Zegama Es Zegama

Aún recuerdo cuando Gosa me anunció el resultado del sorteo por WhatsApp en febrero de 2020. No me lo podía creer.
Sorteaban solo 225 dorsales entre 12.500 preinscritos, y yo solo tenía 2 papeletas (los 2 años que me había inscrito al
sorteo). Así que me puse manos a la obra y empecé a entrenar a tope. Unas semanas después, ocurrió lo inimaginable.
Nos confinaban a todos los españoles por culpa del COVID‐19. No voy a contar lo mal que lo pasamos en aquellos duros
momentos. Lo último en lo que pensaba era en la Zegama. Aun así, la organización tomó una gran decisión que nos
tranquilizó a todos los afortunados. Guardaron el dorsal para 2021. Lo que no sabíamos por aquel entonces, era que al
año siguiente la situación no mejoraría y se tuvo que retrasar 1 año más, justo el año que hacía la 1ª Comunión mi hijo,
el 22 de mayo de 2022. Al final fijaron la carrera el domingo 29 de mayo. Suspiré aliviado y reservé habitación de hotel
lo más cerca que encontré de Zegama y de nuevo a entrenar a tope.

Así llegamos a la media Maratón de Sta. Pola, el 23 de enero. Prueba de asfalto pasada por agua, pero igual de buena
como entrenamiento para la Zegama. 1h35’55´´, segunda marca personal, pero acabé con molestias en los tendones
del pie izquierdo. Molestias que me han acompañado hasta la misma Zegama. Cada entrenamiento, cada carrera que
hacía, como el Trail de Onil (40km/1800+), acababa cojo.

Llegó el mes de mayo con 3 comuniones: 14, 21 y 22 de mayo. Un mes bastante irregular en cuanto a entrenamientos.
Y así nos plantamos en la fecha de la carrera, con molestias de todo tipo en los pies, los isquiotibiales… lo de siempre.
Nada que no se pueda superar con la ilusión de correr esta gran prueba.
Para no ir de un tirón hasta Zegama y correr al día siguiente, cogemos hotel en Zaragoza para el viernes noche. Me
acompaña mi mujer, Infi, en esta bonita aventura. Dejamos a los nenes con mis suegros y partimos rumbo a la plaza del
Pilar, donde tenemos el hotel.

El sábado continuamos viaje. Al llegar al interior de Navarra y sur del País Vasco el paisaje cambia radicalmente y el
verde fluorescente y los espesos bosques nos inundan. Zegama nos recibe con el pueblo a rebosar de corredores y
aficionados al Trail, que aprovechan para hacer el recorrido un día antes. Conseguimos aparcar gracias a que tenemos
un pase especial para corredores y buscamos una bar para comer. Complicado, ya que el pueblo no está preparado para
tal aluvión de gente

Antes de recoger el dorsal, vamos al supermercado a comprar fruta. Cuando estamos en la cola para pagar veo a Emelie Forsberg, acompañada de sus hijas y la madre de Kilian Jornet. Unos segundos después aparece Kilian. Experimento el fenómeno fan por primera vez y no puedo evitar pedirle una foto. Mientras nos fotografían le comento que va a batir el récord este año, por las condiciones de terreno y previsión para la carrera y aunque me dice que no cree que lo consiga, se ríe con una sonrisa pícara.

A las 17:30 nos dirigimos a recoger el dorsal, la bolsa del corredor y asistir a la reunión informativa. Todo un espectáculo donde nos informan de como está el terreno (espectacular para correr) y presentan a la elite mundial de corredores y corredoras que salen desde el fondo de la pista cubierta a través de un pasillo humano. ¡Qué pasada ver a Kilian, Aritz Egea, Ohiana Cortazar, Manu Meriillas, Nienke Brinkman (la ganadora de este año), Maude Mathys, Sara Alonso, etc! Como dice Kilian, Zegama es Zegama. Mi consejo es que os apuntéis para ir sumando papeletas y poder vivir la experiencia personalmente y entrenar bien para disfrutarla.

