Maratón en pista de Torreperojil, Jaén. 12 mayo de 2024

EL PASEO MÁS LARGO

Las cárceles son lugares inhóspitos y desconocidos, casi secretos para el público en general, son sitios donde impera la ley de la costumbre y la rutina, la resignación se hace necesaria. En prisión los reclusos tienen que aprender a convivir y compartir actos y situaciones, el tiempo y el escaso espacio resultan en todo caso opresivos.

El largo pasar de los días en privación de libertad, la monotonía y la lenta inercia que te atrapan te llevan a un inevitable proceder que seguramente no es sino fruto del propio instinto de supervivencia. Esta filosofía de vida ha traído desde los orígenes pequeños tics, rutinas, lenguaje y hábitos exclusivos del ambiente carcelario. Los presos tienen sus costumbres y su propia jerga, incluso desarrollan lenguajes inventados como fue el boteo en el viejo Carabanchel, idioma de signos entendible por pocos y lengua muerta ahora. Los internos visten según su nivel económico o sus trapicheos se lo permiten, comercian con la medicación y con la metadona que consiguen escaquear y si se colocan a base de rulas o la mandanga que los familiares les pasan empetados mejor que mejor. Disfrutan como el mejor manjar la cena a base de croquetas, tortilla y embutido y cuando hay tiburón o garibolos de menú es el cocodrilo quien se los come, esperan ansiosos el día de carga de peculio para sus trapis y pagar la rutina que adeudan o piden ayuda a los Funcionarios cuando precisamente no pueden y se chinan para llamar reclamar atención -los misiles y los submarinos ya no están tan de moda como antes-. Los más chungos presumen de hacer turismo penitenciario de cunda en cunda en primer grado, no les importa buscarse un sumario como dicen y conocen los canguros como algo habitual. Los presos se fijan mucho en el peluco que llevas, en el colorao y en las marcas deportivas, los que pueden visten de Nike, Adidas y Asics en este orden de popularidad, Puma viene pisando fuerte, colocan religiosamente sus escasas pertenencias en su chabolo en un orden que sólo ellos entienden, otros en cambio son todo lo contrario, el lío y el acúmulo de envases vacíos les consuela en su caos existencial. Se relacionen entre ellos con rituales rutinarios y preconcebidos y como cualquier otro colectivo social tienen sus líderes, los Kíes, apoyándose sin dudarlo cuando un grupo hostil intenta arrebatarles su supremacía o sus pertenencias, etnias o similitudes de creencias tienen mucho que ver en esto. La vida en prisión te enseña a sobrevivir y a desconfiar del prójimo y por eso se crean usos y costumbres que los guardianes terminamos por aprender, aunque sólo sea por impregnación y de forma inconsciente.

Hace unos días me encontraba yo mirando (mejor dicho, observando puesto que es gran parte de nuestro trabajo), con el hábito que por defecto tenemos los Funcionarios de Prisiones, a un grupo de tres internos que andaban hombro con hombro a ritmo ligero a lo largo del patio de su módulo cuando reparé en algo que por habitual ya no considero como extraño, a saber: existe la costumbre en los patios de las cárceles de andar mientras los caminantes se cuentan sus cosas, lo hacen a paso ligero supongo que porque así le dan un toque de vitalidad a su monótono paseo y es como que se sienten un poco más libres. Lo hacen incansables durante un rato más o menos largo, ida-vuelta, ida-vuelta, suelen hacerlo en línea recta y no en el perímetro como sería más lógico, pero es que así se evitan molestar a los del grupo cercano que juegan a un torpe baloncesto. Sin saber cómo ni por qué, sin señales ni referencias de repente como si de un cuerpo único se tratara, dan la vuelta y siguen hablando de sus planes de futuro progresando en sentido contrario. Fue entonces cuando reparé que yo en ocasiones también lo hago, camino con un compañero entre los presos o incluso junto a uno de ellos hablando con él de trivialidades y aún no logro comprender qué señal nos lleva a dar la vuelta en sincronía perfecta. Es la forma de vida carcelaria que sin duda nos atrapa a todos, presos y cuidadores. Fue en ese momento, observando los cambios de dirección, entre vaivenes cuando me acordé de algo que leí pocos días atrás: una maratón en pista en Torreperojil (Jaén) con motivo de la inauguración de unas nuevas instalaciones deportivas y concluí que si sé perfectamente qué es moverse en un espacio reducido como un patio de talego, tal vez me costara poco probar algo para lo que estoy entrenado.

Tomé la decisión apenas cuatro días antes del evento y como Maricarmen (mi mujer) me entiende no dudó en acompañarme. “Unos buenos calcos y unos picantes que no me rocen, no me hace falta más”, pensé.

Llegada la hora nos presentamos en el polideportivo para comprobar que no es una instalación de atletismo al uso sino una pista de asfalto y de tan sólo 200 m. de perímetro interior, es decir poco más que el patio del módulo 3… Más a mi favor.

Se dio la salida puntual con casi 30 grados de temperatura, con una enorme sequedad ambiental, sin sombras y bajo un sol abrasador. A la cuarta o quinta vuelta supe que no merecía la pena contar, sino dejar pasar el tiempo, así que decidí iniciar mi paseo taleguero en modo tradicional, la mente no tenía que afectar a mi carrera matutina ni al cansino girar en una ida y vuelta que se antojaba interminable y para la que sin saberlo llevo practicando más de treinta años. Finalmente, aunque la participación fuera escasa terminé muy satisfecho, mi mujer ocupó mi rol habitual y me observó durante cuatro horas, se preocupó por mí en esos ratos de piloto automático y me cuidó desde su atalaya, al fin y al cabo, creo que algo se le ha pegado de mí sin ella saberlo, es la costumbre que te enseña sin que te des cuenta.

Finalmente, una maratón, es decir, 211 vueltas, 5º de la clasificación general y 2º de mi categoría, la más numerosa, por cierto, no puedo estar más contento a pesar de mi reclusión.

Julián, 12 de mayo de 2024

Enlace clasificaciones: https://cronofinisher.com/images/eventos_archivos/534/120524154814212maraton-clasificacion-general.pdf

3 pensamientos en “Maratón en pista de Torreperojil, Jaén. 12 mayo de 2024

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.