IX Milla Romana de Valeria – Cuenca (14-Agosto-2016)

IMG-20160821-WA0008Existen sitios que sin esforzarse evocan un tiempo remoto, casi fantástico, lugares donde el pasado está presente en cada recodo del camino, bajo cada piedra, en las brisas perfumadas que vienen del fondo aquél barranco.

Fue hace ya más de 2000 años que el Cónsul Cayo Valerio Flaco fundara la ciudad de Valeria, que en honor a su estatus le correspondía. Era entonces cuando Hispania era Roma y Roma la cuna de gentes que escribieron largos capítulos de la historia, de los que se leen de tirón.

En Valeria perduran las ruinas de aquella época, conservadas en parte y por descubrir en su mayoría según los expertos. Es Valeria en la actualidad un enclave precioso en la serranía baja de Cuenca, abrazada por el río Gritos que se ha convertido sin buscarlo en un referente mundial de la escalada –de la de pie de gato- gracias a su orografía y a la belleza de su entorno. En sus cárcavas anidan rapaces y decenas de especies de aves menores que se sacrifican a favor las primeras. Los buitres leonados y los alimoches planean majestuosos como guardianes mudos de un enclave único.

IMG-20160821-WA0000Hace ya unos años que los hijos del pueblo, los hijos de Valeria se fueron. La despoblación rural esquilmó el centro peninsular y un pueblecito sin apenas recursos no podía ser menos. Allí siguieron los padres que envejecieron lentamente como la áspera roca caliza del valle. Allí quedaron aún así gentes que evocaban un pasado glorioso aunque sólo sus nombres lo dijeran: Justiniana, Aniana, Pompilio, Feliciana, Tasio, Donelia, Emerita, Orfelina, Prudencio, todos estos, nombres reales de la actual ciudad romana de Valeria. Nombres que susurran un antaño pasado glorioso.

IMG-20160821-WA0010Emiliana es nombre que evoca a Roma. Emiliana era la madre de mi esposa (Carmen, que suena a otras cosas) que hubo de marcharse también aunque siempre volvía en cuanto tenía ocasión, aunque fuera en un vuelo inventado, mezclando su imaginación de la niña que fue con la brisa que la guiaba cada mañana a llevar el almuerzo a su padre, pastor.

Emiliano es nombre que también suena a Roma. Pastor del “noguerón” almorzaba gustoso una pequeña parte de las viandas que su hija le acercaba cada mañana a la cual invitaba con el resto. Él conocía aquellos parajes como nadie, cada repecho, cada bosquejo de encinas y cada arroyuelo. Sabía dónde anidaba la calandria o por dónde se movía la raposa, dónde habría níscalos el próximo otoño –porque una nube de agosto se dejó caer- o qué zarzas daban las moras más dulces.

Emiliano podría haber sido el señor de aquellas tierras, no como poseedor, sino como fiel amante y por ello contribuyó notablemente al revivir del pueblo al impulsar el descubrimiento y conservación de las ruinas romanas de Valeria, hoy “parque arqueológico”, ¡si levantara la cabeza!

Hace ahora ya unos años que los hijos volvieron, aunque sólo sea en época estival y sea por remordimiento, por deuda, por nostalgia o por cariño, que todo vale si la causa lo merece, decidieron promover unas jornadas romanas que empezaron renqueantes y ahora son un referente nacional. Se trata de revivir y compartir costumbres y formas de vida de hace ya dos milenios, actos que se prolongan varios días y actividades con mayor o menor acierto pero que, como digo, si el objetivo es bueno, pues bien sea. En este entramado de actividades se celebra la milla romana de Valeria.

