La rodilla de un maratoniano

Desde que tenemos uso de razón aprendemos la mayoría de las veces que lo que nos enseñan es lo correcto aunque esto en ocasiones no sea lo acertado y por ese silogismo podemos llegar fácilmente a la conclusión que lo que nos enseñan no siempre es verdad.

Casi nunca, por ejemplo, nos hablan de Atletismo. Hablemos pues.

Está sobradamente demostrado que el brazo de un tenista es un ejemplo claro de fuerza. Un tenista de alto nivel es capaz de sacudir mandobles que tumbarían al hombre más fornido. Lo que no nos suelen enseñar es que un lanzador de jabalina tiene con toda seguridad una palanca más fuerte, además de una flexibilidad envidiable, estamos hablando de Atletismo. Atletismo no es Futbol. La patada de un Futbolista de los que levantan pasiones con sólo sacudir su melena jamás podrá compararse a la de un vallista de élite. El acto primitivo, tosco y vulgar de patear es un reflejo innato que tenemos desde nuestra concepción como animales placentarios que somos. Un vallista necesita miles de horas para perfeccionar una técnica y un desarrollo muscular que sólo se obtiene con años de entrenamiento estricto. La patada de un vallista cuando ataca la valla es un latigazo al alcance de muy pocos mortales, un trallazo.

Hablando ahora de boxeo todos sabemos que cuando un púgil lanza un crochet a la cara de su adversario es capaz de ejercer una fuerza como para noquearlo aunque éste lo vea venir por el rabillo de su ojo. Un buen puñetazo no es comparable a lanzar una bola latón de 7,260 kg a más de 21 metros de distancia. El brazo de un lanzador de peso es como un martillo percutor de impulsos fulminantes anclado a un motor de compresión de 200 cv. Hablamos de Atletismo.

¿Y qué hay del balonmano?, para ser un buen portero de balonmano sólo hace falta tener unos reflejos felinos, la flexibilidad de una mimbre y la valentía que da estar al límite de la cordura, ¡como si todo esto fuera poco! Pues bien, un pertiguista tiene todo esto pero además es capaz de correr rápido como un gamo y acertar a clavar y doblar la pértiga para impulsarse con ella después. Una pértiga, para quien no lo sepa, le diré que es bastante más dura de lo que parece.

El Atletismo es el deporte rey, eso todo el mundo lo sabe y quien no quiera verlo es porque quizás no se lo enseñaron cuando empezó a tener uso de razón. Muy pocos sabemos, por ejemplo, que un velocista es capaz de abandonar los tacos de salidas en menos de 100/1000 seg tras un estímulo sonoro o que un marchador desarrolla una frecuencia de zancada que muchos no seríamos capaces de aguantar apenas unos minutos mientras que ellos se deslizan sobre el asfalto durante 40 o 50 km, ni mucho menos que un triplista es capaz de volar más allá de 18 m. demostrando así que la osamenta humana puede soportar impactos increíbles, impactos, impactos. Un maratoniano también impacta sobre el suelo firme hasta un total de casi cinco millones de veces en un año, en un acto repetitivo, cansino, rutinario que sus rodillas se encargan de gestionar como buenamente pueden. La rodilla de un maratoniano es una maquinaria preciosa, perfectamente engranada, es un dispositivo único en la naturaleza, no existe parangón.

Hace unos días pude ver como un compañero de entrenamientos, un amigo me atrevería a decir con su permiso, sufría enormemente pero no por dolor, eso se ve con sólo mirar al fondo de los ojos. Está desolado porque una de sus rodillas está cascada, tiene una avería seria.

Un maratoniano, amigos, no es aquél que un día corrió un maratón sino aquel que corre maratones y entrena miles de kilómetros para saber impactar, sufrir y como fuere que el sufrimiento te hace acumular uso de razón, en la próxima me gustaría estar a su lado. Paciencia, él sabe.

