apostan en los primeros lugares. Nos abrazamos y nos decimos: “VÁMONOS A META”. Y a las 23:30 nos sueltan como pollos sin cabeza dirección a la Maliciosa, 1064+ en los primeros 9k. Muy llevaderos por pista forestal y senda. Daban 4:30 para hacer 17k hasta Canto Cochino, y descubrimos por qué. Bajando se tardaba más que subiendo. Era literalmente imposible correr unos metros. Salvo en unos tramos que se “limpiaba” un poco la senda, el resto era pedregal mortal. Llegamos algo justitos, pero ya hubo una primera fuñigación del personal y se los llevaron en el bus de la organización. Salimos animados camino de la Pedriza, que se hizo bastante larga (en opinión de varios corredores con los que íbamos) y tras la bajada, otra subida larga hasta el siguiente avituallamiento en San Blas, que no llegaba nuuuunca y que por cierto bastante escasos esos dos primeros. Y sube que te sube a por el Puerto de la Morcuera. Allí ya se nos iba a hacer de día seguro. Llevábamos un poco el tiempo pegado al culo, 45 minutos de margen que iba haciendo mella en el grupo total.

Y llegamos a la Morcuera (km40 8:27h) en un amanecer espectacular saliendo del bosque, una imagen increíble. Tuvimos que tirar del Shot mágico despertador/activador que llevamos de emergencia (taurina, cafeína, ácido Málico, Fenilalanina… Algo de lentejas y petazetas) para no dormirnos encima de un tronco. Llevábamos 1 hora de margen con el tiempo de corte, pero no era plan de dormirse en los laureles. Allí nos recibieron los voluntarios entre ánimos y aplausos. Todo hay que decirlo, un 10 toda la gente que estuvo en las asistencias. La bajada a Rascafría fue una auténtica delicia, 15k entre bosques, cotos de setas, muchos seteros cazando a las mismas y montón de vacas por todos los lados. Disfrutamos muchísimo esa bajada por lo bueno del terreno y las vistas que acompañaban. Tras salir del parque que rodea Rascafría llegamos a la bolsa de vida. 10h38 km55. Ampliamos un poco el margen del tiempo de corte y nos cambiamos de ropa y cargamos lo necesario, aunque el avituallamiento era el más pobre de todos. Apenas membrillo, serrano, caldo… Agua. Nos comentó nuestro compañero Javier de Madrid que donde estaba la manduca buena era en La Granja, así es que pusimos rumbo al Puerto de Reventón 869+ en 9k… Pintaba bien la subida por un bosque que nos ofrecía una sombra más que necesaria, pero nada más lejos de la realidad. En terminar el bosque nos metieron en “villa curva”, una pista forestal que no hacía que girar y girar y girar de forma monótona como un scalextric de tierra. Detrás de una curva, otra más, y así hasta el Reventón 13h km 64k, y por fin un vaso de Coca-Cola frío, una maravilla. Entre pedruscos, jijis y jajas nos damos cuenta que vamos a llegar a La Granja perdiendo el margen que habíamos ganado. Así es que apretamos el culo con un madrileño que respondía al nombre de Javier y tiramos para abajo para poder ganar un poco de tiempo para la subida a Peñalara 1277+ en 10k.

Comemos un POCO de pasta y bebemos (Jota se escapa a zumbarse una Cerveza Sin, lo siento Pez, si yo me tomo una CON, aún estoy allí tirado como una rata) para cargar de energía la parte que más respeto nos daba. Con 14h31′ en las piernas venía la temida subida a Peñalara a 2428 metros de altitud. Y la verdad es que fue la parte más espectacular de la carrera. Bosque, ríos para refrescarnos, sendas espectaculares, sombrita milagrosa y nos pusimos en modo cazadores y dimos cuenta incluso de los que habían salido de La Granja cuando nosotros llegábamos, unos 40 corredores al zurrón. Luego arriba cuando crees que has llegado al pico y vas de piedra en piedra rollo Salenques, pero con piedras más verdes, pues resuelta que es el Pico Claveles. Nos cruzamos de nuevo con el legionario que hace la carrera con la bandera de su tercio, un tío majo, pero Jota y yo acabamos con él, simbólicamente, eh????. Y bueno, avistamos Peñalara 17:40h km83 y desde allí vemos la Bola del Mundo, que se antojaba lejísimos. Allí la organización había apostado a sus fotógrafos y el resultado, de nuevo, mejor incluso que en CCC de Montblanc.

