IV Trail de Aigües (4-Febrero-2018)

Pensat y fet. Así es como llegué a esta carrera, instigada por Cristian, que tenía mono de montaña e iba convenciendo a la peña, aunque sé que muchos participaban ese mismo día en una carrera en el pantano de Tibi.

Como se trataba apenas de 15 km, me pareció buena idea salir de casa y ver otros paisajes durante una mañana fresquita. El día finalmente resultó nublado e ideal para correr ligero, pues al no hacer calor se podía llevar poca ropa y pocos complementos (ni gafas, ni gorras, ni guantes, ni chubasquero, ni camel-bak).

Se trata de un evento organizado por 15 Cumbres que estaba abierto a la participación de corredores y senderistas. He de decir que a los andarines no me los topé en ningún momento de la carrera.

El recorrido está muy equilibrado en su configuración técnica. Tiene dos avituallamientos en carrera más uno meta muy suculento, con fruta y deliciosas cocas tanto dulces como saladas.

La carrera tiene no poca pista, lo que permite a los de pies ligeros, imprimirle velocidad. Si se es de larga distancia (maratón, ultras…), los 15 km a altas pulsaciones descolocan un poco. Pero a veces las piernas piden variedad y está bien darles un cambio.

Es recomendable hacer una salida rápida y a tó trapo, como hicieron David, Cristian y creo que también Sergio. Jota, Pirri y yo sí que encontramos algo de tapón al inicio de carrera.

Las subidas fuertes se dejan ver pronto. Antes de llegar al km 5 ya teníamos dos de ellas. Las bajadas en cambio, eran muy comedidas, sin terreno demasiado técnico. La señalización, perfecta. Y la llegada a meta es muy agradecida, pues la carrera no da rodeos innecesarios y tras abandonar el monte, casi enseguida se está cruzando el arco de meta.

Una carrera para disfrutar y para hacer un entrenamiento vivo. Muy recomendable. No sé si a Cristian se le habrá quitado el mono ya. Igual y hasta tiene más ahora.

Enlaces sobre esta prueba

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Sergio Vet C Mas 1:23:27 27 7
Cristian Vet B Mas 1:27:15 37 7
David G. Vet B Mas 1:28:47 38 8
Verena Vet B Fem 1:35:15 57 3
Jota Vet D Mas 1:38:45 63 5
Pirri Vet B Mas 1:39:36 66 16

XXIX Mitja Marató Internacional “Vila de Santa Pola 2018” (21-Enero-2018)

Y como no podía ser de otra manera, la primera carrera del año esta vez ha sido una de las clásicas: la Media Maratón de Santa Pola. Nunca la había hecho y este año pude encajarla en la agenda. Así que cuando un mes antes me propusieron ir, dije ¿por qué no? Y allí que me inscribí.

Día de la carrera, 21 de enero y esta vez no hay que madrugar demasiado ya que la hora de comienzo es a las 10:30h. Me levanto a las 6:45 h, hago el desayuno de rigor y voy hacia el punto dónde había quedado con los demás compañeros del grupo a las 8:00 de la mañana. Vamos de risas en el coche, recogemos el dorsal y nos vamos a tomar un café, ya que vamos con tiempo de sobra. Me asombro de que todavía los nervios previos de la carrera no han empezado aflorar, imagino que esta vez no voy muy convencida, ya que en navidades no he podido entrenar mucho, pero se trata de pasar un buen rato, divertirse y sumar más kilómetros y carreras a las piernas. A las 10:20 nos vamos colocando en los cajones de salida y excepto los más rápidos del grupo que se ponen en los primeros cajones, nos quedamos unos cuantos más atrás para salir juntos.