White Peak Marathon – Matlock (UK) (16-Mayo-2015)

Una maratón es una maratón. Se celebre donde se celebre, participe quien participe y gane quien gane. Siempre es lo mismo, unos 180 pasos por minuto si eres rápido y 42.195 m por delante, bueno corrijo, no siempre es igual, a veces la distancia a recorrer se puede convertir en 46.112 yardas o lo que es lo mismo, 26,2 millas.

Alguien habría narrado esta crónica poniéndole un título muy fácil, el cual podría ser “Robin, Marian y Little John” o mejor aun: “tres maratonianos”. Pero lo sencillo suele ser amigo de lo breve y lo breve no siempre es compañero de quien se alimenta de tiempo, acaricia el asfalto con fruición con la planta de sus pies, escucha el crujir de sus huesos y se entretiene contando sus pasos intentando llegar a esos inalcanzables 180, así que cogeremos el camino largo y lo llamaremos de otro modo.

Tres maratonianas.

IMG-20150519-WA0018Nuestro viaje empezó ya entrada largamente la noche del jueves. La cosa pintaba bien para cinco aventureros de andar por casa, cinco personas corrientes que no buscaban protagonismo ni alcanzar retos con que engordar presuntuosamente su ego. Si bien éste finalmente se terminó convirtiendo casi en un ejercicio terapéutico, en un reencuentro o encuentro de cinco personas diferentes pero iguales en su esencia.

Una vez nuestros pies en tierras inglesas y tras un breve sueño reparador nos dispusimos a alquilar un vehículo con que desplazarnos dirección norte a través de la M1, que como una enorme arteria alimenta los ramales que de ella fluyen antes de desangrase en la city, es decir, tráfico denso aunque razonablemente fluido a cincuenta millas por hora hasta la pequeña población de Ecton, en Northamptonshire. Allí aguardaba Maggie, una vieja amiga que se alegró de vernos.

Primera maratoniana.

IMG-20150519-WA0016Maggie Mulvey me acompañó, llevó y auxilió en mi primera maratón, en Benidorm hace ya unos cuantos años. Con ella siempre estaré en deuda. El azar caprichoso me colocó a su izquierda una fresca mañana de otoño y la utilicé en mi torpe vanidad como “pace” como dicen los anglófonos o “práctico” como decimos por aquí y así anduve pegado a ella hasta que un mazazo me dejó fuera de mí. En realidad para mí aquello supuso un suicidio ya que la inglesa corría con letras mayúsculas y terminó su carrera rozando las 3 horas mientras yo acababa pagando mi osadía con un sufrimiento que no conocía hasta entonces. El viernes pasado Maggie, como siempre, se mostró amable, gentil, feliz y generosa, compartimos una comida con ella en un rato breve pero intenso tras el que continuamos nuestro camino. Aunque la he visto varias veces desde aquel afortunado, que no fatídico noviembre, un turbio presentimiento parece barruntarme que ésta sea quizás la última vez que la vea…

Al cabo de un rato largo en camino, por fin llegamos a Wakebridge, paraje donde se hallaba la granja donde nos alojamos, en la cercanía de Matlock, a los pies de White Peak, primer parque nacional del Reino Unido, nombrado allá por los 50, donde al día siguiente disfrutaríamos de lo que nos gusta. Una vez deshechas las maletas, decidimos acercarnos a la zona de meta y recogida de dorsales para así ir a tiro cierto al día siguiente, aunque Pili se quedó recostada con una cefalea de las que hacen afición. Aunque a veces no lo parezca, es humana.

El amanecer del sábado fue fresco aunque soleado, la temperatura agradable para correr y viento nulo. El autobús nos llevó así hasta la partida allá en lo alto donde de un plumazo se esfumó todo lo dicho. Una bajada inesperada de temperatura nos mantuvo ateridos hasta el momento de la salida y a partir de la misma un viento tenaz nos golpeaba furioso habitualmente de costado. Un paisaje inmenso de verdes prados se extendía a nuestros pies. Una inmensidad de océano esmeralda ondeaba a nuestro alrededor hasta donde la vista alcanzaba.

