El atleta ha muerto, viva el super atleta.

El atleta ha muerto, viva el super atleta. El pasado fin de semana un triatleta, que no atleta, británico, todo un chicarrón de más de 1,90 m. tuvo en jaque a los mejores corredores de campo través de Europa, durante la mayoría de la carrera anduvo (corrió más bien) en primer lugar y no fue sino hasta el final que terminó siendo cuarto. Cuarto de Europa de Cross. Por otro lado, Jay Vine ciclista bueno, pero del montón de arriba se empeñó durante la pandemia en fundir watios en una conocida plataforma online, es decir, mojaba el bizcocho del desayuno en su casa mientras hacía saltar los plomos de su edificio, ahora el australiano es uno de los mejores del pelotón internacional. En casa, aquí al lado, Reyes Estévez, brillante mediofondista que fue, el otro día llegó cuarto español en la maratón de Valencia con 47 años y largas horas de cinta, como Vine, es lo que tiene la calidad unida a la madurez. Hablando de pelotón, no se puede pasar por alto a Van Aert o a Van del Poel, el nieto de Poulidor que igual se pasean de ja mano en la copa del mundo de ciclo Cross que humillan al resto en la Paris-Niza. A nivel doméstico tenemos a Felipe Orts, el de la Vila no tiene rival en los circuitos embarrados y es el único europeo-no-belga-ni-neerlandés que vuela en los circuitos ratoneros. En asfalto es otro ejemplo de polivalencia, lo mismo que el británico Pidcock que no sólo rinde en el nombrado ciclo Cross sino que es un grande del mountain bike, así le pasa que cuando desciende el Glandón o el Galibier no hay quien le siga, es lo que suma de un lado para otro. Más ejemplos hay de triatletas que destacan en ciclismo e incluso terminan por colgar las zapatillas y el tritraje pasándose al carbono o al revés, como ocurrió con el triatleta británico Alex Yee que corredor destacado que era decidió reciclarse en mejor triatleta. O Cameron Wurf que pasó de remero a ultra triatleta. Ejemplos hay muchos y casos llamativos más, como ocurre con Kristian Blummenfelt, armario ropero de tres puertas que podría ganar el Great North de Newcastle o la Noche de San Antón si se lo propusiera, aunque este no se si sería por su cuerpazo serrano o porque es de los noruegos que ahora tienen el lóbulo de la oreja como un bebedero de patos, ya se me entiende. De eso podemos hablar otro día.

Julián Moya Jurado, 11 diciembre 2023