5k y 10k Lo Balcó del Delta en Camarles, 28 junio 2025

Hay dos formas de ver la recuperación cuando uno pasa por el taller: con negatividad y preocupación, o con positividad y constancia. La vida ya trae bastantes problemas y desgracias como para que las cosas que dependen de uno mismo sean un problema. Siempre hacia adelante.

Que te dicen 3-4 meses para volver a hacer ejercicio muy suave, pues desde el primer día con estiramientos y trabajo en el fisio bajo sus órdenes con carga, movilidad, etc.

Que hasta el mes 4-5 no podrás trotar, pues bici, natación y todo lo que se pueda. Al final, las sensaciones mandan, vosotros ya sabéis de qué hablo.

Y esta carrera era una excusa para volver a sentir el ambientillo de una prueba oficial. Aunque sean 5k llanos con un par de amigos que no son corredores, pero te piden que los acompañes para hacer deporte y pasarlo bien. En plan ir por debajo de 5’30” ya es un reto para mí como te dicen y uno va un minuto y medio más lento por kilómetro de lo que puede. Es sólo una excusa.

Encima, una excusa para despedirme de una tierra que me ha acogido de maravilla y en la que me llevo gente y experiencias en la mochila que no olvidaré jamás. Un adiós a Catalunya como lugar de trabajo al 99% y a amigos/as que ya no veré casi todos los días.

La carrera en sí me sorprendió gratamente. Una nocturna con mucho calor, totalmente llana con vistas al Delta del Ebro, ambientazo y hasta vecinos con la manguera refrescando al personal con avituallamiento de 10 tanto al final como agua en medio de un 5k. Alucinante.

En resumen, la vuelta al ruedo que siempre es el punto de partida para los nuevos retos que vendrán.

Un placer.
Jose Antonio Torregrosa

Hamburgo 2025

Para terminar un Ironman se tiene que dar todo muy bien. Siempre decimos que lo primero es llegar a la línea de salida y esta vez el destino parece que no quería.

Quedarme sin transporte de bici 3 semanas antes, no estaba en mis planes. Pasar 24 horas sin dormir dos días antes de una prueba así no estaba en mis planes. A veces las cosas vienen como vienen y hay que adaptarse a las circunstancias. Problema -> Solución y siempre una actitud positiva.

Además… la noche anterior, la organización nos dijo que estuviéramos atentos a las redes sociales porque la climatología era muy adversa. Así que me fui a dormir intranquilo. Al levantarme a las 4:00 de la mañana, nos avisaron de que la salida se retrasaba. Yo miraba por la ventana de nuestro hotel y veía los rayos y escuchaba los truenos, con una lluvia intensa que me hacía temer lo peor. Estaba seguro de que nos suspendieran el Ironman, pero eso es porque todavía no conocía el clima cambiante de Hamburgo. Cada media hora estamos en una estación diferente. Finalmente la salida se retrasa 1h y todo sigue en pie.

En la salida junto a Luis y José Escudero nos preparamos para lo que llevamos entrenando 9 meses. Me lanzo al agua e intento controlar esa ansiedad inicial del segmento de natación. Noto que algo no va bien, los primeros 2.000m no me encuentro cómodo. Se me hacen eternos. Me quitan las gafas de una patada, me pasan por encima un par de veces, me dejan sin respiración… pero de repente empezamos los 1800 finales y parece que la ansiedad desaparece y disfruto un poco del agua. Al salir miro el reloj y mis temores se confirman. Muy mal segmento de natación, 10min más que en Vitoria. No le encuentro mucha explicación, pero da igual. Toca seguir luchando y olvidarse del Ironman perfecto planificado.

La transición es como un 5k! Larguísima. La hago lo más rápido posible y me monto en la bici, me acoplo y empiezo con el segmento de ciclismo, el más largo y más metódico. Me centro en controlar vatios, frecuencia cardiaca y alimentación. Teniendo claro que si te pasas te lo pierdes. En la primera vuelta veo a los mejores supporters animando: Miguel, José y Silvia. Al final 180km a 32 km/h incluyendo una penalización de 3 minutos por un supuesto drafting a 5km de meta.

