QUEBRANTAHUESOS 2023

Para quien no quiera leer otra cosa puede pasar directamente al párrafo séptimo.

Hay costumbres en zoología que son innegociables. La supervivencia es algo prioritario entre los animales que la persiguen incluso sin ser conscientes de ello. En este sentido la reproducción parece que fuera el único propósito firme y final entre los seres vivos, puesto que la perpetuación de la especie no es un hecho baladí se mire como se mire, ya que se trata de seguir el camino o perder la senda, es sobrevivir, en definitiva. Como consecuencia de esto último, los animales han venido desarrollando estrategias para que la gymkhana a que son sometidos en el día a día no sea sino un juego entre la vida y la muerte.

Como ejemplos, la evolución y el deseo de dejar un legado de vida enseñaron a la inofensiva Falsa Coral a colorear su cuerpo con un patrón muy similar al de su malhumorada hermana venenosa, los elefantes del Kalahari se transmiten de madre a madre – puesto que conforman unidades matriarcales- los lugares donde el agua desaparece en último lugar en cada estación seca y aún no alcanzamos a saber cómo los mosquitos de la fruta aparecen en cuanto un dulce melocotón empieza a estropearse en el frutero o simplemente dejamos descorchada una botella de tempranillo, ¿de dónde salen, han estado siempre ahí?, porque eso es lo que parece.

Dentro de las estrategias necesarias para vivir el protagonismo se lo lleva sin duda algo tan sencillo como es la espera. El saber esperar es algo que nosotros (y vosotros), los fondistas, tenemos que aprender a gestionar y si no es así estamos perdidos.

El Dragón de Komodo da un mordisco casi imperceptible, liviano y sin importancia al Búfalo de agua y se limita a algo tan básico como esperar. Este enorme lagarto no es venenoso per se, pero su saliva es una ponzoña que a medio plazo intoxica la sangre de su presa y a partir de ahí sólo queda eso, esperar la lenta agonía para darse el festín de carne roja. Hay otro ser que a mí siempre me ha fascinado: la serpiente y más concretamente la de tipo constrictor, es decir, la Boa, la Pitón o la Anaconda. Cuando un reptil de ese tipo se enrolla en el tórax de su captura no la mata por compresión, sino que se adapta a tu anatomía y la víctima va sellando su propia muerte. Por cada exhalación de los pulmones de la presa, el cuerpo del ofidio reajusta su posición, es decir, se enrosca de forma que ya le impide tomar aire, la serpiente se limita a esperar la lenta asfixia. Otro caso más simpático, aunque no menos cruel es el de nuestro Cuco, esta ave no construye nidos, sino que pone un único huevo en una casa ajena de modo que al eclosionar y ser una especie más grande que el propietario se lleva cada bocado, cada gusanito que la madre trae para los suyos termina en el buche del malvado parásito el cual termina lanzando al vacío a sus hermanastros a empujones hasta monopolizar el almuerzo, no se trata pues de otra cosa que esperar.

El Quebrantahuesos es un ave majestuosa, excepcional, altamente evolucionada y que domina el arte de la espera, aguarda pacientemente a que otros seres devoren las partes blandas de sus víctimas y cuando ya no queda casi nada aprovechable es cuando entra en escena. Toma este buitre los huesos que nadie quiere y emprende vuelo con ellos entres sus garras, se eleva, vuela, planea, mira, busca y encuentra una roca sobre la que lanzar su proyectil óseo para fragmentarlo y tragárselo, duro, astillado e indigesto para otro que no sea él pues este es su alimento esencial, los huesos.

Hace ya unos meses que entré en el sorteo de dorsales para la Quebrantahuesos, la cuna, la referencia del cicloturismo nacional, cuatro puertos y 200 km. de recorrido, todo un reto desconocido para mí. Casi sin esperarlo me tocó un número y decidí inscribirme sin tener claro en qué me estaba embarcando, ¡divina imprudencia!

El tiempo pasó y fue hasta cinco días antes de la carrera que no me decidía a ir a Sabiñánigo con mi flaca. La QH es una fiesta que se repite a mediados de junio en esta población Oscense de apenas 11.000 habitantes que viene a soportar una enorme multitud de ciclistas durante un fin de semana y multiplica su población hasta más de 40.000 personas entre deportistas y acompañantes. Dicen por aquí que el verano en esa parte de los pirineos empieza el fin de semana en que se celebra la Quebrantahuesos. A última hora como digo, cinco días antes y tras una larga incertidumbre por fin me decidí a hacer el viaje, acompañado voluntariamente por mi yerno David, mi apoyo y confidente, hombro sobre el que me lanzaría la tarde del 17 de Junio de pasado confiando en alguien que me diera cobijo, aquel sobre quien cerrar los ojos y abandonarme sin miedos.