Después del espectáculo nos vamos al Hotel Ordizia, en Villafranca de Ordizia, a unos 18 minutos de Zegama. Magnifico hotel, donde nos atienden estupendamente, preparando el desayuno a las 6 de la mañana para todos los corredores y aficionados que se alojaron en él. Salimos en busca de un bar donde ver la final de la Champions. Encontramos una hamburguesería con mucho ambiente para ver el partido. Vemos la primera parte y volvemos al hotel a ver la segunda porque se hace tarde. Intento dormir, pero los nervios por la carrera no me dejan descansar.

6:00 a.m., suena el despertador y me levanto de un brinco. Ducha de agua caliente, siguiendo el ritual de Kilian y a desayunar. Cuando bajamos ya están todos los corredores terminando y me pongo un poco nervioso. A las 6:45 salimos dirección Zegama. Encontramos un poco de atasco al llegar, pero como llevamos la tarjeta nos dejan pasar al parking habilitado. Hay que tenerlo en cuenta, porque, aunque lleves la acreditación, la carretera de acceso es la misma para todos. Al final aparcamos a las 7:15.

Cogemos las mochilas de Trail y la de la ducha y nos vamos a tomar un té y una barrita cerca de la salida. El ambiente ya es espectacular a esa hora. Dejamos la mochila en la consigna y me voy a calentar bien, la salida es muy rápida porque hay que coger buena posición desde el principio y no puedo salir frío.

Conforme se acerca la salida los nervios van floreciendo y siento un hormigueo por todo el cuerpo. Estamos a 11 grados y ya me sobran hasta los manguitos que se los dejo a mi mujer. Nos llaman para entrar al corralito e intento coger una buena zona para salir a mitad de pelotón.

Los minutos previos son muy emocionantes: homenaje a las víctimas por el COVID‐19, un baile regional, la música de la salida y el famoso speaker animando al público, que ruge como nunca en mi vida había visto.

Por fin llega la salida. En ese momento cumplo 10 años corriendo por montaña. Aunque lleve toda la vida de montañero, esto es otra cosa. Han sido 10 años muy bonitos, acompañado siempre de grandes amigos y familiares que han hecho posible que hoy este aquí junto a Kilian y compañía.

Arrancamos con una gran sonrisa en el rostro, jaleados por las miles de personas que han venido a seguir la carrera. Intento coger ritmo y no quedarme muy atrás. Las primeras rampas son duras, pero no quiero dejarme llevar por el grupo, que empieza a andar a la primera de cambio. Cojo un ritmo suave pero constante, que me permite trotar y correr hasta el primer avituallamiento al que llego con un margen de 15 minutos. Al segundo en el km 13,5 llego con 26 minutos de margen, por lo que voy bastante relajado.

A partir de aquí la cosa cambia, el terreno se empieza a complicar y se hace difícil correr. Además, la pendiente de subida
y el desnivel hasta la cima del Aratz (Km16,1/1500+), hacen que el ritmo baje mucho. Aun así, llego al corte con 23
minutos de margen, pero aquí viene la trampa de la organización, tienes 15 minutos para llegar a Sancti Espíritu y son
3,5 km con un descenso vertiginoso y algo técnico. Mi consejo es llegar a Aratz en 2:30:00 aprox.

Corro todo lo que puedo, pero sin forzar, porque los isquios empiezan a avisarme, mal asunto. Llego al corte más estricto
con 12 minutos de margen, en el puesto 415 de 525 en total. A muchos de los compañeros y compañeras que llevo
detrás los cortarán, incluso por segundos. Es cierto que desde aquí a Zegama hay una retirada corta y fácil, pero podrían
dar 15 o incluso 30 minutos más y llegaríamos a Zegama en 8h.

Empieza el tramo más bonito y famoso de la carrera. Levanto la vista y le grito al público que voy. Cuando arranco, miles
de personas empiezan a vitorear y a gritar mi nombre: ¡AUPA ENRIQUE!. Llevado por la emoción empiezo a adelantar
corredores. Será así todo el rato hasta la cima. A mitad de subida me encuentro con mi mujer y me llena la mochila de
fuerzas e ilusión renovadas, justo cuando empieza el tramo más espectacular de la carrera. De nuevo el público me lleva
en volandas y aprieto los dientes para alcanzar la cima del Aizkorri en 3h49’, en el puesto 389. Km 22,1/2.150m+.