A las 10:30 puntual dan la salida y vamos todos juntos hablando, riéndonos y disfrutando de la carrera, de la gente, de la conversación y del recorrido. Muy buenas sensaciones todo el rato, entre el público vemos a Fernando que ha venido a animarnos (a ver si te recuperas pronto), a Mariví que como siempre hace esos reportajes estupendos, y en seguida comienza el recorrido por el paseo de la playa. En el kilómetro 7 el sol y el calor empieza a apretar y me arrepiento de no haberme puesto la visera que suelo llevar en las temporadas más calurosas. Así que en el segundo avituallamiento decido echarme parte del agua por la cabeza para refrigerarme un poco.  Pasamos la pequeña y única cuestecita del kilómetro 12 mejor de lo esperado y seguimos el recorrido hacia la plaza donde tenemos la pancarta A TO TRAPO. Como me encuentro bien, acelero un poco el ritmo y sin darme cuenta me separo de los demás y me pongo a hablar con un chico que según él había pinchado e iba un poco perjudicado,  era su primera media maratón, le animo a seguir y consigue reponerse (no consiguió el tiempo que tenía previsto, pero llegó a meta feliz y en muy buen estado). Los últimos kilómetros se hacen un poco más durillos pero aún así sigo adelantando a gente y coy con muy buenas sensaciones. Me cruzo con Juan Enrique al que sólo le queda ya uno para terminar, que iba como una flecha ;), y unos bastantes minutos después, entro en meta muy contenta con la carrera hecha.

Como resumen decir que Santa Pola no me ha defraudado, un ambiente increíble, muy buena organización, un recorrido muy bonito y con la familia A To Trapo ;).

Una más hecha y seguiremos sumando kilómetros.

Naiara.

Enlaces sobre esta prueba

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Joel Vet A 1:28:44 265 11
Juan Enrique Vet B 1:29:12 285 60
Roberto Podo Vet B 1:37:49 692 163
Alberto C. Vet B 1:38:49 744 172
Wipi Vet A 1:38:50 746 9
Jorge Vet B 1:39:40 792 188
Jesús S. Vet B 1:41:00 885 209
Naiara Vet B 1:43:00 1028 6
Juan P. Vet B 1:45:53 1257 319
Tomás M. Vet B 1:50:02 1600 391
Armando Vet G 1:58:43 2274 10
Vicente G. Sen 2:04:19 2682 487
MªJosé S. Vet B 2:20:22 3347 143
Pablo B. Vet A 2:24:30 3456 600

De la urbe a la aldea

Cansados de tanta cultura, de tanta Europa, de tantos derechos, de tantas libertades, de tanto asfalto, llega el momento de la vuelta a la aldea, de la vuelta a la tribu, del regreso a los árboles. Hay que volver a cerrar las puertas para mantener las esencias que se van perdiendo con tanta mezcla. ¡Oh! Cómo echamos de menos aquella vieja lengua solo hablada por nosotros, por unos pocos, por el clan, esa lengua que no entienden, ni falta que hace, todas esas gentes extrañas que se comunican en lenguas habladas por cientos de millones, que diluyen su identidad entre multitudes. ¡No! la nuestra la hablamos y queremos conservarla para nosotros solos, solo nosotros, sin contaminarla con esas otras lenguas.

Sí, bueno, ya sabemos lo que da de sí la urbe, la cultura, la mezcla, el cosmopolitismo. Pero ¿y nuestra esencia? ¿Vamos a permitir que se diluya en el marasmo de lenguas, razas y religiones en que quieren disolver a nuestra etnia? Volvamos a nuestros orígenes, subámonos a los árboles, lo más ecológico de la naturaleza, y abandonemos la selva de asfalto, la polución, la mezcla, los semáforos.

Nosotros solos con nuestra TV3, nuestra radio pública y nuestra Educación para contarnos las cosas que nos interesan y como nos interesan. ¿Qué falta nos hace la información y opinión manipulada de otros medios del Estado e internacionales que no quieren entender el derecho que nos asiste a aislarnos, a encerrarnos en nuestro pequeño territorio, en nuestra pequeña patria heredada de nuestros antepasados?

¿Qué importa que se vayan las empresas, las industrias, si de esta forma nos libramos de gentes que no son partidarias de volver a la aldea?

Bienvenidos los inmigrantes, especialmente africanos, que hace poco tiempo acaban de bajarse de los árboles. Estos son mucho más comprensivos que los inmigrantes castellanos, viciados por la lengua y costumbres del imperio. Estos días hemos visto cómo los cachorros de este movimiento se suben y bajan de las vallas del parque de la Ciudadela donde se encuentra el Parlament. ¿Para qué las vallas? En torno a una hoguera como el consejo de ancianos de los indios fumando la pipa de la paz y agarradas las manos dando vueltas mientras, entre calada y calada, cantan el viejo himno ancestral de nuestros antepasados “la sardina ahumada”, de más de 100 años de historia, una de las canciones casi contemporánea de Homero y los grandes del ciclo épico. Se me saltan las lágrimas recordando aquella hermosa y, en mi ingenuidad, creía que sincera letra ..”Oh, Benvinguts! Passeu, passeu / de les tristors ens farem fum/ que casa meva és casa vostra / si és que hi ha cases d´algú”.