Paramos un poco, en la bajada Jota se encuentra un poco indispuesto, como les pasó a muchos. Creo yo que la altura y la super mezcla de geles, barritas, refrescos, al final pasa factura. Bajamos con las piernas ya cargaditas, pero con 1 hora de margen positivo del tiempo de corte al avituallamiento del Puerto de los Cotos 19:00h km89. Bañito de réflex, un poco de pan que lo único que me entraba ya y ponemos dirección a la Bola del Mundo. Yo salgo un poco antes pues empiezo a enfriarme y comienzo a subir sin Jota, que me alcanza a menos de 1km de la cima de la Bola 20:44h km94. Ya empieza a refrescar porque el sol se esconde y de nuevo el frontal a la almendra. Quizás la parte más desagradecida de toda la carrera. Si había piedras en la bajada de la Maliciosa, aquí se superaron. 6k de el pedregal mas interminable del planeta nos daban la bienvenida a la nueva noche. Con más pena que gloria, conseguimos salir de Stoneland y llegamos a una pista que nos dirige a Navacerrada y a la meta por fin. Entramos de nuevo juntos, mi querido Jota y yo. Sigo pensando que si no llega a venir lo mismo los pequeños extras que llevaba de la semana, habría sido muy difícil haber terminado, así es que gracias infinitas amigo mío. Una más y a por la siguiente juntos.

A modo de clasificación etc. de 400 inscritos y 344 que tomamos la salida, retirados/cortados 140. Nosotros llegamos el 168/9, cosa que no es para sacar pecho, pero que sabe a gloria absoluta y más en compañía. Nos vemos en otra, Cangrejos y cangrejas.

Jaume

POR SIERRAS DEL NOROESTE MURCIANO

Indignado en el calendario de carreras de trail buscaba alguna carrera para después del verano y que no tuviese que desplazarse muy lejos así que encontré por la zona de Murcia La Vara trail que tenía varias modalidades y me decidí por la Ultra Scorpio de 75 km con 5000+. Al no haber competido en todo el verano me dediqué a entrenar con tiempo así que semanalmente acudía a Campello a hacer el circuito de las puntas de Gosalvez más todo lo que rodaba por Sierra Grossa saqué el volumen y desnivel mínimo para afrontar esta prueba.

El dia 14 de octubre a las dos y media de la madrugada salgo para dirigirme a Caravaca de la Cruz de donde salía la carrera y después de aparcar me dirijo al camino del huerto que era la zona de salida. Tras recoger el dorsal coincido con dos chicos del club El Altet Martin y Abelardo con los cuales había coincidido un mes antes en el Puig Campana y les hice fotos en la cumbre.

Entramos en el corralito y a falta de cinco minutos para comenzar me doy cuenta de que somos en total unos treinta más o menos lo cual me sorprende pues nunca me había pasado. A las cinco se da la salida así que me pongo a cola con los del Altet y nada más salir del pueblo comenzamos la primera subida bastante pronunciada que se me hace larga y se comenta que este año es nueva tras crestear con ligera subida comenzamos a descender hasta el paraje de las piñas donde reponemos agua que es lo único que dan y tras acabar la bajada empezamos la ascensión fuerte al pico del buitre de 1480 metros de altitud donde está el repetidor y empieza a amanecer, las vistas son impresionantes todo un manto verde cubre las sierras que vamos a coronar y tras una bajada llego al km 20, los Alderetes y mi sorpresa es que no hay bocadillos ni barritas para reponer tan solo fruta, menos mal que llevo algo porque tengo el estómago vacío y necesito sólido.

Las sierras que recorremos son de un valor medioambiental con una fauna y flora muy variada donde encontramos pino negro, piñonero, carrasca, sabina… lo cual hace que disfrutes del paisaje.

Llego al km 30 el “Merendero el Nevazo” y me junto con Maria a la cual le doy un antiinflamatorio y con un chico sudamericano que iba con rampas en los cuádriceps al que le dimos una pastilla de sal. El chico del avituallamiento me da su bocadillo lo cual agradezco pues necesito comer.

El cielo está encapotado y amenaza lluvia, pero la temperatura es idónea sobre los 20 grados entonces empieza a chispear lo cual es un alivio y al no apretar no veo necesario ponerme el chubasquero. Este tramo es más corredero hasta llegar al Corral de la hoya antes del km 40 que allí veo sentadas a cuatro personas sin atender a los corredores y la fruta sin partir siquiera, les comento que podían facilitar las cosas a los corredores y me dicen que no han recibido instrucciones de lo que deben hacer lo cual me deja atónito y salgo sin mediar palabra llegando a la conclusión de que algunos puntos de recarga de la prueba son escasos y mal atendidos.

Nos dirigimos a la Sierra del Pajarero rondando continuamente por encima de los mil metros de altitud siempre por bosque y se une a Maria y a mi otro chico Jesus que conoce bien la zona. Tras pasar por el Cortijo del Pajarero donde está la bolsa de vida que ni la toco nos adentramos en la Sierra del Gavilán para acometer la subida con más desnivel que tenemos, es una pared y me lo tomo con tranquilidad pues hay que reservar fuerzas de cara al final. Es un sendero PR nos cruzamoa con algunos corredores de la maratón y tras coronar la cota más alta comenzamos a descender por un barranco precioso, pero a la vez interminable donde pasa factura a las rodillas.