El esfuerzo ha sido brutal y ahora toca empezar a reservar un poco y pensar en lo que queda. La cresta, sin ser muy
técnica, se hace complicada por el cansancio. Veo a un corredor africano tirado en el suelo esperando al helicóptero
que revolotea cerca del Aizkorri. Ha sufrido una caída en cuanto ha empezado el cresteo. Esto hace que me la tome con
más precaución. Aun así, alcanzo el Aketegui, cima de la carrera, en el puesto 380.

Ahora toca un tramo de bajada con mucha pendiente donde me adelantan algunos corredores, los isquios parece que
lleguen a su límite, pero aguanto, y a continuación, un segmento de bosque con lapiaz que no permite correr mucho.
Llego a Urbia (km 28,5) en 5h08’, puesto 383. A partir de aquí viene la última subida fuerte de la mañana. La hago con
mucha energía, parece que me he recuperado de los isquios y ya no voy a reservarme nada. Consigo adelantar a otro
puñado de corredores hasta el collado de Andraitz.

Desde aquí es casi todo bajada hasta Zegama, aunque cada kilómetro aparece algún repecho que salvar. Meto la directa
y bajo ¡A TO TRAPO!, es mi especialidad. Además, el terreno está perfecto, algo de barro en las zonas de sombra, pero
en general muy bien para correr a tope. Llego a Itzubiaga (Km 32,3/2.600+) en 5h28’, puesto 377.

Cuando llego a Moano después del último repecho (km 34,2), sigo en el puesto 377. Llevo 6h y me quedan 8km para
meta. Hago cálculos y a 7min/km bajaría de las 7h. Vamos a intentarlo. A partir de aquí, bajo a tumba abierta donde se
puede correr, el problema es que cada cierto tiempo me encuentro con pequeños repechos, ríos, rocas, argayos y cuesta
mantener un ritmo constante. Aun así, cuando miro el reloj me salen ritmos de 4:30 cuando acelero.

Voy adelantando corredores poco a poco hasta que me quedo solo. A falta de 3km ya sé que voy a bajar de las 7h, pero
justo en ese momento me tuerzo el tobillo. Durante unos segundos no puedo correr y me temo lo peor, pero consigo
apoyar el pie y poco a poco se recupera. Me tranquilizo y sigo adelante, aunque con bastante dolor. Llevo tanta ventaja
que no me alcanza nadie y continúo corriendo. Cuando se me pasa el dolor y viendo que ya se me acerca un buen grupo
vuelvo a acelerar y consigo a hacer el km 42 en 4:54.

De esta manera alcanzo Zegama con la tranquilidad del trabajo bien hecho y con mucho margen para disfrutar de la
entrada a meta. El pueblo me recibe con vítores de todo tipo. Saludo a mi mujer antes de la última curva, se ha pegado
una buena paliza. Subida al Aizkorri y bajada a meta corriendo para llegar a tiempo de verme llegar, unos 21K/1000m+.

Saboreo la llegada como nunca. 6h48’37’’. Puesto 362 en la General y 315 Masculino. La alegría que siento es inmensa.
No imaginaba un resultado así. Solo tengo palabras de agradecimiento para la organización, los voluntarios, el público
vasco, que es increíble y a mi mujer, por acompañarme en la carrera más importante de mi vida. ¡ESKERRIK ASKO!
Haré carreras, más largas, más duras y más rápidas, pero no serán Zegama.

Disfrutamos un rato más de la meta y cuando nos cansamos nos dirigimos a las duchas donde tengo la mochila y un
último avituallamiento de meta bastante majo. Me dan un masaje mientras converso con los masajistas y otros
corredores. Les hablo de las montañas y carreras que tenemos en Alicante, que no todo es sol y playa, y alucinan con lo
que les cuento. Me prometen visitar nuestra tierra. Al acabar me despido de todos y les agradezco las atenciones.