La feria del corredor es de primera, animación, stands de todo tipo de marcas y artículos de última hora que puedes haber olvidado en casa, Oscar Puyol, Fernando Escartín, el grandísimo Miguel Induráin y el maestro Alejandro Valverde, allí es donde si dudas se te permite cambiar el dorsal por el de la hermana menor la “Treparriscos”, más corta y menos dura y última bala que me quedaba en la recámara, pero que decidí no usar, al fin y al cabo si llevaba meses pensando en la QH, al menos debía intentarlo y se lo debía a David que aceptó sin dudar un viaje de locos.

Una vez nos empapamos de la fiesta de la pre competición ya en noche cerrada nos retiramos a Linas de Broto, a más de 40 km. de carretera de montaña, lugar donde nos llevó mi indecisión por apurar hasta el límite, ya que alojamientos más cerca sencillamente no había. Cena de Hamburguesa y cerveza y a dormir apenas tres horas, ¡hostias, mal empezaba la cosa! A las cinco y media desayuno de bizcocho casero y café cargado y zumbando para Sabiñánigo a esperar la salida a las 7:15 h. Jamás había visto tanto carbono junto, ni en las minas de Sudáfrica, más de media hora quieto entre el chupinazo (así dan la salida) y hasta que empecé a moverme en busca de mi hueso. Ya no había tiempo para pensar y si acaso esperar qué me encontraba en ese terreno inhóspito para mí.

La salida es espectacular, miles de ciclistas de todas las edades, hombres, mujeres, españoles, europeos y de otras partes del planeta. Caras serias y silencio en el pelotón, sólo el zumbido de las cadenas engarzadas en los piñones daba un toque de sonoridad a lo solemne del momento.

Primer puerto. El test.

Somport. Las pruebas ciclistas se miden como en el Trail, no es tan importante (que también) la distancia como el desnivel. En ciclismo si estás medianamente preparado puedes subir un puerto de primera categoría, el problema está en añadir tres puertos más tras éste. El Somport empieza en una autovía que se cierra al tráfico rodado exclusivamente para la QH, es una subida larga y engañosa, es como un cebo envenenado por ser el primer puerto y afrontarlo con las piernas frescas. Lo que no hay que olvidar en el Somport es atacarlo con la cabeza fría y el corazón caliente, es largo y duro y al discurrir por carreteras anchas el efecto óptico es de ofrecer menos desnivel del que realmente tiene. El pedaleo ininterrumpido, el vaivén de desarrollos y la estación de Canfranc a la derecha, preciosa testigo muda, me mantienen atento.

Dice una máxima de la Quebrantahuesos que si quieres asegurarte el terminarla sólo has de centrarte en tres cosas: comer, beber y la más importante, chupar rueda, así que me meto en un grupo de seis en el que yo me sentía como el calvo de los siete magníficos, seis ciclistas mucho más experimentados que yo, pero que si se me llegan a ir no habría sido por algo que sé hacer muy bien: esperar.

La cima del Somport abre la puerta a Francia. Tras ello se inicia un descenso largo, muy rápido y con frío por la umbría, a esas alturas ya había perdido a la grupeta con la que subí, pero en un descenso así la cuestión es lanzarse con prudencia y sin miedo y dejarse llevar por lo que no es tan importante buscar cobijo entre la gente.

Segundo puerto. El cebo envenenado.

Marie Blanque. La bella dama de piel suave, una joven que te espera en un súbito giro a la derecha oculta entre el público y los árboles por la que hay que vencer la tentación de mirar directamente a los ojos: si lo haces te conviertes en piedra como ocurría con su hermana Medusa. Ya me lo advirtieron, el Marie Blanque es el juez que dicta sentencia en la QH, las altas temperaturas y los últimos cuatro kilómetros son durísimos con rampas que te funden, sin descanso y donde no me esperaba encontrar tanto cadáver, ciclistas a pie empujando la bicicleta o sentados en los quitamiedos porque la bella dama blanca les había absorbido la fuerza. Es en el tramo final de este puerto donde la QH se convierte en un infierno y donde afortunadamente compruebo que el mayor temor que me rondaba no tenía fundamento, la deshidratación que suele ser mi compañera habitual por más que bebo no hizo aparición y las piernas seguían en su sitio, centrado en progresar en línea recta mientras algunos lo hacían en zig-zag, sin chepazos y esquivando la mirada de cuantos a mi alrededor se quedaban descolgados, nunca sabes a través de qué ojos te mira la dama blanca. Aquí no hay grupos que valgan, sólo hay que saber esperar.