Otra vez la transición, y cambio de zapatillas. ¡Qué ganas tenía de correr! Empiezo mentalizado de no hacer un Vitoria, salgo intentando controlar mucho el ritmo. Entre árboles y edificios el reloj va loco y no me ayuda. Solo sé el ritmo que llevo al acabar cada km. Primero, 5:10, mierda, tengo que ir más lento, a 5:30 aprox. Me vuelvo a obligar a bajar el ritmo, pero me encuentro tan bien que es difícil. A los 3km empieza a llover, pero no llover normal, parece que se ha abierto una presa y el agua y el viento nos arrastra. Me da lo mismo, nada va a desconcertarme de hacer una maratón non stop running. La maratón son 4 vueltas a un circuito. Y sobre el km 10 veo a mi equipo Ana y Dani, y a los supporters Miguel, Silvia y José. Los primeros 10km muy muy fáciles. Se me hace larga la vuelta porque me auto motivo esperando ver mis amigos y eso pasa cada hora más o menos. Paso la segunda vuelta bien, pero sin alardes. La tercera ya se nota el cansancio y toca sufrir, quizá es la más dura, porque ya estoy muy cansado y sé que todavía queda una vuelta más. Y por fin la última vuelta, ya muy muy cansado, con ganas de andar, pero me acuerdo de Fede y digo que ni de coña doy un solo paso.

En meta oigo a Silvia, ¡no llores David! ¡No llores! En este Ironman ya es demasiado tarde. Para el próximo entraré con una sonrisa, en este ya no es posible.

Entrenar un Ironman es muy solitario, pero a su vez es un trabajo de equipo. Un equipo muy grande que ha venido conmigo de una u otra forma y me gustaría mencionar.

En primer lugar el responsable de mi “buen” rendimiento es Adrián Peris, mi entrenador. El que le da sentido al entrenamiento de cada día, en el que delego la responsabilidad de aprovechar al máximo el tiempo del que dispongo para mejorar año a año. Profesional, que no me deja despistarme, y que se guarda mis errores para soltarlos en el mejor momento.

En segundo lugar, este año se ha unido al equipo Leticia Bravo, mi Nutricionista, que ha cambiado y dado sentido a mi forma de comer, ha hecho que me quite vicios innecesarios, y me ha ayudado con la suplementación.

A mis compañeros de aventura los hermanos Escudero, con lo que no solo compartí la prueba, sino un viaje, una noche en un suelo del aeropuerto, entrenamientos, risas y complicidad.

A María Torres y al KULT Bar, que se ha ocupado de alimentarme sanamente semana a semana, con esa nutrición saludable.

David Molina, con el que he compartido series en las pistas y con el que ya planifico nuevos retos, si se deja. Gracias por mantener el contacto y darle sentido a muchas cosas.

Jo Trott, finisher of the Hamburg Ironman, with whom I have spent many hours on the bike and also improved my English. Sin su amabilidad mi bici no hubiera llegado a Hamburgo. Enhorabuena ironwoman!

Cuchi, Rodri y Ana, los fisios que me han atendido con mis pequeñas sobrecargas y me han hecho llegar en perfectas condiciones.

Pablo, mi mecánico, que me ha enseñado a montar y desmontar la bici, a meterla en una caja, y la ha cuidado como si fuera la suya. Además de prestarme otras cosas necesarias y darme mucho power!

A Elisa, my Sunday Friend, que siempre ha estado dispuesta a poner su granito de arena para que yo llegara con kilómetros en llano suficientes a Hamburgo. Siempre con una sonrisa y con fuerzas al final de la etapa suficientes como para obligarme a no decaer. Como odio tus arreones en las subidas en el km 140!

A Juanmi, que él no, pero sí su sillín, fue un apoyo imprescindible para la prueba.

A Javi Embid, por ese último entrenamiento en bici, que tanta seguridad me ha dado para Hamburgo.

A Silvia, Miguel y José, por su esfuerzo, generosidad y apoyo. Por sus ánimos, risas y compañía. Por ese vídeo de meta y esos gritos, los de Silvia, que dan para correr más kilómetros y ese VA-MOS, pausado y sereno de Miguel, VAS-BIEN. Por la acogida en su pequeña gran familia.

A Dani y Ana que recogieron lo que quedaba en meta de mí, abrigaron y ayudaron y con los que he pasado una semana estupenda de vacaciones.

A mis amigos del trail, los que dicen que este deporte no está a la altura del suyo, pero que sé que me quieren, me admiran y en el fondo quieren ser como yo, un deportista versátil no estancando en dar saltitos sobre piedras.