Marchamos al hotel para cenar y descansar. A la mañana siguiente nos despedimos del País Vasco y volvemos a Alicante.
Paramos a comer en Teruel y cuando echo a andar me doy cuenta de como tengo el tobillo. Muy inflamado. No lo puedo
girar, pero si andar. Será un esguince. No ha sido muy grave, pero esta lesión no me deja entrenar en junio y julio y al
final tendré que cancelar la inscripción a La Vuelta al Aneto. Pero esto ya es otra historia.

En resumen: ha sido una carrera espectacular. Para repetir sin duda, cuando nos vuelva a tocar el sorteo, al que nos
apuntaremos todos los años sin dudar.

Los buitres de la playa.

Entre los especímenes que confluimos en esa franja, mitad arena mitad olas, hay uno poco abundante que siempre ha llamado mi atención. Y no es precisamente de las especies en peligro de extinción, al contrario, la situación de crisis, por los motivos que sea, pandemia, guerra, paro,… provoca que se multipliquen, no tanto como los conejos pero tampoco escasamente como los mastodontes. Caminan lentamente, siempre solos, vestidos de arriba abajo, a veces con pantalón corto, gorra o sombrero y, siempre una pequeña mochila o bolso sujeto a la cintura. Todo esto bien temprano, desde que sale el sol hasta dos horas después. Cuando la playa está limpia, solitaria. Las máquinas limpiadoras han pasado y apenas hay algún corredor o paseante mañanero, algún grupo de jóvenes que estiran la noche de diversión en bares o discotecas y la prolongan insaciables hasta la salida del sol sobre la arena entre caricias y juegos desganados.
Falta algo esencial en la descripción del espécimen. Una vara u objeto metálico alargado, una prolongación del brazo, que finaliza en una pequeña plataforma circular provista de detectores de metales, que va pasando a su alrededor en un movimiento calculado para no dejar ni un palmo de arena sin controlar. Esa especie de radar va unido por un cable a unos auriculares adosados a los oídos para detectar la más mínima alerta.
Una sortija, unos pendientes, alguna moneda, un reloj, a veces unas gafas o cualquier otro broche o adorno con alguna pieza metálica.
Son los modernos buscadores de oro, sin las duras condiciones de aquellos mineros que en situaciones extremas cernían rocas, arena y barro ayudados de potentes chorros de agua para conseguir alguna pepita de oro. Me recuerdan a los que buscan entre la basura en los contenedores de la ciudad. Con una diferencia importante. Éstos, parias entre los parias, buscan comida y otros objetos aprovechables, desecho de la sociedad del bienestar. Aquellos no se paran en la basura ni en los desechos arrojados voluntariamente por los ciudadanos. Buscan o escarban entre la arena objetos de valor perdidos, olvidados por sus dueños. Van a la caza del descuido, del olvido, de la pérdida. Sus ojos, enfebrecidos por su brillo, lo persiguen hasta las profundidades ardientes de la arena, como aquellos mineros del pasado que, enloquecidos por la fiebre del oro desconfiaban de los propios compañeros, de los amigos. “Sobre dinero no hay amistad” decía Celestina.
Cuando su artilugio detecta algún objeto y llega el aviso a los auriculares, una descarga de adrenalina les salta a la cara y el otro brazo pone en marcha la cazoleta que penetra en la arena, la eleva y ya filtrada por el tamiz, queda la ansiada pieza brillante, sola, deslumbrante.
Tras una mirada disimulada a ambos lados y al frente, la coge discretamente y sin apenas deleitarse en su contemplación la echa en la bolsa o riñonera y con una sonrisa incontrolable, como cuando se sale del aseo tras vaciar la vejiga, continúa plácidamente su trabajo. Esta mañana, caminando por la playa, he visto a lo lejos a uno de los “buitres” y he variado el rumbo para pasar a su lado y observarlo. Ya a su altura, escuchando el pitido del invento, me he parado a preguntarle.
–¿Cómo se llama ese artilugio, por favor?
–Detector de metales.
Su cara y su mirada me han parecido de lo más normales.
Quizás he sido demasiado duro en mis comentarios sobre su trabajo.
Quizá finalmente esos pequeños metales perdidos sean engullidos por el mar si los “buitres” no los recuperan.
Quizá con el paso de los años, de los siglos, vuelvan a formar parte de una nueva veta amarilla, vete tú a saber, en las Montañas Rocosas, por ejemplo.
Quizá recogida la pieza de metal eviten que se le clave en el pie a un despreocupado bañista.
Quizás impidan que un niño pequeño se la trague jugando con la arena.
Quizá me he precipitado en la valoración.
Quizás…hubiera debido titular de otra manera estas palabras.