Eso sí, “los elegidos”, que han estudiado en los colegios más selectos, a los que siguen llevando a sus herederos, pueden y saben hablar en todas las lenguas para mantener el imprescindible contacto con el mundo exterior. La inmersión es solo de consumo interno. ¿Qué falta les hace a los pobres inmigrantes de cualquier origen hablar en su pequeño territorio de adopción otra lengua que no sea la de la tribu?

Por si alguno se desvía de las ordenanzas ahí tenemos con la estaca preparada a los nuevos comisarios políticos del nuevo orden, viejos defensores, ¡eso sí!, en su única lengua, de las libertades que les han llevado a imponer solo la suya.

Vivan las caenas. Vivan las fronteras. Vivan las aldeas.

San Juan, 1 de Febrero de 2018.
José Luis Simón Cámara.

UTMB 2017

Presumiendo
Han pasado ya más de 6 meses desde que crucé la meta del UTMB y todavía llevo en mi muñeca derecha la pulsera roja y blanca que dan a todos los corredores. La miro a menudo y a veces sonrío, otras veces me emociono y en alguna ocasión se me nublan todavía los ojos. Incluso a veces levanto la manga de mi camisa o mi chaqueta para que se vea, por si alguien la reconoce y piensa para sus adentros “joder, este tío ha corrido el UTMB”. Aunque lo cierto en que lo más seguro es que piensen que es de algún festival de música ya que este es un deporte minoritario que poca gente conoce. Lo importante es lo que produce en mi, como dicen por ahí “orgullo y satisfacción”.

 

Sacrificios
Los sacrificios para poder correr UTMB son muchos. 4 años de entrenamiento, muchos km, muchos madrugones, mucho dinero y muchos otros planes aparcados hasta superar este reto. Dudaba en poner si esto era un “sueño” cumplido, pero lo cierto es que está carrera nunca ha sido un sueño para mí, ya que hace 2 años ni se me pasaba por la cabeza poder correr 170km. Ha sido un reto más, el más grande, pero ni más ni menos. No es algo con lo que soñara desde pequeño, ni algo prioritario en mi vida. Lo que sí tengo claro ahora es que lo vivido en esta aventura me deja una huella para siempre como no lo ha hecho casi nada en mi vida.

 

Las cifras
170km, 45h de carrera, 10.000 metros de desnivel positivo y 65h sin dormir. 100km de barro, lluvia, ventisca, -10 grados y muchos picos por encima de 2500m. A pesar de estas cifras, la única cosa que me asustaba era que tenía era pasar la segunda noche sin dormir. Hasta la fecha había corrido 125km, así que esto solo eran 45 más y no me preocupaba demasiado, pero sí cómo iba a reaccionar en la segunda noche, ya que me habían contado y había leído que mucha gente lo pasaba bastante mal. Lo cierto es que yo no tuve nada de sueño, parece imposible, pero hasta que no llegué al hotel y me relajé, no tuve ningún susto. No puedo decir lo mismo de Ángel que ya se dormía la primera noche y de Carlos, que tenía que darle gritos y conversación para que no se quedara dormido mientras andaba. Cada cuerpo reacciona de una manera, y no sabíamos lo que pasaría hasta que lo vivimos.

 

Sentimientos
No voy a describir en detalle cómo es la carrera, ni como es el terreno, ni cada tramo. En esta crónica quiero contaros, o contarme a mi mismo para recordarlo dentro de unos años, las emociones vividas antes, durante y después.