Nos quedan veinte km y llegamos a La casa del Vicario el sexto avituallamiento donde nos comunican que la organización ha metido algo más de desnivel y dos o tres km de más lo cual nos altera los tiempos de llegada a meta, puesto que la tarde se echa encima y Jesus se ha dejado el frontal en la bolsa de vida. Nos ponemos las pilas para intentar llegar antes de que anochezca así que llegamos al Paraje Pino del Llano donde cargamos los bidones y como algo de membrillo que me asienta el estómago. A partir de ahí todo es bajada hasta meta salvo una tachuela. A falta de cuatro km llegamos a la Cadena de la Barquilla, pero continuamos sin detenernos pues llevamos líquido de sobra. Al fondo se divisa Caravaca y se oye la música así que prácticamente sin luz entramos los tres en el pueblo directos a meta exultantes pues hemos conseguido bajar de las quince horas cosa que parecía imposible.

Ya en meta tomando unas cervezas cuál es mi sorpresa que me nombran como tercer clasificado de mi categoría lo cual me colma de alegría pues es mi primer podio. El recorrido me ha parecido espectacular es más esta carrera si se hiciese en la provincia de Alicante se rifaron los dorsales por los parajes por donde transcurre y por la dureza de la misma.

Ramonet

Crónica de un viaje de cuatro amigos

El viaje empezó varios meses atrás en el momento, casi improvisado de la inscripción a la maratón de 50 kilómetros al sur por la Sierra de Cazorla.

El viernes día 2 de junio salimos temprano desde Alicante Julián, Jota y yo, Lisardo, con dirección a Úbeda donde quedamos para juntarnos con José Miguel Moya, primo de Julián, que viajaba desde Cuenca. Aprovechando que estábamos en la ciudad de los cerros, Julián nos hizo un tour por la ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad, reconocida así por su arquitectura del Renacimiento muy bien conservada hasta nuestros días. Cuna de Joaquín Sabina, Muñoz Molina y del propio Julián Moya, entre otros y que según las últimas investigaciones testifican documentalmente a Úbeda como la ciudad más antigua de Europa.

Posteriormente continuamos viaje 40 km para llegar a Cazorla donde compartimos los cuatro el apartamento, ya reservado en tiempo por Jota. Fuimos a recoger el dorsal en la Feria del Corredor, mientras aprovechamos a recorrer el pueblo donde se respiraba ambiente de fiesta deportiva y que mostraban engalanadas sus calles y plazas para la ocasión, con gentes venidas de fuera que llegaron con el propósito y objetivo de recorrer su sierra en mayor o menor medida.

A las 12 de la noche, se dio la salida de la Ultra de 100 km. donde participó Cristian, al que quisimos darle un abrazo y desearle suerte. Emotivo fue, no solo la proeza que iba a emprender, sino el contar con la compañía que le han brindado ese fin de semana, dos amigos y su padre al desplazarse a más de 400 kilómetros desde su casa para poder animarle a la salida y recibirlo a la llegada, unas cuantas horas después, para regresar nuevamente a Mutxamel una vez terminada esta proeza.

A las ocho horas de la mañana del sábado se dio la salida donde participamos José Miguel, Julián, Jota y yo junto a más de 600 corredores. Emprendimos la maratón trail de los bosques del sur para recorrer 50 kilómetros en torno al segundo parque natural más grande de Europa y que transcurre por senderos y pistas forestales de la Sierra de Cazorla.

Nada más salir de las calles del pueblo se produjo un tapón que a los últimos corredores llegó a retenerles más de 10 minutos de espera mientras que de uno en uno y a paso lento comenzamos un sendero empinado y largo que no nos permite correr durante casi diez kilómetros que se eleva 1.000 m de nivel de los 2.430 de nivel positivo que tiene toda la carrera.

Aunque no nos encontramos con animales salvajes que pueblan el parque, sí que se oía con gran frecuencia, como si de la berrea se tratara, las voces, las risas y los chascarrillos a más de cien metros de distancia del amigo José Miguel que corría sin esfuerzo llevando alegría por donde pasaba y que junto a Jota se desplazaban más ligeros. A mitad de nuestra carrera comenzó una lluvia bastante persistente, provocando senderos resbaladizos, bajadas más peligrosas y produciendo más inseguridad, especialmente a Julián que por su lesión crónica en las rodillas (por exceso de kilómetros que lleva en el asfalto) le hizo llevar un ritmo diferente al habitual, con gran esfuerzo y sufrimiento. El recorrido de gran belleza natural entre pinos centenarios donde la hoja caída de los pinos forman un mantillo que permite correr amortiguando la pisada, me hizo disfrutar y recomendar esta maravillosa travesía, la cual la finalizamos como un equipo donde los más ligeros esperaron a los más lentos y entramos en meta todos a la par.

Los avituallamientos sólidos durante todo el recorrido fueron pobres y escasos, y en la llegada nos abastecieron solamente con un bote de cerveza o un vaso de gazpacho.

Una vez en meta y ya sin lluvia, con la alegría de la misión cumplida, disfrutamos del momento donde iban llegando corredores mezclados, los de la ultra con dorsales azules y los rojos de la maratón.

Con la medalla de madera en el cuello nos volvimos al apartamento donde nos duchamos, comimos y charlamos para emprender el viaje de regreso.

Ha sido un viaje de dos días que bien ha merecido la pena compartirlo entre cuatro amigos.