San Juan, 24 de jul. de 22.
José Luis Simón Cámara.

Bautismo en el Jordán.

Como si quisiera agacharse toda ella lo poco que le permite su esclerotizada osamenta, la cabeza ligeramente inclinada, en actitud receptiva, estática, y sujetándose ropajes que caen desde los hombros hasta rozar la superficie del agua, vacila en su apoyo sobre la insegura arena batida por las olas.

A su lado, casi sujetándola de tan cerca, un santo varón, un san Jerónimo enclenque de largas barbas blancas y marcadas costillas en la espalda curvada, rugoso como un sarmiento viejo amontonado a la orilla del viñedo para alimentar la hoguera en el cortijo, para dar calor en la chimenea las frías noches de invierno mientras los ancianos cuentan viejas historias a sus nietos, se agacha con una taza en la mano.

Quizá le iría mejor a la historia decir con una concha en la mano, pero no, eso sería alterar la realidad. Se agacha una y otra vez con la taza para llenarla de agua e ir desparramándola por los hombros, por el pecho, por los brazos, por el cuello y por la cabeza ligeramente inclinada de su amada. El agua le chorrea, los escasos cabellos esparcidos por la cara y por el cuello, hasta perderse en el oleaje.

Un perrito minúsculo, un bonsái de perro, ladra tímidamente a su lado mientras observa el ritual de sus dueños repetido una y otra vez, repetido día tras día.

Sobre las tumbonas de la playa, amontonadas por la noche al borde del agua, descansa, improvisada percha, el ajuar marinero de la pareja: camisas, pantalones, sombreros, toallas y una bolsa alargada en la que cuidadosamente introducen una a una las prendas mojadas de las que, púdicamente resguardados por una gran toalla, se desprenden.
Una bandada de gaviotas pasa a ras del agua ajenas a la ceremonia bautismal junto al Jordán mediterráneo.

Escasos paseantes a esas horas, acaba de aparecer el sol por el horizonte, algún, raro, corredor y las olas incesantes, insistentes, siempre parecidas, siempre diferentes, lamiendo la franja de arena.

Después, lentamente, la pareja se va acercando al paseo asfaltado entre la vía férrea y la arena. Junto a las duchas enanas de la playa él le lava los pies llenos de arena, se los seca y amorosamente le coloca las sandalias. Hechas las abluciones tras la larga travesía por la arena que engulle sus pies cansados, sentados en un banco de madera, descansan. Allí se recuperan contemplando el mar ilimitado, los destellos del sol y algún velero a lo lejos.

San Juan, 15 de julio de 2022.
José Luis Simón Cámara.

Alergia

¡Quién lo diría!
Que algún día esta palabra
pudiera formar parte de un poema.
Cuando de madrugada me despierta
esa maldita obstrucción nasal,
abandono la cama
-cobijo del gozo y del olvido-
y me lanzo, sin quitarme las legañas,
en una carrera apresurada
hasta llegar al mar
donde busco,
aún no ha amanecido muchos días,
la zigzagueante línea que lamen las olas en la arena
y camino, camino sin cesar.
Mis pies se van hundiendo
y dejo un rastro de huellas picoteadas,
-hambrientas gaviotas-
Poco a poco el aire limpio mecido por el agua
comienza a penetrar por esos orificios taponados.
Su recorrido limpia las telarañas
y se hunde en los pulmones hasta ahora encogidos,
que se ensanchan como un globo.