Segunda maratoniana.

IMG-20150519-WA0025Pili es muy fácil de catalogar, es fiable, rápida y resistente, es dura aunque con una estructura castigada que se está siempre a punto gracias a un buen mantenimiento. Tiene un metabolismo interno que engrasa y lubrica cada engranaje de su rodado motor turbo diésel para que jamás se gripe. Nunca está fuera de punto. Es como aquel elegante deportivo clásico que hace girar nuestras cabezas cuando lo vemos pasar, grácil. Pili me pasó como una bala cuando me dolía de la lesión que arrastro y me hallaba lamiendo mis heridas de viejo chacal.

Nuestra amiga volvió a pisar podium mientras Lisardo y yo nos limitamos a grabar otra muesca en nuestras culatas. Otra maratón al saco de los buenos recuerdos.

La tarde del sábado fue de celebración. Pasamos un buen rato compartiendo experiencias mientras refrescábamos bien merecidamente nuestros gaznates.

El domingo era día de asueto y por eso decidimos acercarnos a la ciudad de Nottingham y disfrutar de sus calles y ambiente asombrosamente denso para ser festivo. El castillo de la ciudad bien mereció la visita. El viejo ayuntamiento resultó ser un edificio arquitectónicamente precioso, con una generosa carga de historia de la cual nos empapamos ampliamente gracias a la amabilidad de sus empleados que nos obsequiaron con una improvisada visita guiada. Tras esto nos costó creer que el antaño sheriff de Nottingham fuera tan malo como lo pintan en las películas. De todos modos para cerciorarnos de ello decidimos cotejar datos visitando el bosque de Sherwood, allá donde de aquél se ocultaban Robin Hood y su alegre pandilla.

IMG-20150519-WA0040El bosque de Sherwood es magnífico, sobrecogedor y los robles que lo pueblan enormes cuerpos rugosos que cuesta creer que estén vivas. Miles de años de historia latente nos observaban altivos hasta que por fin caímos rendidos ante la majestuosidad del “the major oak”, un árbol de dimensiones descomunales cuya hueca estructura otrora sirviera quizás de cobijo de bandidos según cuentan las leyendas. Pues bien, deshaciendo ya nuestros pasos nos dispusimos a regresar al cottage a descansar cuando…¡sorpresa mayúscula!, nos encontramos el coche bloqueado entre las barreras cerradas del parking. Mi sospecha era cierta, ni el sheriff de Nottingham era tan malo como dicen ni los ladrones buenos eran tan generosos como nos cuentan. Los muy bandidos, ataviados en el siglo XXI con trajes reflectantes en lugar de las túnicas y capuchas que usaran antaño no nos advirtieron del cierre inminente del aparcamiento a nuestra llegada y eso es jugar sucio. Pues bien, os diré, ¡que les den!, ¡aun se estarán rascando la coronilla perplejos preguntándose cómo demonios sacamos el coche de allí! ¡Si en su día Felipe II hubiera mandado una flota de maratonianos en lugar de marineros habríamos podido hasta con los elementos!

Último día. Para terminar, el lunes era el día de vuelta, pero antes teníamos que ir a recoger el premio de Pili a una tienda de running en Spondon, Derby, ya que esa fue su presea, un vale de cincuenta libras que generosamente compartió con nosotros.

Tercera maratoniana.