IMG-20160821-WA0006La Milla. La milla romana consta de 1700 m, según dicen los historiadores, y parte del “miliario”, junto al puente romano, lindando el cauce del río, allí donde décadas atrás se cultivaba el azafrán. Prudencio, que ya lo he nombrado, es el organizador. Viejo fondista de los que lo dan todo y no esperan nada a cambio, hijo del pueblo y familia de mi mujer. Pues bien, allí que me encuentro casi por casualidad y alguien me inscribe como “local” sin yo saberlo. No es éste hecho del todo falso y sí que fue algo que me caló profundo. Se dio la salida a un grupo de corredores aproximado a XL (no un grupo grande, es que 40 se escribe así, en idioma romano, claro) y allí me siento como un camello en una carrera de galgos, pero como camello viejo que soy decidí disponerme a dosificar la grasa de mi joroba y esperar a que la cosa se complicara ya que transcurrida más o menos la mitad de la carrera se inicia un ascenso durísimo entre piedras y cardo, de los que quitan el hipo, así que fue cuestión de meter la reductora y tirar de la cuadriga para arriba, en la cuesta logré así acabar con algún legionario que se me resistía. La meta en lo más alto, en las ruinas de la basílica y el corazón por contra durante un rato largo se me quedó abajo. Arriba tras pasar por meta me sentí feliz, seguí mi trote hasta el despeñadero a la búsqueda del silencio y de la soledad por nada, sólo por respirar, disfrutando de un momento íntimo e irrepetible. Allí, frente a un enorme sol anaranjado que empezaba a ocultarse fue cuando sentí que mi aliento se mezclaba con el aire, el oxígeno que me nutría era aquél que respiró gente que ahora estaría orgullosa de que no se les olvide.

P.D. El gentilicio de Valeria es Valeriense o Valeroso, me quedo con el II (segundo).

Enlaces sobre esta prueba

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Julián Local 2 1

Ultra Trail de les Valls d’Àneu (2-Julio-2016)

En 2015 me retiré con una sensación agridulce. Hasta el km 64 en Isil, donde me retiré, la carrera fue tremendamente dura tanto por el terreno es sí mismo como por la climatología: mucho calor, mucha lluvia y mucho granizo. En Isil me esperaban mis padres, y una vez con ropa seca y estómago lleno me dije ¿por qué me estoy retirando? Tengo ganas y fuerzas para continuar. Cierto es que ahora sé que quedaba un infierno por delante, pero esas no son formas de retirarse. Hay que hacerlo solo por causas que impidan llegar a meta, no por haber pasado un mal rato.

los 5 de vall daneuDesde el día siguiente de la retirada, después de haberme lamido las heridas, sabía que volvería, así que solo había que ir tirando anzuelos poco a poco para conseguir compañeros de viaje.

El primero en picar fue Sergio, atraído por la tecnicidad de la prueba y después Ángel, compañero de aventura en 2015, que se hizo mucho de rogar. Y al final se unieron Cristian y Hortensia. Así que hicimos un grupete de lo más variopinto y nos fuimos los 5 para Esterri d’Àneu.

Pero todo empezó mucho antes…

El 9 de enero nació Jurek, mi segundo hijo, y sabía que preparar la temporada iba a ser complicado. Lo primero fue buscar un entrenador que me permitirá maximizar el rendimiento del poco entrenamiento que iba a poder realizar. No quería malgastar esfuerzos sin saber que esa era la mejor forma de mejorar mi forma física. Así que después de darle vueltas me puse en manos de Benjamin Maestre.

El entrenamiento implicó cambiar los horarios, la forma de entrenar, la alimentación… La única forma de conciliar la vida familiar fue entrenar de 6 a 8 de la mañana, mientras el resto de la familia dormía, o lo intentaba. Además hicimos una pretemporada de fuerza, muchas más salidas pero más cortas, para acumular kilómetros semanales, introducimos los mesociclos y finalmente alimentos como la remolacha 😉

mochilaLos días antes de una prueba como esta se prepara la mochila, con mucho cuidado y atención. Como teníamos dos bolsas de vida, era todavía más complicado. Requiere planificación y visualización de la carrera. Además la climatología puede cambiar de una hora para otra, así que hay que tener en cuenta muchas variables. En fin todo un arte que se refleja en esta foto.