A todos esos amigos, que me han llamado o mandado un mensaje para animarme o darme la enhorabuena. Incluso gente lejana que te aprecia y en cierto modo admira estos retos a los que me expongo.

A mis padres, que presumen de hijo por ahí, y que esperan con paciencia esa llamada en meta, de “estoy bien”.

A mis hijos, que se enfrentan a sus competiciones con la misma madurez y miedos que su padre. A los que admiro por cómo lo hacen a su temprana y en los que pienso cuando me faltan las fuerzas. A los que trato de servir de ejemplo. Todo esfuerzo tiene su recompensa, sea la que sea, y aprendes a disfrutar del camino, sin prisa, con paciencia y constancia. Sin atajos, con trabajo duro, positivismo y disciplina.

Y por supuesto a Belén, sin la que esto no sería posible, y que casi comprende lo que hago. Apoyo imprescindible en el día a día.

Gracias equipo, porque todos y cada uno de vosotros habéis hecho que esto sea posible, poniendo un granito de arena.

ZEGAMA 2025

¿Qué se puede decir de Zegama que no hayáis oído, leído o visto? La verdad es que fue una auténtica Ley de Murphy que me tocase justo este año. Mira que hay gente esperando mucho más tiempo y va justo cuando me preinscribo para que “no me toque”… Pues va y toca. Todo esto viene porque coincidía con el finde de la comunión de mi sobrina. Comunión sábado, Zegama domingo. Pues después de varias semanas de estrés y conflicto familiar tuve que viajar el día antes de correr. No es la mejor forma de ir a Zegama, pero era la única. Cogí el último vuelo a Bilbao el sábado 24 a las 21:30. Después de subirme en el coche alquilado sobre las 23:30 y dar alguna vuelta extra al aeropuerto, ya que iba más perdido que un gorrino en un garaje de bicicletas, llegué a Segura, un pueblo muy cercano que encontré revisando diariamente las webs de alojamiento esperando alguna cancelación… Bingo. Pues ya solo tocaba dormir y descansar, aunque fueran 4 horas. La mochila la llevaba preparada de Alicante para ahorrar tiempo de la mañana.

El día de la carrera amaneció despejado y con 8 graditos muy agradables. Como no sabía si me despertaría, mis gallos mañaneros y telefónicos fueron Jota y David Gil. Decidí irme antes de las 7:00 (2 horas antes de la salida) para el pueblo y así evitar tráfico y estrés precarrera. La locura fue ver como se estaban llenando de coches los arcenes con gente que iba a vernos. La organización nos facilitó un cartelito con ZEGAMA 2025 con el que la policía y los voluntarios nos permitieron el acceso al aparcamiento prioritario. Ya había mucha gente danzando por las calles cerca de la salida. Yo recogí mi dorsal y en uno de los bares que estaba abierto compré algo de desayuno. En el parking modelo jardín privado desayuné tranquilamente mientras decidía si me ponía/quitaba algo de ropa, manguitos. Etc. Los autóctonos iban a lo pecho palomo como si estuvieran en julio, a mí me castañeteaban los dientes como una máquina de morse.

La salida era un hervidero de gente, de cámaras, de fotógrafos, corredores, familiares… Está mal que lo diga, pero era un placer ir con el dorsal mientras te miraban en plan “hijo de puta con suerte que corres hoy”. Control de material (vaso, manta y membrana) y al corralito a ver como presentaban a la élite. De verdad que era increíble el ambiente que hay allí. El silencio en el Aurresku era sepulcral. Nadie se movía ni hablaba. Y pum, todos para adelante. La salida hace un bucle para poder volver a pasar por la salida y recibir todos los aplausos y ánimos de los que allí estaban, una marabunta. Con el ritmo de la salida estaba por hacerme el loco y seguir hasta el coche… Pero bueno, HEMOS VENIDO A JUGAR, no?.

Tenía mentalizados los 2 primeros puntos de corte. Ultzama a 8,5k con 1h30 para pasarlo y unos 540 de desnivel… No había tiempo para dormirse y mirar floretes. La gente ya estaba al borde del camino animando desde el primer metro de la subida. Es alucinante el volumen de personas que van a disfrutar de la carrera de esa forma. Cogí un buen ritmo y conseguí pasar en 1h07, cuando mi objetivo era 1h15. No iba mal la cosa.