La tienda es de lo más singular, está toda forrada de dorsales de maratones de todo el mundo. Autógrafos de atletas ilustres de todos los tiempos tapizan sus paredes, fotos, imágenes inéditas, objetos irremplazables y auténticos fetiches por los que muchos pagarían bastante adornaban la estancia. radcliffePero entre todos esos artículos destacaba uno, una zapatilla con la que Paula Radcliffe batió uno de sus récords del mundo de maratón. Tenerla en nuestras manos fue como conectarse a una bomba de energía, fue como inyectarse un chute de uranio enriquecido directamente en las femorales o sumergir la cabeza en la marmita de Panoramix. La carita de Pili pareció iluminarse brevemente mientras sostenía la zapatilla y aunque no se lo dije a nadie pude ver nítidamente como un aura la envolvió para fundirse lentamente con su cuerpo.

Hoy en casa, días después, tengo la absoluta certeza de que a partir de ahora las tres maratonianas que más he admirado se han transformado en una sola. A la primera quizás no vuelva a verla, con la tercera jamás llegaré a hablar siquiera, eso está claro, pero si algo me enorgullece es saber que a la segunda la tengo ahí, a un tiro de piedra y eso es mucho más que de sobra.

Tras ese momento casi mágico lo que queda por contar casi no tiene interés si por interesante se cuenta lo sucedido. Bueno, quizás quede decir que para rematar el viaje visitamos Oxford por unas horas y que sí, es una ciudad mágica, impresionante. Habrá que volver con más tiempo quizás. Ahora sólo me queda reiterar mi agradecimiento a Pili, Margarita, Maricarmen y Lisardo por haberme dado tanto.

La carrera.

OLYMPUS DIGITAL CAMERAWhite Peak Marathon es una carrera un tanto atípica que se desarrolla casi en su totalidad en el parque nacional de los picos, una isla forestal en plena campiña inglesa y siguiendo el trazado de una antigua vía férrea de suelo de tierra firmemente compactada. Una preciosidad. La salida fue a las 11:10 h. ya que nos advirtieron que una barcaza debía cruzar el canal y eso provocaría un retraso de diez minutos. Con puntualidad inglesa partimos simultáneamente con la media maratón que también se celebraba desde otro punto, en un suave ascenso hasta el km. 10 más o menos y acompañados por un viento de los que te hacen mucho daño. Desde allí en leves llaneos-subidas-bajadas casi imperceptibles nos acercamos al 30 aproximadamente donde el descenso nos llevó a Comford Mills donde, en el campo de su equipo de rugby estaba la meta. Allí, en el club social, rodeado de prados con centenares de ovejas pastando y un partido de cricket en sus aledaños, de los que la gente juega por esos lares, es lo que tiene ir a sitios donde no te hacen el teatro que suele hacerse a los guiris.

Se trata esta de una maratón de “andar por casa”, de las de “yo me lo guiso y yo me lo como” con ese toque rancio y popular y mucho encanto pero con muchas carencias si la saboreamos desde nuestros ojos acostumbrados a comer con cubiertos de plata.

Lo mejor, sin duda, la compañía.

Julián

Enlaces sobre esta prueba

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Pili LV 40 3:20:14 20 2
Julián MV 40 3:55:33 81 25
Lisardo MV 50 4:12:20 108 19

MAratón de MOntaña de Cuenca-MAMOCU-2015 (15-Marzo-2015)

Muchas son las ciudades grandes que tienen maratón pero pocas maratones se celebran en grandes ciudades. No es lo mismo.

Cuenca no es una ciudad grande, eso es algo que salta a la vista. En cambio, sí es una gran ciudad la mires por donde la mires y desde el pasado 15 de Marzo es una gran ciudad con una gran maratón: MAMOCU, tan bonita, tan espectacular, serrana y montañera como la propia ciudad.

IMG-20150314-WA0001Volver a la tierra que me vio crecer para hacer algo que me apasiona fue para mí un regalo de incalculable valor. Un presente empaquetado con los mejores envoltorios, aquellos que no se compran, tu familia y tus amigos. Reencontrarme con la gente con quienes un día compartiera entrenamientos fue grandioso.