Llegó el día y sabíamos que estábamos muy fuertes, mucho mejor entrenados y más confiados. La carrera era diferente al año anterior, la nieve casi nos obliga a llevar crampones e hizo modificar el recorrido haciendo la carrera sensiblemente más dura, más kilómetros, más desnivel y terreno más complicado.

13537667_10209621242347317_4971515840536607972_nDesde los primeros kilómetros los cinco que íbamos nos separamos. Nos íbamos cruzando en los primeros avituallamientos, pero prácticamente desde el km 20 no volvimos a vernos.

La carrera es sencilla hasta que empieza el km vertical. Hasta allí el terreno es cómodo y todavía están intactas las fuerzas a pesar de los 2000m de desnivel positivo que acumulas casi sin darte cuenta. Pero en el km 25 llega el primer muro, 1200 d+ en 4km. Una subida al cielo por una pared vertical a través de un prado sin senda definida. Miras hacía arriba muchas veces y ves a gente intentando encontrar la mejor senda para llegar al final de esta montaña. Después de 2h sin descanso, llegué arriba, me senté, respiré, comí y disfrute del tremendo paisaje que dibuja la cresta de la montaña. Guarde los bastones, uno de ellos ya roto desde el km 18, aunque puede seguir utilizándolo, y empecé el sube y baja por la cresta de la montaña. bajada despues de la bonaiguaComparé el tiempo con el año pasado, 15 min menos, pero sobre todo mejores sensaciones y hacía mucho menos calor.

En el avituallamiento del km 30 en Coma Negra me puse a hablar con un chico con el que me iba cruzando en los avituallamientos anteriores y después de cruzar varias varias conversaciones nos dimos cuenta de que al año pasado ya hicimos parte de la carrera juntos y nos retiramos juntos. Seguimos cada uno a nuestro ritmo, pero la montaña nos iba juntando hasta que finalmente decidimos unirnos hasta el final de la aventura. Sinceramente creo hicimos un equipo perfecto, cuando a mi me fallaban las fuerzas él tiraba de mi y viceversa.

13584954_1742549296001175_311505616611806163_oDespués de una larga bajada por preciosos parajes llegamos al Port de la Bonaigua, que a estas alturas ya se estaba escondiendo entre la niebla. Llegué casi 2h antes que el año anterior. Cogí la bolsa de vida, me cambié por completo, rellené los bolsillos de geles, me abrigué un poco y otra vez a la carrera.

Aquí empezaba el recorrido diferente al año anterior, y claro, no iba a ser más sencillo. Bien es cierto que ni llovió ni granizó, pero a cambio nos metieron un par de repechos de 200m de regalo. Justo antes de llegar al refugio de Arioto tuve una pequeña pájara. Me tumbé 2 minutos, bebí un par de vasos de cola cola, algo de sandía y parece que se pasó. Ya solo quedaba un repecho y 10km de bajada a Isil.

IMG_6185Una vez en Isil, donde estaba la segunda bolsa de vida, me vuelvo a cambiar por completo y me preparo para la noche, no hacía frío, pero volvíamos a subir hasta casi 2.700m y el tiempo podía cambiar repentinamente. Tanto Jose como yo íbamos ya tocados, pero como dije al principio, con ganas y fuerzas no podíamos retirarnos. Recuerdo llegar al avituallamiento y alegrarme de que hubieran macarrones con tomate frito, normalmente me cuesta mucho comer sólido, pero eso me entró de maravilla.

Salimos de Isil camino de Borda de Pina en paralelo al río durante unos cuantos kilómetros y después cogemos una carretera de asfalto durante otros tantos. 13528908_871967329602341_4015270915659543121_nTenemos la suerte de ver que los lugareños están celebrando las fiestas de una forma peculiar, llevando a la espalda troncos de grandes dimensiones ardiendo… Pero no estamos para fiestas, sonreímos y continuamos.