Entonces,
-Aquiles de pies ligeros-
levito sobre esa sinuosa franja
que apenas roza la punta de los pies
y respiro, respiro, respiro
hasta que se hinchan los últimos recovecos
de esa caverna,
acordeón de música y de vida,
y la sangre se alborota oxigenada
y rellena las últimas cavidades
mustias hasta ahora
como una muñeca hinchable deshinchada, desmadejada.
Entonces,
dueño provisional de mi destino,
me desplazo como un Cristo sobre el agua
y me olvido ¡ay! de la noche
que llegará,
agazapada tras el día
y volveré a rendirme
-no hay resistencia posible
cuando se cierran al aire las compuertas-.
Y otra vez vuelta a empezar.
Abandonar nuevamente el lecho,
caminar de uno a otro lado,
subir y bajar escaleras,
vagar por la pequeña terraza mirando las estrellas
y esperar que pasen las horas
hasta que no sea demasiado loco
aparecer de madrugada por la playa
y volver a caminar sobre la arena
y volver a respirar por esa franja zigzagueante.
Respirar, respirar, respirar.
Y así un día y otro día.
Y así una noche y otra noche
hasta que llegue el día,
hasta que pase esta florida primavera.

San Juan, 15 de junio de 2022.
José Luis Simón Cámara.

Backyard Infinity Race los Montesinos

El pasado viernes 1 de julio participe en la “Backyard Infinity Race”. Esta carrera la descubrí el año pasado al participar el compañero Julián Moya que no quiero dejar pasar la ocasión para darle las gracias por todas las veces que le ha tocado aguantarme los WhatsApp y llamadas para calmar mi ansia viva y mis dudas…

Normalmente cuando uno se apunta a una carrera, lo hace primero por qué ha entrenado y se ve con garantías de terminarla y segundo para intentar hacerlo en el menor tiempo posible. Pues esto es todo lo contrario….

Circuito de 6,7 km donde hay 1h para completarlo, Fácil no? Pues a cada hora en punto se vuelve a dar la salida y quién no haya llegado o simplemente no tome la salida por las razones que sea, queda eliminado. Así hasta que sólo quede 1 corredor. Carrera de estrategia donde no siempre gana el mejor, ni el más rápido. Dónde tendrás que elegir entre hacer el circuito rápido y descansar más … O ser más conservador y ahorrar energías !!!

Hasta aquí todo era la teoría luego había que ponerlo en práctica.

Convencí al que se apunta siempre a este tipo de locuras, mi amigo Fernando y allí que estábamos el viernes por la tarde… La carrera daba comienzo a las 19h. En este caso mis mayores animadoras no podían acompañarme de inicio por qué lo único que sabíamos era la hora de comienzo, pero no la hora de el fin y ellas tenían que seguir con su ritmo de vida y trabajo y si a la mañana siguiente seguía en carrera, pues ya venían a verme. Así que entre Fernando y yo, teníamos que organizarnos la logística de la carrera, alimentación etc….

Desde el primer momento la carrera me atrapó, Manolo Rico que la organiza y Ana Belén juarez concejala de deportes de los Montesinos, que estuvo al pié del cañón desde antes que llegásemos y cuando nos fuimos aún seguía allí,se acercó hablar con nosotros a explicarnos donde estaba todo el avituallamiento en la carpa de vida y dónde podíamos “instalarnos” para pasar el tiempo que aguantasemos. Sillas,mesas, enchufes, todo lo que pudieramos imaginar ellos ya lo habían pensado. Incluso se ofreció a ir a buscar a mis chicas si venían a la mañana siguiente ya que el circuito estaba cerrado y le sería difícil llegar y así lo hizo. Muchas gracias Ana otra vez!!!