El siguiente punto después de una bajada divertida y embarrada, rollo Tobo era Atabarreta km.13,5 y superando los 1000+ de desnivel. Llegué con margen de casi media hora del corte. Ya empezaba a picar la cosa porque era todo subida hasta el Aratz. A lo lejos, y quiero decir ALLÁ, se veía en un pico un montonazo de gente que acorralaba a los corredores que allí subían. Para asegurarme y salir del susto mortal, le pregunté a un animoso ciclista que si aquello era el Aizkorri… Pues por preguntar, era mi siguiente destino (Aratz 16,3k 1650+). Miré el reloj, miré a dónde tenía que llegar y vi como empezaban las dichosas rampas en piernas, imagino que de la impresión. Tenía claro que no tardarían en aparecer después del viaje relámpago. Así es que empecé el festival de las sales para sobrellevarlo lo mejor posible. Había perdido un poco de tiempo en alcanzar la cima, pero era una delicia ver a tanta gente alentando sin descanso a los que conseguimos pasar por allí. La parte de bosque con un sube baja divertido era para disfrutarlo. No consigues estar solo ni prácticamente 100 metros, siempre está alguien al lado del camino. Daba igual, lo mismo era un grupo de ruidosos en el avituallamiento que un señor sentado en un tronco que se levantaba a tu paso.

Ahora tocaba bajar un trecho muy bonito y pasar por al túnel de San Adrián y Sancti Spiritu. Lugares que al recordarlos de verlos en la tele te ponían los pelos de punta. Con más pena que gloria me iba acercando a tan MÍTICO punto de carrera. Hasta el momento en los avituallamientos solo había fruta, agua e isotónico. Por suerte, en la subida de Sancti Spiritu podías insuflarte geles y barritas de 225 a troche y moche. La llegada hasta allí la vas detectando por la gente que se agolpa casi un kilómetro antes y el eco de los aficionados que están animando a los que ya están subiendo. La emoción te empieza a invadir sin quererlo. Es indescriptible. Por mucho que te cuenten solo lo sabrás que es cuando lo vivas.

Viendo los tiempos, casi me dan caza los escobas y por 7 minutos no me soltaron la colleja mortal del conejo y me dejaron sin carrera. La verdad es que no me di cuenta hasta que llegué a meta y vi los tiempos de corte. Ahora tocaba apretar los dientes y volver a coger margen para poder seguir disfrutando de este sueño. Qué mejor sitio que la subida de Sancti Spiritu para tener que dar el 1000 y no parecer que eres un cadáver andante. Pero que ESPECTACULOOOOOO. Desde que pones el primer pie para ascender la gente se vuelve loca animándote al ver cómo te llamas en el dorsal. Sin descanso hasta que llegas arriba es un griterío mayúsculo que te hace olvidar si tienes rampas, calambre o te está mordiendo un alligator. Da igual, subía con una sonrisa en la cara que ya tenía miedo de acabar como el Joker de Jack Nickolson en Batman. 30/40 personas por tramo gritando tu nombre, alentándote cada paso con su “oso ondo”, “aupa”, “vamos titan”… Inolvidable para siempre. Mi objetivo más realista era conseguir llegar a vivir eso y ahora me tocaba llegar a meta fuera como fuera.

Por delante la subida al Aizkorri y Aketegi (km23,20) que me estaba dejando las piernas molidas de verdad. Ahora si estaba sufriendo los efectos del dormir poco en modo de rampa permanente. Ya fuera el abductor, el cuádriceps o el bíceps femoral, era una fiesta para un fisio. A duras penas coroné el Aizkorri con el encuentro de un amigo cántabro, Javier, que conocimos en la CDH de la Val D’Arán. Fue una alegría increíble encontrar una cara conocida en esos momentos. Destino pasar hasta Aketegi, que es la parte más técnica de la carrera. No había forma de meter bien un pie porque es literalmente imposible. Llevaba 23,20k y 4h24, no recuerdo el desnivel, pero unos 2300+ aprox. Y tocaba como alma que lleva el diablo para seguir recuperando tiempo. Otra vez rocé el palo por 6 minutos del corte.

Había conseguido bajar a buen ritmo, pero en un salto poco antes de Oltze (km26,6) me doblé el tobillo izquierdo. Noté un crack y no sé si el de asistencia médica lo mismo, que me gritó que bajaba a verme. Le dije que seguía y lo miraba en el avituallamiento… No pintaba bien porque notaba que se hinchaba poco a poco. Cierto es que el dolor me permitía correr, pero no quería perder mucho tiempo mirando qué era o qué no.