Salimos de Borda de Pina y nos avisan que nos preparemos, nos queda el segundo km vertical de la carrera y las fuerzas ya no son las mismas. Al principio la subida es tendida y muy bonita, pero poco a poco se va complicando hasta llegar a “EL MURO”. No creo que sean más de 200-300m, pero tan verticales que no puedes echarte hacía atrás por miedo a caerte. Tenemos que parar unas cuentas veces en ese tramo porque no nos dan las fuerzas. En una de esas veces, Jose y yo apagamos los frontales, apoyamos la espalda contra la pared y miramos a nuestro alrededor: estamos en medio de un circo de montañas, totalmente a oscuras y con un cielo estrellado que nos recuerda lo pequeños que somos. Pero todas las montañas tienen un techo, un punto geodésico, el lugar más alto donde acaba el sufrimiento. Allí nos esperan unos voluntarios pasando la noche en una tienda de campaña y nos dicen que el próximo avituallamiento está a poco metros, y que tengamos cuidado y nos agarremos a las cuerdas.

bloques de granitoHaceros a la idea: kilómetro 75, 20h de carrera, unos 6000m de desnivel positivo acumulado y para llegar al avituallamiento del Estany de la Tartera exhaustos después de El Muro, 30-40m de caída libre, agarrados a una cuerda para no bajar rodando por la montaña. Recuerdo acordarme de mis compañeros que llevaba por detrás, pensar en ellos y desearles que se hubieran retirado antes de llegar a esta punto. Llegamos al avituallamiento y hablamos uno minutos con los voluntarios, nos dan caldo caliente y les transmitimos nuestro enfado porque nos parece que “se han pasado” que el riesgo es demasiado alto para el cansancio que llevamos. Nos dicen que este tramo es diferente al año pasado y que han tenido que cambiarlo por el tema de la nieve, que el año pasado no era tan duro, pero que la gente que llega allí llega con mejora cara. En fin, estamos a 2400m de altitud, 75km por detrás y solo 20 por delante, no nos queda otra que seguir, ahora ya no hay otra opción, no tienes más que dar un paso en dirección a la meta, y después de ese otro. la crestaMe acuerdo de Joel, cuando me dice que está cansado y que le coja en brazos, yo siempre juego con él a este juego: “- Joel, ¿Puedes dar un paso más? él dice que sí, después le vuelvo a preguntar ¿Puedes dar solo un paso más?, se ríe y da otro más, y yo le digo ¿ves como sí que puedes? Siempre se puede dar un paso más.”

Por esta zona atravesamos varias lenguas de nieve, se ve una línea de pasos que los atraviesan, es parecido a los equilibristas que van de un rascacielos a otro, un paso en falso y te deslizas por ese tobogán hacía abajo sin forma de parar. Clavo bien los bastones, doy un paso, otro, otro y ya estoy al otro lado.

Ya solo nos queda la última ascensión, otra vez un pequeño muro demasiado vertical, estamos demasiado cansados, es demasiado de noche, todo es demasiado. Empieza la bajada.

15 kilómetros de bajada, sin senda, por el camino que cada uno inventa por entre los agujeros de una montaña erosionada por el agua. Fueron horas de mucha tensión, cada paso que daba pensaba que me iba a romper un tobillo, pero por suerte esto no pasó y llegamos a los últimos 10 kilómetros, que pensábamos iban a ser un paseo. Seguramente lo eran, si no lleváramos a las espaldas lo que llevábamos, pero como siempre en las ultras, los finales tienen regalos ocultos en los perfiles que te hacen acordarte del que ha diseñado el recorrido.

La meta es un lugar feliz, es el edén, el paraíso, un oasis donde solo hay sensaciones agradables.

