La tregua en el filo de la navaja

Si no fuera por lo que es
llegaría a pensar que algunas fuerzas políticas
se afanan por evitar
que la tregua de eta se afiance.

Agoreros de la repetición de la tragedia.

¿Acaso no conocéis ya el sabor de la sangre de los otros?

¿O faltan aún más dosis de sangre
para alimentar las posibilidades del vuelco político
que es lo que importa en última instancia?

¿Quién puede pensar en su sano juicio
que, por mucho que todo haya cambiado,
van a quitar la pistola de la nuca
y echarse de rodillas ante la víctima?

¿O, como aquel cojo, tuerto y manco de acciones de guerra
que gritaba en Salamanca
¡viva la muerte, abajo la inteligencia!,
quieren que el baño se prolongue
para aumentar el número de muertos y tullidos?

¿No resulta curioso
que su discurso sea el mismo
con el que nos llevaron a la guerra?

¿No resulta curioso
que sean los herederos
de los que nos llevaron a la otra guerra?

¿No es acaso la paz
-dicen todos-
el más preciado bien junto con la libertad?

¿No habrá que aprovechar
el más pequeño resquicio, por minúsculo que sea,
para meter la cuña que abra la puerta de la paz?

Casi siempre el silencio
es más sabio que las palabras,
siempre que la verborrea maliciosa.

 

José Luis Simón Cámara.

San Juan, 15 de mayo de 2006.