Llegué a Urbia (km28,5) aumentando poco a poco el margen. La verdad es que el terreno acompañaba a correr con ganas. Suelo blandito con praderas y pista que me permitía no forzar el tobillo en exceso. Siempre al llegar a cualquier avituallamiento había gente, pero en este incluso los había con tumbonas disfrutando del sol. Familias enteras se apostaban al lado de la pista por donde pasábamos. Ya solo quedaba pasar el Andraitz y disfrutar hasta meta.

Esta última subida gorda discurría por una montaña de hierba espectacular, con 2 banderones gigantes en la ladera, una ikurriña y la otra no la identifiqué. La gente seguía animando a cada paso. Ya éramos los últimos de Filipinas los que pasábamos por allí, pero parece que dan aliento del primero al último. Pasado el Andraitz tocaba dejarse caer y meterse por un bosque espectacular. No me importaba ya mucho el ir esquivando riachuelos o charcos, me venía bien para el dolor del tobillo, así es que si veía agua… Chooff. Los últimos kilómetros desde el avituallamiento de Moano (km34) seguían metidos en el bosque. Si bien en momentos nos dejaron descansar un poco las piernas al meternos en una pista (embarrada) y un sube baja que parecía interminable.

Ya oía los ecos de la meta y podía disfrutar de esos últimos metros sabiendo que iba a terminar Zegama-Aizkorri. El pueblo aparece de repente y la gente que aún quedaba te lanzaba sus gritos de ánimos para el último esfuerzo. A Depa lo oía cada vez más cerca y en 3 giros entraba en meta. Después del estrés familiar, de todo un periplo logístico, del poco descanso, del esguince que arrastraba desde el 24… Cruzar la meta era increíble. Todo se puede mejorar, quizás otro año en un futuro cercano o lejano tenga la fortuna de volver. Ya no me la cuentan. Mientras tanto, mil gracias a mis compis Jota y Pablo por tantos kilómetros de entrenamiento aguantando la turra pre carrera. Y por supuesto dedicada a nuestro querido Abel, sé que habría dicho que soy un gran hijo de puta con suerte. Se le echa de menos.

No sé si es el mejor maratón de montaña del mundo, para mí hasta la fecha si lo es. Una región entera volcada absolutamente en los corredores. Voluntarios de 10 que te ayudaban en todo, ya fuera rellenar bidones, refrescarte con esponjas de agua fresquita, ponerte réflex hasta el cielo de la boca… Y un recorrido totalmente impresionante. Volveremos a probar suerte.

ZEGAMA ES ZEGAMA 2025
PD. Gracias a mi mujer y mi pequeña Alicia que siempre vienen en la mochila.

XV Botamarges, 5 Abril 2025

Llegó el momento. Mi décimo Botamarges.

Ya pisamos las calles de Forna, ataviados para la carrera con los llamativos colores de A to trapo, que todo el mundo reconoce, y ya hemos desplegado la eterna pancarta para las fotos oficiales.

Díez ediciones y todas diferentes, y todas especiales. Esta vez es en abril y no en octubre, y me acompañan mi mujer (Eva) y mi cuñado (Gosa) como equipo de apoyo y animadores desde la salida y Jaime Castells (cangrejo) como compañero de A to trapo.

Eva ha venido en todas mis veces anteriores, pero se solía incorporar en Benissili con mis hijos y nunca había visto la salida. Creo que poder estar presente hoy ha sido un momento especial y emocionante.

Gosa, siempre ha tomado la salida conmigo y esta vez no puede correr y se me hará raro. Le echaré de menos, pero de alguna manera lo tendré presente todo el camino.

Jaime (cangrejo), será hoy mi compañero de ATT. Nos hacemos la foto de rigor y nos deseamos suerte. Cada uno llevará su ritmo y quien sabe si coincidiremos en la carrera.

Suena la cuenta atrás y enfilamos una de las dos calles de Forna rumbo hacia la oscuridad y la aventura. Subida nocturna y llegamos al lado valenciano de la montaña, para iniciar una larga bajada a Villalonga por un bosque misterioso.

Amanece llegando al avituallamiento y salimos para el Serpis después de comer algo, guardar el frontal y unas palabras de ánimo de Eva y Gosa.