El Club Atletismo Cuenca, dirigido sabia y pacientemente por Javier Polo lleva décadas promocionando acertadamente el correr entre la población conquense. Polo desarrolla una labor que le ha llevado a ser reconocido con la medalla al mérito deportivo de Castilla-La Mancha y eso, por algo será.

Yo soy de una segunda generación. Yo crecí a la sombra de grandes pioneros. Intenté seguir la estela de Angel Valero, Page, Escamilla, Fermín, Visier…fondistas que corrían cuando casi nadie lo hacía. Luego me uní a un grupo que con el camino allanado se esforzó por compactarlo y allí me encontré con gente como Roberto Barambio, Alicia, los hermanos Palomero, Joaquín B. (¡pobre!), su hermana Gela y el propio Polo. A alguno de ellos me pude acercar, a otros ni lo soñé. Si no explicadme quién puede osar arrimarse siquiera a la estela de Javier Triguero o los hermanos Llorens (Angel, Rosy y Mario). Quien no sepa de ellos que escarbe, le hará falta poco. Luego vinieron los Sanabria, Mena y otros. Una tercera gran generación.

El Club Atletismo Cuenca en su sección trail “Dolomía”, herencia de grandes fonderos, evolución lógica de una ciudad serrana, se ha convertido en un bloque sólido, rápido, casi presumido, con la licencia que te da el saberte fuerte, nada tienen que envidiar a ningún equipo, de ningún lugar. Impresionan.

Un grado bajo cero marcaban los termómetros de la ciudad cuando nos propusimos ser testigos de algo grande. Doscientos Atletas de diferentes niveles, hombres y mujeres, jóvenes y no tanto, afortunados que se disponían a bendecir con el oleo de la montaña a una recién nacida.

2015-03-15 07.29.16La salida se dio puntual en el parque de los Moralejos y enseguida, tras cruzar por primera vez el Júcar, el río padre de la ciudad, iniciamos el primer y duro ascenso hacia el Cerro de la Majestad, desde el barrio de arrabal, extramuros de la ciudad medieval, desde San Antón. Así, tomamos el camino de la ermita San Julián (el “tranquilo”), patrón y primer obispo de la ciudad. Desde allí fuerte descenso, casi sin esperarlo, como ha de ser, de golpe y porrazo por el primer “escalerón” (que es como allí se llama a los largos, pendientes y con peldaños irregulares tramos de escaleras que trepan entre las rocas) para serpentear entre peñascos hacia “las Grajas” para cruzar de nuevo el río. Subida, bajada, camino, senda, pinos, jaras romeros, pinos, sí repito pinos y pinos y más pinos hacia el arroyo de Bonilla, primer avituallamiento y lecho que remontamos en una umbría que bien curte los pellejos. Fue sobre esa hora, yo calculo, cuando se debió dar la salida a la prueba pequeña, la media maratón que se desarrolló simultánea a la maratón. En ese punto temporal, mientras sorteábamos matas y plantas ancladas a la caliza otros se disponían a seguir nuestras huellas.

Tras coronar sobre largas vías diseñadas como cortafuegos comenzamos un bonito descenso que nos llevó de nuevo junto a las aguas verde esmeralda del Júcar, momento en que nos encontramos de sopetón con los corredores de la carrera corta. Siento culpa por reconocerlo sin rubor pero me sentí más fuerte y más grande que todos ellos, perdonad mi arrogancia pero el saber que me quedaba mucho más tiempo por disfrutar y que en ese momento entrábamos en el terreno que yo pisara antaño cientos de veces me supuso una inyección de fortaleza, de prepotencia que me hizo sentir ligero y fuerte. Me transportó a treinta años atrás cuando casi nadie había nacido, cuando empezó todo. Fue un momento mágico, indeleble, estremecedor.