Tras el infierno del segundo puerto de primera categoría aún tenía que llegar el tercero, el gigante.

Tercer puerto. Eterno Portalet.

El Portalet no se trata de un puerto duro por el desnivel sino por la longitud: casi 30 km. De subida que como un martillo pilón van desgastando las fuerzas que te quedan. Por lo pestoso y cansino me recuerda al Galibier, puerto que subiera el verano pasado y que casi me funde. Aquí vuelvo a coger un grupo de unos diez corredores que se ajustan a mis pretensiones y entre los cuales me infiltro sin abrir la boca salvo para tragar aire, agua, pedazos de plátano y pastelitos de hojaldre, mi único combustible en la QH. Mi intención, mi obsesión era la misma que hasta entonces: esperar. Ritmo, ritmo, ritmo y la cima nos llevaría de vuelta a España.

Para mí la QH ya estaba hecha, sólo quedaba un puerto de corta longitud que subiría, aunque fuera andando.

Tras un largo y rápido descenso llega el remate de la QH.

Cuarto puerto. La puñalada trapera.

Hoz de Jaca, un pequeño puerto de apenas 2 km. y unas rampas de las que te dejan las patas finas, aunque nada que temer si has llegado hasta aquí con convicción y conoces el Balcón de Alicante, es por tanto cuestión de volver a enfriar la cabeza y forzar las bielas. Hasta arriba de un tirón y es arriba donde me detengo un momento por primera vez fuera de un avituallamiento para pensar algo obvio: esto ya estaba hecho.

El descenso de la Hoz de Jaca es una sucesión de curvas y revueltas peligrosas que ponen a prueba frenos y reflejos. Allí consigo ponerme a rueda de un grupo numeroso, de unos 25 ciclistas que decido que han de ser mis compañeros en el viaje que termina. Rodar en grupo es alucinante si vas sin miedo y atento, con cuidado y con confianza es lo más parecido a volar.

Aquella tarde de junio progresando como un grupo de buitres casi sin esfuerzo que aprovechara las corrientes térmicas, una grupeta de quebrantahuesos humanos planeaba atravesando Biescas a toda velocidad, con un rictus cansado aunque más alegre que horas antes y allí por un momento un recuerdo nos estremeció hasta la médula. Tras esto, Sabiñánigo allí en el horizonte. Después de una larga espera nos íbamos a deleitar con el mejor tuétano de los pirineos, pata negra. En la meta David me esperaba paciente y fue entonces cuando me quedó claro que había hecho algo grande.

Al oír aquella mañana a las 7:15 h el petardazo de la salida habría firmado sin dudarlo el terminar la carrera en 12 horas y 29 minutos, puesto que un minuto más marcaba el corte en meta. Finalmente paré el reloj en 9 horas y 55 minutos que me reportaron medalla de finisher de plata de acuerdo al tiempo y a la edad, creo que no estuvo mal y que la espera mereció la pena. Muchas veces es cuestión de saber esperar.

Julián Moya

Kedada Trotadora “Hogueras Especiales” 2023

Una vez plantadas las hogueras solo queda recorrerlas y si es trotando, mejor que mejor. Los Gatopardos se adelantaron y ya el 23 las revisaron, así que solo quedaba sumarse a la convocatoria de Vicente Novoa (Matao del running) para disfrutar en la mañana del sábado 24 de Junio trotando con ambiente festero  muy fogueril y olor a pólvora. A las 8 de la mañana todos posando y tras la traca nos lanzamos a recorrerlas:

La compañía extraordinaria, llegaron de varios puntos de la provincia y no faltaron algunas caras conocidas. Ya en la parte final me fundí en un abrazo con viejas glorias del correr que por casualidad andaban visitando las Hogueras: Jose Antonio “cocinas”, Gaspar & Julia, Manolo Rico, Maite sin su Alberto “El sombrilla” (pero para mí también estaba) que alegría el verlos.

Finalizamos la trotada en la barraca “Pica i Vola” de la mejor que se puede hacer: reponiendo¡!

Aquí os dejo el enlace de dos magníficos reportajes, muy buenos:
https://youtu.be/6iid6qyVRoo
https://youtu.be/PQzCL4dCIBw

En esta ocasión, en representación de A TO TRAPO acudimos: Pili, Juanma, Olivia y yo (Jesús). Tomar buena nota y para el próximo 2024 que no te la cuenten, acude.