Respeto a la carrera decir varias cosas:

Primero que se ve cuando un ayuntamiento o empresa organizadora tiene ganas de hacer cosas para promover el deporte y no con un fin lucrativo o de negocio . Ya me dirás quien organiza una carrera cuando nuestra modalidad eramos menos de 40 participantes con todo lo que conyeba organizar una carrera así y todas las comodidades que pusieron a nuestro servicio. Pero a su vez creo que faltó que le dieran más publicidad a las distintas pruebas para que hubiera más corredores y también para que los “vecinos” de el pueblo no quitarán las vayas de los accesos a la carretera por dónde estábamos corriendo y se metieran por parte del circuito y cuadrar mejor el horario del encendido del alumbrado de las farolas por qué hubo un par de vueltas que nos quedamos un poco a oscuras y luego por la mañana las podrían haber apagado mucho antes…

Por otro lado entiendo que tampoco se les puede dejar sin entradas y salidas dos días. Durante las primeras vueltas hubo un chico de la organización que nos acompañó en bici para que nos aprendiéramos el circuito,

creo que podrian poner en los cruces alguna señal con la dirección en la que va la carrera para evitar confusión. Aunque por otro lado cuando llevas 5,6,10,18, o 35 vueltas como el chico que ganó creo que te lo sabes más que de sobra! 😂😂😂😂

Respeto a mi carrera que decir???? Bufff tantas cosas…. Fui con el único objetivo de vivir la experiencia y de disfrutar hasta que el cansancio o las patas dijeran basta y coger práctica por si el formato me gustaba…

Obejito siempre se pone uno, en mi caso más o menos calculé las horas que suelo hacer en un Ironman o carreras de larga distancia y pensé que podría estar alrededor de las 10/12h aunque ya hablábamos de hacer unos 80km que no es poca cosa aunque la intensidad fuera mucho menor… A partir de ahí todo lo que viniera ya sería un premio.

La primera vuelta la dimos más o menos todos los participantes juntos reconociendo el circuito, aún guardando las apariencias y loco por ponerme a charrar con la gente la hicimos alrededor de unos 45′,6’7km en 45′!!!! Ritmo medio 6’30” que locura er eso para mí!!! Yo que mis rodajes tranquilos son @4’45…

Tenían un panel donde iban apuntando las vueltas que dabas por tu nombre y dorsal. Así que sobraban 15′ para que sonara la campana otra vez y empezár de nuevo el circuito.

Desde el primer momento, hicimos buenas migas con dos chicos de Bañeres y compartimos un montón de vueltas juntos haciendo una buena grupeta…

Fer hablaba menos, pero con sus murmullos correspondientes y ruidos yo ya sabía que iba pensando aunque iba con la antena puesta a todo lo que yo charraba.

El chico de Bañeres me fue presentado a gente ya que el participo el año pasado con un total de 16 vueltas! 107km más o menos… 😖😖😖😖😖

Hablé un rato con Carmelo García el ganador del año pasado con 33 vueltas 221km un tío con una forma de trotar peculiar pero a ver quién ponía en duda su capacidad de sufrir y echarle horas.

Fuero cayendo vueltas y ya cada cual cogió su estrategia, la mía fue correr los primeros 3km que era terreno favorable y luego giro de 180° y subes gran parte de lo que has bajado, una recta de 1km y algo que pica hacia arriba y yo la hacia entera andando aún así seguía clavando las vueltas en menos de 45′. Entre vuelta y vuelta mandaba algún WhatsApp a Natalia o a los amigos mientras eran horas razonables….Luego enganche por banda a Alejandro Muñoz el año pasado 3° con 29 vueltas por qué tuvo problemas de ampollas en los pies, un chico serio que hablaba poco. Se notaba que iba a hacer su carrera pero ante mi insistencia de no callarme ni debajo del agua no le quedó otra que sucumbir y darme conversación. Ya me contó lo que le ocurrió el año pasado y en cuanto nos pusimos hablar de carreras, ya me di cuenta que este chico juega en otra liga… 33′ creo recordar en 10k en maratón marca también muy buena ,en bici le pega fuerte. Me dijo que había hecho algún triatlon pero que nadaba muy mal y que lo había dejado. Ya me gustaría saber qué es nadar muy mal para él viéndome a mi! 😂😂😂😂😂 Al final este año, fue el ganador de la prueba y récord de la misma con 35 vueltas y 235km… Fueron cayendo vueltas y entre WhatsApp a mis chicas y algún amigo que estaba despierto, me metí en la vuelta 5/6 prácticamente sin darme cuenta. Ahí pasé la crisis de sueño, serían las 3-4 de la mañana. Y el chico de Bañeres me dijo, recuerda que vienen tus chicas a verte correr! Así que me tomé un café granizado y medio Red bull y a seguir dándole a la zapatilla que de patas iba muy bien. También conocí a Cristian runner y chaval de Mallorca que venía de ganar las 200 millas de Albacete. A partir de ahí ya lo miraba con otra cara… Quién es capaz de correr 300 y pico de kilómetros en más de 50 horas y durmiendo sólo 4h??? La gente está ida de la chola totalmente…. 😂😂😂😂 , El chico era super majo, así que imaginaros lo que charré con él, ahora pensándolo en frío creo que si hubiera hablado menos creo que me daba la energía para haber dado 2-3 vueltas más!