IMG-20150315-WA0005Subida a las antenas. El tramo más duro de la carrera. Ascendimos más de trescientos metros en bastante menos de un kilómetro lineal. Desde el lecho del río hasta la parte más alta de la ciudad. Allí, como una señora de las cumbres animaba como una chiquilla ilusionada Rosy Llorens, grande. Estaba donde hay que estar. Desde aquí, tras tomar un aliento fresco y recargar los pulmones de oxígeno, descenso rápido, escalerón, y casco antiguo entre piedras y peñascos.

Puente de San Pablo, ¡qué gran momento encontrarte con tu gente y saber que estarán allí cuando los tuyos vayan llegando! Este fue el orden, como en meta, tras de mí Antonio, Lisardo y Jesús, ¡vaya equipazo!

Cueva de la zarza y después de subir, bajar, llanear y volver a subir llegamos al merendero del socorro, desde donde iniciamos una penosa subida hasta el puntal del telégrafo. Allí fue donde me pareció que unos suaves y me atrevería a decir, casi cálidos copos de nieve me acariciaron el rostro. Tal vez un espejismo, ¿nieve a mediados de marzo?

Campos minados de tobas. Toba es como se llama en esa tierra a la piedra caliza de superficie aristada, afilada e irregular que como champiñones cortantes siembra los páramos. Hubo quien se quejó de la dureza de este tramo, ¡valientes estúpidos! Para quien ha corrido la montaña alicantina aquello podría considerarse como “una carretera comarcal con deficiencias en el asfaltado”. Un gustazo, vamos.

Desde allí la carrera se convirtió en un rompe piernas constante hasta coronar el Cerro del Socorro, donde de nuevo ¿nieve, otra vez?, efectivamente, ¡nevaba!, bendito regalo, ya nada podía ir mejor. Siguiendo el suave caer de los copos alcanzamos la cima del cerro con su Cristo que parecía sonreír satisfecho, altivo, presumido. Desde allí, descenso por la corona rocosa y tras un breve tramo encordado iniciamos el penúltimo ascenso por el escalerón que nos llevó al arco de Bezudo, restos del castillo medieval que nos empujó, casi vomitó, diría yo por su escalerón hacia el río para iniciar el último ascenso, camino de nuevo a la ermita de San Julián por la ladera contraria. Cerro de la merced y las tres cruces.

Último descenso, corto, intenso, con las piernas ya en otra dimensión volvimos al punto que horas antes nos invitara a abandonar la ciudad.

En meta mi familia y mi esposa, lo más grande y el placer de haber tenido la sensación de no haber corrido sino de haber vivido un sueño, no una pesadilla sino un placentero reposo ilustrado con imágenes bellísimas.

MAMOCU fue para mí una gratísima experiencia compartida con la mejor gente.

Julián

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Julián Vet.M 6:18:28 126 23
Antonio Vet.M 6:20:28 130 24
Lisardo Vet.M 6:49:28 156 32
Jesús Vet.M 7:11:54 163 33

[Puedes descargar este track en formato GPX y KMZ]

Este es el recorrido y el perfil proporcionado por la organización. Las marcas aparecen cada 7 kilómetros.

El perfil está dibujado con el programa Perfils. Haz clic sobre la imagen para ampliarlo.

XXIX Media Maratón Popular Villa de Aspe (21-Diciembre-2014)

Para mí el nombre de Aspe siempre ha ido inseparablemente ligado a dos connotaciones claras desde hace ya muchos años. Por un lado, me transporta volando en mi subconsciente a través de campos cuidados como tesoros, limpios, ordenados en un trazado armónico, dorado, envueltos en papel blanco como preciosos regalos de la tierra dura y seca que, precisamente por eso, es capaz de parir unos frutos dulces y únicos, embriagadores. Uva de mesa.

Por otro, Aspe para mí siempre ha sido sinónimo de inicio de la Navidad y ligado a este hecho, inseparable, necesarias la una para la existencia de la otra, su media maratón. Ambos hechos me hacen ver a Aspe como un lugar entrañable. La media maratón de Aspe es para mí sin duda sinónimo de buenos recuerdos.