 

¡Yo he subido más alto!
Lo cierto es que cruzar la meta me llena de orgullo, de ego, de satisfacción pero nunca de un sentimiento de superioridad. Quizá llegar el 1.564 de 1.687 de un total de 2.540 que empezamos la aventura, con menos de una hora y media de margen 45:07:20 por debajo del tiempo límite de 46h 30 minutos, me haga sentirme humilde y conservar los pies en el suelo. Pero joder, ¡es todo un reto! Le comenté un día comiendo a Pepe, mi padre, que era el desafío deportivo más importante de la familia a lo que me respondió, orgulloso como nunca de su hijo, con solo cinco palabras que nunca olvidaré ¡Yo he subido más alto!…

 

5 de 5
Antes de empezar la carrera ya dije que era un éxito que los cinco que nos apuntamos casi un año antes, estuviéramos en la línea de salida, sin lesiones, ni ninguna cosa grave, y eso que Jorge tuvo un buen susto unas semana antes y yo me rompí dos costillas dos meses antes de la salida. También he de contar que tengo una alegría contenida, por qué igual que salimos cinco, tendríamos que haber llegado cinco. Ángel se retiró en el km 110. Le he dado muchas vueltas pensando que si me hubiera quedado con él y le hubiera empujado un poco más como han hecho conmigo en muchas ocasiones e hizo Carlos en esta, hubiéramos sido 5 de 5. Quizá fue egoísta no esperar un poco más, pero en carrera, con el tiempo justo, exhausto, es difícil sumar 2+2, y más complicado evaluar con calma determinadas decisiones. Seguramente continuar sin él fue un acto egoísta, pero también sé que solo yo puedo juzgarme a mi mismo, ya que cada uno competimos contra nosotros mismos y yo hubiera aceptado con total comprensión la misma decisión. También sé que a Ángel ni se le ha pasado esto por la cabeza, pero lo cuento porque es lo que siento estos días y creo que he aprendido de ello. Creo que en el grupo hay una alegría contenida por esa misma razón, porque esto ha sido un trabajo de equipo y nos ha faltado un miembro. Lección aprendida de todas formas, la próxima vez no dejo un compañero en un avituallamiento salvo causa de fuerza mayor. ¡Aplicarme a mi también el cuento!

 

La salida
En la línea de salida estuvimos más de una hora sentados esperando que llegara el momento. En cuanto dimos el primer paso se me encogió el corazón y estuve 2km llorando, soy el llorón del grupo. La salida es realmente espectacular, Chamonix se vuelca con nosotros. Hay un pasillo de gente durante casi 8km y todos van mirando el nombre de tu dorsal y te dicen “Bon courgege David”, “Bravo David”. A un km nos esperaba la familia animándonos, aunque solo nos vimos durante unos segundos, fueron suficientes para coger fuerzas para los primeros puertos. El siguiente empujón emocional fue encontrarnos con Jessi después del primer avituallamiento. Es una alegría ver gente conocida en carrera. Nos hicimos una foto y seguimos adelante.

 

Finisher
No sirve de nada lo que hayas pensando que ibas a hacer el día de la carrera, una vez empieza, cualquier cosa puede cambiar tu planificación, el único objetivo de una prueba como esta es ser Finisher. Tenía claro que Sergio y Carlos estaban un punto por encima. Iban a hacer su carrera a un ritmo superior al mío, así que la primera sorpresa fue encontrarnos con Jorge y Carlos en uno de los primeros avituallamientos. Ver a Carlos fue una mala señal. Nada más verle la cara sabía que algo había pasado. Nos contó que había pasado un momento muy malo por problemas estomacales, pero que continuaba.

 

Courmayeur
La carrera transcurre tranquila, ya sabemos que esto no son más que los kilómetros de calentamiento que poco a poco van agotándonos las fuerzas. Después de otra bajada infernal llegamos al km 80 donde nos está esperando la familia, en Courmayeur, Italia. Es el avituallamiento donde está la bolsa de vida, donde pasamos más tiempo, porque nos cambiamos de ropa, comemos y pasamos un rato con la familia. Sabíamos ya que aquí empezaba a la carrera. Cuando salimos de Courmayeur, nos coge Carlos por detrás y nos dice que el médico le había dado una pócima milagrosa: ‘agua con gas’. Hablamos con él y nos dice que no podía comer nada, y aunque parezca mentira, apenas comió hasta meta.

 

Las inclemencias del tiempo
Salimos Ángel, Carlos y yo con mucho calor de Courmayeur pero pronto el tiempo empieza complicarse. Lluvia, una ventisca de lluvia, nieve y frío nos cae encima camino del refugio de Bonatti nos metemos dentro como podemos y nos ponemos toda la ropa de abrigo y de protección para la lluvia que tenemos en la mochila. El el avituallmiento de Arnuva ya nos dicen que en la cima del Col Ferret hay -9 grados y que o nos ponemos todo el material obligatorio encima o no nos dejan salir. Menos mal que fuimos previsores y llevábamos más de lo obligatorio. El barro fue una constante en toda la carrera.