Y para finalizar la crónica los agradecimientos. A Benjamín Maestre por guiarnos en el entrenamiento. A mis compañeros de viaje y en especial a Ángel y Carlos, con los que entreno a diario. A todos con los que comparto kilómetros por asfalto y montañas. Y por su puesto a Belén, Joel y Jurek, que me permiten y motivan para seguir haciendo esto que ahora me hace feliz.

perfil_personal

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Sergio VE H 24:54:00 57 19
David SE H 27:25:54 77 40

XI Subida a la fuente del Paco – Villanúa (20-Agosto-2016)

Desde hace varios años Paco Herrero (amigo del Club Idella que ya está inscrito en su maratón número 103, ahí es ná… ) viene informándonos de la prueba de referencia, de la cual él fue alma mater en sus primeros años (ya que Villanua es su segunda casa) y lo suelta a modo de anzuelo a ver si alguno de nosotros está por el lugar y acude a participar,….. Y este año mira por donde estaba pasando concretamente en Villanua y participé, así que le confirmé a Paco mi inscripción y juntos tomamos la salida y disfrutamos del resto del día haciendo participe también a Pascual (yerno) y alguno que otro que de la ciudad del zapato se desplaza por aquí en época estival (José Fernando, Ángel,…)

IMG_1394La salida de la prueba estaba prevista para las 10 de la mañana pero a modo de diluvio cayó la del pulpo justo en ese momento, así que raudos y veloces nos metimos todos en el Polideportivo y a esperar, al cabo de media hora todo pasó y quedo un día de cine, despejado y recién pasada la manguera por todo el circuito (que buena falta hacía,… menuda sequía hay en general). La carrera comenzó a las 10:30, discurrió los primeros kilómetros por el casco urbano de la localidad, pasamos delante del chalet de Paco y a continuación tomamos un bonito sendero ascendente y sombrío junto al barranco de Arraguás, que nos llevó hasta el refugio y merendero de la Fuente del Paco, lo de Paco no es por mi amigo Paco Herrero, sino que en estos lares a las zonas húmedas, donde abundan pino negro, hayas,… etc.,… le llaman PACOS, así que la Fuente del Paco se refiere al lugar sombrío donde se ubica; en este punto estaba situado el primer avituallamiento sólido y líquido (buena elección). Una vez pasada la fuente, tomamos la pista forestal que nos llevó al camino de Moscasecho.

Allí estaba el segundo avituallamiento, sólido y líquido, falta hacía ya que a continuación teníamos una fuerte pendiente que nos dejó de nuevo en la pista forestal para comenzar la bajada. Al poco rato tomamos el camino viejo de Villanúa, sendero técnico que a mí me vino de perlas ya que es donde me encuentro a mis anchas y con trote alegre voy pasando corredores aunque una vez llegamos de nuevo a la pista vuelven a pasarme ellos a mí y es que la sangre joven tiene zancada larga, al final de la pista entramos nuevamente en el pueblo para atravesarlo y enfilar la meta situada en el Polideportivo.

Bonito recorrido de 13,3 kms y mejor compañía, gran avituallamiento final así como bolsa de corredor.

Maravillosos Pirineos que entre otros nos agasaja con pruebas como ésta.
Gracias PACO, salud y alegría para el resto de los días.

Un abrazo,
Jesús

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Jesús VETB-M 1:26:55 154 19

Emocionante Trail de Bronchales TDB 43K (3-Julio-2016)

43 kilómetros no son nada. Ya nadie presume de maratones. Pero, qué le vamos a hacer, a mí todo lo que vaya entre los 30 y 65 km me gusta y se me ajusta bien al cuerpo. Es esa sensación de darlo todo, incluido el punto masoquista de sufrir y la gloria divina que se siente al darse una buena ducha el mismo día… Eso tiene precio…

El TDB era una de las carreras que tenía claro desde principios de año que iba hacer. Había estado en estos mismos montes de la Sierra de Albarracín (Teruel) hace muchísimos años y podría volver a pasear corriendo por “el pinar más denso de Europa”.