Un abrazo y lo mejor,

Jesús “old runners, never die”.

Un paseo por Sant Joan

Después de varios años sin participar en una carrera organizada me animé a participar en la Nocturna de Sant Joan por eso de transcurrir por el pueblo y no tener que desplazarme. En la salida nos encontramos la representación de ATT (Jesús, Tista, Guillermo y yo).

Saludos, fotos y a diseñar la estrategia de la carrera con el objetivo de tener en todo momento el control de las dos pruebas.

Como la experiencia es un grado, diseñamos en un plis plas la estrategia a seguir: situarnos en la retaguardia del grupo, con mucha cabeza y sin cebarnos, controlar desde atrás la carrera para aprovechar el rebufo del pelotón y llegar frescos a los últimos 50 metros para el sprint de la foto, que al fin y al cabo es lo que queda para la posteridad.  Cumplimos a rajatabla, como siempre, y llegamos a meta frescos y felices, pese al intenso calor.

La organización justita y sin excesos. El recorrido, el de siempre, con dos vueltas al circuito para el 10k y con las cuatro subidas al puente de Benimagrell, dos de ida y dos de vuelta, que tienen su puntito canalla y al final una agradable y bulliciosa animación en meta.

Para terminar un ruego a la organización: creo recordar que antes había una categoría de mayores de 60 años mientras que ahora sólo hay una de +50. Deberían plantearse reponerla.

Un saludo. Nos vemos por los caminos.

Paco M. Galindo

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Enlace de la prueba: https://www.chiplevante.com/es/prueba/2023KMSANTJOAN-1096-2023

Clasificación A TO TRAPO :

5 k:

Pos Nombre Tiempo
151 IVORRA PEREZ, JUAN BAUTISTA 0:29:09

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10 K:

Pos Nombre Tiempo
129 Forner Marco, Guillermo 0:57:03
131 Martínez Galindo, Paco 0:57:08
147 Jurado, Jesús 0:58:42

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Crónica de un viaje de cuatro amigos

El viaje empezó varios meses atrás en el momento, casi improvisado de la inscripción a la maratón de 50 kilómetros al sur por la Sierra de Cazorla.

El viernes día 2 de junio salimos temprano desde Alicante Julián, Jota y yo, Lisardo, con dirección a Úbeda donde quedamos para juntarnos con José Miguel Moya, primo de Julián, que viajaba desde Cuenca. Aprovechando que estábamos en la ciudad de los cerros, Julián nos hizo un tour por la ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad, reconocida así por su arquitectura del Renacimiento muy bien conservada hasta nuestros días. Cuna de Joaquín Sabina, Muñoz Molina y del propio Julián Moya, entre otros y que según las últimas investigaciones testifican documentalmente a Úbeda como la ciudad más antigua de Europa.

Posteriormente continuamos viaje 40 km para llegar a Cazorla donde compartimos los cuatro el apartamento, ya reservado en tiempo por Jota. Fuimos a recoger el dorsal en la Feria del Corredor, mientras aprovechamos a recorrer el pueblo donde se respiraba ambiente de fiesta deportiva y que mostraban engalanadas sus calles y plazas para la ocasión, con gentes venidas de fuera que llegaron con el propósito y objetivo de recorrer su sierra en mayor o menor medida.

A las 12 de la noche, se dio la salida de la Ultra de 100 km. donde participó Cristian, al que quisimos darle un abrazo y desearle suerte. Emotivo fue, no solo la proeza que iba a emprender, sino el contar con la compañía que le han brindado ese fin de semana, dos amigos y su padre al desplazarse a más de 400 kilómetros desde su casa para poder animarle a la salida y recibirlo a la llegada, unas cuantas horas después, para regresar nuevamente a Mutxamel una vez terminada esta proeza.

A las ocho horas de la mañana del sábado se dio la salida donde participamos José Miguel, Julián, Jota y yo junto a más de 600 corredores. Emprendimos la maratón trail de los bosques del sur para recorrer 50 kilómetros en torno al segundo parque natural más grande de Europa y que transcurre por senderos y pistas forestales de la Sierra de Cazorla.

Nada más salir de las calles del pueblo se produjo un tapón que a los últimos corredores llegó a retenerles más de 10 minutos de espera mientras que de uno en uno y a paso lento comenzamos un sendero empinado y largo que no nos permite correr durante casi diez kilómetros que se eleva 1.000 m de nivel de los 2.430 de nivel positivo que tiene toda la carrera.