 

Nunca dejes a un compañero
Después de una bajada complicada, con mucho frío, barro y lluvia se nos hace de noche y Ángel se queda en la bajada. Carlos empieza a ponerse nervioso con los tiempos de corte y tira de mi para que vaya más rápido. Llegamos un poco antes que Ángel al avituallamiento y cuando llega él nos dice que va a descansar un poco, comer y que luego saldría. Este es el punto en el que tendríamos que haber esperado 5 minutos más y obligarle a salir con nosotros, ¡Lección aprendida!

 

Nuevos amigos
A la hora de salir Jorge Hermosillo un curioso personaje Mexicano se acerca a Carlos y a mi y nos pregunta si puede salir con nosotros, le decimos que claro, sin problema, y ya hacemos el resto de la carrera junto a él y a su mujer que nos espera en cada avituallamiento. Durante esas horas, vamos conversando y vamos descubriendo al gran deportista de 57 años que va con nosotros. 4 días antes había escalado en Mont Blanc y al día siguiente de acabar UTMB se iba a hacer el camino de santiago en bicicleta, vamos, sin palabras.

 

Luchando contra mi mismo
Conforme avanzan los km nos vamos dando cuenta que vamos bastante justos de tiempo y que los tiempos de corte los pasamos con 30, 45  minutos de tiempo, lo que nos obliga a hacer paradas muy cortas para repostar. Yo paso dos momentos muy malos, el primero en el puerto de Bovine donde nos cargamos 500m de desnivel en muy pocos km. Mi mente me dice que soy incapaz de correr 50km más, pero la engaño diciendo que solo tengo que hacer 30 más, que en 30 km me veo con la familia y allí me retiro. Parece que somos dos personas corriendo, una cansada, agotada y negativa, y otra que le va engañando con trucos mentales, y forzando la sonrisa de vez en cuando buscando sentimientos positivos. Afortunadamente gana la segunda.

 

Subimos ese puerto y en la bajada cojo mucho frío y empiezo a llorarle a Carlos diciéndole que no sé si voy a ser capaz. Ahora sé que lo que busco es su ánimo, su apoyo, ya que físicamente no tenía ningún problema, solo estaba cansado. Le pregunto si él va a continuar y me dice que hemos llegado hasta aquí y que él no va a parar hasta que reviente. Eso me hace pensar en lo que les dije a mis compañeros en un mini discurso en la salida, que habíamos llegado hasta aquí y solo teníamos una oportunidad, que fuéramos a por ella y no las dejáramos escapar. Las palabras de Carlos me animan y continuo.

 

El segundo momento malo es cuando pregunto en un avituallamiento cómo es el siguiente puerto, y me dicen igual que el que me acaba de destrozar.  Un pensamiento de retirada pasa por mi mente, pero vuelvo a auto engañarme rápido pensando que solo me queda subir un puerto y bajarlo para estar en Vallorcine, donde está la familia y casualmente nuestro hotel a 100m. No tiene sentido retirarme aquí porque me puede costar más llegar en autobús, que hacerlo andando, así que vuelvo a engañar al David pesimista, y me digo que subo el puerto y lo bajo y se acabó.

Amanece que no es poco
Pero amanece y subimos el puerto a muy buen ritmo, no paramos de adelantar a gente en todas las subidas de la carrera. La luz lo cambia todo, las noches son difíciles, pero los rayos de sol empiezan a salir y el sol a calentar y casi sin darnos cuenta, después de una larga bajada, llegamos a Vallorcine, a 20km de meta. Belén me da ánimos y Ángel que nos espera allí nos dice que no nos entretengamos que Sergio había tardado mucho en hacer la última parte y vamos con el tiempo justo. Así que no me da tiempo ni a cambiarme de ropa, ni casi a comer, ni a escuchar el mensaje de ánimo de Josemi, que escucharía días más tarde, y salimos decididos a ser finishers. Belén me pregunta que cómo voy, le digo que no se preocupe que llego sin problemas. Mi ánimo era otro. ¡El poder de la mente!