Esta carrera está hecha de tres ingredientes principales: 1. el cariño de toda la gente de Bronchales y Noguera, que miman hasta lo indecible a todos los visitantes (prácticamente todos llegados de la provincia de Valencia). 2. La implicación de un montón de personas y negocios locales dispuestos a trabajar más horas de las que nos pensamos para que el fin de semana fuera inolvidable. 3. El entorno natural con que cuentan y que merece la pena ser conocido y disfrutado.

La Organización había preparado otras varias carreras (10K, 20K, 24K) para ese día, que compartían parte del recorrido y de las cumbres de la carrera más larga. Con 43K y 2.000 m acumulados de desnivel positivo, la carrera no debería llevarme más de 6 horas. Pero no contaba con el calor de ese día. Unas temperaturas inusualmente altas, según comentaban los del lugar, me convencieron para tomar precauciones adicionales a las habituales. Bebería agua de forma calculada (no solo por sensaciones) y cada hora ingeriría una cantidad pequeña de sal para combatir los efectos de mi excesiva sudoración cuando corro.

Estas dos cosas las decidí durante la charla técnica del sábado por la tarde, donde una nutricionista y un médico nos dieron valiosísimos consejos para afrontar esta y cualquier otra carrera de larga distancia. También me encontré con Gloria Fuller y su hermana, que me insistieron mucho en ingerir sales, sobre todo Mg. Yo, como no tengo costumbre de ingerir estas cosas y hace tres años justos que no ingiero ni una gota de isotónico ni de geles, me eché esta vez en una bolsita plástica un poco de la sal de mesa (NaCl) que me había llevado al camping para aderezar el tomate de la cena.

20160703_164606Tomé la salida con bastante tranquilidad, fiel a mi estilo. Cada vez soy de menos agobios y al final uno queda donde las piernas ese día te permiten estar, como bien demuestra el haber visto prácticamente las mismas caras (y culos) durante gran parte del recorrido.

Los avituallamientos estaban bien surtidos y planificados. Siete en total, cada uno con los alimentos claves que la nutricionista de la carrera había estipulado. Un lujo contar con este detalle pues todo me pareció rico, sano y nutricionalmente perfecto para cada etapa de la carrera.

Entro otros, alcanzamos los dos picos más altos de estos montes: el Caimodorro y por último la Sierra Alta tras una penosa subida con la mayor diferencia de desnivel de toda la carrera. Pero el tramo que realmente me hizo agonizar fueron los “supuestamente” últimos 5 km, desde Sierra Alta hasta la menta en la plaza de la Fuente en Bronchales. Y digo lo de supuestamente, porque para mí que eran al menos 3 km más de lo marcado. No es que en total hiciéramos 46 km, pero sí ha sido como que las marcas de km anteriores estuvieran desplazadas y esa diferencia se corregía todo al final. Esto lo comenté en meta con un par de corredores que sí llevaban GPS y al parecer ha sido así, pero no lo he confirmado de manera irrefutable.

20160703_164513Además, el perfil escondía una subida hasta el camping Las Corralizas que era mucho más larga y empinada de lo que mostraba el perfil dibujado en el dorsal. Yo, que conocía el camping pues es donde nos hemos alojado este fin de semana, no salía de mi asombro cuando hemos tenido que rodearlo y atravesarlo. Sí, es el camping a más altitud de España (1.720 msnm), pero el domingo me pareció también el más grande del mundo.

20160703_172941-01Fue a 2 km de meta donde me vine abajo. Hacía ya más de media hora que me habían dicho aquello de “te queda 1,5 km”. Así varias veces. Y a mi mente y a mis piernas les costó mucho readaptarse al esfuerzo adicional que no me esperaba a esas alturas. Cuando vi que ser sub-6H ya no iba a poder ser, me sentí un poco engañada. Había hecho hasta entonces una buena carrera, con mucha cabeza a pesar de que el calor no es lo mío y no me había dado por vencida en ningún momento, siempre positiva y remontando. Hasta 2 km antes de meta en que las ganas de llorar pudieron conmigo.