Aunque no nos encontramos con animales salvajes que pueblan el parque, sí que se oía con gran frecuencia, como si de la berrea se tratara, las voces, las risas y los chascarrillos a más de cien metros de distancia del amigo José Miguel que corría sin esfuerzo llevando alegría por donde pasaba y que junto a Jota se desplazaban más ligeros. A mitad de nuestra carrera comenzó una lluvia bastante persistente, provocando senderos resbaladizos, bajadas más peligrosas y produciendo más inseguridad, especialmente a Julián que por su lesión crónica en las rodillas (por exceso de kilómetros que lleva en el asfalto) le hizo llevar un ritmo diferente al habitual, con gran esfuerzo y sufrimiento. El recorrido de gran belleza natural entre pinos centenarios donde la hoja caída de los pinos forman un mantillo que permite correr amortiguando la pisada, me hizo disfrutar y recomendar esta maravillosa travesía, la cual la finalizamos como un equipo donde los más ligeros esperaron a los más lentos y entramos en meta todos a la par.

Los avituallamientos sólidos durante todo el recorrido fueron pobres y escasos, y en la llegada nos abastecieron solamente con un bote de cerveza o un vaso de gazpacho.

Una vez en meta y ya sin lluvia, con la alegría de la misión cumplida, disfrutamos del momento donde iban llegando corredores mezclados, los de la ultra con dorsales azules y los rojos de la maratón.

Con la medalla de madera en el cuello nos volvimos al apartamento donde nos duchamos, comimos y charlamos para emprender el viaje de regreso.

Ha sido un viaje de dos días que bien ha merecido la pena compartirlo entre cuatro amigos.

¿Indiferencia o hastío?

En esta ocasión, por primera vez en muchos años, suponía que me iba a resultar indiferente el resultado electoral¹, cualquiera que fuera. Era también de las primeras veces en que no había formado parte del grupo de militantes o simpatizantes que se sienten identificados con un partido y lo apoyan en reuniones, distribuyendo propaganda, pegando carteles por las calles o en los momentos álgidos de mi participación política cuando incluso formé parte de las listas electorales. No, hacía ya bastante tiempo de mi “enfriamiento” en el apoyo. De ir en las listas del “partido comunista” o más tarde de “Izquierda unida” hasta abandonar la primera línea y limitarme a colaborar ya en los últimos años como interventor de esas agrupaciones, he pasado en la actualidad a observador de las pugnas en que se ven enzarzados los distintos partidos, sorprendido por la parcialidad de los posicionamientos que los defensores de unos y de otros dan muestra, ajenos en sus argumentos a la más mínima objetividad. Para el que defiende una alternativa política, todo lo relativo a sus posicionamientos, programa, táctica, propaganda, es plausible, inmejorable, digno de elogio y apoyo. Y por supuesto las personas que lo encarnan, sus militantes y líderes que, si no rozan la perfección, están muy cerca de ella.
Por el contrario, los que defienden otra opción política, cualquiera que sea, son personajes taimados, irresponsables, malignos, dañinos para la sociedad igual que sus ideologías, opresivas, injustas, perniciosas.
Es tal la ceguera o tan alto el grado de envenenamiento que pienso que estas personas instaladas en lo que podríamos llamar primera línea de la política militante o de soporte ideológico están incapacitadas para analizar la realidad con un mínimo de objetividad porque le aplican un mecanismo de análisis viciado por los posicionamientos previos adoptados que les impiden ver con ojos limpios lo que ocurre a su lado. Personas muy próximas de mi entorno por razones familiares, de vecindad o de amistad, muy capaces en sus actividades profesionales, de la índole que sea, de fina sensibilidad para las más variadas cuestiones, artísticas, sociales, culturales… Cuando se tocan temas directa o indirectamente relacionados con la política, parecen perder la capacidad y sensibilidad que los caracteriza en la mayoría de los asuntos que nos rodean y, de forma incomprensible, se deslizan por un tobogán vertiginoso en el que la velocidad de desplazamiento les imposibilita para analizar con ecuanimidad y objetividad las virtudes y defectos propios y ajenos. Y en un “totum revolutum” son incapaces de admitir ningún aspecto positivo del adversario ni de ver alguno negativo del propio.
La vieja historia evangélica de la paja en el ojo ajeno y la viga en el propio.
A sabiendas de esos posicionamientos me resulta tan aburrido, estéril y absurdo tratar esos temas que prefiero obviarlos y dedicar el precioso tiempo a asuntos más placenteros y gratificantes.

1 Elecciones municipales y autonómicas del 28 de Mayo de 2023.

San Juan, 4 de junio de 2023
José Luis Simón Cámara.