 

Sorpresa final
Luego pasa lo que pasa siempre al final de una ultra, nos esperaba como siempre la última parte de la carrera con sorpresas. Habían cambiado el recorrido y eso nos despistó un poco. Pensábamos que ya habíamos subido y empezado a bajar cuando nos damos cuenta que nos queda la subida a La Flegere, una pista de esquí con una subida de espanto, pero desde arriba, vemos Chamonix muy abajo y ya nos sentimos finishers.

 

Compañía inesperada
En la bajada y desde hacía ya muchos muchos kms, el dolor de pies era insoportable, y solo cuando conseguía dejar de pensar en el dolor,  podía disfrutar un poco. Menos mal que apareció otra vez Jessi con su inagotable sonrisa (para muestra una foto), que se había hecho el camino inverso para ir a nuestro encuentro y nos acompañó hasta meta. Solo dejar de pensar en el dolor y hablar con ella, hizo que todo fuera más soportable. ¡Mil gracias Jessi!

 

Felicidad compartida
En la entrada al pueblo, hay una imagen que se me quedará grabada para siempre. Íbamos Carlos y yo corriendo, porque había mucho público que nos animaba no porque tuviéramos fuerzas, y al girar la úlltima curva vi la cara de Sergio que salió a nuestro encuentro a la carrera y de un salto fundirnos enun abrazo. Esa cara se me ha quedado grabada, rota por el cansancio y la emoción de vernos, de saber que lo habíamos conseguido (solo habíamos tardado unas 7h más…).

 

Gracias Belén
Avanzamos por la última calle y por fin me encuentro con Belén, Joel y Jurek. Belén me pregunta si soy capaz de llevar a Jurek en brazos, y le digo ‘¡Sin problema!, avanzamos todos de la mano a meta junto al “tío” Carlos y por fin, después de casi dos días seguidos sin descanso, cruzo la meta. Me arrodillo y rompo a llorar desconsoladamente, de emoción, rabia, desahogo, satisfacción y no se cuántos sentimientos juntos. La verdad es que hasta se me caía la baba, ¡Vaya espectáculo!

 

Agradecimientos
Quería finalizar la crónica, como no, con varios agradecimientos. Hubo un sexto hombre que corrió con nosotros. Como he contado antes, Belén quiso ponerme un mensaje en Vallorcine, pero no tuvimos tiempo. No escuché ese mensaje hasta una semana más tarde tumbado en la cama releyendo el grupo de WhatsApp que teníamos nosotros, nuestras familias y el sexto hombre. En este grupo había un mensaje de audio que nos mandó Jose Miguel a Carlos y a mi para motivarnos en la última parte. Ese mensaje, tus consejos, tu sobre sorpresa y todo lo que has hecho por mi para que acabara UTMB, se merecen como poco una agradecimiento público. ¡Gracias amigo!

 

También releyendo ese grupo de WhatsApp puede comprobar lo duro que fue para ellas, nuestras mujeres, ese fin de semana. Creo que no fui consciente realmente hasta leer las conversaciones que cruzaron entre ellas. Tensión, miedo, incertidumbre, emoción contenida. En fin, gracias Belén, ¡Gracias chicas!
Y por último a todos aquellos que me seguisteis aquel fin de semana y que me habéis apoyado en esta locura. Gracias familia, Grupo Ñ, Locos Por el Trail, TTT…

Y por último de verdad a Ángel Parra, no hubiera acabado la carrera sin haber entrenado contigo, si no nos hubiéramos apuntado a la Transvulcania hace 4 años, si no hubiéramos hecho juntos los 110 primeros kilómetros. Esta carrera es tan tuya como mía. Gracias.

Y se me olvidaba mencionar a Carlos Ramos, que tiró de mi como siempre al final, solo espero alguna vez poderte devolver de alguna forma las vces que me has llevado a meta, aguantando mis quejas. Gracias.

¿Y ahora qué?
Mucha gente después de contarle la aventura, me preguntan que cuál es mi próximo reto. La verdad es que llevo 20 años disfrutando del deporte y los retos cada vez son mayores. No sé qué pasará a partir de ahora, no sé si haré algo tanto exigente como esto, no sé si habrá un reto más grande, pero sé que este ya no me lo cuentan.

 

David Gil
FINISHER DEL UTMB 2017