Finalmente llegué a meta sprintando los últimos metros. Mucha animación y bonitos regalos además de los que ya nos habían dado el sábado al recoger los dorsales. Luis y Roma felices y contentos de verme. El verles tan felices y las dos cervezas con que me homenajeé en meta me hicieron olvidar el gusto amargo de los minutos de más que tardé.

Ahora me tomaré un breve descanso estival y me prepararé para mi próxima aventura, que será nocturna, muy probablemente.

 

Notas con algunas reflexiones:

Esta carrera quedaría mejor en mayo o en septiembre. O un julio de otro año más benévolo.

El camping que cito más arriba es el alojamiento perfecto. Si se quiere descansar, allí la paz es envidiable, sobre todo si se quiere descansar la noche antes de la carrera, que en el pueblo más abajo había fiesta con batucada. Además, a los corredores no nos imponían hora de desalojo y podíamos ducharnos a la hora que acabáramos. Los trabajadores del camping son realmente encantadores y cuando pasé corriendo por el tramo que lo atraviesa, me animaron como si hubieran sido de mi familia.

Información de la carrera de 43K (también hay de 10K, 20K y 24K).

Gran Trail Peñalara (24-Junio-2016)

Rompiendo tradiciones, esta noche de 24 de junio en la que acostumbro deleitarme con la tradicional “cremà” de las Hogueras de San Juan iba a tomar un cariz distinto.

IMG_1815Y es que a finales del año pasado, aprovechando el tirón de los turrones, decidimos embarcarnos en una nueva aventura: el Gran Trail de Peñalara, un Ultra de 120 km y más de +D5500 que recorre el parque nacional de Guadarrama.

Con el permiso de Nacho (ausente por su recién estrenada condición de padre pero presente en cada paso), los dos Carlos (Ramos y Amorós) y un servidor estábamos a las 23:30 en la plaza del pueblo de Navacerrada con ganas de pasar un día en el monte y de aprovechar las oportunidades que ofrece la Sierra madrileña. Últimos trámites pre carrera, últimos abrazos, mente meditativa para agradecer lo que estamos a punto de vivir y… pistoletazo de salida. Vamos coño!

Con mucho respeto por pasar mi primera noche en carrera (tengo sensación de que son las 5 de la mañana) pero con una emoción insuperable, encaramos la subida a la maliciosa. Esto es la ostia… el cielo estrellado y la luna semillena a la que pudimos saludar en la cima se convirtieron en ese tipo de sensaciones que se quedan para siempre.

IMG_1823Poco a poco y tras sufrir un pequeño tropiezo gracias a mi técnica de pato en bajada, nos encontramos rellenando bidones en el primer avituallamiento. Cruzamos la pedriza con el reflejo de nuestros frontales y sin darnos cuenta los pajaritos nos anuncian la llegada del amanecer justo en la cima de la morcuera, impresionante! Que pasada de noche! Ya llevamos unos 40 km y nos encontramos muuuy bien, la noche ha sido una gozada y nos ha llenado de energía positiva.

Bajada rápida e intensa de unos 17 km y llegamos a Rascafría a eso de las 8 de la mañana donde puedo “desayunar” el primer montadito de jamón con tomate preparado por mamá que me da la vida y me acerca a los míos, gracias!

2016-06-24-gran-trail-pe-alara-2016-laguna-de-los-pajaros-gran-trail-pe-alara-2016-2182348-40749-13-lowParece que aquí, en el km 55 y tras haber disfrutado de la noche, es donde empieza la carrera. Salimos renovados y con fuerzas para enfrentarnos a 17 km continuos de subida. Paso a paso, metro a metro, nos calzamos los primeros 9 km hasta el reventón, donde podemos compartir risas y miedos con la gente del avituallamiento. Con las piernas tocadas, tiramos hacia Peñalara, cumbre de la carrera tanto por su belleza como por su dureza.