A finales de Diciembre del año 2014 que agoniza, como otras veces, como marca la tradición, volvimos a ser fieles a la historia. Así, A to trapo se propuso saciar su última sed del año con zumo de uva blanca, dulce como la miel más dulce. Esa mañana el tiempo se propuso agradarnos y así nos obsequió una jornada soleada pero fresca, ideal para la práctica del running. Eran las 10.30 h. cuando nuestras piernas se pusieron en marcha y la magia hizo el resto.

03Hace ya algunos años que la media maratón de Aspe se acercaba a los 2000 inscritos. Podía afirmarse sin duda que llegó a ser una de las grandes. Yo en cambio la veía con mucho cariño, para mí era como una “madura atractiva” ya que tenía una calidad y belleza que iban acordes a su edad, virtudes difíciles de encontrar en otra “más joven”. Con el tiempo y las circunstancias ha bajado bastante su participación aunque para compensar, ha gestado y dado a luz a una hija de 11 kms. que apunta clase, como su madre.

Con esta última es con la que decidió flirtear nuestro amigo Juan Punzano.

1. Juan no pudo resistirse a la seducción de la más jovencita y que conste que supo cumplir con elegancia, disfrutando del momento mientras se paseaba de su mano ante los ojos envidiosos del público. Juan es un tío grande que hizo bien su trabajo, como no podía ser menos.

2. Tomás es el segundo de la crónica. Por nada especial. Porque alguien tiene que serlo. Tomás con su simpatía (como siempre) y su planta (como nunca) se mostró osado y anduvo con la primera mujer hasta que quiso, hasta que decidió descolgarse y esperar a Pili.

3. Pili. Aquél que espera a Pili debe saber que cuando llega es como intentar subirse al transiberiano en marcha. Por suerte para Tomás, Pili esa mañana había salido sólo a rodar, a quemar gasóleo. Algún día debería explicarnos qué se siente haciendo menos de lo que se puede por el mero placer de hacerlo. Ella es así de grande.

4. Ahora, permitidme que sea yo. En Aspe mejoré mi anterior marca de media maratón en 1 minuto y eso me sentó muy bien, como una digestión ligera pero energética. Fue para mí como un chute de autoconfianza.

Por último y para terminar la crónica os diré que acabo de reparar en que debería modificarla. Termino de darme cuenta que estaba equivocado. Al principio del texto os decía que Aspe está ligada en mi mente a dos hechos: Uno, uva de mesa y dos, Navidad y media maratón. Pues bien, he de rectificar, ahora hay un tercero y se llama “sub-1.25 h.”.

Hay en no pocas ocasiones que las maduritas son mucho más atractivas que las jóvenes y eso en Aspe se nota.

Feliz Navidad y próspero 2015

Julián.

Media Maratón

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Julián VETERANO C 1:24:13 39 4
Tomás SEN MASC 1:32:27 105 37
Pili VETERANA C 1:32:21 106 2

 

11 km

Nombre Categoría Tiempo Puesto General Puesto Categoría
Juan P. VETERANO A 0:50:56 125 35

Lo que yo sé

Esta mañana me he sentido con la necesidad de gritar fuerte. Si te molestan los gritos, por favor, no sigas leyendo.

Esta mañana, una semana después de mi maratón más rápida he salido a correr por correr, por buscar sensaciones como decimos los fondistas y os diré:

Sé lo qué es acordarse del pasado y sé que nunca hay que olvidarlo para saber apreciar el presente.

1480772_1006014542747926_2813395618268500777_nSé lo qué es tener un complejo de adolescente por sobrepeso y sé lo que es empezar a practicar Atletismo para vencerlo. Y efectivamente, vencerlo.

Sé lo que es ser pionero en mi tierra y aguantar el “uno, dos, uno, dos” de los ignorantes.