Llega la hora de trotar siguiendo la Vía Verde del río en dirección a Lorcha. Este tramo es idílico y precioso: agua, cataratas, pájaros, túneles, puentes, etc vegetación… Vas flotando por el paraíso, y de repente (aunque a los veteranos y reincidentes del Botamarges no nos pilla de sorpresa), llega la infernal subida a la Safor 1. 012 m (si no me crees no tienes más que mirar el perfil). Dos horas después tomamos una bajada pedregosa e incómoda (de las que los no montañeros llaman técnicas) y llegamos a Benissili. Mitad del camino.

El año pasado llegué aquí pálido y con angustia, pues no me había sentado nada bien el desayuno. Además, al ser el primer sábado de octubre, no llegué bien preparado a la carrera porque estaba demasiado cerca del verano y cada vez me cuesta más entrenar.

En cambio este año me siento mucho mejor y con ganas de tirar millas. Aquí empieza la subida al castillo y a la cresta de la Sierra de la Foradà un tramo exigente y muy montañero con las mejores vistas de toda la carrera.

Después de disfrutar la bajada a Benissivà y su avituallamiento al sol, comienza el tramo más duro en mi opinión, no son horas de correr. Aquí me alcanza Jaime y ya iremos juntos hasta meta. El pobre lleva una tos muy constante y aparatosa. Ha pasado todas las letras de gripe (A, B…) y lleva meses así sin poder entrenar y sin poder parar de toser. Algunos momentos sufro solo de verlo y escucharlo. Va a tener mucho mérito en acabar esta ultra en el estado que está.

Por fin afrontamos la última subida, por donde esta mañana habíamos bajado a Villalonga antes de amanecer. Y desde allí ya bajamos todo lo rápido que podemos, oyendo al speaker y con las rodillas sufriendo.

La llegada es emocionante. Nos abrazamos nosotros. Nos abrazamos con Gosa y con Eva. Nos hacemos fotos y nos ponen la medalla.

Ya está. Mi décimo Botamarges (noveno que acabo). Ahora a disfrutar de la ducha en el lavadero municipal y de la parrillada que nos han preparado.

Diez ediciones y todas diferentes, y todas especiales.

Salud y Montaña,
Jesus Santana


Enlace clasificaciones : https://www.mychip.es/e/xv-botamarges-iv-trenclosques-forna-7e-circuit-trail-marina-2425

Clasificaciones A TO TRAPO:

Pablo Molina 11h 08m

Jesus Santana 11h 34m

Jaime Cangrejo 11h 34m

CRÓNICA ELCHE NIGHT RACE 2025

Carrera que no estaba en el calendario por diferentes circunstancias y coincidencias con preparación de otras carreras. Mi amigo Javi Vegara y yo nos decidimos a apuntarnos por la camiseta (la verdad) al ir a recoger el dorsal de la Media Maratón de Elche. Dos días antes nos mandan un correo indicándonos que retrasaban la carrera media hora (la cual empezaba a las 21:30). Quedamos a las 19 horas para ir a recoger el dorsal del Domingo, ya que yo corría al día siguiente la I Vuelta a Fabraquer.

Llegamos a Elche sobre las 20 horas, y ya había un ambiente espectacular, lo cual nos sorprendió bastante. Disfrutamos del ambiente hasta la hora de la salida. Aprovechamos para saludar al gran BigMike y calentar un poco. A las 22 horas comienza la carrera con un castillo de fuegos y un espectáculo de sonido fabuloso. En la línea de salida vemos al gran XXL… Jajaj el señor Juan Enrique que corría de “incógnito” porque nadie lo sabíamos, nos dio mucha alegría verle. Salimos con muchas ganas, ya que mi Javi quería intentar hacer MMP y fuimos a por ello.

En el Km 5 vemos a Juan Enrique que iba delante de nosotros, que baja el ritmo, ya que tenía algunos problemillas musculares. Luego al final no fue tan serio. A partir del km 7 decido apretar un poco para motivar a Javi sin perderlo de vista. Última curva antes de meta y me encuentro al gran Fermín Cacho saludando a todo el mundo y animando a los corredores. Llegada a meta fabulosa con la gran entrada que siempre nos da BigMike. Como nos quiere a la gente de ATT. Javi entra un poco atrás mía pero con el objetivo conseguido. GRANDE JAVI!!! Carrera apuntada ya en el calendario por todo. Gran organización y ambiente. Casi 5000 personas. BRUTAL!!!

SALUDOS… TIKI
Elche, 10 de Mayo 2025