Cristian me contó que al ganar esa carrera había conseguido plaza para ir a la Spartathlon, y al preguntar qué era eso pareció que lo estaba insultando 😅😅😅😅 me dijo que como no conocer la carrera de ultradistancia de asfalto más famosa del mundo??? Ya se puso a explicarmela y creo que voy por el tercer documental de ella! Creo que acabo de encontrar un sentido a mi vida para seguir corriendo!! 🤤🤤🤤🤤

A la que me di cuenta, iba por el primer objetivo que era las 12h hechas y mi mujer ya me estaba llamando que venía de camino con las nenas, ya era prácticamente de día y el sueño se había pasado, las patas ya empezaban a costar arrancar en las vueltas, pero todo iba perfecto. Fer ya empezaban a pasarle factura los cuádriceps, y las paradas tan largas con descansos tan cortos no los estaba llevando bien.

Las chicas llegaron para la vuelta 14 sobre las 9 de la mañana, también es que pudieran quedarse mucho, pero sí que estarían un par de vueltas y incluso me acompañaron por tramos 1 Natalia y Celia. .

Fui poniéndolas al día de todo lo vivido y el par de vueltas que estuvieron se me pasaron en nada, cierto es que los cuádriceps ya costaba arrancar y lo peor que ya empezaba a costar correr también. Fer decidió en la vuelta 16 dejarlo, le pasó factura esas paradas y se le cargaron mucho los cuádriceps, y el sueño lo llevó peor que yo….

Así que empezamos la vuelta 17 y aunque mantenía el ritmo, ya costaba mucho arrancar y costaba correr! Aunque seguía mantenimiento el ritmo de las vueltas. Quedábamos 7 participantes y los que quedaban ya eran los gallos de corral, mi cabeza ya empezaba a calcular vueltas/kilómetros y me dolían los pies. Así que al llegar a la base de vida y ver sobre 113 km pensé, “vamos Tomás si de ritmo sobra con lo que llevas, da 1 más y redondeas al 120km” Fer me decía que no tenía prisa que hiciera mi carrera que el me esperaba pero las patas ya estaban en reserva! Así que fui a por la vuelta 18 despidiéndome de los corredores que quedaban ello no pararon de darme ánimos para continuar pero la cabeza ya había tomado una decisión… Fue la vuelta más lenta 50′ y aún entraba Carmelo y Ana constantin 3° clasificada con 30 vueltas por detrás mía, eso me hace pensar que creo que las vueltas tienen que ser mucho más lentas aunque haya que andar más y estar menos tiempo parado. Pero yo tenía claro que mi carrera había terminado en la vuelta 18 con 120km. Y terminar con buenas sensaciones y un buen debut en este formato de carreras, siempre según Cristian Runner que me ha abierto un mundo nuevo de carreras y espero poder compartir alguna con él. Así contento con el formato pensando en algún reto nuevo para el año que viene y si repito está carrera objetivo y a buscar las 24h! Que serían 100 millas. Un saludo y felices kilómetros…

Tomás