Sé lo que es entrenar jóvenes Atletas y ser testigo orgulloso de sus logros. Y saber por ello que estaba haciendo las cosas bien.

Sé que el Atletismo me ha dado mucho, de hecho, creo que le debo casi todo lo grande que me ha pasado en la vida.

Sé que he llegado a ser Juez de Atletismo de cierto prestigio y he visto como los mejores han dedicado su tiempo y sus conocimientos para enriquecerme y creo que he sabido aprovecharlo.

Sé lo qué es compartir sintético con la élite mundial y he sabido ser justo gracias a haber aprendido de grandes maestros.

Sé lo que es vivir intensamente y desde muy adentro un deporte en el que Atletas, entrenadores y Oficiales remamos al mismo son. Eso es muy grande.

Por otro lado también sé que, sin duda, nada se logra sin esfuerzo, sacrificio y constancia y el que no lo consigue así, nunca llega a saber lo que ello supone. Sé lo que es poder mirar fijamente a los ojos de la gente sin tener que desviar la mirada.

Sé también que el tiempo te enseña y por eso sé que mis piernas para mí son casi más importantes que mis brazos, sé también que les debo mucho por los miles de kilómetros en que me han acompañado. He sabido igualmente que la experiencia te lleva al conocimiento y por ello hay que saber respetar a los que te aconsejan, a los mayores y a los jóvenes. Sé que los jóvenes son lo mejor. Sé también que aquél que hace lo que puede no está obligado a más y sé que todos los Atletas merecen un respeto. Sé que la élite es importante pero el Atleta popular es necesario.

Me atrevo a decir que sé qué es el padecimiento. Sé lo que es entrenar a -10 y a +40 grados, sé lo que es sentir como te crujen los huesos del frío y notar como el sol te consume con su fuerza.

Sé que el Atleta popular lucha consigo mismo y no existe lucha más encarnizada que esa.

Sé sufrir, sé llorar, sé reír y que todos los Atletas lo hacen. Sé que lo necesitan.

Sé diferenciar al menos 10 superficies diferentes con el sólo tacto de mis zapatillas sobre el firme. Sé que no es igual entrenar sobre asfalto que sobre hormigón o un piso de mármol. Sé diferenciarlos con los ojos cerrados.

Sé que debo muchísimo al Atletismo, repito.

Sé lo que es una fascítis plantar, o dos, y una periostitis y un neuroma de Morton y una contractura en el piramidal, la cual no deseo a nadie, además de un quiste de Baker o una bursitis trocantérea, se lo que son varias roturas fibrilares y tendinitis, un edema óseo y otras cuantas lesiones que ahora no recuerdo. Sé qué es no poder permanecer en cuclillas por el dolor insoportable que siento y sé que mi estado físico sólo puede ir a peor. También sé que todo esto no tiene importancia si tienes gente en la que apoyarte.

Sé qué es estar rodeado de gente, de buena gente y desde hace un tiempo sé lo que se siente cuando a la gente les hablas de tu Club o de tu Equipo. Sé que en mi Club he encontrado algo que, sin saberlo, llevaba buscando más de treinta años.

Para terminar os diré, os gritaré, que no puedo parar de dar gracias al Atletismo por lo que sé y por lo que me ha dado.

Sé que me dio a la mujer que me quiere y que necesito. Sé que nuestro fruto es lo más grande que nos pasará nunca y sé que cuando las veo sonreír es el mejor momento de mi vida.

Sé que sin el Atletismo nunca habría llegado a ser quien soy, habría sido un ser incompleto y hoy sólo sé que necesito gritarlo.

Si a alguien he molestado, sabed que no era mi intención y sólo necesitaba eso, gritar.
Desde el pasado Domingo sé que aun puedo aprender y aprendí que hay momentos en que las piernas pueden estar más fuertes que la mente.

Sé que tengo aún mucho por aprender y sé que me vais a enseñar.

Gracias.
Julián