Solo ante el peligro

De todas partes de la piel de toro,
del norte y del sur,
del oeste y del este,
acuden a llevarse un trozo  de la patria,
como lobos quieren desgajarla,
vienen con los colmillos afilados
de la palabra.

Todos excepto él.

Ya está empezando a darme pena.
Se encuentra tan solo y desarmado.
Su voz es como un grito en el desierto.
Sus palabras van cayendo como las semillas sobre el pedregal.

Todos le dan la espalda.
O es quizá él quien da la espalda a todos.

Sólo la Iglesia lo apoya.
Sólo la plata lo apoya.
Sólo los machos lo apoyan.
Casi todos los otros son maricas.
Y aparte alguna gente más.
No son tan pocos en el fondo.

Aun así ya está empezando a darme pena.

Si no fuera porque cuando mandan
les crece aún más la chulería.

En su boca siempre la palabra España
en su boca siempre la palabra unida,
para poder venderla toda entera.

En su bolsillo los dineros,
en su bolsillo los contratos,
en su bolsillo los despidos,
en su bolsillo las monedas
para poder irlas dando por la calle,
o al salir de la Iglesia,
o en cheques para beneficiencia,
siempre que los vean,
siempre que los miren.

¡Si al menos él fuera Gary Cooper!

 

José Luis Simón

San Juan, 9 de Noviembre de 2005