Subimos por el risco de los claveles, un canchal de piedras que probablemente haya dejado algún ser superior jugando al último nivel del tetris… Lorenzo hace de las suyas y el calor empieza hacerse infumable pero no queda otra, esto es lo que nos gusta, asique piedra a piedra y no sin esfuerzo coronamos Peñalara cumpliendo casi 14 horas de carrera.

IMG_1855Ahora toca bajar (que no es cuestión baladí) y como ya nos habían aconsejado, intentar llegar enteros a la Granja, avituallamiento principal asentado en el km 81 donde estarían esperándonos nuestros pacers. Llevamos 15h42min de carrera. Amorós llega muy tocado de la rodilla y tiene que retirarse para evitar males mayores, ha sido un placer amigo, estás muy fuerte, seguro que pronto repetiremos!

Comemos un poco de pasta y en poco Carlos y yo salimos a disfrutar del “último” tramo de la carrera sonando Siniestro Total de fondo. Marcan 33 grados y son las 15:30, ¿solución? Sigo el consejo del pez (gracias!) y me pego un bañito en las pozas en las que hace siglos hacía lo propio Carlos III. Que gustazo! Vida en vena, supongo que estos momentos, los que nos llevan a la esencia, son los que hacen que todo tenga sentido.

2016-06-24-gran-trail-pe-alara-2016-la-maliciosa-gran-trail-pe-alara-2016-2182348-40745-443-lowA trote cochinero y superando una dura subida (a partir de 100 km toda inclinación se hace pared) empezamos los 5 km del infierno: el camino Schmid. Un sendero aparentemente muy fácil en el que se escondía el mazo para darme bien fuerte. Entro en un bucle de mareo absoluto, sueño, crisis existencial y fuerzas a ras de suelo. Pero poco a poco y gracias al instinto básico de “tirar p’alante” y a la fuerza de la pinza, me centro en mi pisada y en el continuo tic tac de los bastones de Carlos para al final conseguir salir del barro.

El mareo me pide arrasar en el último avituallamiento: 6 vasos de coca cola (el único fallo de la organización es que no haya cerveza en los avituallamientos), un montao de jamón, naranjas, sandía y chucherías, la glucosa ha vuelto a mi!

2016-06-24-gran-trail-pe-alara-2016-meta-gtp-y-tp-desde-17h31-gran-trail-pe-alara-2016-2182348-40748-1503-lowÚltimos 9 km, ya recuperado nos encontramos casi como si acabáramos de empezar, llenos de fuerza, llenos de ganas, llenos de vida, que subidón!. Sin querer evitarlo, apretamos y disfrutamos de la última bajada hasta llegar al pueblo donde ya se huele la meta. Cogemos a Teo y en 22 horas 8 minutos concluimos nuestro particular periplo.

Ha sido impresionante, doy gracias por poder disfrutar de estos “pequeños momentos” que me permiten saber qué es lo realmente importante.

Gracias a Carlos por ayudarme a superar en primera persona las crisis de todo ultra, gracias a los firmantes de la pinza, sólo vosotros sabéis el sentido que esto tiene para mí, gracias papa por apoyarnos in situ en cada reto y por consolidarte como el mejor pacer que uno puede tener y como no, gracias mama por enseñarme a ser quien/como soy.

Esta carrera se la dedicamos a Marta, estés donde estés, sentimos tus fuerzas en cada piedra que pisábamos. Gracias por vigilarnos en todo momento.

Ante la clásica pregunta de cuál será el próximo reto: seguir disfrutando de lo que hago.
Carpe Diem.

P.D. Las 5 finguers dieron resultado (todos me preguntaban cómo podía correr con esas “zapas”) y ya puedo considerarme como un minimalista consolidado, cada vez más cerca del suelo y sintiendo cada paso del camino.

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Carlos R. Veterano A 22:08:45 196 94
Borja Absoluta 22:08:50 197 79

Total finisher: 345, Total retirados: 144